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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
1 Crónicas 15

David traslada el arca a Jerusalén

15 David construyó casas para sí en la Ciudad de David, y edificó un lugar para el arca de Dios y le levantó una tienda. Entonces dijo David: “El arca de Dios no debe ser traída sino por los levitas, porque a ellos ha elegido el SEÑOR para que lleven el arca del SEÑOR y le sirvan perpetuamente”.

David congregó a todo Israel en Jerusalén para hacer subir el arca del SEÑOR al lugar que había preparado para ella. David reunió también a los hijos de Aarón y a los levitas: De los hijos de Cohat el principal era Uriel, y sus hermanos eran ciento veinte. De los hijos de Merari, el principal era Asaías, y sus hermanos, doscientos veinte. De los hijos de Gersón, el principal era Joel, y sus hermanos, ciento treinta. De los hijos de Elizafán, el principal era Semaías, y sus hermanos, doscientos. De los hijos de Hebrón, el principal era Eliel, y sus hermanos, ochenta. 10 De los hijos de Uziel, el principal era Aminadab, y sus hermanos, ciento doce.

11 Entonces David llamó a los sacerdotes Sadoc y Abiatar, y a los levitas Uriel, Asaías, Joel, Semaías, Eliel y Aminadab, 12 y les dijo: “Ustedes que son los jefes de las casas paternas de los levitas, purifíquense junto con sus hermanos, y hagan subir el arca del SEÑOR Dios de Israel al lugar que le he preparado. 13 Porque por no haber estado ustedes la primera vez, el SEÑOR nuestro Dios irrumpió contra nosotros; pues no lo consultamos de acuerdo con lo establecido”.

14 Los sacerdotes y los levitas se purificaron para traer el arca del SEÑOR Dios de Israel. 15 Y los hijos de los levitas trajeron el arca de Dios sobre sus hombros, puesta en las varas, como había mandado Moisés, conforme a la palabra del SEÑOR.

16 Asimismo, David dijo a los principales de los levitas que designaran de sus hermanos a cantores, con instrumentos musicales: liras, arpas y címbalos resonantes, y que levantasen la voz con alegría. 17 Entonces los levitas nombraron a Hemán hijo de Joel; y de sus hermanos a Asaf hijo de Berequías; y de los hijos de Merari, sus hermanos, a Eitán hijo de Cusaías. 18 Con ellos estaban sus hermanos, de segundo orden: los porteros Zacarías[a], Jaaziel, Semiramot, Yejiel, Uni, Eliab, Benaías, Maasías, Matatías, Elifelehu, Micnías, Obed-edom y Jeiel.

19 Los músicos Hemán, Asaf y Eitán hacían sonar címbalos de bronce. 20 Zacarías, Jaaziel, Semiramot, Yejiel, Uni, Eliab, Maasías y Benaías tocaban liras sobre Alamot[b]. 21 Matatías, Elifelehu, Micnías, Obed-edom, Jeiel y Azazías tocaban arpas sobre Seminit[c], para dirigir. 22 Quenanías, jefe de los levitas, daba instrucciones en el canto, porque era entendido en ello.

23 Berequías y Elcana eran guardianes del arca. 24 Los sacerdotes Sebanías, Josafat, Natanael, Amasai, Zacarías, Benaías y Eliezer tocaban las trompetas delante del arca de Dios. Obed-edom y Yejías eran también guardianes del arca.

25 Entonces David, los ancianos de Israel y los jefes de los millares fueron para hacer subir con regocijo el arca del pacto del SEÑOR desde la casa de Obed-edom. 26 Y sucedió que cuando Dios ayudó a los levitas que llevaban el arca del pacto del SEÑOR, ellos sacrificaron siete toros y siete carneros. 27 David estaba vestido con una túnica de lino fino, así como todos los levitas que llevaban el arca, los cantores y Quenanías, el director del canto de los cantores. David llevaba también un efod de lino sobre sí. 28 De esta manera, todo Israel subía el arca del pacto del SEÑOR con gritos de júbilo y con sonido de corneta, con trompetas, con címbalos resonantes, con liras y con arpas.

29 Y sucedió que cuando el arca del pacto del SEÑOR llegó a la Ciudad de David, Mical hija de Saúl miró por la ventana; y al ver al rey David bailando y regocijándose, lo menospreció en su corazón.

Santiago 2

Contra la parcialidad

Hermanos míos, tengan la fe de nuestro glorioso Señor Jesucristo sin hacer distinción de personas. Porque si en su congregación entra un hombre con anillo de oro y ropa lujosa, y también entra un pobre con vestido sucio, y solo atienden con respeto al que lleva ropa lujosa y le dicen: “Siéntate tú aquí en buen lugar”; y al pobre le dicen: “Quédate allí de pie” o “Siéntate aquí a mis pies”, ¿no hacen distinción entre ustedes, y no vienen a ser jueces con malos criterios? Amados hermanos míos, oigan: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que lo aman? Pero ustedes han afrentado al pobre. ¿No los oprimen los ricos, y no son ellos los que los arrastran a los tribunales? ¿No blasfeman ellos el buen nombre que ha sido invocado sobre ustedes? Si de veras cumplen la ley real conforme a las Escrituras: Amarás a tu prójimo como a ti mismo[a], hacen bien. Pero si hacen distinción de personas cometen pecado y son reprobados por la ley como transgresores. 10 Porque cualquiera que guarda toda la ley pero ofende en un solo punto se ha hecho culpable de todo. 11 Porque el que dijo: No cometas adulterio también dijo: No cometas homicidio[b]. Y si no cometes adulterio pero cometes homicidio, te has hecho transgresor de la ley.

12 Así hablen y así actúen, como quienes están a punto de ser juzgados por la ley de la libertad. 13 Porque habrá juicio sin misericordia contra aquel que no hace misericordia. ¡La misericordia se gloría triunfante sobre el juicio!

Fe y obras

14 Hermanos míos, si alguno dice que tiene fe y no tiene obras, ¿de qué sirve? ¿Puede acaso su fe salvarle? 15 Si un hermano o una hermana están desnudos y les falta la comida diaria, 16 y alguno de ustedes les dice: “Vayan en paz, caliéntense y sáciense” pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve? 17 Así también la fe, si no tiene obras, está muerta en sí misma.

18 Sin embargo, alguno dirá: “Tú tienes fe, y yo tengo obras”. ¡Muéstrame tu fe sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras! 19 Tú crees que Dios es uno[c]. Bien haces. También los demonios creen y tiemblan. 20 Pero, ¿quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta?[d]. 21 ¿No fue justificado por las obras nuestro padre Abraham, cuando ofreció a su hijo Isaac sobre el altar? 22 Puedes ver que la fe actuaba juntamente con sus obras y que la fe fue completada por las obras. 23 Y se cumplió la Escritura que dice: Y creyó Abraham a Dios, y le fue contado por justicia[e]; y fue llamado amigo de Dios. 24 Pueden ver, pues, que el hombre es justificado por las obras y no solamente por la fe.

25 De igual manera, ¿no fue justificada también la prostituta Rajab por las obras cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? 26 Porque tal como el cuerpo sin el espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta.

Amós 9

Vanos recursos para escapar de Dios

Vi al Señor que estaba de pie sobre el altar, y dijo: “¡Golpea los capiteles de las columnas y estremézcanse los umbrales! Hazlos pedazos sobre las cabezas de todos ellos, y a sus descendientes los mataré a espada. ¡De ellos no habrá quien se fugue ni escape!

“Aunque caven hasta el Seol, de allá los tomará mi mano. Si suben hasta los cielos, de allá los haré bajar. Si se esconden en la cumbre del Carmelo, allí los buscaré y los tomaré. Aunque se escondan de mis ojos en el fondo del mar, allí mandaré la serpiente y los morderá. Aunque vayan cautivos delante de sus enemigos, allí mandaré la espada que los matará. Sobre ellos pondré mis ojos para mal y no para bien”.

El SEÑOR Dios[a] de los Ejércitos es el que toca la tierra y ella se derrite. Hacen duelo todos los que habitan en ella. Toda la tierra sube como el Nilo y luego merma como el Nilo de Egipto. Él edifica su morada en los cielos y pone en la tierra los cimientos de su firmamento. Convoca las aguas del mar y las derrama sobre la faz de la tierra. ¡El SEÑOR es su nombre!

Israel no escapará del juicio divino

“Oh hijos de Israel, ¿acaso no son para mí como los hijos de los etíopes?, dice el SEÑOR. ¿No hice yo subir a Israel de la tierra de Egipto, a los filisteos de Caftor y a los sirios de Quir? He aquí, los ojos del SEÑOR Dios[b] están contra el reino pecador. Yo lo destruiré de sobre la faz de la tierra, pero no destruiré del todo a la casa de Jacob, dice el SEÑOR. Pues he aquí que yo mandaré y haré que la casa de Israel sea sacudida entre las naciones, como se sacude en un harnero sin que caiga a tierra un solo grano. 10 Pero a espada morirán todos los pecadores de mi pueblo que dicen: ‘No se acercará ni nos alcanzará el desastre’.

Restauración de Judá y de Israel

11 “En aquel día levantaré la cabaña caída de David y cerraré sus brechas. Reconstruiré sus ruinas y lo edificaré como en el tiempo pasado, 12 para que posean lo que quede de Edom y de todos los pueblos sobre los cuales es invocado mi nombre, dice el SEÑOR que hace esto.

13 “He aquí que vienen días, dice el SEÑOR, cuando el que ara alcanzará al que siega y el que pisa las uvas al que lleva la semilla; las montañas gotearán vino nuevo y todas las colinas se derretirán. 14 Pues restauraré de la cautividad a mi pueblo Israel, y ellos edificarán las ciudades desoladas y las habitarán. Plantarán viñas y beberán del vino de ellas; plantarán huertos y comerán de sus frutos. 15 Pues los plantaré en su tierra y nunca más serán arrancados de la tierra que yo les di”, ha dicho el SEÑOR tu Dios.

Lucas 4

La tentación de Jesús

Entonces Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán y fue llevado por el Espíritu al desierto por cuarenta días, y era tentado por el diablo. No comió nada en aquellos días; y cuando fueron cumplidos, tuvo hambre. Entonces el diablo le dijo:

—Si eres Hijo de Dios, di a esta piedra que se haga pan.

Jesús le respondió:

—Escrito está: No solo de pan vivirá el hombre[a].

Al llevarle[b] a una altura[c], le mostró todos los reinos de la tierra en un momento. Y el diablo le dijo:

—A ti te daré toda autoridad y la gloria de ellos; porque a mí me ha sido entregada, y la doy a quien yo quiero. Por esto, si tú me adoras, todo será tuyo.

Respondiendo Jesús, le dijo:

—Escrito está:

Al Señor tu Dios adorarás,

Y a él solo servirás[d].

Y lo llevó a Jerusalén y lo puso de pie sobre el pináculo del templo, y le dijo:

—Si eres Hijo de Dios échate de aquí abajo. 10 Porque escrito está:

A sus ángeles mandará

acerca de ti

para que te guarden,

11 y en sus manos te llevarán,

de modo que nunca tropieces

con tu pie en piedra[e].

12 Respondiendo Jesús, le dijo:

—Dicho está: No pondrás a prueba al Señor tu Dios[f].

13 Cuando el diablo acabó toda tentación, se apartó de él por algún tiempo.

Jesús comienza su ministerio

14 Entonces Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y su fama se difundió por toda la tierra de alrededor. 15 Él enseñaba en las sinagogas de ellos y era glorificado por todos.

Jesús en la sinagoga de Nazaret

16 Fue a Nazaret, donde se había criado y, conforme a su costumbre, el día sábado entró en la sinagoga y se levantó para leer. 17 Se le entregó el rollo del profeta Isaías; y cuando abrió el rollo encontró el lugar donde estaba escrito:

18 El Espíritu del Señor

está sobre mí,

porque me ha ungido para anunciar buenas nuevas a los pobres;

me ha enviado para[g] proclamar

libertad a los cautivos

y vista a los ciegos,

para poner en libertad

a los oprimidos

19 y para proclamar

el año agradable del Señor[h].

20 Después de enrollar el libro y devolverlo al ayudante, se sentó. Y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. 21 Entonces comenzó a decirles:

—Hoy se ha cumplido esta Escritura en los oídos de ustedes.

22 Todos daban testimonio de él y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían:

—¿No es este el hijo de José?

23 Entonces él les dijo:

—Sin duda, me dirán este refrán: “Médico, sánate a ti mismo. Hemos oído que sucedieron tantas cosas en Capernaúm; haz lo mismo también aquí en tu tierra”.

24 Y añadió:

—De cierto les digo, que ningún profeta es aceptado en su tierra. 25 Pero en verdad les digo que había muchas viudas en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses y hubo una gran hambre en toda la tierra, 26 pero a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón[i]. 27 También había muchos leprosos en Israel en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue sanado sino el sirio Naamán[j].

28 Al oír estas cosas, todos en la sinagoga se llenaron de ira, 29 y se levantaron y lo echaron fuera de la ciudad. Luego lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad para despeñarle. 30 Pero él pasó por en medio de ellos y se fue.

El endemoniado de Capernaúm

31 Entonces descendió a Capernaúm, ciudad de Galilea, y les enseñaba los sábados. 32 Y se asombraban de su enseñanza porque su palabra era con autoridad.

33 Estaba en la sinagoga un hombre que tenía un espíritu de demonio inmundo, y él exclamó a gran voz:

34 —¡Ah! ¿Qué tienes con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido para destruirnos? Yo sé quién eres: ¡el Santo de Dios!

35 Jesús le reprendió, diciendo:

—¡Cállate y sal de él!

Entonces el demonio salió de él derribándolo allí en medio de todos pero sin hacerle ningún daño. 36 Todos quedaron asombrados y hablaban entre sí diciendo:

—¿Qué palabra es esta, que con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y salen?

37 Y su fama se divulgaba por todos los lugares de la región.

Jesús sana a la suegra de Pedro

38 Levantándose Jesús, se apartó de la sinagoga y entró en casa de Simón. Y la suegra de Simón estaba postrada con una fuerte fiebre, y le rogaron por ella. 39 Él se inclinó hacia ella y reprendió a la fiebre y la fiebre la dejó, y en seguida ella se levantó y comenzó a servirles.

40 Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas dolencias los trajeron a él. Y él, al poner las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba. 41 Y también de muchos salían demonios, dando gritos y diciendo: “¡Tú eres el Hijo de Dios!”. Pero él los reprendía y no les dejaba hablar porque ellos sabían que él era el Cristo.

Jesús predica en Galilea

42 Siendo ya de día, salió y se fue a un lugar desierto y las multitudes lo buscaban. Acudieron a él y lo detenían para que no se apartara de ellos. 43 Pero él les dijo: “Me es necesario anunciar el evangelio del reino de Dios a otras ciudades también, porque para esto he sido enviado”. 44 E iba predicando por las sinagogas de Galilea[k].

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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