M’Cheyne Bible Reading Plan
Historia de Jehú (841-813) (9—10)
Jehú es ungido rey
9 El profeta Eliseo llamó a uno de la comunidad de profetas y le ordenó:
— Prepárate, llévate esta alcuza de aceite y vete a Ramot de Galaad. 2 Cuando llegues allí, busca a Jehú, el hijo de Josafat y nieto de Nimsí. Entra donde esté, sácalo de entre sus compañeros y llévatelo a una habitación aparte. 3 Toma entonces la alcuza de aceite y derrámala sobre su cabeza, diciendo: Así dice el Señor: “Yo te consagro como rey de Israel”. Luego abres la puerta y escapas sin detenerte.
4 El joven profeta marchó a Ramot de Galaad. 5 Cuando llegó encontró a los capitanes del ejército reunidos y dijo:
— Capitán, traigo un mensaje para ti.
Jehú preguntó:
— ¿Para quién de nosotros?
Y él respondió:
— Para ti, capitán.
6 Jehú se levantó, entró en la casa, y el joven profeta vertió el aceite sobre su cabeza, diciéndole:
— Así dice el Señor, Dios de Israel: Yo te consagro como rey de Israel, el pueblo del Señor. 7 Eliminarás a la familia de Ajab, tu señor, y yo vengaré así en Jezrael la sangre de mis siervos, los profetas, y la sangre de todos los siervos del Señor. 8 Toda la dinastía de Ajab perecerá y le exterminaré a todo israelita varón esclavo o libre. 9 Trataré a la dinastía de Ajab, como traté a la dinastía de Jeroboán, el hijo de Nabat, y a la dinastía de Baasá, el hijo de Ajías. 10 En cuanto a Jezabel, será devorada por los perros en los campos de Jezrael y no tendrá sepultura.
Luego el profeta abrió la puerta y escapó.
11 Cuando Jehú salió a reunirse con los oficiales de su señor, uno le preguntó:
— ¿Qué sucede? ¿Por qué ha venido a verte ese loco?
Él les respondió:
— Ya conocéis a ese tipo de personas y sus monsergas.
12 Pero ellos insistieron:
— ¡Mentiroso! Venga, cuéntanoslo.
Entonces Jehú contestó:
— Pues me ha dicho lo siguiente: “Así dice el Señor: Yo te consagro como rey de Israel”.
13 Inmediatamente cada uno tomó su manto, lo puso a los pies de Jehú sobre los escalones, hicieron sonar el cuerno y aclamaron:
— ¡Viva el rey Jehú!
Asesinato de Jorán de Israel
14 Jehú, hijo de Josafat y nieto de Nimsí, tramó una conspiración contra Jorán. Resulta que Jorán estaba defendiendo con todo el ejército israelita Ramot de Galaad ante el ataque de Jazael, rey de Siria. 15 El rey Jorán se había retirado a Jezrael para curarse de las heridas recibidas de los sirios en el combate con Jazael, rey de Siria. Entonces Jehú dijo:
— Si estáis de acuerdo, que no salga nadie de la ciudad para ir a dar la noticia en Jezrael.
16 Jehú montó en su carro y marchó a Jezrael, donde Jorán estaba convaleciente. Ocozías, el rey de Judá, había bajado a verlo. 17 El centinela que estaba en la torre de Jezrael vio venir al grupo de Jehú y dio el aviso:
— Veo venir un grupo.
Jorán ordenó:
— Elige a un jinete y mándalo a su encuentro a preguntarles si traen buenas noticias.
18 El jinete fue a su encuentro y le dijo:
— El rey pregunta si traéis buenas noticias.
Jehú le respondió:
— A ti no te importa. Ponte detrás de mí.
El centinela informó:
— El centinela ha llegado hasta ellos, pero no vuelve. 19 El rey envió otro jinete que al llegar a ellos dijo:
— El rey pregunta si traéis buenas noticias.
Jehú contestó:
— A ti no te importa. Ponte detrás de mí.
20 El centinela volvió a informar:
— Ha llegado hasta ellos, pero no vuelve. La manera de conducir es la de Jehú, el hijo de Nimsí, pues conduce a lo loco.
21 Entonces Jorán ordenó:
— Engancha el carro.
Engancharon su carro y Jorán, el rey de Israel, y Ocozías, el rey de Judá, salieron cada uno en su carro al encuentro de Jehú y se encontraron con él en la heredad de Nabot, el de Jezrael. 22 Cuando Jorán vio a Jehú le preguntó:
— ¿Traes buenas noticias, Jehú?
Pero Jehú respondió:
— ¿Qué buenas noticias puede haber mientras tu madre, Jezabel, siga con sus prostituciones y sus brujerías?
23 Inmediatamente Jorán dio la vuelta para escapar, gritando a Ocozías:
— ¡Traición, Ocozías!
24 Pero Jehú disparó su arco e hirió a Jorán por la espalda. La flecha le atravesó el corazón y cayó desplomado en su carro. 25 Entonces Jehú ordenó a su asistente Bidcar:
— Bájalo y tíralo en el campo de Nabot, el de Jezrael. Recuerda que cuando tú y yo cabalgábamos juntos con su padre Ajab, el Señor pronunció este oráculo contra él: 26 “Ayer vi la sangre de Nabot y la sangre de sus hijos. Pues en este mismo campo te daré tu merecido —oráculo del Señor—”. Así que, bájalo y arrójalo a la heredad de Nabot, como dijo el Señor.
Asesinato de Ocozías de Judá
27 Cuando Ocozías, el rey de Judá, vio lo que pasaba, salió huyendo en dirección a Ben Hagán. Pero Jehú lo persiguió y ordenó:
— Matadlo también a él.
Lo hirieron sobre su carro en la cuesta de Gur, cerca de Jibleán; pero él logró huir hasta Meguido, donde murió. 28 Sus oficiales lo llevaron en carro a Jerusalén y lo enterraron con sus antepasados en la ciudad de David. 29 Jorán había comenzado a reinar en Judá el año undécimo de Jorán, el hijo de Ajab.
Muerte de Jezabel
30 Jezabel se enteró de que Jehú llegaba a Jezrael. Entonces se pintó los ojos, se arregló el pelo y se asomó a la ventana. 31 Cuando Jehú entraba a la ciudad, Jezabel le dijo:
— ¿Cómo estás, Zimrí, asesino de su señor?
32 Jehú miró a la ventana y preguntó:
— A ver, ¿quién está conmigo?
Se asomaron dos o tres cortesanos 33 a los que Jehú ordenó:
— ¡Tiradla abajo!
La tiraron y su sangre salpicó sobre las paredes y los caballos, que la pisotearon. 34 Jehú entró a comer y a beber y luego ordenó:
— Ocupaos de esa maldita y enterradla, pues es hija de reyes.
35 Cuando fueron a enterrarla sólo encontraron su cráneo, sus pies y sus manos. 36 Volvieron a informar a Jehú, y él comentó:
— Así se cumple la palabra que el Señor pronunció por medio de su siervo Elías, el de Tisbé: “Los perros devorarán el cuerpo de Jezabel en los campos de Jezrael, 37 su cadáver será como estiércol sobre el campo y nadie podrá reconocerla”.
Los esclavos cristianos
6 Los que están bajo el yugo de la esclavitud deben considerar a sus amos como dignos del mayor respeto. Así, nadie podrá denigrar el nombre de Dios ni la enseñanza cristiana. 2 Quienes tengan por amos a creyentes, no deben faltarles al respeto con la excusa de que son hermanos. Al contrario, deben servirlos con mayor esmero, pues los que se benefician de su servicio comparten con ellos una misma fe y un mismo amor.
El falso maestro
Esto es lo que debes enseñar y recomendar. 3 Si alguno enseña otra cosa y no da crédito a las palabras salvadoras de nuestro Señor Jesucristo ni a la enseñanza que se ajusta a una vida auténticamente piadosa, 4 es que está cegado por el orgullo y no sabe nada. Padece el mal de las disputas y de los inútiles juegos de palabras de donde proceden las envidias, los pleitos, las calumnias y las sospechas maliciosas. 5 Y también los conflictos sin fin, propios de personas con la mente embotada, de personas que están lejos de la verdad y piensan que la religión es un negocio.
Contra el afán de riquezas
6 Y ciertamente la religión es un magnífico negocio cuando uno se contenta con lo que tiene. 7 Porque nada trajimos al mundo y nada podremos llevarnos de él. 8 Contentémonos, pues, con no carecer de comida y de vestido, 9 pues los que se afanan por ser ricos se enredan en trampas y tentaciones y en un sinfín de insensatos y dañosos deseos que los hunden en la perdición y en la ruina. 10 La avaricia, en efecto, es la raíz de todos los males y, arrastrados por ella, algunos han perdido la fe y ahora son presa de múltiples remordimientos.
Nuevas recomendaciones a Timoteo
11 Pero tú, que eres hombre de Dios, huye de todo eso y busca con ahinco la rectitud, la piedad, la fe, el amor, la paciencia y la dulzura. 12 Mantén valerosamente el noble combate de la fe. Conquista la vida eterna a la que Dios te ha llamado y de la que has hecho tan noble profesión delante de muchos testigos. 13 En presencia de Dios, que infunde vida a todas las cosas, y de Cristo Jesús, que rindió ante Poncio Pilato el más bello testimonio, te pido solemnemente 14 que guardes limpio y sin reproche este mandato hasta el día en que nuestro Señor Jesucristo se manifieste. 15 Manifestación que:
al tiempo prefijado llevará a cabo Dios,
el bienaventurado y único soberano,
el Rey de reyes y Señor de señores;
16 el único que es inmortal,
que habita una luz inaccesible
y a quien nadie ha visto ni puede ver.
Suyos son por siempre el honor y el poder. Amén.
Consejos a los ricos
17 Inculca a los ricos de este mundo que no sean arrogantes y que no pongan su esperanza en algo tan inseguro como el dinero, sino que la pongan en Dios que nos concede disfrutar de todo en abundancia. 18 Incúlcales que practiquen la virtud, que atesoren buenas obras y que sean generosos y desprendidos. 19 Así se labrarán para el futuro un sólido capital de reserva y alcanzarán la vida verdadera.
Últimas recomendaciones
20 Querido Timoteo, conserva lo que te ha sido transmitido. Haz oídos sordos a toda estéril y profana palabrería, así como a las objeciones de esa pretendida ciencia 21 que algunos han seguido, apartándose, en consecuencia, de la fe. Que la gracia esté con vosotros.
Título
1 Palabra que el Señor dirigió a Oseas, hijo de Beerí, en tiempos de Ozías, Jotán, Ajaz y Ezequías, reyes de Judá, y en tiempo de Jeroboán, hijo de Joás, rey de Israel.
La familia del profeta, símbolo de las relaciones entre Dios y el pueblo (1,2—3,5)
La experiencia del profeta
2 Comienzo de la palabra del Señor por medio de Oseas. El Señor dijo a Oseas:
— Anda, cásate con una prostituta y engendra hijos de prostitución, porque el país se ha prostituido, apartándose del Señor.
3 Él fue y se casó con Gómer, hija de Dibláin, la cual concibió y le dio a luz un hijo. 4 Entonces el Señor le dijo:
— Ponle de nombre Jezrael porque dentro de poco pediré cuentas a la familia de Jehú por los crímenes de Jezrael y pondré fin al Reino de Israel. 5 En ese día romperé el arco de Israel en el valle de Jezrael.
6 Concibió de nuevo Gómer y dio a luz una hija. El Señor dijo a Oseas:
— Ponle de nombre Lo-Rujama —es decir, No-Amada—, porque no amaré a Israel en adelante, ni lo soportaré más. 7 Sin embargo a la casa de Judá la amaré y los salvaré por el honor del Señor su Dios. No los salvaré por medio de arco, espada o guerra, ni por medio de caballos o jinetes.
8 Apenas había destetado a Lo-Rujama cuando concibió y dio a luz otro hijo. 9 El Señor dijo:
— Ponle por nombre Lo-Ammí —No-Mi pueblo— porque vosotros no sois mi pueblo, ni yo existo para vosotros.
73 Tus manos me hicieron y me formaron;
hazme entender y aprenderé tus mandatos.
74 Quienes te veneran se alegran al verme,
porque en tu palabra pongo mi esperanza.
75 Yo sé, Señor, que tus decretos son justos,
que con razón me hiciste sufrir.
76 Que sea tu amor mi consuelo,
según la promesa hecha a tu siervo.
77 Que tu piedad venga a mí y viviré,
pues tu ley hace mis delicias.
78 Que se avergüencen los soberbios,
los que sin razón me afligieron;
por mi parte, medito tus preceptos.
79 Que vengan a mí quienes te veneran,
quienes conocen tus mandatos.
80 Sea mi corazón fiel a tus normas
y no tendré que avergonzarme.
81 Yo ansío tu salvación,
en tu palabra pongo mi esperanza.
82 Se consumen mis ojos por tu promesa
y me pregunto: “¿Cuándo te apiadarás de mí?”.
83 Soy como un odre arrugado por el humo,
pero no he olvidado tus normas.
84 ¿Cuánto tiempo vivirá tu siervo?
¿Cuándo juzgarás a quienes me persiguen?
85 Me han cavado fosas los soberbios,
los que no viven de acuerdo a tu ley.
86 Todos tus mandamientos son verdad,
ayúdame, que me persiguen sin motivo.
87 En esta tierra casi me destruyen,
pero yo no abandoné tus preceptos.
88 Mantenme vivo por tu amor,
que yo respetaré los mandatos de tu boca.
89 Señor, tu palabra es eterna,
en los cielos permanece firme.
90 Tu fidelidad dura por generaciones,
tú fundaste la tierra y ella persiste.
91 Todo permanece según lo decretaste,
cuanto existe está a tu servicio.
92 Si tu ley no hiciera mis delicias,
habría perecido en mi dolor.
93 No olvidaré nunca tus preceptos,
pues con ellos me das vida.
94 Tuyo soy, sálvame,
que yo he buscado tus preceptos.
95 Los malvados pretenden destruirme,
mas yo sigo atento a tus mandatos.
96 He visto que todo lo perfecto es limitado,
pero es inabarcable tu mandato.
La Palabra, (versión española) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España