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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
La Palabra (España) (BLP)
Version
Génesis 30

30 Cuando Raquel vio que no podía dar hijos a Jacob, tuvo envidia de su hermana y dijo a Jacob:

— Dame hijos, porque si no, me muero.

Pero Jacob se enojó mucho con ella y le dijo:

— ¿Crees acaso que soy Dios? Es él quien te ha impedido tener hijos.

Ella replicó:

— Aquí tienes a mi criada Bilhá. Acuéstate con ella y que dé a luz en mis rodillas. Así, por medio de ella, también yo podré formar una familia.

De esta manera, Raquel le dio a Jacob su criada Bilhá para que fuera su concubina. Jacob se acostó con Bilhá que quedó embarazada y dio a luz un hijo para Jacob. Y Raquel dijo:

— ¡Dios me ha hecho justicia! Escuchó mi plegaria y me ha dado un hijo.

Por eso Raquel le puso el nombre de Dan.

Después, Bilhá, la criada de Raquel, volvió a quedar embarazada y dio a luz un segundo hijo para Jacob. Y Raquel dijo:

— Dios me ha hecho competir duramente con mi hermana, pero he vencido.

Por eso Raquel le puso el nombre de Neftalí.

Cuando Lía vio que ya no podía tener hijos, tomó a su criada Zilpá y se la entregó a Jacob como concubina. 10 Y Zilpá, la criada de Lía, dio a Jacob un hijo. 11 Entonces Lía exclamó:

— ¡Qué dicha!

Y por eso lo llamó Gad.

12 Después Zilpá, la criada de Lía, dio un segundo hijo a Jacob. 13 Lía dijo entonces:

— ¡Qué felicidad! Ahora las mujeres me felicitarán.

Por eso lo llamó Aser.

14 Un día, durante la cosecha del trigo, iba Rubén por el campo, encontró mandrágoras y se las llevó a Lía, su madre. Entonces Raquel le dijo a Lía:

— Por favor, dame algunas mandrágoras de las que te trajo tu hijo.

15 Pero Lía le contestó:

— ¿Te parece poco el haberme quitado el marido, que ahora quieres también quitarme las mandrágoras de mi hijo?

Raquel respondió:

— Está bien, te propongo que, a cambio de las mandrágoras de tu hijo, Jacob duerma contigo esta noche.

16 Al anochecer, cuando Jacob volvía del campo, Lía salió a su encuentro y le dijo:

— Hoy pasarás la noche conmigo, porque te he alquilado a cambio de las mandrágoras de mi hijo.

Aquella noche Jacob durmió con Lía, 17 que quedó embarazada y dio a Jacob su quinto hijo. Dios había escuchado su oración. 18 Entonces Lía dijo:

— Dios me ha recompensado, por haberle dado yo mi criada a mi marido.

Por eso lo llamó Isacar.

19 Lía quedó embarazada de nuevo, y dio a Jacob su sexto hijo. 20 Y dijo:

— Dios me ha hecho un buen regalo. Ahora mi marido me honrará, pues le he dado seis hijos.

Por eso lo llamó Zabulón.

21 Después Lía tuvo una hija, a la cual llamó Dina. 22 Pero Dios también se acordó de Raquel; oyó su oración y la hizo fecunda. 23 Raquel quedó embarazada y dio a luz un hijo. Entonces dijo:

— Dios ha borrado mi desgracia.

24 Por eso lo llamó José, y dijo:

— Ojalá me permita Dios tener otro hijo.

Tretas de Jacob y de Labán

25 Después que Raquel dio a luz a José, Jacob le dijo a Labán:

— Déjame volver a mi casa, a mi país. 26 Dame las mujeres por las que te he servido, junto con mis hijos, y me marcharé. Sabes bien cómo he trabajado para ti.

27 Pero Labán le contestó:

— Si yo significo algo para ti, por favor, escúchame. He sabido por un oráculo que el Señor me ha estado bendiciendo gracias a ti.

28 Así que le propuso:

— Dime el salario que quieres ganar, y yo te lo pagaré.

29 Entonces Jacob le dijo:

— Tú bien sabes cómo te he servido y cómo le ha ido al ganado que te he cuidado; 30 lo poco que tenías antes de que yo viniera ha aumentado prodigiosamente, pues desde que llegué, el Señor te ha bendecido. Pero ya es hora de que también haga algo por mi propia familia.

31 Labán insistió:

— ¿Qué quieres que te dé?

Jacob le respondió:

— No tienes que darme nada. Si aceptas lo que te voy a proponer, volveré a pastorear tu ganado. 32 Hoy, voy a pasar por medio de tu rebaño y pondré aparte todas las ovejas oscuras y todas las cabras manchadas o moteadas. Ese será mi salario. 33 Así, el día de mañana, cuando vengas a ver lo que he ganado, no habrá dudas sobre mi honradez: si encuentras algún cordero que no sea oscuro o alguna cabra que no sea manchada o moteada, es que te he robado.

34 Labán dijo:

— Está bien, acepto lo que propones.

35 Aquel mismo día, Labán separó los machos cabríos moteados o manchados, todas las cabras moteadas o manchadas, las que tenían alguna mancha blanca, y todas las ovejas oscuras, y las puso al cuidado de sus hijos. 36 Después se alejó de Jacob unas tres jornadas de camino.

Mientras tanto, Jacob seguía pastoreando el resto del rebaño de Labán.

37 Jacob cortó ramas verdes de álamo, almendro y plátano, y las peló de tal manera que quedaran franjas blancas al descubierto. 38 Colocó las ramas peladas frente a los animales, en los abrevaderos adonde se acercaban las ovejas a beber. Y cuando los animales iban a beber, entraban en celo. 39 De este modo, los machos cubrían a las ovejas delante de las ramas, y las ovejas parían crías rayadas, moteadas o manchadas. 40 Además Jacob apartó las ovejas y las apareó con machos oscuros o rayados. De este modo logró crear su propio rebaño, diferente al de Labán. 41 Cuando las ovejas más robustas estaban en celo, Jacob ponía las ramas delante de ellas, en los abrevaderos, para que se apareasen a la vista de las ramas. 42 Pero ante los animales más flacos, no ponía las ramas. Y así los animales más flacos eran para Labán, y los más robustos para Jacob. 43 Con lo cual Jacob prosperó muchísimo: tenía criados y criadas, numerosos rebaños, y también camellos y asnos.

Marcos 1

I.— COMIENZOS DEL MINISTERIO DE JESÚS (1,1-13)

Título

Principio de la buena noticia de Jesucristo, el Hijo de Dios.

Predicación de Juan el Bautista (Mt 3,1-12; Lc 3,1-9.15-17; Jn 1,19-28)

Así está escrito en el libro del profeta Isaías:

Mira, yo envío mi mensajero delante de ti
para que te prepare el camino.
Se oye una voz:
alguien clama en el desierto:
“¡Preparad el camino del Señor;
abrid sendas rectas para él!”.

Juan el Bautista se presentó en el desierto proclamando que la gente se bautizara como señal de conversión para recibir el perdón de los pecados. La región entera de Judea y todos los habitantes de Jerusalén acudían a él, confesaban sus pecados y Juan los bautizaba en las aguas del Jordán. Juan iba vestido de pelo de camello, llevaba un cinturón de cuero y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y lo que proclamaba era esto:

— Después de mí viene uno que es más poderoso que yo. Yo ni siquiera soy digno de agacharme para desatar las correas de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.

Bautismo de Jesús (Mt 3,13-17; Lc 3,21-22)

Por aquellos días llegó Jesús procedente de Nazaret de Galilea, y Juan lo bautizó en el Jordán. 10 En el instante mismo de salir del agua, vio Jesús que el cielo se abría y que el Espíritu descendía sobre él como una paloma. 11 Y se oyó una voz proveniente del cielo:

— Tú eres mi Hijo amado; en ti me complazco.

12 Acto seguido el Espíritu impulsó a Jesús a ir al desierto 13 donde Satanás lo puso a prueba durante cuarenta días. Vivía entre animales salvajes y era atendido por los ángeles.

II.— REVELACIÓN PROGRESIVA DEL MESÍAS (1,14—8,30)

Predicación inaugural (Mt 4,12-17; Lc 4,14-15)

14 Después que Juan fue encarcelado, Jesús se dirigió a Galilea, a predicar la buena noticia de Dios. 15 Decía:

— El tiempo se ha cumplido y ya está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en la buena noticia.

Jesús llama a los cuatro primeros discípulos (Mt 4,18-22; Lc 5,1-11)

16 Iba Jesús caminando por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a Simón y Andrés. Eran pescadores y estaban echando la red en el lago. 17 Jesús les dijo:

— Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.

18 Ellos dejaron al punto sus redes y se fueron con él.

19 Un poco más adelante vio a Santiago, el hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca reparando las redes. 20 Los llamó también, y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca junto con los trabajadores contratados, se fueron en pos de él.

Curación de un endemoniado (Lc 4,31-37)

21 Se dirigieron a Cafarnaún y, cuando llegó el sábado, Jesús entró en la sinagoga y se puso a enseñar. 22 Todos quedaban impresionados por sus enseñanzas, porque los enseñaba como quien tiene autoridad y no como los maestros de la ley. 23 Estaba allí, en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu impuro, que gritaba:

24 — ¡Jesús de Nazaret, déjanos en paz! ¿Has venido a destruirnos? ¡Te conozco bien: tú eres el Santo de Dios!

25 Jesús lo increpó, diciéndole:

— ¡Cállate y sal de él!

26 El espíritu impuro, sacudiéndolo violentamente y dando un gran alarido, salió de él. 27 Todos quedaron asombrados hasta el punto de preguntarse unos a otros:

— ¿Qué está pasando aquí? Es una nueva enseñanza, llena de autoridad. Además, este hombre da órdenes a los espíritus impuros, y lo obedecen.

28 Y muy pronto se extendió la fama de Jesús por todas partes en la región entera de Galilea.

Curación de la suegra de Pedro (Mt 8,14-15; Lc 4,38-39)

29 Al salir de la sinagoga, Jesús fue a casa de Simón y Andrés, acompañado también por Santiago y Juan. 30 Le dijeron que la suegra de Simón estaba en cama, con fiebre. 31 Él entonces se acercó, la tomó de la mano e hizo que se levantara. Al instante le desapareció la fiebre y se puso a atenderlos.

Otras curaciones (Mt 8,16-17; Lc 4,40-41)

32 Al anochecer, cuando ya el sol se había puesto, le llevaron todos los enfermos y poseídos por demonios. 33 Toda la gente de la ciudad se apiñaba a la puerta, 34 y Jesús curó a muchos que padecían diversas enfermedades y expulsó muchos demonios; pero a los demonios no les permitía que hablaran de él, porque lo conocían.

Jesús recorre los pueblos de Galilea (Lc 4,42-44)

35 De madrugada, antes de amanecer, Jesús se levantó y, saliendo de la ciudad, se dirigió a un lugar apartado a orar. 36 Simón y los que estaban con él fueron en su busca 37 y, cuando lo encontraron, le dijeron:

— Todos están buscándote.

38 Jesús les contestó:

— Vayamos a otra parte, a las aldeas cercanas, para proclamar también allí el mensaje, pues para eso he venido. 39 Así recorrió toda Galilea proclamando el mensaje en las sinagogas y expulsando demonios.

Curación de un leproso (Mt 8,2-4; Lc 5,12-16)

40 Se acercó entonces a Jesús un leproso y, poniéndose de rodillas, le suplicó:

— Si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad.

41 Jesús, conmovido, extendió la mano, lo tocó y le dijo:

— Quiero. Queda limpio.

42 Al instante le desapareció la lepra y quedó limpio. 43 Acto seguido Jesús lo despidió con tono severo 44 y le encargó:

— Mira, no le cuentes esto a nadie, sino ve, muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda prescrita al efecto por Moisés. Así todos tendrán evidencia de tu curación.

45 Pero él, en cuanto se fue, comenzó a proclamar sin reservas lo ocurrido; y como la noticia se extendió con rapidez, Jesús ya no podía entrar libremente en ninguna población, sino que debía permanecer fuera, en lugares apartados. Sin embargo, la gente acudía a él de todas partes.

Ester 6

III.— LA LIBERACIÓN (6,1—9,19)

El rey honra a Mardoqueo

Aquella noche, como el rey estaba desvelado, mando que le trajeran el libro de los anales de la historia nacional para que se lo leyesen. En él encontraron escrito que Mardoqueo había delatado a Bigtán y Teres, dos eunucos de la guardia real, que habían planeado atentar contra el rey Asuero. El rey preguntó:

— ¿Qué honor o reconocimiento se concedió a Mardoqueo por esto?

Los cortesanos a su servicio respondieron:

— No se le concedió ninguno.

Entonces el rey preguntó:

— ¿Quién está en el patio?

Amán acababa de entrar en el patio exterior del palacio para solicitar al rey que ordenara colgar a Mardoqueo en la horca que le estaba preparando.

Los cortesanos le respondieron:

— Es Amán el que está en el patio.

— ¡Hacedlo pasar! —ordenó el rey—.

Cuando Amán hubo entrado, el rey le preguntó:

— ¿Qué se puede hacer por una persona a quien el rey desea honrar?

Amán dijo para sí: “¿A quién va a querer el rey honrar sino a mí?”. Así que respondió al rey:

— Para esa persona a la que el rey quiere honrar habría que mandar traer vestiduras reales, de las que usa su majestad, un caballo de los que monta el rey, y un distintivo real para su cabeza. La vestidura y el caballo se entregarían a uno de los más dignos funcionarios reales, para que él mismo vista a la persona a la que el rey quiere honrar; luego la paseará a caballo por la plaza de la ciudad, pregonando ante ella: “¡Así se agasaja a quien el rey quiere honrar!”.

10 Entonces dijo el rey a Amán:

— Vete de inmediato, toma las vestiduras y el caballo, como acabas de sugerir, y haz eso mismo con Mardoqueo, el judío que está sentado a la puerta del palacio real. No descuides ningún detalle de lo que has dicho.

11 Así pues, Amán tomó las vestiduras y el caballo, vistió a Mardoqueo y lo paseó a caballo por la plaza de la ciudad, pregonando ante él: “¡Así se agasaja a quien el rey quiere honrar!”.

12 Después, mientras Mardoqueo volvía a la puerta real, Amán se dirigió a su casa entristecido y tapándose la cara. 13 Amán contó a Zeres, su mujer, y a todos sus amigos lo que había sucedido. Zeres y sus consejeros le dijeron:

— Si ese Mardoqueo, ante el cual estás empezando a caer, es de raza judía, no podrás vencerlo. Sin duda que acabarás fracasando.

Humillación y muerte de Amán

14 Aún estaban hablando con Amán, cuando llegaron los eunucos reales para acompañarle inmediatamente al banquete que ofrecía Ester.

Romanos 1

Introducción (1,1-17)

Saludo

Pablo, siervo de Cristo Jesús, elegido por Dios para ser apóstol y destinado a proclamar la buena noticia, que Dios mismo había prometido en las Escrituras santas por medio de los profetas. La buena noticia acerca de su Hijo, descendiente, en cuanto hombre, de David y manifestado, en virtud de su resurrección de entre los muertos, como Hijo poderoso de Dios por la fuerza del Espíritu divino. Me refiero a Jesucristo, Señor nuestro, de quien he recibido, para gloria de su nombre, el don de ser apóstol, a fin de que todas las naciones respondan a la fe. Entre ellas os contáis vosotros, elegidos para pertenecer a Jesucristo. A todos los que residís en Roma y habéis sido elegidos por Dios con amor para formar parte de su pueblo, os deseo gracia y paz de parte de Dios, nuestro Padre, y de Jesucristo, el Señor.

Pablo y los cristianos de Roma

Quiero empezar dando gracias por todos vosotros a mi Dios, mediante Jesucristo, porque en el mundo entero se habla con admiración de vuestra fe. Dios mismo, a quien sirvo de todo corazón anunciando la buena noticia de su Hijo, puede garantizar que pienso constantemente en vosotros. 10 Una y otra vez insto a Dios en mis oraciones, a ver si tiene a bien facilitarme el que por fin pueda visitaros. 11 ¿Hará falta que os diga cuántas ganas tengo de veros y poder así comunicaros algún bien espiritual que os fortalezca? 12 Aunque, en realidad, se trata de animarnos mutuamente con esa fe que vosotros y yo tenemos en común.

13 No quiero que ignoréis, hermanos, las muchas veces que he intentado visitaros, sin éxito hasta el momento. Abrigaba la ilusión de cosechar también entre vosotros algún fruto, lo mismo que en otras regiones paganas, 14 ya que me debo por igual a civilizados y a no civilizados, a sabios y a ignorantes. 15 Así que, en cuanto de mí depende, estoy enteramente dispuesto a proclamar la buena noticia también entre vosotros, los que residís en Roma.

Tema central de la carta

16 No me avergüenzo de anunciar esta buena noticia, que es fuerza salvadora de Dios para todo creyente, tanto si es judío como si no lo es. 17 Por ella, en efecto, se nos revela esa fuerza salvadora de Dios mediante una fe en continuo crecimiento. Así lo dice la Escritura: Aquel a quien Dios restablece en su amistad por medio de la fe, alcanzará la vida.

I.— SALVADOS POR DIOS MEDIANTE LA FE (1,18—4,25)

Toda la humanidad es culpable

18 Se ha hecho manifiesto que la ira de Dios se abate desde el cielo sobre la impiedad y la injusticia de quienes, actuando inicuamente, cierran el camino a la verdad. 19 Porque lo que es posible conocer acerca de la divinidad, lo tienen ellos a su alcance, ya que Dios mismo se lo ha puesto ante los ojos. 20 En efecto, partiendo de la creación del universo, la razón humana puede descubrir, a través de las cosas creadas, las perfecciones invisibles de Dios: su eterno poder y su divinidad. De ahí que no tengan disculpa, 21 pues han conocido a Dios y, sin embargo, no le han tributado el honor que merecía, ni le han dado las gracias debidas. Al contrario, se han dejado entontecer con vanos pensamientos y su necio corazón se ha llenado de oscuridad. 22 Alardeando de sabios, se volvieron tan insensatos 23 que llegaron a cambiar la grandeza del Dios que nunca muere por imágenes de personas mortales, y aun de pájaros, de cuadrúpedos y de reptiles. 24 Por eso, Dios los ha dejado a merced de sus bajos instintos, degradándose y envileciéndose a sí mismos. 25 Este es el fruto de haber preferido la mentira a la verdad de Dios, de haber adorado y dado culto a la criatura en vez de al Creador, que es digno de ser alabado por siempre. Amén.

26 Así que Dios los ha dejado a merced de pasiones vergonzosas. Sus mujeres invierten el uso natural del sexo y se entregan a prácticas antinaturales. 27 Y lo mismo los hombres: dejan las relaciones naturales con la mujer y se abrasan en deseos de los unos por los otros. Hombres con hombres cometen acciones infamantes, y en su propio cuerpo reciben el castigo que merece su extravío. 28 Y como no tienen interés en conocer a Dios, es Dios mismo quien los deja a merced de una mente pervertida que los empuja a hacer lo que no deben. 29 Rebosan injusticia, perversidad, codicia, maldad; son envidiosos, asesinos, pendencieros, embaucadores, malintencionados, chismosos, 30 calumniadores, impíos, ultrajadores, soberbios, fanfarrones, dañinos, rebeldes para con sus padres; 31 no tienen conciencia, ni palabra, ni corazón, ni piedad. 32 Conocen de sobra la sentencia de Dios que declara reos de muerte a quienes hacen tales cosas y, sin embargo, no sólo las hacen, sino que incluso aplauden el que otros las hagan.

La Palabra (España) (BLP)

La Palabra, (versión española) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España