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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Nueva Biblia Viva (NBV)
Version
Job 34-35

Segundo discurso de Eliú

34 Eliú prosiguió:

«Escúchenme, hombres sabios. Podemos elegir los sonidos que deseemos escuchar; podemos escoger el sabor de la comida que queramos; y deberíamos también elegir la senda correcta. Pero ante todo debemos definir entre nosotros qué es el bien.

»Porque Job ha dicho: “Soy inocente, pero Dios dice que no lo soy. Se me llama mentiroso, aunque soy inocente. Se me castiga espantosamente, aun cuando no he pecado”.

7-8 »¿Quién hay tan arrogante como Job? Debe de haber pasado mucho tiempo en compañía de hombres malos, pues dijo: “¿Para qué malgastar tiempo tratando de agradar a Dios?”.

10 »Escúchenme con entendimiento. ¡Sin duda todos saben que Dios no peca! 11 Por el contrario, castiga a los pecadores. 12 No hay mayor verdad que esta: Dios nunca es malo ni injusto. 13 Sólo él tiene autoridad sobre la tierra y administra justicia para el mundo. 14 Si Dios retirara su espíritu, 15 toda la vida desaparecería y la humanidad volvería al polvo.

16 »Escucha ahora y procura entender. 17 ¿Podría Dios gobernar si detestara la justicia? Vas tú a condenar al Dios justo y poderoso? 18 ¿Vas a condenar a este Dios que dice a los reyes y a los nobles: “son malos e injustos”? 19 Porque a él no le impresiona lo grande que un hombre sea, ni favorece a los ricos más que a los pobres. A todos los hizo él. 20 En un instante mueren: a la medianoche, grandes y pequeños súbitamente fallecerán, llevados por una mano que no es de hombre.

21 »Porque Dios observa atentamente lo que hace la humanidad; a todos los ve. 22 No hay oscuridad tan densa que oculte al malo de sus ojos, 23 de modo que no hay que esperar que se produzca un crimen enorme para que el hombre sea llamado a juicio ante Dios. 24 Sin mucha ceremonia, Dios sencillamente hace trizas a los más grandes hombres, y pone a otros en su lugar. 25 Observa lo que hacen, y en sólo una noche los derriba y los destruye, 26 a plena luz los hace caer como malvados. 27 Porque ellos se desviaron de los caminos de Dios, 28 e hicieron que los clamores de los pobres llegaran a oídos del Señor. Sí, él escucha el llanto de los oprimidos. 29-30 Pero si él prefiere no hablar, ¿quién podrá censurarlo? También él puede impedir que un hombre indigno llegue a gobernar, evitándole ruina a una nación; y puede con igual facilidad echar por tierra a una nación entera.

31 »¿Por qué no clama el pueblo ante su Dios, diciendo: “Hemos pecado, pero nos apartaremos del mal”. 32 O, “ignoramos el mal que hayamos hecho; enséñanos cuál es, y lo abandonaremos de inmediato”? 33 ¿Tendría Dios que acomodar su justicia a tus exigencias? ¿Tendría que cambiar el orden del universo para satisfacer tus caprichos? ¡La respuesta tiene que ser evidente hasta para ti! 34-35 Aun sin ser muy listo, cualquiera estará de acuerdo conmigo en que tú, Job, hablas como un necio. 36 Deberías recibir el máximo castigo por la forma perversa en que has hablado acerca de Dios. 37 Porque ahora, a tus demás pecados has añadido la rebeldía, la arrogancia y la blasfemia».

Tercer discurso de Eliú

35 Eliú prosiguió:

2-3 «¿Crees que está bien que tú declares: “No he pecado, pero no por ello me va mejor delante de Dios?”. Yo te responderé, y también a todos tus amigos. Mira al cielo, muy por encima de ti. Si pecas, ¿conmoverás con ello el cielo y derribarás a Dios de su trono? Aunque peques una y otra vez, ¿en qué lo afectarás a él? O si te portas bien, ¿le estás haciendo un gran favor? Tus pecados pueden dañar a otro hombre, o tus buenas acciones causarle provecho.

9-10 »Los oprimidos pueden gritar bajo sus males y gemir bajo el poder de los ricos; pero ninguno clama a Dios preguntando: “¿Dónde está Dios mi hacedor; que da cánticos en la noche, 11 y nos hace un poco más sabios que los cuadrúpedos y las aves?”. 12 Cuando alguno le lanza esta pregunta, nunca responde él castigando inmediatamente a los tiranos. 13 Pero es falso afirmar que no escucha esos clamores. 14-15 Y más falso aún decir que no ve lo que sucede. Dios sí hace justicia finalmente, si esperamos. Pero, ¿protestas contra él porque no responde airadamente al instante? 16 Has hablado como un necio, Job».

Hechos 15:1-21

El concilio de Jerusalén

15 Llegaron varias personas de Judea a Antioquía y empezaron a enseñar a los hermanos que, a menos que se circuncidaran conforme a la ley de Moisés, no podrían ser salvos.

Como Pablo y Bernabé discutieron con ellos y se les opusieron con todas sus fuerzas, los creyentes los enviaron a Jerusalén, acompañados de varios creyentes, para que consultaran el asunto con los apóstoles y los ancianos.

Después que los envió la iglesia, a lo largo del camino fueron deteniéndose en las ciudades de Fenicia y Samaria para visitar a los creyentes y contarles cómo los gentiles también estaban convirtiéndose. Y esto llenó a todos de mucha alegría.

Al llegar a Jerusalén, fueron muy bien recibidos por la iglesia, los apóstoles y los ancianos. Pablo y Bernabé los pusieron al tanto de lo que Dios había hecho por medio de ellos. Entonces algunos de los que antes de convertirse habían sido fariseos, afirmaron que era necesario circuncidar a los gentiles y exigirles que obedecieran la ley de Moisés.

En vista de esto, los apóstoles y los ancianos convocaron una reunión para tratar el asunto. Después de muchas discusiones, Pedro se puso de pie y pidió la palabra:

―Hermanos, ustedes saben que Dios me escogió de entre ustedes hace mucho tiempo para que predicara las buenas noticias entre los gentiles, a fin de que estos pudieran creer. Dios, que conoce los corazones humanos, nos demostró que aceptaba a los gentiles al otorgarles el Espíritu Santo de la misma forma en que nos lo había otorgado a nosotros. Y no hizo ninguna distinción entre ellos y nosotros, porque les había limpiado sus corazones por medio de la fe. 10 ¿Nos atreveremos a provocar a Dios, poniendo sobre los gentiles un yugo que ni nosotros ni nuestros padres hemos podido llevar? 11 ¿No creen ustedes que los gentiles se salvan de la misma forma en que nos salvamos nosotros, es decir, por medio de la gracia del Señor Jesús?

12 Allí mismo terminaron las discusiones, y todo el mundo prestó atención a las palabras de Bernabé y de Pablo que relataban los milagros que Dios había realizado a través de ellos entre los gentiles.

13 Cuando Pablo y Bernabé terminaron, Jacobo pidió la palabra:

―Hermanos —les dijo—, escúchenme. 14 Ya Simón nos ha relatado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles para escoger de entre ellos un pueblo que honre su nombre. 15 Esto concuerda con lo que los profetas predijeron, como está escrito:

16 »“Después de esto regresaré y reedificaré la casa de David que quedó derrumbada, reconstruiré sus ruinas y la restauraré, 17 para que encuentren también al Señor los gentiles que llevan mi nombre. 18 Esto lo dijo el Señor, el que da a conocer el plan que tenía trazado desde el principio”.

19 »Por lo tanto, opino que no debemos ponerles trabas a los gentiles que se hayan convertido al Señor. 20 Pero mandémosles a decir por carta que se abstengan de comer las carnes sacrificadas a los ídolos, de los vicios sexuales y de comer carnes de animales sin desangrar o ahogados, 21 ya que estas son las cosas contra las cuales a través de los tiempos se ha estado predicando todos los sábados en las sinagogas judías de todas las ciudades».

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