Old/New Testament
II.— LA GENERACIÓN DE LA CONQUISTA (26—36)
Normas sobre la ocupación de la tierra (26—31)
El segundo censo
26 Cuando cesó el castigo, el Señor se dirigió a Moisés y a Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, y les dijo:
2 — Hagan un censo de toda la comunidad israelita, registrando por casas patriarcales a todos los mayores de veinte años que sean aptos para el servicio militar en Israel.
3 Entonces Moisés y el sacerdote Eleazar dieron a los israelitas instrucciones al respecto, estando ya en la llanura de Moab, junto al Jordán y a la altura de Jericó. Les dijeron:
4 - Hay que hacer el censo de los mayores de veinte años, tal como ha mandado el Señor a Moisés.
Y estos resultaron ser los israelitas que habían salido del país de Egipto:
5 Descendientes de Rubén, el primogénito de Israel, eran: el clan de los enoquitas, que procedía de Enoc; el de los faluítas, que procedía de Falú; 6 el de los jesronitas, que procedía de Jesrón, y el de los carmitas, que procedía de Carmí. 7 Estos eran los clanes de los rubenitas; el total de personas registradas fue de cuarenta y tres mil setecientas treinta. 8 Hijo de Falú fue Eliab, 9 e hijos de Eliab fueron: Nemuel, Datán y Abirán. Estos son los mismos Datán y Abirán elegidos como consejeros de la comunidad y que se amotinaron contra Moisés y Aarón cuando Coré y sus secuaces se rebelaron contra el Señor. 10 Fue cuando la tierra abrió su boca y se tragó a Coré junto con todos sus secuaces, siendo devoradas por el fuego doscientas cincuenta personas, para servir de escarmiento. 11 Los hijos de Coré, sin embargo, no murieron.
12 Descendientes de Simeón por clanes eran: el clan de los nemuelitas, que procedía de Nemuel; el de los jaminitas, que procedía de Jamín; 13 el de los zerajitas, que procedía de Zeraj; el de los saulitas, que procedía de Saúl. 14 Estos eran los clanes de los simeonitas; un total de veintidós mil doscientas personas.
15 Descendientes de Gad por clanes eran: el clan de los sefonitas, que procedía de Sefón; el de los jaguitas, que procedía de Jaguí; el de los sunitas que procedía de Suní; 16 el de los oznitas, que procedía de Ozní; el de los eritas, que procedía de Erí; 17 el de los aroditas, que procedía de Arod; y el de los arelitas, que procedía de Arelí. 18 Estos eran los clanes de Gad; el total de personas registradas fue de cuarenta mil quinientas.
19 Hijos de Judá fueron Er y Onán que murieron en tierra de Canaán. 20 Descendientes de Judá por clanes eran: el clan de los selaítas que procedía de Selá; el de los faresitas, que procedía de Farés; el de los zeraítas, que procedía de Zerá. 21 Descendientes de Farés eran: el clan de los jesronitas, que procedía de Jesrón; y el de los jamulitas, que procedía de Jamul. 22 Estos eran los clanes de Judá; el total de personas registradas fue de setenta y seis mil quinientas.
23 Descendientes de Isacar por clanes eran: el clan de los tolaítas, que procedía de Tolá; el de los fuítas, que procedía de Fúe; 24 el de los jasubitas, que procedía de Jasub; de los simronitas, que procedía de Simrón. 25 Estos eran los clanes de Isacar; el total de personas registradas fue de sesenta y cuatro mil trescientas.
26 Descendientes de Zabulón por clanes eran: el clan de los sereditas, que procedía de Séred; el de los elonitas, que procedía de Elón; el de los jajlelitas, que procedía de Jajleel. 27 Estos eran los clanes de Zabulón; el total de personas registradas fue de sesenta mil quinientas.
28 Descendientes de José por clanes, a través de sus hijos Manasés y Efraín, eran: 29 de Manasés, el clan de los maquiritas, que procedía de Maquir, el padre de Galaad; el clan de los galaaditas, que procedía de Galaad. 30 Descendientes de Galaad eran: el clan de los jezeritas, que procedía de Jezer; el de los jelequitas, que procedía de Jéleq; 31 el de los asrielitas, que procedía de Asriel; el de los siquenitas, que procedía de Siquén; 32 el de los semidaítas, que procedía de Semidá; el de los jeferitas, que procedía de Jéfer. 33 Hijo de Jéfer fue Selofjad que no tuvo hijos, sino solamente hijas; los nombres de las hijas de Selofjad fueron Majlá, Noá, Joglá, Milcá y Tirsá. 34 Estos eran los clanes de Manasés; el total de personas registradas fue de cincuenta y dos mil setecientas.
35 Los descendientes de Efraín por clanes eran: el clan de los sutelajitas, que procedía de Sutelaj; el de los bequeritas, que procedía de Béquer; el de los tajanitas, que procedía de Taján; 36 de Sutelaj descendían Erán y su clan. 37 Estos eran los clanes de Efraín; el total de personas registradas fue de treinta y dos mil quinientas.
38 Descendientes de Benjamín por clanes eran: el clan de los belaítas, que procedía de Belá; el de los asbelitas, que procedía de Asbel; el de los ajiramitas, que procedía de Ajirán; 39 el de los sufanitas, que procedía de Sufán; el de los jufanitas, que procedía de Jufán. 40 Hijos de Belá fueron Ard y Naamán; de Ard procedía el clan de los arditas, y de Naamán el de los naamitas. 41 Estos eran los clanes de Benjamín; el total de personas registradas fue de cuarenta y cinco mil seiscientas.
42 Descendientes de Dan por clanes eran: el clan de los sujamitas, que procedía de Suján 43 y que tenía registradas un total de sesenta y cuatro mil cuatrocientas personas.
44 Descendientes de Aser por clanes eran: el clan de los imnitas, que procedía de Imní; el clan de los isuítas, que procedía de Isuí; el de los beriaítas, que procedía de Beriá. 45 Descendientes de Beriá fueron: el clan de los jeberitas, que procedía de Jéber; y el de los malquielitas, que procedía de Malquiel. 46 El nombre de la hija de Aser fue Será. 47 Estos eran los clanes de Aser; el total de personas registradas fue de cincuenta y tres mil cuatrocientas.
48 Descendientes de Neftalí por clanes eran: el clan de los Jajselitas, que procedía de Jajseel; el de los gunitas, que procedía de Guní; 49 el de los jezeritas, que procedía de Jezer; y el de los silemitas, que procedía de Silem. 50 Estos eran los clanes de Neftalí; el total de personas registradas fue de cuarenta y cinco mil cuatrocientas.
51 El total de personas israelitas censadas fue de seiscientas un mil setecientas treinta.
52 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:
53 — Entre estos se repartirá la tierra en heredad, de acuerdo con el número de los registrados. 54 A los clanes más numerosos darás mayor heredad; a los menos numerosos, una heredad menor. A cada clan se le dará una heredad en conformidad con las personas que tenga registradas. 55 La tierra será repartida por sorteo y la heredad estará en relación con el número de las personas de su familia. 56 La heredad de cada clan será asignada por sorteo, tanto para los más numerosos como para los más reducidos.
Censo de los levitas
57 Los levitas registrados por clanes fueron estos: el clan de los guersonitas, que procedía de Guersón; el de los queatitas, que procedía de Queat; el de los meraritas, que procedía de Merarí. 58 Figuraban, además, entre los clanes levíticos: el clan de los libnitas, el de los hebronitas, el de los majlitas, el de los musitas y el de los coreítas. Queat fue el padre de Amrán, 59 cuya mujer se llamaba Jocabed, hija, a su vez, de Leví y nacida en Egipto. Amrán y Jocabed fueron los padres de Aarón y de Moisés y de su hermana María. 60 De Aarón nacieron Nadab, Abihú, Eleazar e Itamar. 61 Pero Nadab y Abihú murieron cuando ofrecieron fuego ilícito en presencia del Señor. 62 El total de levitas censados fue de veintitrés mil, todos varones mayores de un mes, que no fueron incluidos en el censo regular de los israelitas, porque no se les había asignado heredad entre los israelitas.
Conclusión del censo
63 Estos fueron los censados por Moisés y el sacerdote Eleazar, encargados de hacer el censo de los israelitas en las estepas de Moab, junto al Jordán, a la altura de Jericó. 64 Entre los censados no había ninguno de los que figuraban en el censo de los israelitas que Moisés y el sacerdote Aarón hicieron en el desierto de Sinaí. 65 Porque el Señor los había condenado a morir en el desierto y, en efecto, ninguno de ellos sobrevivió, salvo Caleb, hijo de Jefuné, y Josué, hijo de Nun.
La herencia de las hijas
27 Las hijas de Selofjad, que se llamaban Majlá, Noá, Joglá, Milcá y Tirsá, y que pertenecían a la tribu de José a través de Jéfer, Galaad, Maquir y Manasés, vinieron 2 y se presentaron ante Moisés, ante el sacerdote Eleazar, ante los jefes y ante la comunidad en pleno, a la entrada de la Tienda del encuentro, diciendo:
3 — Nuestro padre murió en el desierto. Él no formó parte de los secuaces de Coré, que se amotinaron contra el Señor, sino que murió por su propio pecado sin dejar hijos varones. 4 ¡Que no se pierda el nombre de nuestro padre entre su clan por no haber tenido un hijo varón! ¡Danos, pues, una propiedad entre los parientes de nuestro padre!
5 Moisés presentó el caso ante el Señor 6 que le contestó:
7 — El requerimiento de las hijas de Selofjad es justo: les darás una propiedad en posesión hereditaria entre los parientes de su padre, transfiriéndoles la posesión hereditaria de su padre. 8 Además dirás esto a los israelitas: “Cuando alguno muera sin hijos, transferirá la herencia a su hija. 9 Si tampoco tiene hijas, la herencia pasará a sus hermanos; 10 y si no tiene hermanos, darán la herencia a los hermanos de su padre. 11 Y si su padre no tiene hermanos, se la darán como herencia al pariente más cercano de su clan familiar”.
Esto servirá como estatuto judicial para los israelitas, según el Señor mandó a Moisés.
Josué sucede a Moisés
12 El Señor dijo a Moisés:
— Asciende a la cumbre del Abarín y contempla la tierra que he dado a los israelitas. 13 Cuando la hayas contemplado, también tú te reunirás con los tuyos, lo mismo que tu hermano Aarón, 14 pues cuando la comunidad se rebeló en el desierto de Sin, desobedecieron mi mandato y no pusieron de manifiesto ante los israelitas mi santidad por medio del agua; hablo de las aguas de Meribá de Cadés en el desierto de Sin.
15 Moisés respondió al Señor y le dijo:
16 — Que el Señor, origen de toda vida ponga alguien al frente de la comunidad 17 para que la presida y la guíe, de manera que la comunidad del Señor no sea como un rebaño de ovejas que no tienen pastor.
18 El Señor dijo a Moisés:
— Toma a Josué, hijo de Nun, hombre dotado de espíritu, e impón tu mano sobre él. 19 Preséntalo ante el sacerdote Eleazar y ante toda la comunidad y, en presencia de todos ellos, dale las órdenes oportunas. 20 Transmítele tu autoridad, para que toda la comunidad israelita lo obedezca. 21 Se presentará Josué al sacerdote Eleazar, quien consultará por él la decisión del Señor a través de los Urín cuyo dictamen seguirán tanto él como toda la comunidad israelita.
22 Moisés hizo tal como el Señor le había mandado. Tomó a Josué y lo presentó al sacerdote Eleazar y a toda la comunidad; 23 impuso sobre él sus manos y le dio las oportunas instrucciones, tal como se lo había ordenado el Señor.
Calendario de sacrificios públicos
28 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:
2 — Di a los israelitas: Estén atentos a presentarme en los tiempos prefijados mis ofrendas, es decir, los alimentos que me pertenecen, junto con mis otras ofrendas que me causan un grato olor. 3 Indícales, además, cuales son las ofrendas que han de presentar al Señor y que serán las siguientes:
El sacrificio diario
Como holocausto diario ofrecerán dos corderos de un año sin defecto alguno: 4 un cordero por la mañana y otro a la caída de la tarde, 5 acompañados de la correspondiente ofrenda de cereal, a saber, dos kilos y cuarto de flor de harina amasada con un litro de aceite de olivas machacadas. 6 Este es el holocausto perpetuo, que fue instituido en el monte Sinaí, como ofrenda sacrificial de olor grato al Señor. 7 La libación que debe acompañar este sacrificio será de un litro [de vino] por cordero; esta libación de bebida fermentada en honor del Señor ha de hacerse en el santuario.
8 El segundo cordero lo ofrecerás a la caída de la tarde, preparando la misma ofrenda de cereal y la misma libación que por la mañana, todo como ofrenda de olor grato al Señor.
El sacrificio del sábado
9 Cada sábado ofrecerás dos corderos de un año sin defecto alguno; los ofrecerás con cuatro kilos y medio de flor de harina amasada con aceite como ofrenda de cereal, junto con su correspondiente libación. 10 Este será el holocausto de cada sábado, además del holocausto diario y su correspondiente libación.
El sacrificio del primer día del mes
11 Cada primer día del mes ofrecerán en holocausto al Señor dos becerros, un carnero y siete corderos de un año sin defecto alguno. 12 Como ofrenda de cereal por cada becerro ofrecerán seis kilos y medio de flor de harina amasada con aceite; como ofrenda de cereal por cada carnero, cuatro kilos y medio de flor de harina amasada con aceite 13 y como ofrenda de cereal por cada cordero, dos kilos y cuarto de flor de harina amasada con aceite. Este será un holocausto de olor grato, una ofrenda sacrificial al Señor. 14 Las correspondientes libaciones serán: dos litros de vino por cada becerro, litro y medio por cada carnero y un litro por cada cordero. Este es el holocausto de cada primero de mes para todos los meses del año. 15 Además del holocausto diario con su libación, se ofrecerá al Señor un macho cabrío como ofrenda de purificación con su correspondiente libación.
Sacrificios en la fiesta de la Pascua y de los Panes sin levadura
16 El día catorce del primer mes es la Pascua en honor del Señor. 17 Y el día quince de ese mes es día de fiesta; durante siete días se comerán panes sin levadura. 18 El primer día se celebrará una asamblea solemne y no harán ningún tipo de trabajo. 19 Presentarán como ofrenda sacrificial en holocausto al Señor, dos becerros, un carnero y siete corderos de un año, todos sin defecto alguno. 20 La ofrenda de cereal que los acompañe será de flor de harina amasada con aceite: seis kilos y medio por cada becerro, cuatro kilos y medio por cada carnero 21 y dos kilos y cuarto por cada uno de los siete corderos. 22 Ofrecerán, además, un macho cabrío como ofrenda de purificación por ustedes. 23 Ofrecerán todo esto además del holocausto de la mañana, que forma parte del holocausto perpetuo. 24 Presentarán estas ofrendas cada uno de los siete días, como ofrenda de alimentos y como ofrenda sacrificial de olor grato al Señor; la presentarán con sus correspondientes libaciones además del holocausto diario. 25 Y el séptimo día celebrarán asamblea solemne y no harán ningún tipo de trabajo.
Sacrificios en la fiesta de las Semanas
26 El día de las primicias, cuando presenten al Señor la ofrenda del nuevo cereal en la fiesta de las Semanas, celebrarán asamblea solemne y no harán ningún tipo de trabajo. 27 Como holocausto de olor grato al Señor ofrecerán dos becerros, un carnero y siete corderos de un año. 28 La ofrenda de cereal que los acompañe será de flor de harina amasada con aceite: seis kilos y medio por cada becerro, cuatro kilos y medio por cada carnero 29 y un kilo y cuarto por cada uno de los siete corderos. 30 Ofrecerán, además, un macho cabrío como ofrenda de purificación por ustedes. 31 Presentarán las ofrendas con sus correspondientes libaciones, además del holocausto diario acompañado de su ofrenda de cereal. Los animales ofrecidos no tendrán defecto alguno.
Jesús da de comer a unas cuatro mil personas (Mt 15,32-39)
8 Por aquellos días se reunió otra vez mucha gente. Como no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
2 — Me da lástima esta gente. Ya hace tres días que están conmigo y no tienen nada que comer. 3 Si los despido y los dejo ir a sus casas en ayunas, van a desfallecer por el camino. Y algunos han venido de lejos.
4 Los discípulos le contestaron:
— Pero ¿de dónde podrá uno sacar pan para dar de comer a todos estos en este lugar apartado?
5 Jesús les preguntó:
— ¿Cuántos panes tienen ustedes?
Ellos contestaron:
— Siete.
6 Jesús dispuso que la gente se sentara en el suelo. Luego tomó los siete panes, dio gracias a Dios, los partió y se los fue dando a sus discípulos para que ellos los distribuyeran. Y los discípulos los distribuyeron entre la gente. 7 Tenían además unos cuantos peces; Jesús los bendijo y mandó que los repartieran. 8 Todos comieron hasta quedar satisfechos, y todavía se recogieron siete espuertas de los trozos sobrantes de pan. 9 Luego Jesús despidió a la multitud, que era de unas cuatro mil personas. 10 A continuación subió a la barca con sus discípulos y se dirigió a la región de Dalmanuta.
Petición de una señal milagrosa (Mt 16,1-4)
11 Llegaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús. Para tenderle una trampa, le pidieron que hiciera alguna señal milagrosa de parte de Dios. 12 Pero Jesús, suspirando profundamente, dijo:
— ¿Por qué pide esta gente una señal milagrosa? ¡Les aseguro que no se les dará señal alguna! 13 Y, dejándolos, se embarcó de nuevo y pasó a la otra orilla del lago.
El pan y la levadura de los fariseos y de Herodes (Mt 16,5-12)
14 Los discípulos habían olvidado llevar pan. Solamente tenían uno en la barca. 15 Jesús les recomendó:
— Miren, cuídense de la levadura de los fariseos y de Herodes.
16 Los discípulos comentaban unos con otros: “Esto lo dice porque no hemos traído pan”. 17 Pero, dándose cuenta de ello, Jesús les dijo:
— ¿Por qué están comentando que les falta el pan? ¿Tan embotada tienen la mente que no son capaces de entender ni comprender nada? 18 ¡Ustedes tienen ojos, pero no ven; tienen oídos, pero no oyen! ¿Ya no se acuerdan 19 de cuando repartí cinco panes entre cinco mil personas? ¿Cuántos cestos llenos de trozos sobrantes recogieron?
Le contestaron:
— Doce.
20 — Y cuando repartí siete panes entre cuatro mil personas, ¿cuántas espuertas de trozos sobrantes recogieron?
Le contestaron:
— Siete.
21 Y Jesús les dijo:
— ¿Y aún siguen sin entender?
Curación de un ciego en Betsaida
22 Cuando llegaron a Betsaida, le presentaron a Jesús un ciego y le pidieron que lo tocase. 23 Jesús tomó de la mano al ciego y lo condujo fuera de la aldea. Allí le untó los ojos con saliva, puso las manos sobre él y le preguntó:
— ¿Ves algo?
24 El ciego abrió los ojos y dijo:
— Veo a la gente. Son como árboles que andan. 25 Jesús le puso otra vez las manos sobre los ojos, y entonces el ciego comenzó a ver perfectamente. Estaba curado y hasta de lejos podía ver todo con toda claridad. 26 Después Jesús lo mandó a su casa, encargándole que ni siquiera entrase en la aldea.
Declaración de Pedro acerca de Jesús (Mt 16,13-20; Lc 9,18-21)
27 Jesús y sus discípulos se fueron a las aldeas de Cesarea de Filipo. Por el camino les preguntó:
— ¿Quién dice la gente que soy yo?
28 Ellos contestaron:
— Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías, y otros, que alguno de los profetas.
29 Jesús volvió a preguntarles:
— Y ustedes, ¿quién dicen que soy?
Entonces Pedro declaró:
— ¡Tú eres el Mesías!
30 Pero Jesús les mandó que no hablaran a nadie sobre él.
III.— REVELACIÓN DE JESÚS COMO MESÍAS SUFRIENTE (8,31—16,8)
Hacia Jerusalén (8,31—10,52)
Jesús anuncia por primera vez su muerte y su resurrección (Mt 16,21-23; Lc 9,22)
31 Entonces Jesús empezó a explicarles que el Hijo del hombre tenía que sufrir mucho; que había de ser rechazado por los ancianos del pueblo, los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley; que luego lo matarían, pero que al tercer día resucitaría. 32 Les hablaba con toda claridad. Pedro entonces, llevándolo aparte, comenzó a reprenderlo. 33 Pero Jesús se volvió y, mirando a sus discípulos, reprendió a su vez a Pedro, diciéndole:
— ¡Apártate de mí, Satanás! ¡Tú no piensas como piensa Dios, sino como piensa la gente!
34 Luego Jesús convocó a la gente y a sus propios discípulos y les dijo:
— Si alguno quiere ser discípulo mío, deberá olvidarse de sí mismo, cargar con su cruz y seguirme. 35 Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que entregue su vida por mi causa y por la causa de la buena noticia, ese la salvará. 36 Pues ¿de qué le sirve a uno ganar el mundo entero si pierde su propia vida? 37 ¿O qué podrá dar una persona a cambio de su vida? 38 Pues bien, si alguno se avergüenza de mí y de mi mensaje delante de esta gente infiel y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga rodeado de la gloria de su Padre y acompañado de los santos ángeles.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España