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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
La Biblia de las Américas (LBLA)
Version
Rut 2

Rut en el campo de Booz

Y tenía Noemí un pariente[a] de su marido, un hombre de mucha riqueza[b], de la familia de Elimelec(A), el cual se llamaba Booz. Y Rut la moabita dijo a Noemí: Te ruego que me dejes ir al campo a recoger espigas(B) en pos de aquel a cuyos ojos halle gracia. Y ella le respondió: Ve, hija mía. Partió, pues, y fue y espigó en el campo en pos de los segadores; y aconteció que fue a[c] la parte del campo que pertenecía a Booz, que era de la familia de Elimelec. Y he aquí que vino Booz de Belén, y dijo a los segadores: El Señor sea con vosotros(C). Y ellos le respondieron: Que el Señor te bendiga. Entonces Booz dijo a su siervo que estaba a cargo de[d] los segadores: ¿De quién es esta joven? Y el siervo a cargo de[e] los segadores respondió y dijo: Es la joven moabita que volvió con Noemí de la tierra de Moab. Y ella dijo: «Te ruego que me dejes espigar y recoger tras los segadores entre las gavillas». Y vino y ha permanecido desde la mañana hasta ahora; solo se ha sentado en la casa por un momento.

Rut y Booz

Entonces Booz dijo a Rut: Oye[f], hija mía. No vayas a espigar a otro campo; tampoco pases de aquí, sino quédate con mis criadas. Fíjate en el campo donde ellas siegan y síguelas, pues he ordenado a los siervos que no te molesten[g]. Cuando tengas sed, ve a las vasijas y bebe del agua que sacan los siervos. 10 Ella bajó su rostro, se postró en tierra(D) y le dijo: ¿Por qué he hallado gracia ante tus ojos para que te fijes en mí, siendo yo extranjera? 11 Y Booz le respondió, y dijo: Todo lo que has hecho por tu suegra después de la muerte de tu esposo me ha sido informado en detalle, y cómo dejaste a tu padre, a tu madre y tu tierra natal, y viniste a un pueblo que antes no conocías. 12 Que el Señor recompense tu obra(E) y que tu remuneración sea completa de parte del Señor, Dios de Israel, bajo cuyas alas has venido a refugiarte(F). 13 Entonces ella dijo: Señor mío, he hallado gracia ante tus ojos, porque me has consolado y en verdad has hablado con bondad a tu[h] sierva, aunque yo no soy como una de tus siervas.

14 Y a la hora de comer Booz le dijo: Ven acá[i] para que comas del pan y mojes tu pedazo de pan en el vinagre. Así pues ella se sentó junto a los segadores; y él le sirvió[j] grano tostado, y ella comió hasta saciarse y aún le sobró(G). 15 Cuando ella se levantó para espigar, Booz ordenó a sus siervos, diciendo: Dejadla espigar aun entre las gavillas y no la avergoncéis. 16 También sacaréis a propósito para ella un poco de grano de los manojos y lo dejaréis para que ella lo recoja, y no la reprendáis.

17 Y ella espigó en el campo hasta el anochecer, y desgranó lo que había espigado y fue como un efa[k] de cebada. 18 Y lo tomó y fue a la ciudad, y su suegra vio lo que había recogido. Y sacó también lo que le había sobrado después de haberse saciado[l] y se lo dio a Noemí[m](H). 19 Entonces su suegra le dijo: ¿Dónde espigaste y dónde trabajaste hoy? Bendito sea aquel que se fijó en ti(I). Y ella informó a su suegra con quién había trabajado, y dijo: El hombre con el que trabajé hoy se llama Booz. 20 Y Noemí dijo a su nuera: Sea él bendito del Señor, porque no ha rehusado su bondad ni a los vivos ni a los muertos(J). Le dijo también Noemí: El hombre es nuestro pariente[n]; es uno de nuestros parientes más cercanos[o]. 21 Entonces Rut la moabita dijo: Además[p], él me dijo: «Debes estar cerca de mis siervos hasta que hayan terminado toda mi cosecha». 22 Y Noemí dijo a Rut su nuera: Es bueno, hija mía, que salgas con sus criadas, no sea que en otro campo te maltraten[q]. 23 Y ella se quedó cerca de las criadas de Booz espigando hasta que se acabó la cosecha(K) de cebada y de trigo. Y vivía con su suegra.

Hechos 27

Pablo sale para Roma

27 Cuando se decidió que deberíamos(A) embarcarnos para Italia(B), fueron entregados Pablo y algunos otros presos a un centurión de la compañía[a](C) Augusta, llamado Julio. Y embarcándonos en una nave adramitena que estaba para zarpar hacia las regiones de la costa de Asia[b](D), nos hicimos a la mar acompañados por Aristarco, un macedonio(E) de Tesalónica(F). Al día siguiente llegamos a Sidón(G). Julio trató a Pablo con benevolencia(H), permitiéndole ir a sus amigos y ser atendido por ellos(I). De allí partimos y navegamos al abrigo de la isla de Chipre(J), porque los vientos eran contrarios(K). Y después de navegar atravesando el mar frente a[c] las costas de Cilicia(L) y de Panfilia(M), llegamos a Mira de Licia. Allí el centurión halló una nave alejandrina(N) que iba[d] para Italia(O), y nos embarcó en ella. Y después de navegar lentamente por muchos días, y de llegar con dificultad frente a Gnido, pues el viento no nos permitió(P) avanzar más[e], navegamos al abrigo de Creta(Q), frente a Salmón; y costeándola(R) con dificultad, llegamos a un lugar llamado Buenos Puertos, cerca del cual estaba la ciudad de Lasea.

La tempestad en el mar

Cuando ya había pasado mucho tiempo y la navegación se había vuelto peligrosa, pues hasta el Ayuno[f](S) había pasado ya, Pablo los amonestaba, 10 diciéndoles: Amigos[g], veo que de seguro este viaje va a ser con perjuicio y graves pérdidas(T), no solo del cargamento y de la nave, sino también de nuestras vidas. 11 Pero el centurión se persuadió más por lo dicho por el piloto(U) y el capitán[h] del barco, que por lo que Pablo decía. 12 Y como el puerto no era adecuado para invernar, la mayoría tomó la decisión de hacerse a la mar desde allí, por si les era posible arribar a Fenice, un puerto de Creta(V) que mira hacia el nordeste y el sudeste[i], y pasar el invierno allí. 13 Cuando comenzó a soplar un moderado[j] viento del sur, creyendo que habían logrado su propósito, levaron anclas y navegaban(W) costeando a Creta(X). 14 Pero no mucho después, desde tierra[k] comenzó a soplar[l] un viento huracanado(Y) que se llama Euroclidón[m], 15 y siendo azotada[n] la nave, y no pudiendo hacer frente al viento nos abandonamos a él y nos dejamos llevar a la deriva. 16 Navegando[o] al abrigo de una pequeña isla llamada Clauda[p], con mucha dificultad pudimos sujetar el esquife. 17 Después que lo alzaron, usaron amarras[q] para ceñir la nave; y temiendo encallar(Z) en los bancos de Sirte, echaron el ancla flotante[r] y[s] se abandonaron a la deriva. 18 Al día siguiente, mientras éramos sacudidos furiosamente por la tormenta, comenzaron a arrojar la carga[t](AA); 19 y al tercer día, con sus propias manos arrojaron al mar los aparejos de la nave. 20 Como ni el sol ni las estrellas aparecieron por muchos días, y una tempestad no pequeña se abatía sobre nosotros, desde entonces fuimos abandonando toda esperanza de salvarnos. 21 Cuando habían pasado muchos días sin comer[u], Pablo se puso en pie en medio de ellos y dijo: Amigos[v], debierais haberme hecho caso[w] y no haber zarpado de Creta(AB), evitando[x] así este perjuicio y pérdida(AC). 22 Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo(AD), porque no habrá pérdida de vida entre vosotros, sino solo del barco. 23 Porque esta noche estuvo en mi presencia(AE) un ángel del Dios(AF) de quien soy y a quien sirvo(AG), 24 diciendo: «No temas, Pablo; has de comparecer ante el César(AH); y he aquí, Dios te ha concedido todos los que navegan contigo(AI)». 25 Por tanto, tened buen ánimo(AJ) amigos[y], porque yo confío en Dios, que acontecerá[z] exactamente como se me dijo. 26 Pero tenemos que encallar(AK) en cierta isla(AL).

27 Y llegada la decimocuarta noche, mientras éramos llevados a la deriva en el mar Adriático, a eso de la medianoche los marineros presentían que se estaban acercando a tierra[aa]. 28 Echaron la sonda y hallaron que había veinte brazas; pasando un poco más adelante volvieron a echar la sonda y hallaron quince brazas de profundidad. 29 Y temiendo que en algún lugar fuéramos a dar contra los escollos[ab](AM), echaron cuatro anclas por la popa y ansiaban que amaneciera[ac]. 30 Como los marineros trataban de escapar de la nave y habían bajado el esquife(AN) al mar, bajo pretexto de que se proponían echar las anclas desde la proa, 31 Pablo dijo al centurión y a los soldados: Si estos no permanecen en la nave, vosotros no podréis salvaros. 32 Entonces los soldados cortaron las amarras(AO) del esquife y dejaron que se perdiera. 33 Y hasta que estaba a punto de amanecer, Pablo exhortaba a todos a que tomaran alimento, diciendo: Hace ya catorce días[ad] que, velando continuamente, estáis en ayunas, sin tomar ningún alimento. 34 Por eso os aconsejo que toméis alimento, porque esto es necesario para vuestra supervivencia; pues ni un solo cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecerá(AP). 35 Habiendo dicho esto, tomó pan y dio gracias a Dios en presencia de todos; y partiéndolo(AQ), comenzó a comer. 36 Entonces todos, teniendo ya buen ánimo(AR), tomaron también alimento. 37 En total éramos en la nave doscientas setenta y seis personas[ae](AS). 38 Una vez saciados, aligeraron la nave arrojando el trigo al mar(AT). 39 Cuando se hizo de día, no reconocían la tierra(AU), pero podían distinguir una bahía que tenía playa, y decidieron[af] lanzar la nave hacia ella[ag], si les era posible. 40 Y cortando las anclas(AV), las dejaron[ah] en el mar, aflojando al mismo tiempo las amarras de los timones; e izando la vela de proa al viento, se dirigieron hacia la playa. 41 Pero chocando contra un escollo[ai] donde se encuentran dos corrientes[aj], encallaron la nave; la proa se clavó y quedó inmóvil, pero la popa se rompía por la fuerza de las olas. 42 Y el plan de los soldados era matar a los presos, para que ninguno de ellos escapara(AW) a nado; 43 pero el centurión, queriendo salvar a Pablo(AX), impidió su propósito, y ordenó que los que pudieran nadar se arrojaran primero por la borda y llegaran a tierra, 44 y que los demás siguieran, algunos en tablones, y otros en diferentes objetos de la nave. Y así sucedió que todos llegaron salvos a tierra(AY).

Jeremías 37

Jeremías encarcelado

37 Y Sedequías, hijo de Josías, a quien Nabucodonosor, rey de Babilonia, había hecho rey en la tierra de Judá(A), reinó en lugar de Conías, hijo de Joacim(B). Pero ni él, ni sus siervos, ni el pueblo de la tierra escucharon las palabras que el Señor había hablado por medio[a] del profeta Jeremías(C).

Y el rey Sedequías envió a Jucal, hijo de Selemías, y al sacerdote Sofonías, hijo de Maasías(D), a decir al profeta Jeremías(E): Ruega ahora por nosotros al Señor nuestro Dios(F). Y Jeremías entraba y salía en medio del pueblo, porque todavía no lo habían puesto en la cárcel(G). Entretanto, el ejército de Faraón había salido de Egipto(H), y cuando los caldeos que tenían sitiada a Jerusalén oyeron la noticia acerca de ellos, levantaron el sitio de Jerusalén(I).

Entonces vino la palabra del Señor al profeta Jeremías, diciendo: Así dice el Señor, Dios de Israel: «Así diréis al rey de Judá, que os envió a mí para consultarme(J): “He aquí, el ejército de Faraón que salió en vuestra ayuda, volverá a su tierra de Egipto(K). Y volverán los caldeos y pelearán contra esta ciudad, la capturarán y le prenderán fuego(L)”». Así dice el Señor: «No os engañéis(M), diciendo: “Ciertamente los caldeos se apartarán de nosotros”, porque no se apartarán. 10 Pues aunque hubierais derrotado a todo el ejército de los caldeos que peleaba contra vosotros, y solo quedaran heridos entre ellos(N), se levantaría cada uno en su tienda, y prenderían fuego a esta ciudad(O)».

11 Y sucedió que cuando el ejército de los caldeos levantó el sitio de Jerusalén por causa del ejército de Faraón, 12 Jeremías salió de Jerusalén para ir a la tierra de Benjamín a tomar allí posesión de una propiedad[b](P) en el pueblo. 13 Estando él a la puerta de Benjamín(Q), había allí un capitán de la guardia que se llamaba Irías, hijo de Selemías, hijo de Hananías, el cual apresó al profeta Jeremías, diciendo(R): Tú vas a pasarte a[c] los caldeos. 14 Pero Jeremías dijo: ¡No es verdad! No voy a pasarme a[d] los caldeos. Sin embargo él no le hizo caso(S). Apresó, pues, Irías a Jeremías y lo llevó a los oficiales. 15 Y los oficiales se enojaron contra Jeremías y lo azotaron, y lo encarcelaron(T) en la casa del escriba Jonatán, la cual habían convertido en prisión(U). 16 Entró, pues, Jeremías en el calabozo[e], es decir, en la celda abovedada; allí permaneció Jeremías muchos días(V).

17 Y el rey Sedequías envió a sacarlo[f], y en su palacio el rey le preguntó secretamente, y le dijo(W): ¿Hay palabra del Señor(X)? Y Jeremías respondió: La hay. Y añadió: En manos del rey de Babilonia serás entregado(Y). 18 Dijo también Jeremías al rey Sedequías: ¿En qué he pecado(Z) contra ti, o contra tus siervos, o contra este pueblo para que me hayas puesto en prisión? 19 ¿Dónde, pues, están vuestros profetas que os profetizaban, diciendo(AA): «El rey de Babilonia(AB) no vendrá contra vosotros, ni contra esta tierra»? 20 Mas ahora, te ruego que escuches, oh rey mi señor; venga[g] ahora mi súplica delante de ti, y no me hagas volver a la casa del escriba Jonatán, no sea que muera yo allí(AC). 21 Entonces el rey Sedequías ordenó que pusieran a Jeremías en el patio de la guardia y le dieran una torta de pan al día de la calle de los panaderos, hasta que se acabara todo el pan(AD) en la ciudad(AE). Y permaneció Jeremías en el patio de la guardia(AF).

Salmos 10

Oración pidiendo la caída de los impíos

10 ¿Por qué, oh Señor, te mantienes alejado(A),
y te escondes[a](B) en tiempos de tribulación?
Con arrogancia el impío acosa[b] al afligido(C);
¡que sea[c] atrapado en las trampas que ha urdido(D)!

Porque del deseo de su corazón[d](E) se jacta el impío(F),
y el codicioso maldice[e] y desprecia al Señor(G).
El impío, en la altivez de su rostro, no busca a Dios(H).
Todo su pensamiento es[f]: No hay Dios[g](I).

Sus caminos prosperan[h] en todo tiempo(J);
tus juicios, oh Dios, están en lo alto, lejos de su vista(K);
a todos sus adversarios los desprecia.
Dice en su corazón: No hay quien me mueva[i](L);
por todas las generaciones no sufriré adversidad(M).
Llena está su boca de blasfemia(N), engaño y opresión(O);
bajo su lengua hay malicia e iniquidad(P).
Se sienta al acecho en las aldeas(Q),
en los escondrijos mata al inocente(R);
sus ojos espían[j] al desvalido[k](S).
Acecha en el escondrijo como león en su guarida(T);
acecha(U) para atrapar al afligido(V),
y atrapa al afligido arrastrándolo a su red(W).
10 Se agazapa, se encoge,
y los desdichados[l] caen en sus garras.
11 Dice en su corazón: Dios se ha olvidado;
ha escondido su rostro; nunca verá nada(X).

12 Levántate, oh Señor; alza, oh Dios, tu mano(Y).
No te olvides de los pobres(Z).
13 ¿Por qué ha despreciado el impío a Dios(AA)?
Ha dicho en su corazón: Tú no lo requerirás.
14 lo has visto, porque has contemplado la malicia y la vejación(AB), para hacer justicia con[m] tu mano.
A ti se acoge el desvalido[n](AC);
tú has sido amparo[o] del huérfano(AD).
15 Quiebra tú el brazo del impío y del malvado(AE);
persigue su maldad hasta que desaparezca[p](AF).

16 El Señor es Rey eternamente y para siempre(AG);
las naciones han perecido de su tierra(AH).
17 Oh Señor, tú has oído el deseo de los humildes[q](AI);
tú fortalecerás su corazón(AJ) e inclinarás tu oído(AK)
18 para vindicar[r] al huérfano(AL) y al afligido(AM);
para que no vuelva a causar terror el hombre de la tierra[s](AN).

La Biblia de las Américas (LBLA)

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