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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
La Palabra (España) (BLP)
Version
1 Reyes 11

Ocaso y fin del reinado de Salomón (11,1-43)

La idolatría de Salomón

11 Además de la hija del faraón, el rey Salomón se enamoró de muchas mujeres extranjeras: moabitas, amonitas, edomitas, fenicias e hititas, mujeres de las naciones acerca de las cuales el Señor había prevenido a los israelitas: “No os unáis a ellas ni ellas a vosotros, porque seguramente desviarán vuestro corazón tras sus dioses”. Pero Salomón, con sus amores, se unió a ellas y tuvo setecientas esposas de sangre real y trescientas concubinas, que desviaron su corazón. Cuando Salomón llegó a viejo, sus mujeres desviaron su corazón tras otros dioses y ya no perteneció íntegramente al Señor, como el corazón de su padre David. Salomón siguió a Astarté, diosa de los sidonios, y a Milcón, abominable ídolo de los amonitas. Ofendió con su conducta al Señor y no siguió fielmente al Señor, como lo había seguido su padre David. Entonces construyó en el monte que hay frente a Jerusalén un santuario a Quemós, abominable ídolo de Moab, y otro a Milcón, abominable ídolo de los amonitas. Y lo mismo hizo para todas sus mujeres extranjeras, que quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses. El Señor se encolerizó contra Salomón por haber apartado su corazón del Señor, Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces, 10 y que le había ordenado expresamente no seguir a otros dioses. Pero Salomón había desobedecido la orden del Señor. 11 Entonces el Señor dijo a Salomón:

— Por haber actuado así conmigo, por no haber guardado mi alianza y las leyes que te di, te voy a quitar el reino para dárselo a uno de tus servidores. 12 Pero no lo haré mientras vivas, en consideración a tu padre David, sino que se lo quitaré a tu hijo. 13 Y tampoco le quitaré todo el reino, pues dejaré una tribu a tu hijo, en consideración a David, tu padre, y a Jerusalén, mi ciudad preferida.

Rebeliones contra Salomón

14 El Señor hizo surgir contra Salomón un adversario, el edomita Hadad, de la familia real de Edom.

15 Cuando David derrotó a Edom, el jefe del ejército, que era Joab, subió a enterrar a los caídos y mató a todos los hombres de Edom. 16 Durante seis meses permaneció allí, con todos los israelitas, hasta aniquilar a todos los hombres de Edom. 17 Pero Hadad, que era entonces un muchacho, huyó a Egipto con algunos edomitas, servidores de su padre. 18 Partieron de Madián y llegaron a Parán, donde se les agregaron algunos hombres de allí. Luego llegaron a Egipto y se presentaron al faraón, rey de Egipto, que proporcionó casa a Hadad, le asignó manutención y le regaló tierras. 19 Hadad se ganó de tal manera el aprecio del faraón, que este le dio por esposa a su cuñada, la hermana de Tajfnes, la reina madre. 20 La hermana de Tajfnes le dio un hijo, llamado Guenubat, que fue criado por Tajfnes en el palacio real, con los hijos del faraón. 21 Cuando Hadad se enteró en Egipto de que David y Joab, el general del ejército, habían muerto, dijo al faraón:

— Déjame ir a mi tierra.

22 El faraón le contestó:

— ¿Qué es lo que echas de menos a mi lado, para que quieras irte ahora a tu tierra?

Él respondió:

— Nada, pero, por favor, déjame marchar.

23 Dios también hizo surgir contra Salomón otro adversario, Rezón, hijo de Elyada, que había huido de su amo, Adadézer, rey de Sobá. 24 Había reunido consigo unos cuantos hombres y se había convertido en jefe de bandidos. Cuando David los atacó, ellos huyeron a Damasco y se establecieron allí, llegando a reinar en Damasco. 25 Fue enemigo de Israel mientras vivió Salomón. Y este era el peligro que representaba Hadad: odiaba a Israel y reinó sobre Aram.

Anuncio del cisma a Jeroboán

26 Jeroboán, hijo de Nabat, era oriundo de Seredá. Su madre se llamaba Seruá y era viuda. Siendo servidor de Salomón, se rebeló contra el rey. 27 Las circunstancias de su rebelión contra el rey fueron estas: Salomón estaba construyendo el terraplén para cerrar la brecha de la ciudad de su padre David. 28 Jeroboán era un tipo fuerte y competente, y cuando Salomón advirtió cómo trabajaba el joven, lo puso al frente de todos los trabajadores de la casa de José. 29 Un día en que Jeroboán salía de Jerusalén, se encontró en el camino con el profeta Ajías de Siló. Este iba cubierto con un manto nuevo y estaban los dos solos en el campo. 30 Ajías cogió el manto que llevaba puesto, lo rasgó en doce trozos 31 y dijo a Jeroboán:

— Quédate con diez trozos, pues esto dice el Señor, Dios de Israel: Voy a quitarle el reino a Salamón y voy a darte a ti diez tribus. 32 A él le dejaré una tribu, en consideración a David, mi siervo, y a Jerusalén, mi ciudad preferida entre todas las tribus de Israel. 33 Lo haré así porque me ha abandonado para adorar a Astarté, diosa fenicia, a Quemós, dios moabita, y a Milcón, dios de los amonitas; y no ha seguido mis caminos, ni ha practicado lo que me agrada, mis mandatos y decretos, lo que sí hizo su padre David. 34 Pero no le quitaré todo el reino, sino que lo mantendré como rey mientras viva, en consideración a mi siervo David, a quien elegí y quien guardó mis mandatos y leyes. 35 Le quitaré el reino a su hijo, y a ti te daré diez tribus. 36 A su hijo le dejaré sólo una tribu, para que mi siervo David conserve siempre su lámpara ante mí en Jerusalén, la ciudad que escogí como residencia de mi nombre. 37 En cuanto a ti, yo te tomaré para que reines donde desees y para que seas el rey de Israel. 38 Si obedeces mis órdenes, sigues mis caminos y te comportas rectamente, guardando mis leyes y mandatos, como hizo mi siervo David, yo estaré contigo, te garantizaré una dinastía estable, como la garanticé a David y te entregaré a Israel. 39 Sin embargo, castigaré a la descendencia de David por este motivo, aunque no para siempre.

40 Salomón intentaba matar a Jeroboán, pero él huyó a Egipto con el rey Sisac y permaneció allí hasta la muerte de Salomón.

Muerte de Salomón

41 El resto de la historia de Salomón, sus hechos y su sabiduría están escritos en el libro de la Historia de Salomón. 42 Salomón reinó en Jerusalén sobre todo Israel durante cuarenta años. 43 Cuando murió, lo enterraron en la ciudad de su padre David. Su hijo Roboán le sucedió en el trono.

Filipenses 2

Siguiendo el ejemplo de Cristo

Si alguna fuerza tiene una exhortación hecha en nombre de Cristo, si de algo sirve un consejo nacido del amor, si nos une el mismo Espíritu, si alienta en vosotros un corazón entrañable y compasivo, llenadme de alegría teniendo el mismo pensar, alimentando el mismo amor, viviendo en armonía, compartiendo los mismos sentimientos. No hagáis nada por egoísmo o vanagloria; al contrario, sed humildes y considerad que los demás son mejores que vosotros. Que cada uno busque no su propio provecho, sino el de los otros. Comportaos como lo hizo Cristo Jesús,

el cual, siendo de condición divina
no quiso hacer de ello ostentación,
sino que se despojó de su grandeza,
asumió la condición de siervo
y se hizo semejante a los humanos.
Y asumida la condición humana,
se rebajó a sí mismo
hasta morir por obediencia,
y morir en una cruz.
Por eso, Dios lo exaltó sobremanera
y le otorgó el más excelso de los nombres,
10 para que todos los seres,
en el cielo, en la tierra y en los abismos,
caigan de rodillas ante el nombre de Jesús,
11 y todos proclamen que Jesucristo es Señor,
para gloria de Dios Padre.

Lumbreras en medio del mundo

12 Y puesto que siempre me habéis obedecido, queridos míos, ahora que estoy ausente, afanaos con santo temor en lograr vuestra salvación, con más empeño aún que si yo estuviese presente. 13 Es Dios mismo quien realiza en vosotros el querer y el hacer, más allá de vuestra buena disposición.

14 Hacedlo todo sin protestas ni discusiones. 15 Seréis así irreprochables y sencillos, seréis hijos de Dios, intachables en medio de gentes depravadas y perversas, y brillaréis entre ellas como lumbreras que iluminan el mundo. 16 Mantened con firmeza la palabra que es fuente de vida; así, el día en que Cristo se manifieste, podré enorgullecerme de no haber corrido en vano ni de haberme fatigado inútilmente. 17 Y aunque tuviera que sufrir el martirio como ofrenda sacrificial en favor de vuestra fe, me sentiría dichoso compartiendo con todos vosotros mi alegría; 18 alegraos igualmente vosotros de compartir conmigo vuestra alegría.

Timoteo y Epafrodito

19 Con la ayuda de Jesús, el Señor, confío en que podré enviaros cuanto antes a Timoteo para que, al tener noticias vuestras, me sienta confortado. 20 Nadie como él comparte mis sentimientos ni se ocupa tan sinceramente de vuestros asuntos. 21 Todos, en efecto, buscan sus propios intereses y no los de Jesucristo; 22 pero en lo que respecta a Timoteo, ya conocéis su excelente hoja de servicios, pues se ha portado conmigo en la tarea evangelizadora como un hijo con su padre. 23 Espero poder enviároslo tan pronto como vea claro el curso que toman mis cosas. 24 Y confío en que también yo, con la ayuda del Señor, iré pronto a visitaros.

25 Entre tanto, me ha parecido necesario enviaros al hermano Epafrodito, colaborador y compañero mío de lucha, que vino como embajador vuestro con la misión de socorrerme. 26 Os echaba mucho de menos y estaba inquieto sabiendo que os habíais enterado de su enfermedad. 27 Es cierto que estuvo enfermo y a las puertas de la muerte; pero Dios se apiadó de él, y no sólo de él, sino también de mi, no queriendo añadir más tristeza a mi tristeza.

28 Así que me he apresurado a enviároslo para que, al verlo de nuevo, recobréis vuestra alegría y disminuya mi preocupación. 29 Acogedlo, pues, en el Señor, con alegría y estimad a quienes se portan como él; 30 pues, en efecto, por causa de Cristo ha estado a punto de morir, arriesgando su vida para suplir la ayuda que vosotros no podíais prestarme.

Ezequiel 41

41 Después me introdujo en la nave del Templo y midió las pilastras: cada una medía tres metros de espesor. La entrada era de cinco metros de ancho, y cada una de las paredes laterales de la entrada medía dos metros y medio. Después midió su longitud: veinte metros, y su anchura: diez metros. Después penetró en el interior y midió las pilastras de la entrada: cada una medía un metro de espesor, mientras que la propia entrada tenía tres metros de ancho. Cada una de las paredes laterales próximas a la entrada medía tres metros y medio de ancho. A continuación midió su longitud y su anchura; eran iguales: diez metros. Después me dijo:

— Este es el lugar santísimo.

Midió el muro del Templo, que resultó ser de tres metros de espesor. La anchura del pasillo que rodeaba el Templo era de dos metros. Las habitaciones anejas formaban una pieza de tres pisos, con treinta habitaciones cada uno. En el muro del Templo había unos salientes destinados a estribar las habitaciones anejas que lo rodeaban; de ese modo estas no penetraban en el muro del Templo. Conforme se subía, las habitaciones anejas se iban ensanchando. El ensanchamiento se lograba ganando espacio al muro. En consecuencia, el Templo se iba ensanchando de abajo arriba. Desde el piso inferior se podía subir al intermedio y al superior. El Templo estaba rodeado por una especie de talud, una construcción elevada que servía de base a las habitaciones anejas; medía tres metros. El espesor del muro exterior del pasillo era de dos metros y medio. Quedaba un solar entre las habitaciones anejas al Templo 10 y el resto de las habitaciones: rodeaba el Templo y medía diez metros de ancho. 11 El pasillo tenía puertas que daban al solar: una orientada al norte y otra al sur. El muro que rodeaba el solar medía dos metros y medio de espesor. 12 El edificio que bordeaba el patio por la parte occidental medía treinta y cinco metros y medio de ancho; estaba rodeado por un muro de dos metros y medio de espesor y cuarenta y cinco metros de longitud. 13 Después midió el Templo, que tenía cincuenta metros de largo, y el edificio con sus muros más el patio, que midió cincuenta metros. 14 La anchura de la fachada del Templo más el patio oriental era de cincuenta metros. 15 Después midió la longitud del edificio a lo largo del patio que tenía detrás: cincuenta metros.

La parte interior de la nave del Templo y su atrio exterior 16 estaban revestidos de paneles de madera. Las ventanas enrejadas y las galerías de los tres lados estaban guarnecidas de madera todo alrededor, excepto los alféizares. Desde el suelo hasta las ventanas había también un revestimiento, 17 hasta el paño que carga sobre la puerta. Dentro del Templo y por la parte exterior, cubriendo todo el muro por fuera y por dentro, 18 había representados querubines y palmeras, alternándose unos y otras. Cada querubín tenía dos caras, 19 una humana y otra de león, que miraban en direcciones opuestas, hacia las palmeras que tenía a ambos lados. El Templo ofrecía este tipo de ornamentación en todos sus muros: 20 estaban cubiertos de querubines y palmeras, desde el suelo hasta el paño que carga sobre la puerta. La puerta de la nave del Templo 21 tenía jambas cuadradas.

Delante del santuario había un objeto que parecía 22 un altar de madera; medía metro y medio de alto, uno de largo y otro de ancho. Tenía ángulos salientes, y su base y lados eran de madera. Entonces me dijo:

— Esta es la mesa que está en presencia del Señor.

23 La nave del Templo tenía una puerta doble; también el santuario 24 tenía una puerta doble. Cada puerta doble tenía hojas que se abrían a derecha y a izquierda, dos hojas por cada puerta. 25 Sobre las puertas de la nave había reproducciones de querubines y palmeras, iguales que las de los muros. En la fachada del vestíbulo, por el exterior, había una barandilla de madera. 26 A ambos lados del vestíbulo había ventanas enrejadas y palmeras. También las habitaciones anejas tenían barandillas.

Salmos 92-93

Salmo 92 (91)

¡Qué bueno es alabar al Señor!

92 Salmo. Canto para el sábado.
Qué bueno es alabar al Señor,
elogiar, oh Altísimo, tu nombre,
pregonar tu amor durante el día,
tu fidelidad durante la noche,
al son del arpa y la cítara,
con los acordes de la lira.
Tú, Señor, con tus actos me alegras,
con la obra de tus manos me regocijas.
Señor, ¡qué grandes son tus obras,
qué profundos tus pensamientos!
El ignorante nada sabe,
el necio no entiende nada de esto:
aunque broten los malvados como hierba,
aunque todos los malhechores prosperen,
acabarán destruidos para siempre.
Mas tú, Señor, por siempre eres excelso.
10 Señor, aquí tienes a tus enemigos,
a los enemigos que han de perecer,
a los malvados que se dispersarán.
11 Pero tú me has dado la fuerza del búfalo,
me has ungido con aceite nuevo.
12 Mis ojos verán caer a mis rivales,
mis oídos se enterarán
de quiénes son los que me atacan.
13 El justo florecerá cual palmera,
crecerá como un cedro del Líbano;
14 plantado en la casa del Señor,
brotará en los atrios de nuestro Dios.
15 Aún en la vejez darán su fruto,
se mantendrán fecundos y frondosos,
16 para anunciar la rectitud del Señor,
mi refugio, en quien no hay maldad.

Salmo 93 (92)

El Señor reina

93 El Señor es rey, está vestido de majestad;
el Señor está vestido y ceñido de poder;
la tierra está segura, no se derrumbará.
Tu trono está firme desde siempre,
desde la eternidad tú existes.
Señor, alzaron los ríos su fragor,
elevaron su estruendo los torrentes.
Poderoso es el Señor en el cielo
más que el fragor de aguas caudalosas,
más que las impetuosas olas del mar.
Tus mandamientos son perpetuos,
la santidad engalana tu casa, Señor,
por días sin término.

La Palabra (España) (BLP)

La Palabra, (versión española) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España