Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Cántico para los peregrinos que suben a Jerusalén.
128 ¡Qué feliz es el que teme al Señor,
todo el que sigue sus caminos!
2 Gozarás del fruto de tu trabajo;
¡qué feliz y próspero serás!
3 Tu esposa será como una vid fructífera,
floreciente en el hogar.
Tus hijos serán como vigorosos retoños de olivo
alrededor de tu mesa.
4 Esa es la bendición del Señor
para los que le temen.
5 Que el Señor te bendiga continuamente desde Sion;
que veas prosperar a Jerusalén durante toda tu vida.
6 Que vivas para disfrutar de tus nietos.
¡Que Israel tenga paz!
12 El día que el Señor les dio a los israelitas la victoria sobre los amorreos, Josué oró al Señor delante de todo el pueblo de Israel y dijo:
«Que el sol se detenga sobre Gabaón,
y la luna, sobre el valle de Ajalón».
13 Entonces el sol se detuvo y la luna se quedó en su sitio hasta que la nación de Israel terminó de derrotar a sus enemigos.
¿Acaso no está registrado ese suceso en El libro de Jaser[a]? El sol se detuvo en medio del cielo y no se ocultó como en un día normal.[b] 14 Jamás, ni antes ni después, hubo un día como ese, cuando el Señor contestó semejante oración. ¡Sin duda, ese día el Señor peleó por Israel!
Jesús enseña acerca de la pureza interior
15 En ese momento, algunos fariseos y maestros de la ley religiosa llegaron desde Jerusalén para ver a Jesús.
2 —¿Por qué tus discípulos desobedecen nuestra antigua tradición?—le preguntaron—. No respetan la ceremonia de lavarse las manos antes de comer.
3 Jesús les respondió:
—¿Y por qué ustedes, por sus tradiciones, violan los mandamientos directos de Dios? 4 Por ejemplo, Dios dice: “Honra a tu padre y a tu madre”[a] y “Cualquiera que hable irrespetuosamente de su padre o de su madre tendrá que morir”[b]. 5 Sin embargo, ustedes dicen que está bien que uno les diga a sus padres: “Lo siento, no puedo ayudarlos porque he jurado darle a Dios lo que les hubiera dado a ustedes”. 6 De esta manera, ustedes afirman que no hay necesidad de honrar a los padres;[c] y entonces anulan la palabra de Dios por el bien de su propia tradición. 7 ¡Hipócritas! Isaías tenía razón cuando profetizó acerca de ustedes, porque escribió:
8 “Este pueblo me honra con sus labios,
pero su corazón está lejos de mí.
9 Su adoración es una farsa
porque enseñan ideas humanas como si fueran mandatos de Dios”[d] .
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