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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Salmos 17

Salmo 17 (16)

Acerca tu oído a mí, escucha mis palabras

17 Oración de David.
¡Escucha, Señor, lo que es justo! Atiende mi súplica,
presta oído a mi ruego, pues mis labios no mienten.
Tú dictarás mi sentencia,
tus ojos discernirán lo que es justo.
Me has sondeado, me has examinado de noche,
me has probado y no has hallado mal alguno.
Mi boca no ha pecado;
frente a otras conductas humanas,
yo evité el camino del violento,
siguiendo la palabra de tus labios.
He mantenido mis pasos firmes en tus sendas
y no he dejado que mis pies se extravíen.
Yo te invoco y tú, Dios, me respondes.
¡Acerca tu oído a mí, escucha mis palabras!
Haz resplandecer tu amor,
tú que salvas de sus atacantes
a quienes se refugian en ti.
Protégeme como a la niña de tus ojos,
dame cobijo a la sombra de tus alas,
que los injustos me acosan,
los enemigos me asedian con saña.
10 Han endurecido su corazón,
hablan con arrogancia;
11 me acosan, me tienen cercado
y clavan en mí sus ojos para abatirme.
12 Son como un león ávido de devorar,
como un cachorro que acecha en lo oculto.
13 ¡Ponte, Señor, en acción;
hazle frente, derrótalo!
¡Que tu espada me libre del malvado
14 y tu mano, Señor, de los mortales!
Su heredad está en esta vida;
llena, pues, su vientre con tus bienes
y que sacien a sus hijos
y a sus pequeños dejen las sobras.
15 Pero yo, Señor, me he portado rectamente
y por eso contemplaré tu rostro;
al despertarme, me saciaré de tu imagen.

1 Crónicas 21:1-17

El proyecto del Templo (21—29)

El censo de David (2 Sm 24)

21 Satán se enfrentó a Israel e instigó a David a censar a Israel. Y David, pues, ordenó a Joab y a los jefes del pueblo:

— Vayan a hacer el censo de Israel, desde Berseba hasta Dan, y tráiganmelo, para que conozca su número.

Joab replicó al rey:

— Que el Señor multiplique a su pueblo por cien. ¿Acaso, majestad, no son todos ellos servidores de mi señor? ¿Qué pretende con esto mi señor? ¿Cargar con las culpas a Israel?

Pero la orden del rey prevaleció sobre el parecer de Joab, que salió a recorrer todo el territorio de Israel. Cuando regresó a Jerusalén Joab entregó al rey las cifras del censo de la población: en todo Israel había un millón cien mil hombres, diestros con la espada; y en Judá, cuatrocientos setenta mil. Sin embargo, Joab no incluyó en el censo a Leví y a Benjamín, porque le había disgustado la orden del rey. Lo del censo desagradó a Dios, que castigó a Israel.

Entonces David dijo a Dios:

— He cometido un grave delito haciendo esto. Ahora, perdona la culpa de tu siervo, pues he sido muy insensato.

El Señor dijo a Gad, vidente de David:

10 — Ve a decir a David: “Esto dice el Señor: Te propongo tres cosas; elige una de ellas y yo la llevaré a cabo”.

11 Gad fue a decir a David:

— Esto dice el Señor: “¿Qué prefieres: 12 Tres años de hambre, tres meses de huida ante los enemigos, perseguido por la espada de tu adversario, o tres días de espada del Señor y peste en el país con el ángel del Señor aniquilando todo el territorio de Israel?”. Ahora, decide qué debo responder a quien me ha enviado.

13 David respondió a Gad:

— Me pones en un gran aprieto. Pero prefiero caer en manos del Señor, que es muy compasivo, a caer en manos humanas.

14 El Señor envió la peste sobre Israel y cayeron setenta mil israelitas. 15 Dios envió un ángel a Jerusalén para destruirla. Pero cuando vio cómo la destruía, el Señor se arrepintió del castigo y dijo al ángel exterminador:

— ¡Basta ya! ¡Retira tu mano!

El ángel del Señor estaba junto a la era de Ornán, el jebuseo. 16 Al levantar la vista, David vio al ángel del Señor entre la tierra y el cielo, empuñando su espada desenvainada y extendida contra Jerusalén. Entonces David y los ancianos, vestidos de sayal, cayeron rostro en tierra, 17 y David dijo a Dios:

— ¡Fui yo quien mandó censar al pueblo! ¡Soy yo el que ha pecado, yo soy el culpable! ¿Qué ha hecho este rebaño? Señor, Dios mío, descarga tu mano contra mí y contra mi familia, ¡pero no azotes a tu pueblo!

1 Juan 2:1-6

Jesucristo, nuestro intercesor ante el Padre

Hijos míos, les escribo esto para que no pequen. Ahora bien, si alguno peca, tenemos un intercesor ante el Padre: Jesucristo, el justo. Porque Jesucristo murió para que nuestros pecados sean perdonados; y no sólo los nuestros, sino también los del mundo entero. Estamos ciertos de que conocemos a Dios si cumplimos sus mandamientos. Quien dice: “Yo lo conozco”, pero no cumple sus mandamientos, es un mentiroso y está lejos de la verdad. El amor de Dios alcanza su verdadera perfección en aquel que cumple su palabra; así precisamente conocemos que vivimos unidos a Dios, pues quien se precia de vivir unido a él, debe comportarse como se comportó Jesucristo.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España