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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Éxodo 7

Entonces el SEÑOR dijo a Moisés:

—Mira, yo te he puesto como dios para el faraón, y tu hermano Aarón será tu profeta. Tú dirás todas las cosas que yo te mande, y Aarón tu hermano hablará al faraón para que deje ir de su tierra a los hijos de Israel. Yo endureceré el corazón del faraón y multiplicaré mis señales y mis prodigios en la tierra de Egipto. El faraón no los escuchará. Pero yo pondré mi mano sobre Egipto y sacaré a mis ejércitos, mi pueblo, los hijos de Israel, de la tierra de Egipto con grandes actos justicieros. Así sabrán los egipcios que yo soy el SEÑOR, cuando extienda mi mano sobre Egipto y saque a los hijos de Israel de en medio de ellos.

Moisés y Aarón hicieron como el SEÑOR les mandó; así lo hicieron. Moisés tenía ochenta años y Aarón ochenta y tres años, cuando hablaron al faraón.

La vara se transforma en serpiente

El SEÑOR habló a Moisés y a Aarón diciendo:

—Cuando el faraón les responda y diga: “Muestren señales”, tú dirás a Aarón: “Toma tu vara y arrójala delante del faraón, y ella se transformará en una serpiente”.

10 Fueron, pues, Moisés y Aarón al faraón, e hicieron como el SEÑOR les había mandado: Aarón echó su vara delante del faraón y de sus servidores, y se convirtió en una serpiente. 11 El faraón también llamó a los sabios y a los hechiceros, y también ellos, los magos de Egipto, hicieron lo mismo con sus encantamientos. 12 Cada uno echó su vara, las cuales se convirtieron en serpientes; pero la vara de Aarón se tragó las varas de ellos. 13 Y el corazón del faraón se endureció, y no los escuchó, tal como el SEÑOR había dicho.

Primera plaga: el agua hecha sangre

14 Entonces el SEÑOR dijo a Moisés:

—El corazón del faraón se ha endurecido, y rehúsa dejar ir al pueblo. 15 Ve por la mañana al faraón, cuando él salga al río. Ponte frente a él a la orilla del Nilo. Toma en tu mano la vara que se transformó en serpiente, 16 y dile: “El SEÑOR, el Dios de los hebreos, me ha enviado a ti para decirte: ‘Deja ir a mi pueblo para que me sirva en el desierto’. Pero he aquí que hasta ahora no has querido escuchar. 17 Así ha dicho el SEÑOR: ‘En esto conocerás que yo soy el SEÑOR’; he aquí, con la vara que tengo en mi mano golpearé las aguas del Nilo, y estas se convertirán en sangre. 18 Los peces que hay en el Nilo morirán. El Nilo apestará, y los egipcios tendrán asco de beber agua del Nilo”.

19 El SEÑOR dijo también a Moisés:

—Di a Aarón: “Toma tu vara y extiende tu mano sobre las aguas de Egipto, sobre sus ríos, sobre sus canales, sobre sus estanques y sobre todos sus depósitos de agua; y ellas se convertirán en sangre”. Habrá sangre en toda la tierra de Egipto, hasta en los baldes de madera y en las vasijas de piedra.

20 Moisés y Aarón hicieron como les mandó el SEÑOR. Alzó la vara y golpeó las aguas del Nilo en presencia del faraón y de sus servidores, y todas las aguas del Nilo se convirtieron en sangre. 21 Los peces que había en el Nilo murieron. Y el Nilo apestaba, de modo que los egipcios no podían beber de él. Hubo sangre en toda la tierra de Egipto.

22 Pero los magos de Egipto hicieron lo mismo con sus encantamientos. Y el corazón del faraón se endureció, y no los escuchó, tal como el SEÑOR lo había dicho.

23 Después se volvió el faraón y entró en su casa, y no quiso prestar más atención al asunto. 24 Y todos los egipcios hicieron pozos alrededor del Nilo para beber, porque no podían beber las aguas del Nilo.

Segunda plaga: las ranas

25 Pasaron siete días después que el SEÑOR golpeó el Nilo.

Lucas 10

La misión de los setenta

10 Después de estas cosas, el Señor designó a otros setenta[a] a los cuales envió delante de sí de dos en dos a toda ciudad y lugar a donde él había de ir. Y les decía: “A la verdad, la mies es mucha pero los obreros son pocos. Rueguen, pues, al Señor de la mies que envíe obreros a su mies. ¡Vayan! He aquí yo los envío como corderos en medio de lobos. No lleven bolsa ni alforjas ni calzado; ni saluden a nadie por el camino.

“En cualquier casa donde entren, primeramente digan: ‘Paz sea a esta casa’. Si hay allí un hijo de paz, la paz de ustedes reposará sobre él; pero si no, volverá a ustedes. Posen en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que les den porque el obrero es digno de su salario. No anden de casa en casa. En cualquier ciudad donde entren y los reciban, coman lo que les pongan delante. Sanen a los enfermos que haya allí y díganles: ‘El reino de Dios se ha acercado[b] a ustedes’.

10 “Pero en cualquier ciudad donde entren y no los reciban, salgan a sus calles y digan: 11 ‘Aun el polvo de su ciudad que se ha pegado a nuestros pies lo sacudimos contra ustedes. Pero sepan esto: que el reino de Dios se ha acercado’[c]. 12 Les digo que en aquel día será más tolerable para Sodoma que para aquella ciudad.

13 “¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si se hubieran realizado en Tiro y en Sidón los hechos poderosos que han sido realizados en ustedes, desde hace tiempo se habrían arrepentido sentados en saco y ceniza. 14 Por lo tanto, en el juicio será más tolerable para Tiro y Sidón que para ustedes. 15 Y tú, Capernaúm, ¿serás exaltada hasta el cielo? ¡Hasta el Hades serás hundida! 16 El que los escucha me escucha a mí; el que los rechaza me rechaza a mí; y el que me rechaza, rechaza al que me envió”.

El regreso de los setenta

17 Los setenta[d] volvieron con gozo, diciendo:

—Señor, ¡aun los demonios se nos sujetan en tu nombre!

18 Él les dijo:

—Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo. 19 He aquí, les doy autoridad de pisar serpientes, escorpiones y sobre todo el poder del enemigo; y nada les dañará. 20 Sin embargo, no se regocijen de esto, de que los espíritus se les sujeten, sino regocíjense de que sus nombres están inscritos en los cielos.

Jesús se regocija por los suyos

21 En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu Santo[e] y dijo: “Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas de los sabios y entendidos y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó.

22 “Todas las cosas me han sido entregadas por mi Padre. Nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar”.

23 Volviéndose a los discípulos les dijo aparte:

—Bienaventurados los ojos que ven lo que ustedes ven. 24 Porque les digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que ustedes ven, y no lo vieron; y oír lo que oyen, y no lo oyeron.

Parábola del buen samaritano

25 Y he aquí, cierto maestro de la ley se levantó para probarle, diciendo:

—Maestro, ¿haciendo qué cosa poseeré la vida eterna?

26 Y él le dijo:

—¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees?

27 Él le respondió diciendo:

—Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo[f].

28 Le dijo:

—Has respondido bien. Haz esto y vivirás.

29 Pero él, queriendo justificarse, le preguntó a Jesús:

—¿Y quién es mi prójimo?

30 Respondiendo Jesús, le dijo:

—Cierto hombre descendía de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de ladrones quienes lo despojaron de su ropa, lo hirieron y se fueron dejándolo medio muerto. 31 Por casualidad, descendía cierto sacerdote por aquel camino y, al verle, pasó de largo. 32 De igual manera, un levita también llegó al lugar y, al ir y verle, pasó de largo. 33 Pero cierto samaritano, que iba de viaje, llegó cerca de él y, al verle, fue movido a misericordia. 34 Acercándose a él, vendó sus heridas echándoles aceite y vino. Y poniéndolo sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un mesón y cuidó de él. 35 Al día siguiente sacó dos monedas[g] y se las dio al mesonero diciéndole: “Cuídamelo, y todo lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando vuelva”. 36 ¿Cuál de estos tres te parece haber sido el prójimo de aquel que cayó en manos de ladrones?

37 Él dijo:

—El que hizo misericordia con él.

Entonces Jesús le dijo:

—Ve y haz tú lo mismo.

Jesús en casa de Marta y María

38 Prosiguiendo ellos su camino, él entró en una aldea; y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. 39 Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual se sentó a los pies del Señor y escuchaba su palabra. 40 Pero Marta estaba preocupada con muchos quehaceres y, acercándose, dijo:

—Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado servir sola? Dile, pues, que me ayude.

41 Pero respondiendo el Señor, le dijo:

—Marta, Marta, te afanas y te preocupas por muchas cosas. 42 Pero una sola cosa es necesaria. Pues María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.

Job 24

24 »¿Por qué no han sido fijados los tiempos de parte del Todopoderoso?

¿Por qué los que le conocen
no vislumbran sus días?

Hay quienes remueven los linderos, roban rebaños y los apacientan.
Se llevan el asno de los huérfanos
y toman en prenda el buey de la viuda.
A los necesitados desvían del camino.
A una se esconden todos los pobres
de la tierra.
He aquí, como asnos monteses en el desierto
salen a su trabajo en busca de una presa; el Arabá[a] les da el sustento para sus pequeños.
Siegan en el campo su forraje
y rebuscan en la viña del impío.
Pasan la noche desnudos, sin ropa,
y no tienen cubierta en el frío.
Se mojan con los aguaceros
de los montes,
y, a falta de refugio, se abrazan
a las rocas.
Hay quienes arrancan del pecho
a los huérfanos
y toman en prenda al bebé de los pobres.
10 De modo que andan desnudos, sin vestido;
y, hambrientos, recolectan gavillas.
11 Entre sus muros exprimen el aceite; pisan uvas en lagares pero
siguen sedientos.
12 Desde la ciudad gimen los moribundos, y clama el alma de los heridos
de muerte.
Pero Dios no atiende su oración[b].
13 »Ellos están entre aquellos
que se rebelan contra la luz,
que no reconocen los caminos de Dios ni permanecen en sus sendas.
14 De madrugada se levanta el asesino, mata al pobre y necesitado,
y de noche actúa como ladrón.
15 El ojo del adúltero aguarda el anochecer diciendo: “Nadie me verá”
y pone un velo sobre su cara.
16 En la oscuridad minan las casas;
de día se encierran, pues no conocen la luz.
17 Ciertamente el amanecer es para ellos densa oscuridad
porque conocen los terrores de la densa oscuridad.
18 »Son veloces sobre la superficie
de las aguas;
la porción de ellos será maldita
en la tierra.
No volverán por el camino de las viñas.
19 Como la sequía y el calor
arrebatan las aguas de la nieve,
el Seol arrebata a los que han pecado.
20 »El vientre materno se olvidará de él; los gusanos saborearán su dulzura hasta que nadie lo recuerde; como árbol será quebrantada
la iniquidad.
21 Porque aflige a la estéril
que no da a luz;
y a la viuda nunca hace el bien.
22 A los fuertes arrastra con su poder;
se levanta y no cree ni en su propia vida.
23 »Dios deja que se sientan seguros
y que en ello se apoyen,
pero sus ojos están sobre los caminos de ellos.
24 Son ensalzados por un poco, pero desaparecen.
Son abatidos y recolectados
como malvas[c].
Se marchitan como la cabeza
de las espigas.
25 Si no es así, ¿quién podrá desmentirme
y reducir a la nada mi argumento?

1 Corintios 11

11 Sean ustedes imitadores de mí; así como yo lo soy de Cristo.

Modestia de las mujeres en el culto

Los alabo[a] porque en todo se acuerdan de mí y retienen las enseñanzas transmitidas[b] tal como yo se las entregué. Pero quiero que sepan que Cristo es la cabeza de todo hombre, y el hombre es la cabeza de la mujer, y Dios es la cabeza de Cristo. Todo hombre que ora o profetiza con la cabeza cubierta, afrenta su cabeza. Pero toda mujer que ora o profetiza con la cabeza no cubierta, afrenta su cabeza, porque da lo mismo que si se hubiese rapado. Porque si la mujer no se cubre, que se corte todo el cabello; y si le es vergonzoso cortarse el cabello o raparse, que se cubra. El hombre no ha de cubrir su cabeza, porque él es la imagen y la gloria de Dios; pero la mujer es la gloria del hombre. Porque el hombre no procede de la mujer, sino la mujer del hombre. Además, el hombre no fue creado a causa de la mujer, sino la mujer a causa del hombre. 10 Por lo cual, la mujer debe tener una señal de autoridad sobre su cabeza por causa de los ángeles.

11 No obstante, en el Señor ni el hombre existe aparte de la mujer ni la mujer existe aparte del hombre. 12 Porque así como la mujer proviene del hombre, así también el hombre nace de la mujer; pero todo proviene de Dios. 13 Juzguen por ustedes mismos: ¿Es apropiado que la mujer ore a Dios con la cabeza no cubierta? 14 ¿Acaso no les enseña la naturaleza misma que le es deshonroso al hombre dejarse crecer el cabello, 15 mientras que a la mujer le es honroso dejarse crecer el cabello? Porque le ha sido dado el cabello en lugar de velo. 16 Con todo, si alguien quiere ser contencioso, nosotros no tenemos tal costumbre, ni tampoco las iglesias de Dios.

Abusos en la Cena del Señor

17 Pero al encargarles lo siguiente no los alabo; pues no se reúnen para lo mejor, sino para lo peor. 18 Primeramente, porque cuando se reúnen como iglesia, oigo que hay entre ustedes disensiones, y en parte lo creo; 19 porque es preciso que haya entre ustedes hasta partidismos, para que se manifiesten entre ustedes los que son aprobados.

20 Porque cuando se reúnen en uno, eso no es para comer la Cena del Señor, 21 pues cada cual se adelanta a comer su propia cena; y mientras uno tiene hambre, otro se halla embriagado. 22 ¿Acaso no tienen casas en donde comer y beber? ¿O menosprecian la iglesia de Dios y avergüenzan a los que no tienen? ¿Qué les diré? ¿Los alabaré? ¡En esto no los alabo!

La Cena del Señor

23 Porque yo recibí del Señor la enseñanza que también les he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan; 24 y habiendo dado gracias, lo partió y dijo: “Tomen, coman. Esto es mi cuerpo que por ustedes es partido. Hagan esto en memoria de mí”.

25 Asimismo, tomó también la copa después de haber cenado, y dijo: “Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre. Hagan esto todas las veces que la beban en memoria de mí”. 26 Todas las veces que coman este pan y beban esta copa, anuncian la muerte del Señor, hasta que él venga.

Tomando la Cena de manera digna

27 De modo que cualquiera que coma este pan y beba esta copa del Señor de manera indigna, será culpable del cuerpo y de la sangre del Señor. 28 Por tanto, examínese cada uno a sí mismo, y coma así del pan y beba de la copa. 29 Porque el que come y bebe, no discerniendo el cuerpo, juicio come y bebe para sí. 30 Por eso hay entre ustedes muchos enfermos y debilitados, y muchos duermen. 31 Pero si nos examináramos bien a nosotros mismos, no se nos juzgaría. 32 Pero siendo juzgados, somos disciplinados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo.

33 Así que, hermanos míos, cuando se reúnan para comer, espérense unos a otros. 34 Si alguien tiene hambre, coma en su casa, para que no se reúnan para juicio. Las demás cosas las pondré en orden cuando llegue.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

Version Reina Valera Actualizada, Copyright © 2015 by Editorial Mundo Hispano