Print Page Options
Previous Prev Day Next DayNext

M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
2 Reyes 3

Jorán, rey de Israel

Entonces Jorán hijo de Acab gobernó como rey de Israel en Samaria. Comenzó a reinar durante el año 18 del reinado de Josafat, rey de Judá. Jorán gobernó durante doce años. Lo que él hacía no le agradaba al SEÑOR. Sin embargo, no fue tan malo como su papá y como su mamá, porque quitó el pilar que había hecho su papá para adorar a Baal. En eso estuvo bien, pero cometió los mismos pecados de Jeroboán hijo de Nabat que fueron motivo para que los israelitas pecaran.

Moab se rebela contra Israel

Mesá, rey de Moab, era ganadero y tenía muchas ovejas. Le daba al rey de Israel 100 000 corderos y 100 000 ovejas con su lana. Pero cuando murió Acab, el rey de Moab se rebeló contra el rey de Israel. Entonces Jorán salió de Samaria habiendo reunido a todos los hombres de Israel. Jorán mandó llamar a Josafat, rey de Judá, y le dijo:

—El rey de Moab se ha rebelado contra mí. ¿Irás conmigo a luchar contra Moab?

Josafat respondió:

—Sí, yo iré contigo. Mis soldados y mis caballos están tan dispuestos como los tuyos.

Josafat le preguntó a Jorán:

—¿Por cuál camino iremos?

Jorán le contestó:

—Iremos por el desierto de Edom.

Así que el rey de Israel salió junto con los reyes de Judá y de Edom. Pero como tuvieron que dar un rodeo por el desierto que duró unos siete días, no hubo suficiente agua para el ejército ni para los animales. 10 Finalmente el rey de Israel dijo:

—¡Ay, pues! El SEÑOR trajo a estos tres reyes al desierto para entregarnos en manos de los moabitas.

11 Pero Josafat le dijo:

—Seguramente uno de los profetas del SEÑOR está aquí, preguntémosle qué dice el SEÑOR.

Uno de los siervos del rey de Israel dijo:

—Eliseo hijo de Safat y siervo de Elías está aquí.

12 Josafat dijo:

—¡La palabra del SEÑOR está con Eliseo!

Así que el rey de Israel, Josafat y el rey de Edom fueron a ver a Eliseo.

13 Eliseo le dijo al rey de Israel:

—¿Qué tiene usted que ver conmigo? ¡Vaya y consulte a los profetas de su papá y de su mamá!

El rey de Israel le dijo a Eliseo:

—Dime si es cierto que el SEÑOR nos juntó a nosotros tres para entregarnos a los moabitas.

14 Eliseo dijo:

—Yo respeto a Josafat, rey de Judá, y sirvo al SEÑOR Todopoderoso. Tan cierto como que Dios existe, que vine aquí solo por Josafat. Si no fuera por él, no te haría caso, ni siquiera te miraría. 15 Ahora, llamen a alguien que toque el arpa.

Cuando el músico comenzó a tocar la música, el poder[a] del SEÑOR comenzó a operar por medio de Eliseo. 16 Entonces Eliseo dijo:

—Esto dice el SEÑOR: “Caven pozos por todo este valle”. 17 Así dice el SEÑOR: “No verán viento ni lluvia; sin embargo, el valle se llenará de agua y entonces ustedes, su ganado y sus otros animales tendrán agua para beber. 18 Y todo eso es poco a los ojos del SEÑOR, quien además entregará a Moab en manos de ustedes. 19 Atacarán todas las ciudades fortificadas e importantes, cortarán todos los árboles buenos, taparán todos los pozos de agua y arruinarán toda la tierra arable con piedras”.

20 Al día siguiente a la hora del sacrificio matutino, comenzó a correr agua desde Edom y llenó todo el valle.

21 Los moabitas escucharon que los reyes habían salido para pelear con ellos. Por eso reunieron a todos los hombres en edad de cumplir el servicio militar y esperaron en la frontera. 22 Cuando los moabitas se levantaron a la madrugada, salió el sol y el reflejo del agua parecía sangre. 23 Los moabitas dijeron: «¡Miren, sangre! Los reyes debieron haberse atacado entre sí y haberse destruido. Ahora todo lo suyo será nuestro botín de guerra».

24 Los moabitas se acercaron al campamento israelita, pero los israelitas contraatacaron y los moabitas huyeron. Entonces los israelitas persiguieron a los moabitas y acabaron con ellos. 25 Destruyeron sus ciudades, tiraron piedras en la tierra de cultivo, taparon los pozos de agua y cortaron todos los buenos árboles. Siguieron peleando por todo el país, rodearon a Quir Jaréset y atacaron la ciudad.

26 El rey de Moab vio que la batalla iba de mal en peor, así que tomó a 700 hombres con espadas para abrir una brecha y atentar contra el rey de Edom, pero fracasó. 27 Entonces el rey de Moab tomó a su hijo mayor, el heredero del trono, y lo ofreció como un sacrificio que debe quemarse completamente. Hubo tanta ira contra los israelitas que abandonaron el ataque y regresaron a su país.

2 Tesalonicenses 3

Oren por nosotros

Ahora, hermanos, oren por nosotros para que el mensaje del Señor continúe dándose a conocer y para que la gente respete ese mensaje, así como lo hacen ustedes. Oren también para que siempre estemos protegidos de la gente mala y perversa, porque no todos tienen fe en el Señor. Pero el Señor es fiel y les dará fortaleza y protección contra el maligno. Confiamos en el Señor que ustedes hacen lo que les decimos y que continuarán haciéndolo. Que el Señor los ayude a entender el amor de Dios y la paciencia de Cristo.

La obligación de trabajar

Hermanos, por la autoridad que nuestro Señor Jesucristo nos ha dado, les ordenamos que se alejen de todo creyente que se niegue a trabajar. Porque los que se niegan a trabajar no están siguiendo las enseñanzas que les dimos. Ustedes bien saben que deben seguir nuestro ejemplo, que no fuimos perezosos cuando estuvimos con ustedes. Siempre pagamos la comida que nos dieron. Trabajamos mucho día y noche para no ser una carga para nadie. Aunque teníamos el derecho de pedirles ayuda, siempre trabajamos para servirles de ejemplo. 10 Cuando estuvimos con ustedes, les dimos esta orden: «El que no trabaje, que no coma».

11 Hemos escuchado que algunos de ustedes no quieren trabajar y no se ocupan en nada; no se preocupan por trabajar, sino por estar pendientes de los demás. 12 A esos les ordenamos en el nombre del Señor Jesucristo que dejen de molestar a los demás y que se dediquen a trabajar para conseguir su comida y sustento. 13 Pero ustedes hermanos, nunca se den por vencidos de hacer el bien.

14 Si alguien no obedece lo que les decimos en esta carta, fíjense bien quién es y apártense de él para que le dé vergüenza. 15 Pero no lo traten como a un enemigo, más bien corríjanlo como a un hermano.

Palabras finales

16 Que el Señor de paz les dé paz en todo momento y de toda manera. Que el Señor esté con todos ustedes.

17 Como en todas mis cartas, yo, Pablo, escribo este saludo de mi puño y letra para demostrar que en realidad la carta es mía.

18 Que nuestro Señor Jesucristo los bendiga en abundancia a todos ustedes.

Daniel 7

Daniel sueña con cuatro bestias

Durante el primer año en que Belsasar fue rey[a] de Babilonia, Daniel tuvo un sueño y en su mente vio visiones mientras estaba en su cama. Al despertarse anotó lo más importante del sueño. Esto fue lo que escribió:

Tuve una visión en la noche. Vi que soplaban los cuatro vientos del cielo y agitaban el gran mar. De repente, cuatro bestias gigantes salieron del agua. Todas eran diferentes. La primera parecía un león con alas de águila. Mientras yo miraba, le quitaron las alas y la levantaron para que se mantuviera sobre dos pies como un hombre, y se le dio una mente[b] de ser humano. Luego vi otra bestia. Esta segunda bestia parecía un oso y estaba levantada de medio lado. Tenía tres costillas en la boca entre sus dientes y una voz le decía: «Levántate y come toda la carne que quieras».

Después, seguí mirando y vi otro animal que parecía un leopardo con cuatro alas en el lomo y cuatro cabezas. A este animal le dieron poder para gobernar. Luego vi en mi visión el cuarto animal. Era una bestia terrible, espantosa y de una fuerza impresionante. Tenía dientes de hierro y devoraba varias criaturas. Les destrozaba los huesos y el resto lo pisoteaba. Era muy distinto a los otros tres y tenía diez cuernos. Yo estaba mirándole los cuernos, cuando le apareció otro entre los que ya tenía y rompió tres de ellos. Este nuevo cuerno tenía ojos de humano y una boca que alababa su gran poder.

El juicio de la cuarta bestia

Mientras miraba, aparecieron unos tronos
    y el Anciano venerable[c] se sentó en su trono.
Su ropa era blanca como la nieve;
    su cabello era blanco como lana limpia.
Su trono era de fuego,
    y las llamas formaban las ruedas.
10 Un río de llamas
    corría ante él.
Miles le servían,
    millones estaban frente a él.
Parecía un juicio a punto de comenzar,
    y se abrieron los libros.

11 Yo seguía impresionado mirando la boca del cuerno que alababa su gran poder. Mientras tanto mataron a la bestia, la destrozaron y la quemaron. 12 A los otros animales les quitaron el poder que tenían, pero los dejaron vivir un tiempo más.

13 Yo seguía con estas visiones en la noche. De repente, vi que salía entre las nubes uno como un ser humano[d]. Se acercó al Anciano venerable y lo presentaron ante él. 14 Se le dieron poder, gloria y autoridad; todos los pueblos, naciones y lenguas estarán a su servicio. Su dominio no tendrá fin y su reino nunca será destruido.

La interpretación del sueño

15 Yo, Daniel, estaba angustiado en mi interior, y lo que había visto en la visión me preocupaba. 16 Entonces me acerqué a uno de los que servían al Anciano venerable y le pedí que me explicara todo eso. Él me explicó: 17 «Las cuatro bestias representan cuatro reyes que van a gobernar la tierra. 18 Pero los santos de Dios recibirán el reino y gobernarán para siempre».

19 Yo quería saber lo que representaba el cuarto animal que era muy distinto a los otros. Ese animal era terrible, espantoso y de una fuerza impresionante. Tenía dientes de hierro y garras de bronce. Todo lo devoraba y trituraba, y el resto lo pisoteaba con las pezuñas. 20 Quería saber el significado de los diez cuernos de la cabeza, y del último que le apareció y rompió tres de los que ya tenía. Este nuevo cuerno tenía ojos de humano y una boca que alababa su gran poder; su tamaño era mayor que el de los otros. 21 Mientras yo miraba, ese pequeño cuerno empezó a pelear contra los santos de Dios y los derrotaba. 22 Hasta que apareció el Anciano venerable y favoreció a los santos del Dios altísimo. Así los santos derrotaron al monstruo y se apoderaron del reino.

23 Luego, el que me estaba explicando dijo: «El cuarto animal es el cuarto reino que es distinto a los otros reinos. Devorará toda la tierra, la pisoteará y la destruirá. 24 Los diez cuernos representan a los diez reyes de ese reino. Después de ellos vendrá otro rey que será muy distinto a los otros. Ese nuevo rey derrocará a tres reyes. 25 Ese mandatario hablará en contra del Dios altísimo y causará daño y sufrimiento a los santos de Dios. También tratará de cambiar el calendario establecido por la ley. Los santos de Dios estarán bajo su poder durante tres años y medio. 26 Pero después se hará justicia. Se le quitará todo el poder y su reino será totalmente destruido. 27 Cuando eso suceda, todo el poder y todos los reinos de la tierra estarán en manos de los santos de Dios. Ellos gobernarán para siempre y su reino no tendrá fin. Todos los gobernadores y toda la gente los respetará y estará a su servicio». 28 Ese fue el final del sueño, pero yo, Daniel, seguía muy preocupado y pálido, así que no podía dejar de pensar en ello.

Salmos 114-115

Tiembla tierra ante Dios

Cuando Israel salió de Egipto,
    y Jacob dejó ese país de habla extraña,
Judá se convirtió en el santuario de Dios;
    Israel llegó a ser su dominio.

El mar Rojo se dio cuenta de eso y salió huyendo;
    el Jordán dejó de correr y se echó para atrás.
Las montañas saltaron como cabras,
    y las colinas como corderos.
Mar Rojo, ¿por qué saliste huyendo?
    Río Jordán, ¿por qué dejaste de correr y te echaste para atrás?
Montañas, ¿por qué saltaron como cabras?
    Colinas, ¿por qué saltaron como corderos?

¡Tiembla tierra ante la presencia del Señor!
    Tiembla ante el Dios de Jacob,
que convirtió la roca en un estanque
    y el granito en un manantial.

Dios y los ídolos

SEÑOR, nosotros no merecemos recibir ningún honor;
    todos los honores deben ser para ti.
Sólo tú debes recibir la gloria
    por tu fiel amor y lealtad.

¿Por qué tiene que preguntarnos la gente de otros pueblos:
    «Dónde está su Dios?»
¡Nuestro Dios está en el cielo
    y hace todo lo que le viene en gana!
Los ídolos de esas naciones son oro y plata,
    productos hechos por manos humanas.
Tienen boca, pero no pueden hablar;
    tienen ojos, pero no pueden ver.
Tienen oídos, pero no pueden oír;
    tienen nariz, pero no pueden oler.
Tienen manos, pero no pueden tocar;
    tienen pies, pero no pueden caminar.
    No sale sonido alguno de su garganta.
Así quedarán como esos ídolos
    los que los hacen y los que creen en ellos.

Israelitas, confíen en el SEÑOR;
    él los ayuda y los protege.
10 Descendientes de Aarón, confíen en el SEÑOR;
    él los ayuda y los protege.
11 Todos ustedes los que respetan al SEÑOR,
    confíen en el SEÑOR;
    él es su fuerza y su escudo.

12 El SEÑOR nos recuerda y nos bendecirá;
    bendecirá a los israelitas
    y a los descendientes de Aarón.
13 Bendecirá a todo el que respeta al SEÑOR,
    desde el más pequeño hasta el más grande.

14 El SEÑOR hará que tú y tus hijos
    tengan muchísimos descendientes.
15 Te bendice el SEÑOR,
    creador del cielo y de la tierra.

16 El cielo es del SEÑOR,
    pero les dio la tierra a los seres humanos.
17 Los muertos, los que bajaron al mundo del silencio,
    no alaban al SEÑOR.
18 En cambio, nosotros alabaremos al SEÑOR
    ahora y siempre.

¡Aleluya!

Palabra de Dios para Todos (PDT)

© 2005, 2008, 2012, 2015 Centro Mundial de Traducción de La Biblia © 2005, 2008, 2012, 2015 Bible League International