Old/New Testament
Salmo de David.
110 Así dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha hasta que humille a tus enemigos poniéndolos por estrado de tus pies. 2 El Señor establecerá tu trono en Sion para que gobiernes, desde allí sobre tus enemigos. 3 Cuando vayas a la guerra, tu pueblo te apoyará gustoso; tu traje de guerra será un traje de gala, y tu fuerza se renovará día tras día como el rocío de la mañana.
4 El Señor ha jurado, y no cambiará su voto: Tú eres sacerdote eternamente como Melquisedec. 5 Dios está a tu lado para protegerte. En el día de su ira aplastará a muchos reyes. 6 Castigará a las naciones y las llenará de sus muertos. Aplastará muchas cabezas en toda la tierra. 7 Beberá de un arroyo junto al camino, y por lo tanto cobrará nuevas fuerzas.
111 ¡Aleluya! Agradeceré al Señor con todo mi corazón en compañía de los rectos. 2 Que grandes son las obras del Señor; todos los que en ellas se deleitan deben pensar en ellas. 3 Todo lo que él hace revela su gloria y majestad. Su justicia nunca falta.
4 ¿Quién podrá olvidar las maravillas que él hace? ¡El Señor es bondadoso y misericordioso! 5 Él da alimento a quienes en él confían; jamás olvida su pacto. 6 Él ha mostrado su gran poder a su pueblo dándole la tierra de otras naciones. 7 Todo cuanto él hace es justo y bueno, y todas sus leyes son rectas, 8 no cambian nunca, deben obedecerse fielmente. 9 Él ha pagado el precio del rescate por su pueblo, y estableció con ellos su pacto para siempre. ¡Su nombre es santo e imponente!
10 El principio de la sabiduría es el temor al Señor. La recompensa para todos los que lo obedecen es la sabiduría. ¡Alabemos su nombre por siempre!
112 ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Dichosos los que se deleitan en cumplir sus mandamientos y temen al Señor.
2 Sus hijos prosperarán en todos lados; la descendencia de los justos será bendecida. 3 Ellos mismos tendrán riqueza, y sus buenas acciones nunca serán olvidadas. 4 Cuando los cubran las tinieblas, de repente brillará la luz. Ellos son generosos, misericordiosos y justos. 5 Todo le sale bien a los que son generosos y manejan honradamente sus asuntos.
6 Esas personas no serán derrotadas por las perversas circunstancias. Los justos serán para siempre recordados. 7 Ellos no tienen miedo de recibir malas noticias; pues están confiados en que el Señor los cuidará. 8 Por eso no tienen miedo y pueden enfrentar victoriosamente a sus enemigos. 9 Dan generosamente a los necesitados. Sus buenas acciones jamás serán olvidadas. Tendrán influencia y honra.
10 Los malvados se enfurecerán al ver esto, rechinarán los dientes furiosos y se escabullirán, sus esperanzas no se cumplirán.
¡Expulsen al hermano inmoral!
5 Por ahí se dice que entre ustedes hay un caso de inmoralidad sexual que ni aun los paganos lo cometen. Se dice que uno de ustedes tiene relaciones sexuales con la esposa de su padre. 2 ¡Y aún así son orgullosos! ¡Deberían, más bien, sentirse avergonzados y echarlo de la congregación!
3 Aunque no estoy ahí en persona, sí estoy con ustedes en espíritu, y ya he juzgado al que cometió ese pecado. 4 Convoquen a una reunión en el nombre de Jesucristo nuestro Señor, y con su poder yo estaré en espíritu, 5 y a ese hombre entréguenlo a Satanás, para que su naturaleza pecaminosa sea destruida, con la esperanza de que su espíritu se salve en el día del Señor.
6 Es terrible que se jacten. ¿No se dan cuenta de que un poco de levadura fermenta toda la masa? 7 Extirpen la vieja levadura, para que sean una masa nueva, como panes sin levadura, que es lo que ustedes son. Cristo, nuestro Cordero, ya fue sacrificado por nosotros. 8 Así que regocijémonos en nuestra pascua, no con la vieja levadura con sus malicias y perversidades, sino con pan sin levadura, que es la sinceridad y la verdad.
9 En mi carta anterior les supliqué que no se juntaran con gente inmoral. 10 Pero no me refería a la gente inmoral de este mundo que vive en avaricias, robos o idolatrías. Si así fuera, tendríamos que salir de este mundo.
11 Lo que quise decir fue que no se codearan con los que, llamándose hermanos, cometen pecados sexuales y viven en avaricias, idolatrías, borracheras y robos. Con esas personas, ni a comer se junten.
12 ¿Acaso me corresponde a mí juzgar a los de afuera? Pero ciertamente tenemos la responsabilidad de juzgar a los de adentro. 13 Dios juzgará a los de afuera. «Ustedes expulsen a ese malvado».
Nueva Biblia Viva, © 2006, 2008 por Biblica, Inc.® Usado con permiso de Biblica, Inc.® Reservados todos los derechos en todo el mundo.