Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Revisada (RVR1977)
Version
Jueces 11:12-40

Conversaciones de Jefté con los amonitas

12 Y envió Jefté mensajeros al rey de los amonitas, diciendo: ¿Qué tienes tú conmigo, que has venido a mí para hacer guerra contra mi tierra?

13 El rey de los amonitas respondió a los mensajeros de Jefté: Por cuanto Israel tomó mi tierra, cuando subió de Egipto, desde Arnón hasta Jaboc y el Jordán, ahora, pues, devuélvela en paz.

14 Y Jefté volvió a enviar otros mensajeros al rey de los amonitas,

15 para decirle: Jefté ha dicho así: Israel no tomó tierra de Moab, ni tierra de los hijos de Amón.

16 Porque cuando Israel subió de Egipto, anduvo por el desierto hasta el Mar Rojo, y llegó a Cadés.

17 Entonces Israel envió mensajeros al rey de Edom, diciendo: Yo te ruego que me dejes pasar por tu tierra; pero el rey de Edom no los escuchó. Envió también al rey de Moab, el cual tampoco quiso; se quedó, por tanto, Israel en Cadés.

18 Después, yendo por el desierto, rodeó la tierra de Edom y la tierra de Moab, y viniendo por el lado oriental de la tierra de Moab, acampó al otro lado de Arnón, y no entró en territorio de Moab; porque Arnón es territorio de Moab.

19 Y envió Israel mensajeros a Sehón rey de los amorreos, rey de Hesbón, diciéndole: Te ruego que me dejes pasar por tu tierra hasta mi lugar.

20 Mas Sehón no se fió de Israel para darle paso por su territorio, sino que reuniendo Sehón toda su gente, acampó en Jahaz, y peleó contra Israel.

21 Pero Jehová Dios de Israel entregó a Sehón y a todo su pueblo en mano de Israel, y los derrotó; y se apoderó Israel de toda la tierra de los amorreos que habitaban en aquel país.

22 Se apoderaron también de todo el territorio del amorreo desde Arnón hasta Jaboc, y desde el desierto hasta el Jordán.

23 Así que, lo que Jehová Dios de Israel desposeyó al amorreo en favor de su pueblo Israel, ¿pretendes tú quitárselo a él?

24 Lo que te hiciere poseer Quemós tu dios, ¿no lo poseerías tú? Así, todo lo que desposeyó Jehová nuestro Dios delante de nosotros, nosotros lo poseeremos.

25 ¿Eres tú ahora mejor en algo que Balac hijo de Zipor, rey de Moab? ¿Tuvo él pleito con Israel, o hizo guerra contra ellos?

26 Cuando Israel ha estado habitando por trescientos años a Hesbón y sus aldeas, a Aroer y sus aldeas, y todas las ciudades que están en el territorio de Arnón, ¿por qué no las habéis recobrado en ese tiempo?

27 Así que, yo nada he pecado contra ti, mas tú haces mal conmigo peleando contra mí. Jehová, que es el juez, juzgue hoy entre los hijos de Israel y los hijos de Amón.

28 Mas el rey de los hijos de Amón no atendió a las razones que Jefté le envió.

El voto de Jefté y su victoria

29 Y el Espíritu de Jehová vino sobre Jefté; y pasó por Galaad y Manasés, y de allí pasó a Mizpá de Galaad, y de Mizpá de Galaad pasó a los hijos de Amón.

30 Y Jefté hizo voto a Jehová, diciendo: Si entregas a los amonitas en mis manos,

31 cualquiera que salga de las puertas de mi casa a recibirme, cuando regrese victorioso de los amonitas, será de Jehová, y lo ofreceré en holocausto.

32 Y fue Jefté hacia los hijos de Amón para pelear contra ellos; y Jehová los entregó en su mano.

33 Y desde Aroer hasta llegar a Minit, veinte ciudades, y hasta la vega de las viñas, los derrotó con muy gran estrago. Así fueron sometidos los amonitas por los hijos de Israel.

34 Entonces volvió Jefté a Mizpá, a su casa; y he aquí su hija que salía a recibirle con panderos y danzas, y ella era sola, su hija única; no tenía fuera de ella hijo ni hija.

35 Y cuando él la vio, rompió sus vestidos, diciendo: ¡Ay, hija mía!, en verdad me has abatido, y tú misma has venido a ser causa de mi dolor; porque le he dado palabra a Jehová, y no podré retractarme.

36 Ella entonces le respondió: Padre mío, si le has dado palabra a Jehová, haz de mí conforme a lo que prometiste, ya que Jehová ha hecho venganza en tus enemigos los hijos de Amón.

37 Y volvió a decir a su padre: Concédeme esto: déjame que por dos meses me vaya a vagar por los montes, y llore mi virginidad con mis compañeras.

38 Él, entonces, dijo: Ve. Y la dejó por dos meses. Y ella fue con sus compañeras, y lloró su virginidad por los montes.

39 Pasados los dos meses volvió a su padre, quien hizo de ella conforme al voto que había hecho. Y ella nunca conoció varón.

40 Y se hizo costumbre en Israel, que de año en año fueran las doncellas de Israel a endechar a la hija de Jefté galaadita, cuatro días al año.

Hechos 15

El problema de los judaizantes, y reunión en Jerusalén

15 Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos.

Como Pablo y Bernabé tuviesen una discusión y contienda no pequeña con ellos, se dispuso que subiesen Pablo y Bernabé, y algunos otros de ellos, a Jerusalén, a los apóstoles y los ancianos, para tratar esta cuestión.

Ellos, pues, habiendo sido puestos en camino por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, relatando con todo detalle la conversión de los gentiles; y causaban gran gozo a todos los hermanos.

Y llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y los apóstoles y los ancianos, y refirieron todas las cosas que Dios había hecho con ellos.

Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Se debe circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés.

Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para considerar este asunto.

Y después de mucha discusión, Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros estáis perfectamente enterados de que ya hace algún tiempo Dios me escogió de entre nosotros para que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen.

Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros;

y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones.

10 Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, imponiendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?

11 Más bien, creemos que por la gracia del Señor Jesús somos salvos, de igual modo que ellos.

12 Entonces toda la multitud calló, y escuchaban a Bernabé y a Pablo, que contaban cuán grandes señales y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles.

13 Y cuando ellos callaron, Jacobo tomó la palabra y dijo: Varones hermanos, oídme.

14 Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de entre ellos un pueblo para su nombre.

15 Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito:

16 Después de esto volveré
Y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído;
Y repararé sus ruinas,
Y lo volveré a levantar,
17 Para que el resto de los hombres busque al Señor,
Y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre,
18 Dice el Señor, que hace todo esto.
Desde la eternidad conoce el Señor su obra.

19 Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los que de entre los gentiles se convierten a Dios,

20 sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de la fornicación, de lo estrangulado y de la sangre.

21 Porque Moisés desde generaciones antiguas tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada sábado.

22 Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir de entre ellos varones y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas que tenía por sobrenombre Barsabás, y a Silas, varones dirigentes entre los hermanos;

23 y escribir por conducto de ellos: Los apóstoles, los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los gentiles que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia, saludos.

24 Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley,

25 nos ha parecido bien, habiendo llegado a un común acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo,

26 hombres que han expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

27 Así que hemos enviado a Judas y a Silas, los cuales también de palabra os informarán de lo mismo.

28 Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias:

29 que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación. Si os abstenéis de tales cosas, obraréis bien. Pasadlo bien.

30 Así, pues, los que fueron enviados descendieron a Antioquía, y reuniendo a la congregación, entregaron la carta;

31 y habiéndola leído, se regocijaron por la consolación.

32 Y Judas y Silas, como ellos también eran profetas, consolaron y confortaron a los hermanos con abundancia de palabras.

33 Y después de pasar algún tiempo allí, fueron despedidos con paz por los hermanos, para volver a aquellos que los habían enviado.

34 Mas a Silas le pareció bien el quedarse allí.

35 Pero Pablo y Bernabé continuaron en Antioquía, enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio con otros muchos.

Pablo se separa de Bernabé, y comienza su segundo viaje misionero

36 Después de algunos días, Pablo dijo a Bernabé: Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están.

37 Y Bernabé quería que llevasen consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos;

38 pero Pablo insistía en que no debían llevar consigo al que se había apartado de ellos desde Panfilia, y no había ido con ellos a la obra.

39 Y se produjo tal tirantez entre ellos, que se separaron el uno del otro; Bernabé, tomando a Marcos, se embarcó rumbo a Chipre,

40 y Pablo, escogiendo a Silas, salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor,

41 y pasó por Siria y Cilicia, consolidando las iglesias.

Jeremías 24

La señal de los higos buenos y malos

24 Después de haber deportado Nabucodonosor, rey de Babilonia, a Jeconías hijo de Joacim, rey de Judá, a los príncipes de Judá y los artesanos y herreros de Jerusalén, y haberlos llevado cautivos a Babilonia, me mostró Jehová dos cestas de higos puestas delante del templo de Jehová.

Una cesta tenía higos muy buenos, como brevas; y la otra cesta tenía higos muy malos, que de malos no se podían comer.

Y me dijo Jehová: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y dije: Higos; higos buenos, muy buenos; y malos, muy malos, que de malos no se pueden comer.

Y vino a mí la palabra de Jehová, diciendo:

Así ha dicho Jehová Dios de Israel: Como a estos higos buenos, así miraré a los deportados de Judá, a los cuales eché de este lugar a la tierra de los caldeos, para bien.

Porque pondré mis ojos sobre ellos para bien, y los volveré a esta tierra, y los edificaré, y no los destruiré; los plantaré y no los arrancaré.

Y les daré un corazón para que me conozcan que yo soy Jehová; y me serán por pueblo, y yo les seré a ellos por Dios; porque se volverán a mí con todo su corazón.

Y como los higos malos, que de malos no se pueden comer, así ha dicho Jehová, pondré a Sedequías, rey de Judá, a sus príncipes y al resto de Jerusalén que quedó en esta tierra, y a los que moran en la tierra de Egipto.

Y los daré por horror y por calamidad a todos los reinos de la tierra; por infamia, por ejemplo, por refrán y por maldición a todos los lugares adonde yo los arroje.

10 Y enviaré sobre ellos espada, hambre y pestilencia, hasta que sean exterminados de la tierra que les di a ellos y a sus padres.

Marcos 10

Jesucristo enseña sobre el divorcio

10 Levantándose de allí, se va al distrito de Judea y al otro lado del Jordán; y de nuevo se aglomera una multitud en torno a él y, como era su costumbre, les enseñaba una vez más.

Y acercándose unos fariseos para ponerle a prueba, le preguntaban si es lícito a un hombre repudiar a su mujer.

Él respondió y les dijo: ¿Qué os ordenó Moisés?

Ellos dijeron: Moisés permitió escribir un certificado de divorcio, y repudiarla.

Pero Jesús les dijo: Por la dureza de vuestro corazón, os escribió él este mandamiento.

Pero desde el comienzo de la creación, Dios los hizo varón y hembra.

Por esta razón, dejará el hombre a su padre y a su madre [y se unirá a su mujer][a].

Y los dos vendrán a ser una sola carne; hasta el punto de que ya no son dos, sino una sola carne.

Por lo tanto, lo que Dios unió, que no lo separe el hombre.

10 Y cuando volvieron a la casa, los discípulos le preguntaban otra vez sobre esto.

11 Y él les dice: Cualquiera que repudie a su mujer, y se case con otra, comete adulterio contra ella;

12 y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio.

Jesucristo bendice a los niños

13 Y le traían niños para que los tocase; pero los discípulos les reprendieron.

14 Cuando Jesús vio esto, se indignó y les dijo: Dejad que los niños vengan a mí; no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el reino de Dios.

15 En verdad os digo, quienquiera que no reciba el reino de Dios como un niño, de ninguna manera entrará en él.

16 Y los tomó en sus brazos y los bendecía poniendo las manos sobre ellos.

El joven rico

17 Cuando salía Jesús para ponerse en camino, vino uno corriendo hacia él y cayó de rodillas ante él y le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?

18 Jesús le dijo: ¿Por qué me dices bueno? Nadie es bueno, sino sólo Dios.

19 Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no digas falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a tu madre.

20 Él le dijo: Maestro, todas estas cosas las he guardado desde mi juventud.

21 Jesús le miró y sintió afecto por él, y le dijo: Una cosa te falta; anda, vende cuanto tienes y dalo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; y ven, sígueme [tomando tu cruz][b].

22 Pero él se puso triste al oír estas palabras y se marchó apesadumbrado, porque tenía muchas posesiones.

Peligro de las riquezas

23 Entonces Jesús, mirando en derredor, les dice a sus discípulos: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!

24 Los discípulos estaban atónitos ante sus palabras. Pero Jesús, tomando de nuevo la palabra, les dice: Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios [a los que confían en las riquezas][c]!

25 Es más fácil que un camello pase a través del ojo de la aguja, que el que un rico entre en el reino de Dios.

26 Pero ellos se asombraban aún más, y decían entre ellos: Entonces, ¿quién puede ser salvo?

27 Jesús, mirándoles fijamente, dice: Por parte de los hombres, imposible; pero no por parte de Dios, porque con Dios todo es posible.

28 Pedro comenzó a decirle: Mira, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.

29 Jesús dijo: En verdad os digo, no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos, o campos, por causa de mí y por causa del evangelio,

30 que no reciba cien veces más ahora en este tiempo: casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y campos, con persecuciones; y en la era venidera, vida eterna.

31 Pero muchos primeros serán últimos; y los últimos, primeros.

Jesús anuncia de nuevo su muerte

32 Iban de camino, subiendo a Jerusalén, y Jesús iba delante de ellos; ellos estaban atónitos; y los que le seguían tenían miedo. Y tomando de nuevo aparte a los doce, comenzó a decirles lo que estaba a punto de sucederle:

33 Mirad que estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas; y lo condenarán a muerte, y lo entregarán a traición a los gentiles;

34 se burlarán de él, le escupirán, le azotarán y matarán, y a los tres días resucitará.

Petición de Jacobo y de Juan

35 Se acercan a él Jacobo y Juan, los dos hijos de Zebedeo, y le dicen: Queremos que hagas por nosotros lo que te pidamos.

36 Él les dijo: ¿Qué queréis que haga por vosotros?

37 Y ellos le dijeron: Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.

38 Jesús les dijo: No sabéis lo que estáis pidiendo. ¿Podéis beber la copa que yo bebo, o ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado?

39 Y ellos le dijeron: Podemos. Entonces les dijo Jesús: La copa que yo bebo, la beberéis; y seréis bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado;

40 pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no es mío el concederlo, sino que es para quienes ha sido preparado.

41 Al oír esto, los diez comenzaron a indignarse con respecto a Jacobo y Juan.

42 Y llamándoles adonde él estaba, les dice Jesús: Sabéis que los que se tienen por gobernantes de los gentiles, se enseñorean de ellos, y sus magnates los sujetan bajo su autoridad.

43 Pero entre vosotros no es así, sino que cualquiera que desee llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro sirviente;

44 y cualquiera que desee entre vosotros ser primero, será esclavo de todos;

45 porque aun el Hijo del Hombre no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.

El ciego Bartimeo recibe la vista

46 Llegan a Jericó. Y cuando salía de Jericó con sus discípulos y una considerable muchedumbre, el hijo de Timeo, Bartimeo, un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino.

47 Al oír que era Jesús el Nazareno, comenzó a gritar y a decir: ¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!

48 Muchos le increpaban para que se callara, pero él gritaba mucho más: ¡Hijo de David, ten compasión de mí!

49 Jesús se detuvo y dijo: Llamadle. Llaman al ciego y le dicen: ¡Ánimo, levántate, que te llama!

50 Él arrojó de sí su manto, dio un salto y se fue hacia Jesús.

51 Y Jesús, dirigiéndole la palabra, dijo: ¿Qué deseas que haga por ti? El ciego le dijo: Rabbuní, que recobre la vista.

52 Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha sanado. En seguida recobró la vista y le seguía por el camino.

Reina Valera Revisada (RVR1977)

Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.