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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Éxodo 6

El SEÑOR respondió a Moisés:

—Ahora verás lo que yo haré al faraón, porque solo a causa de una poderosa mano los dejará ir. A causa de una poderosa mano los ha de echar de su tierra. —Además, Dios dijo a Moisés—: Yo soy el SEÑOR. Yo me aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Todopoderoso, pero con mi nombre, SEÑOR, no me di a conocer a ellos. Yo también establecí mi pacto con ellos, prometiendo darles la tierra de Canaán, la tierra en la cual peregrinaron y habitaron como forasteros. Asimismo, yo he escuchado el gemido de los hijos de Israel, a quienes los egipcios esclavizan, y me he acordado de mi pacto. Por tanto, di a los hijos de Israel: “Yo soy el SEÑOR. Yo los libraré de las cargas de Egipto y los libertaré de su esclavitud. Los redimiré con brazo extendido y con grandes actos justicieros. Los tomaré como pueblo mío, y yo seré su Dios. Ustedes sabrán que yo soy el SEÑOR su Dios, que los libra de las cargas de Egipto. Yo los llevaré a la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a Abraham, a Isaac y a Jacob. Yo se la daré en posesión. Yo el SEÑOR”.

De esta manera habló Moisés a los hijos de Israel, pero ellos no escucharon a Moisés, a causa del decaimiento de ánimo y de la dura esclavitud. 10 Entonces el SEÑOR habló a Moisés diciendo:

11 —Ve al faraón rey de Egipto y dile que deje ir de su tierra a los hijos de Israel.

12 Y Moisés respondió al SEÑOR diciendo:

—Si los hijos de Israel no me escuchan, ¿cómo, pues, me escuchará el faraón, siendo yo falto de elocuencia?

13 Entonces el SEÑOR habló a Moisés y a Aarón, y les dio mandamiento para los hijos de Israel y para el faraón rey de Egipto, a fin de sacar a los hijos de Israel de la tierra de Egipto.

Casas paternas de Rubén, Simeón y Leví

14 Estos son los jefes de sus casas paternas:

Los hijos de Rubén, primogénito de Israel, fueron: Hanoc, Falú, Hesrón y Carmi. Estos son los clanes de Rubén.

15 Los hijos de Simeón fueron: Jemuel, Jamín, Ohad, Jaquín, Zojar y Saúl, hijo de la cananea. Estos son los clanes de Simeón.

16 Estos son los nombres de los hijos de Leví, según sus generaciones: Gersón, Cohat y Merari. Los años de la vida de Leví fueron ciento treinta y siete.

17 Los hijos de Gersón fueron Libni y Simei, según sus clanes.

18 Los hijos de Cohat fueron: Amram, Izjar, Hebrón y Uziel. Los años de la vida de Cohat fueron ciento treinta y tres.

19 Los hijos de Merari fueron Majli y Musi.

Estos son los clanes de Leví, según sus generaciones.

20 Amram tomó por mujer a Jocabed su tía, quien le dio a luz a Aarón y a Moisés. Los años de la vida de Amram fueron ciento treinta y siete.

21 Los hijos de Izjar fueron: Coré, Néfeg y Zicri.

22 Los hijos de Uziel fueron: Misael, Elzafán y Sitri.

23 Aarón tomó por mujer a Elisabet hija de Aminadab, hermana de Najsón, quien le dio a luz a Nadab, Abihú, Eleazar e Itamar.

24 Los hijos de Coré fueron: Asir, Elcana y Abiasaf. Estos son los clanes de los coreítas.

25 Eleazar hijo de Aarón tomó por mujer a una de las hijas de Putiel, la cual le dio a luz a Fineas.

Estos son los jefes de las casas paternas de los levitas, según sus clanes. 26 Estos son aquel Aarón y aquel Moisés, a quienes el SEÑOR dijo: “Saquen a los hijos de Israel de la tierra de Egipto, según sus ejércitos”. 27 Ellos son los que hablaron al faraón rey de Egipto para sacar de Egipto a los hijos de Israel. Estos fueron Moisés y Aarón.

Dios recalca la misión de Moisés

28 Sucedió esto el día en que el SEÑOR habló a Moisés en la tierra de Egipto. 29 El SEÑOR habló a Moisés diciendo:

—Yo soy el SEÑOR. Di al faraón, rey de Egipto, todas las cosas que yo te diga a ti.

30 Moisés respondió al SEÑOR:

—He aquí que yo soy un hombre falto de elocuencia; ¿cómo, pues, me escuchará el faraón?

Lucas 9

La misión de los doce

Reuniendo a los doce[a], les dio poder y autoridad sobre todos los demonios y para sanar enfermedades. Los envió a predicar el reino de Dios y a sanar a los enfermos. Y les dijo:

—No tomen nada para el camino: ni bastón ni bolsa ni pan ni dinero; ni tengan dos túnicas. En cualquier casa en que entren, permanezcan allí y de allí salgan. Y dondequiera que no los reciban, al salir de aquella ciudad sacudan el polvo de sus pies como testimonio contra ellos.

Y saliendo, pasaban de aldea en aldea anunciando el evangelio y sanando por todas partes.

La muerte de Juan el Bautista

El tetrarca Herodes oyó de todo lo que estaba pasando y estaba perplejo porque algunos decían que Juan había resucitado de los muertos. Otros decían que Elías había aparecido, y otros que alguno de los antiguos profetas había resucitado. Pero Herodes dijo: “A Juan yo lo decapité. ¿Quién, pues, es este de quien escucho tales cosas?”. Y procuraba verle.

Jesús alimenta a cinco mil

10 Cuando los apóstoles regresaron, contaron a Jesús todo lo que habían hecho. Y él los tomó consigo y se retiró aparte a la ciudad llamada Betsaida. 11 Pero, al saberlo, las multitudes lo siguieron; y él los recibió, y les hablaba del reino de Dios y sanaba a los que tenían necesidad de ser sanados.

12 El día comenzó a declinar, y los doce se acercaron a él y le dijeron:

—Despide a la gente para que vayan a las aldeas y a los campos de alrededor, y se alojen y hallen comida porque aquí estamos en un lugar desierto.

13 Él les dijo:

—Denles ustedes de comer.

Pero ellos dijeron:

—No tenemos más que cinco panes y dos pescados, a no ser que vayamos nosotros y compremos comida para todo este pueblo.

14 Porque eran como cinco mil hombres. Entonces dijo a sus discípulos:

—Hagan que se sienten en grupos de unos cincuenta cada uno.

15 Y así lo hicieron, haciendo que todos se sentaran. 16 Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados y, alzando los ojos al cielo, los bendijo. Luego los partió e iba dando a sus discípulos para que los pusieran delante de la gente. 17 Todos comieron y se saciaron, y de lo que sobró recogieron doce canastas de pedazos.

La confesión de Pedro

18 Aconteció que, mientras él estaba orando aparte, sus discípulos estaban con él, y les preguntó diciendo:

—¿Quién dice la gente que soy yo?

19 Respondiendo ellos, dijeron:

—Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, que alguno de los antiguos profetas ha resucitado.

20 Y les dijo:

—Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?

Entonces Pedro, respondiendo, dijo:

—El Cristo de Dios.

21 Pero él les mandó enérgicamente que no dijeran esto a nadie. 22 Y les dijo:

—Es necesario que el Hijo del Hombre padezca muchas cosas y que sea desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y que sea muerto y que resucite al tercer día.

Condiciones para seguir a Jesús

23 Decía entonces a todos:

—Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame. 24 Porque el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí, la salvará. 25 Pues, ¿de qué le sirve al hombre si gana el mundo entero y se destruye o se pierde a sí mismo? 26 Pues el que se avergüence de mí y de mis palabras, de este se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en su gloria y la del Padre y la de los santos ángeles. 27 Y les digo, en verdad, que hay algunos de los que están aquí presentes que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios.

La transfiguración

28 Aconteció, como ocho días después de estas palabras, que tomó consigo a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar. 29 Y mientras oraba, la apariencia de su rostro se hizo otra y sus vestiduras se hicieron blancas y resplandecientes. 30 Y he aquí, dos hombres hablaban con él. Eran Moisés y Elías, 31 quienes aparecieron en gloria y hablaban de su partida que él iba a cumplir en Jerusalén. 32 Pedro y los otros con él estaban cargados de sueño; pero se mantuvieron vigilando y vieron su gloria y a dos hombres que estaban con él. 33 Aconteció que, mientras aquellos se apartaban de él, Pedro dijo a Jesús, sin saber lo que decía:

—Maestro, nos es bueno estar aquí. Levantemos, pues, tres enramadas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.

34 Mientras él estaba diciendo esto, vino una nube y les hizo sombra. Y ellos tuvieron temor cuando entraron en la nube. 35 Entonces de la nube salió una voz que decía: “Este es mi Hijo, el Escogido[b]. A él oigan”.

36 Cuando cesó la voz, Jesús fue hallado solo. Y ellos callaron, y en aquellos días no dijeron a nadie nada de lo que habían visto.

Jesús sana a un muchacho

37 Aconteció al día siguiente, cuando habían bajado del monte, que una gran multitud le salió al encuentro. 38 Y he aquí, un hombre de la multitud clamó diciendo:

—Maestro, te ruego que veas a mi hijo, que es el único que tengo. 39 He aquí un espíritu lo toma, y de repente grita y lo convulsiona con espumarajos; lo hace pedazos y difícilmente se aparta de él. 40 Yo rogué a tus discípulos que lo echaran fuera pero no pudieron.

41 Respondiendo Jesús, dijo:

—¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con ustedes y los soportaré? Trae a tu hijo acá.

42 Y mientras aún se acercaba, el demonio lo derribó y lo convulsionó. Pero Jesús reprendió al espíritu inmundo y sanó al muchacho, y se lo entregó a su padre. 43 Y todos se maravillaban de la grandeza de Dios.

Jesús anuncia su humillación

Como todos se maravillaban de todas las cosas que hacía, dijo a sus discípulos:

44 —Pongan en sus oídos estas palabras, porque el Hijo del Hombre ha de ser entregado en manos de hombres.

45 Pero ellos no entendían este dicho, pues les estaba encubierto para que no lo percibieran. Y temían preguntarle acerca de este dicho.

Quién es el más importante

46 Entonces hubo una discusión entre los discípulos: cuál de ellos sería el más importante. 47 Pero Jesús, percibiendo los razonamientos de sus corazones, tomó a un niño y lo puso a su lado 48 y les dijo:

—Cualquiera que reciba a este niño en mi nombre me recibe a mí; y cualquiera que me reciba a mí recibe al que me envió. Porque el que es más pequeño entre todos ustedes, este es el más importante.

Quién está de su parte

49 Entonces respondiendo Juan, dijo:

—Maestro, vimos a cierto hombre echando fuera demonios en tu nombre, y se lo prohibimos porque no sigue con nosotros.

50 Jesús le dijo:

—No se lo prohíban. Porque el que no es contra ustedes, por ustedes es.

El viaje decisivo a Jerusalén

51 Aconteció que, cuando se cumplía el tiempo en que había de ser recibido arriba, él afirmó su rostro para ir a Jerusalén.

52 Envió mensajeros delante de sí, los cuales fueron y entraron en una aldea de los samaritanos para hacerle preparativos, 53 pero no lo recibieron porque vieron en su cara que iba a Jerusalén. 54 Al ver esto, sus discípulos Jacobo y Juan le dijeron:

—Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo y los consuma?

55 Él se dio vuelta y los reprendió[c], 56 y fueron a otra aldea.

Lo que cuesta seguir a Jesús

57 Mientras ellos iban por el camino, cierto hombre le dijo:

—¡Te seguiré a dondequiera que vayas!

58 Jesús le dijo:

—Las zorras tienen cuevas y las aves del cielo tienen nidos pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza.

59 Dijo a otro:

—Sígueme.

Pero él le dijo:

—Señor, permíteme ir primero a enterrar a mi padre.

60 Y Jesús le dijo:

—Deja que los muertos entierren a sus muertos; pero tú ¡ve y anuncia el reino de Dios!

61 Entonces también le dijo otro:

—Te seguiré, Señor, pero primero permite que me despida de los que están en mi casa.

62 Pero Jesús le dijo:

—Ninguno que ha puesto su mano en el arado y sigue mirando atrás es apto para el reino de Dios.

Job 23

Job responde a Elifaz

23 Entonces respondió Job y dijo:

—Hoy también es amarga[a] mi queja su[b] mano se ha hecho pesada sobre mi gemido.
¡Oh, si yo pudiera saber dónde
hallar a Dios!
Entonces iría hasta su morada,
expondría delante de él mi causa
y llenaría mi boca de argumentos.
Yo sabría las palabras que él
me respondiera,
y entendería lo que me dijera.
¿Contendería conmigo
con la grandeza de su fuerza?
No; más bien, él me prestaría atención.
Allí el justo podría argüir con él,
y yo me libraría para siempre
de mi Juez.
»Si voy al oriente él no está allí;
y si voy al occidente no lo percibo.
Cuando él actúa en el norte no lo diviso; se vuelve al sur pero no lo veo.
10 Sin embargo, él conoce el camino en que ando;
cuando él me haya probado
saldré como oro.
11 Mis pies han seguido fielmente sus huellas;
he guardado su camino y no me he apartado.
12 No me he apartado del mandamiento de sus labios;
en mi seno[c] he guardado los dichos
de su boca.
13 »Pero él es Único[d];
¿quién le hará desistir?
Lo que su alma desea, él lo hace.
14 Ciertamente él completará
lo que ha determinado acerca de mí,
y tiene en mente muchas cosas
semejantes.
15 Por lo cual yo me turbo en su presencia; lo considero, y tengo miedo de él.
16 Pero Dios ha debilitado mi valor;
el Todopoderoso me ha aterrado.
17 Sin embargo, no he sido silenciado por las tinieblas
ni porque me haya cubierto la oscuridad.

1 Corintios 10

Peligros de idolatría e inmoralidad

10 No quiero que ignoren, hermanos, que todos nuestros padres estuvieron bajo la nube, y que todos atravesaron el mar. Todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar. Todos comieron la misma comida espiritual. Todos bebieron la misma bebida espiritual, porque bebían de la roca espiritual que los seguía; y la roca era Cristo. Sin embargo, Dios no se agradó de la mayoría de ellos; pues quedaron postrados en el desierto.

Estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no seamos codiciosos de cosas malas, como ellos codiciaron. No sean idólatras, como algunos de ellos, según está escrito: Se sentó el pueblo a comer y a beber, y se levantó para divertirse[a]. Ni practiquemos la inmoralidad sexual, como algunos de ellos la practicaron y en un solo día cayeron veintitrés mil personas. Ni tentemos a Cristo, como algunos de ellos le tentaron y perecieron por las serpientes. 10 Ni murmuren, como algunos de ellos murmuraron y perecieron por el destructor.

11 Estas cosas les acontecieron como ejemplos y están escritas para nuestra instrucción, para nosotros sobre quienes ha llegado el fin de las edades. 12 Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. 13 No les ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, quien no los dejará ser tentados más de lo que ustedes pueden soportar, sino que juntamente con la tentación dará la salida, para que la puedan resistir.

14 Por tanto, amados míos, huyan de la idolatría. 15 Como a sensatos les hablo; juzguen ustedes lo que digo. 16 La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo? 17 Puesto que el pan es uno solo, nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo; pues todos participamos de un solo pan. 18 Consideren al Israel según la carne: Los que comen de los sacrificios, ¿no participan del altar? 19 ¿Qué, pues, quiero decir? ¿Que lo que es sacrificado a los ídolos sea algo, o que el ídolo sea algo? 20 Al contrario, digo que lo que los gentiles sacrifican, lo sacrifican a los demonios, y no a Dios. Y yo no quiero que ustedes participen con los demonios. 21 No pueden beber la copa del Señor y la copa de los demonios. No pueden participar de la mesa del Señor y de la mesa de los demonios. 22 ¿O provocaremos a celos al Señor? ¿Seremos acaso más fuertes que él?

Respeto a la conciencia de otros

23 Todo me es lícito, pero no todo conviene. Todo me es lícito, pero no todo edifica. 24 Nadie busque su propio bien, sino el bien del otro. 25 Coman de todo lo que se vende en la carnicería, sin preguntar nada por motivo de conciencia; 26 porque del Señor es la tierra y su plenitud[b].

27 Si algún no creyente los invita, y quieren ir, coman de todo lo que les pongan delante, sin preguntar nada por motivo de conciencia. 28 Pero si alguien les dice: “Esto ha sido sacrificado en un templo”, no lo coman, por causa de aquel que lo declaró y por motivo de conciencia[c]. 29 Pero no me refiero a la conciencia tuya, sino a la del otro. Pues, ¿por qué ha de ser juzgada mi libertad por la conciencia de otro? 30 Si yo participo con acción de gracias, ¿por qué he de ser calumniado por causa de aquello por lo cual doy gracias?

31 Por tanto, ya sea que coman o beban, o que hagan otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios. 32 No sean ofensivos ni a judíos, ni a griegos, ni a la iglesia de Dios; 33 así como yo en todo complazco a todos, no buscando mi propio beneficio sino el de muchos, para que sean salvos.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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