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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
1 Crónicas 9-10

Todo Israel fue registrado según las genealogías. He aquí que están inscritos en el libro de los reyes de Israel.

Jefes que volvieron del cautiverio

Los de Judá fueron llevados cautivos a Babilonia por su infidelidad. Los primeros que volvieron a habitar en sus propiedades, en sus ciudades, fueron los israelitas, los sacerdotes, los levitas y los servidores del templo.

En Jerusalén se establecieron algunos de los hijos de Judá, de los hijos de Benjamín, y de los hijos de Efraín y de Manasés: Utai hijo de Amihud, hijo de Omri, hijo de Imri, hijo de Bani[a], de los hijos de Fares, hijo de Judá. De los silonitas, Asaías el primogénito y sus hijos. De los hijos de Zéraj, Jeuel y sus hermanos; fueron seiscientos noventa.

De los hijos de Benjamín: Salú hijo de Mesulam, hijo de Hodavías, hijo de Hasenúa; Ibneías hijo de Jerojam; Ela hijo de Uzi, hijo de Micri; Mesulam hijo de Sefatías, hijo de Reuel, hijo de Ibnías; y sus hermanos, según sus generaciones; fueron novecientos cincuenta y seis. Todos estos hombres fueron jefes de familia en sus casas paternas.

10 De los sacerdotes: Jedaías, Joyarib, Jaquín; 11 Azarías hijo de Hilquías, hijo de Mesulam, hijo de Sadoc, hijo de Merayot, hijo de Ajitob, principal de la casa de Dios; 12 Adaías hijo de Jerojam, hijo de Pasjur, hijo de Malquías; Masai hijo de Adiel, hijo de Jazera, hijo de Mesulam, hijo de Mesilemit, hijo de Imer; 13 y sus hermanos, jefes de sus casas paternas; fueron mil setecientos sesenta, hombres de valor para la obra del servicio de la casa de Dios.

14 De los levitas: Semaías hijo de Hasub, hijo de Azricam, hijo de Hasabías, de los hijos de Merari; 15 Bacbacar, Heres, Galal; Matanías hijo de Micaías, hijo de Zicri, hijo de Asaf; 16 Abdías hijo de Semaías, hijo de Galal, hijo de Jedutún; Berequías hijo de Asa, hijo de Elcana, el cual habitó en las aldeas de los netofatitas.

17 Y los porteros fueron: Salum, Acub, Talmón, Ajimán y sus hermanos. Salum era el jefe. 18 Hasta ahora están estos porteros de los campamentos de los hijos de Leví en la puerta del rey, que está al este. 19 Salum hijo de Coré, hijo de Ebiasaf, hijo de Coré; y sus hermanos los coreítas, de su casa paterna, estuvieron a cargo de la obra del servicio, guardando las puertas del tabernáculo, así como sus padres guardaron la entrada del campamento del SEÑOR. 20 Fineas hijo de Eleazar fue previamente el principal de ellos, y el SEÑOR estaba con él. 21 Zacarías hijo de Meselemías era portero a la entrada del tabernáculo de reunión. 22 Todos estos escogidos para ser guardias de las puertas eran doscientos doce cuando fueron contados en sus aldeas, según sus registros genealógicos. A ellos los instalaron en sus funciones David y Samuel el vidente. 23 Así ellos y sus hijos fueron porteros por turno en la casa del SEÑOR, es decir, en la casa del tabernáculo. 24 Los porteros estaban en los cuatro puntos cardinales: en el este, en el oeste, en el norte y en el sur. 25 Sus hermanos que estaban en sus aldeas venían de tiempo en tiempo, para estar con estos durante siete días. 26 Pero los cuatro jefes de los porteros, que eran levitas, estaban en puestos de confianza, a cargo de las cámaras y de los tesoros de la casa de Dios. 27 Estos pasaban la noche alrededor de la casa de Dios, porque estaban encargados de guardarla y de abrirla cada mañana.

28 Algunos de ellos estaban encargados de los utensilios para el culto, los cuales eran contados cuando los guardaban y contados cuando los sacaban. 29 Otros habían sido encargados de los utensilios, de todos los utensilios del santuario, de la harina, del vino, del aceite, del incienso y de las especias aromáticas. 30 Algunos de los hijos de los sacerdotes preparaban la mezcla de las especias aromáticas. 31 Matatías, uno de los levitas, primogénito de Salum el coreíta, estaba encargado de las cosas que se preparaban en la sartén. 32 Algunos de los hijos de Cohat y de sus hermanos estaban encargados del pan de la presentación, el cual ponían en orden cada sábado.

33 Y los que eran cantores, jefes de casas paternas de los levitas, estaban en las cámaras, exentos de otros servicios; porque de día y de noche estaban en este quehacer. 34 Estos eran jefes de casas paternas de los levitas, según sus generaciones. Estos jefes habitaban en Jerusalén.

La familia de Saúl

35 En Gabaón habitaba Jeiel, padre de Gabaón. El nombre de su mujer era Maaca. 36 Su hijo primogénito fue Abdón; luego nacieron Zur, Quis, Baal, Ner, Nadab, 37 Gedor, Ajío, Zacarías y Miclot. 38 Miclot engendró a Simeam. Ellos también habitaban en Jerusalén con sus hermanos, frente a ellos.

39 Ner engendró a Quis, y Quis engendró a Saúl. Saúl engendró a Jonatán, a Malquisúa, a Abinadab y a Es-baal. 40 Merib-baal fue hijo de Jonatán. Y Merib-baal engendró a Micaías. 41 Los hijos de Micaías fueron: Pitón, Melec, Tarea y Acaz. 42 Acaz engendró a Joada[b]; Joada engendró a Alémet, a Azmávet y a Zimri. Zimri engendró a Mosa; 43 Mosa engendró a Bina, cuyo hijo fue Refaías, cuyo hijo fue Elasa, cuyo hijo fue Azel. 44 Los hijos de Azel fueron seis, cuyos nombres son: Azricam, Bocru, Ismael, Searías, Abdías y Hanán. Estos fueron los hijos de Azel.

Muerte de Saúl y de sus hijos

10 Los filisteos combatieron contra Israel, y los hombres de Israel huyeron delante de los filisteos y cayeron muertos en el monte Gilboa. Los filisteos persiguieron de cerca a Saúl y a sus hijos; y mataron a Jonatán, a Abinadab y a Malquisúa, hijos de Saúl.

La batalla arreció contra Saúl, y los que tiran con el arco lo encontraron; y fue herido gravemente por los arqueros. Entonces Saúl dijo a su escudero: “Saca tu espada y atraviésame con ella, no sea que vengan esos incircuncisos y hagan mofa de mí”. Pero su escudero no quiso, porque tenía mucho miedo. Entonces Saúl tomó la espada y se dejó caer sobre ella. Al ver su escudero que Saúl estaba muerto, él también se dejó caer sobre su espada y murió. Así murió Saúl, y sus tres hijos y todos los de su casa murieron junto con él. Y al ver todos los hombres de Israel que estaban en el valle que los de Israel[c] habían huido, y que Saúl y sus hijos habían muerto, abandonaron sus ciudades y huyeron. Entonces los filisteos fueron y habitaron en ellas.

Aconteció que al día siguiente, cuando los filisteos fueron para despojar a los muertos, hallaron a Saúl y a sus hijos caídos en el monte Gilboa. Lo despojaron, tomaron su cabeza y sus armas, y enviaron mensajeros por toda la tierra de los filisteos para dar la buena noticia a sus ídolos y al pueblo. 10 Después pusieron sus armas en el templo de sus dioses, y clavaron su cabeza en el templo de Dagón.

11 Cuando todos los de Jabes, en Galaad, oyeron todo lo que los filisteos habían hecho con Saúl, 12 todos los hombres valientes se levantaron y tomaron el cadáver de Saúl y los cadáveres de sus hijos, y los llevaron a Jabes. Enterraron sus restos debajo de la encina en Jabes y ayunaron siete días.

13 Así murió Saúl por la infidelidad que cometió contra el SEÑOR, respecto a la palabra del SEÑOR, la cual no guardó, y porque consultó a quien evoca a los muertos pidiendo consejo, 14 en lugar de pedir consejo al SEÑOR. Por esta causa él lo hizo morir y transfirió el reino a David hijo de Isaí.

Hebreos 12

12 Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos enreda, y corramos con perseverancia la carrera que tenemos delante de nosotros puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo que tenía delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios.

La disciplina del Señor

Consideren, pues, al que soportó tanta hostilidad de pecadores contra sí mismo, para que no decaiga el ánimo de ustedes ni desmayen. Pues todavía no han resistido hasta la sangre combatiendo contra el pecado. ¿Y ya han olvidado la exhortación que se les dirige como a hijos?

Hijo mío, no tengas en poco

la disciplina del Señor

ni desmayes cuando seas reprendido por él.

Porque el Señor disciplina al que ama y castiga a todo el que recibe como hijo[a].

Permanezcan bajo la disciplina; Dios los está tratando como a hijos. Porque, ¿qué hijo es aquel a quien su padre no disciplina? Pero si están sin la disciplina de la cual todos han sido participantes, entonces son ilegítimos, y no hijos. Además, teníamos a nuestros padres carnales que nos disciplinaban y los respetábamos. ¿No obedeceremos con mayor razón al Padre de los espíritus, y viviremos? 10 Ellos nos disciplinaban por pocos días como a ellos les parecía, mientras que él nos disciplina para bien a fin de que participemos de su santidad. 11 Al momento, ninguna disciplina parece ser causa de gozo sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que por medio de ella han sido ejercitados.

12 Por lo tanto, fortalezcan las manos debilitadas y las rodillas paralizadas; 13 y enderecen para sus pies los caminos torcidos, para que el cojo no sea desviado sino, más bien, sanado.

Perseverar en la gracia de Dios

14 Procuren la paz con todos, y la santidad sin la cual nadie verá al Señor. 15 Miren bien que ninguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que ninguna raíz de amargura brote y cause estorbo, y que por ella muchos sean contaminados; 16 que ninguno sea inmoral ni profano como Esaú que, por una sola comida, vendió su propia primogenitura. 17 Porque ya saben que fue reprobado, a pesar de que después quería heredar la bendición, porque no halló más ocasión de arrepentimiento, aunque lo buscó con lágrimas.

18 Ustedes no se han acercado al monte que se podía tocar, al fuego encendido, a las tinieblas, a la profunda oscuridad, a la tempestad, 19 al sonido de la trompeta y al estruendo de las palabras que los que lo oyeron rogaron que no se les hablara más 20 porque no podían soportar lo que se mandaba: Si un animal toca el monte, será apedreado[b]. 21 Y tan terrible era aquel espectáculo que Moisés dijo: “Estoy aterrado y temblando”[c].

22 Más bien, se han acercado al monte Sion, a la ciudad del Dios vivo, a la Jerusalén celestial, a la reunión de miríadas de ángeles, 23 a la asamblea de los primogénitos que están inscritos en los cielos, a Dios el juez de todos, a los espíritus de los justos ya hechos perfectos, 24 a Jesús el mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.

25 Miren que no rechacen al que habla. Porque si no escaparon aquellos que rechazaron al que advertía en la tierra, mucho menos escaparemos nosotros si nos apartamos del que advierte desde los cielos. 26 Su voz estremeció la tierra en aquel entonces, y ahora ha prometido diciendo: Todavía una vez más estremeceré no solo la tierra sino también el cielo[d].

27 La expresión “todavía una vez más” indica con claridad que será removido lo que puede ser sacudido, como las cosas creadas, para que permanezca lo que no puede ser sacudido. 28 Así que, habiendo recibido un reino que no puede ser sacudido, retengamos la gracia y, mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y reverencia. 29 Porque nuestro Dios es fuego consumidor[e].

Amós 6

Contra los dirigentes indolentes

¡Ay de los que viven reposados en Sion y de los confiados en el monte de Samaria, señalados como los principales de las naciones y a quienes acuden los de la casa de Israel! Pasen a Calne y miren. De allí vayan a la gran Hamat. Luego desciendan a Gat de los filisteos. ¿Acaso son mejores que aquellos reinos? ¿Acaso el territorio de ellos era mayor que el de ustedes?

Ustedes suponen que el día malo está lejos y acercan la sede del terror. Duermen en camas de marfil, se extienden sobre sus lechos y comen los corderos del rebaño y los terneros de engorde. Improvisan al son de la lira e inventan instrumentos musicales al estilo de David. Beben vino en grandes copas, se ungen con los más finos perfumes y no se afligen por la ruina de José. Por tanto, ahora serán llevados a la cabeza de los cautivos, ¡y se acabará el banquete de los holgazanes!

El SEÑOR Dios[a] ha jurado por su alma; el SEÑOR Dios de los Ejércitos dice: “Abomino la soberbia de Jacob y aborrezco sus palacios. Entregaré al enemigo la ciudad y todo lo que hay en ella”. Acontecerá que si quedan diez hombres en una casa, morirán, 10 y su pariente lo tomará para incinerarlo. Al sacar sus restos de la casa preguntará al que se encuentra en la parte más recóndita: “¿Hay algún otro contigo?”. Este responderá: “¡Nadie!”. Y le dirá: “¡Calla; no hay que mencionar el nombre del SEÑOR!”. 11 Porque he aquí, el SEÑOR ha mandado que sea reducida a escombros la casa mayor y a ruinas la casa menor.

12 ¿Acaso corren los caballos por las peñas? ¿Se arará con bueyes en el mar? Pero ustedes han convertido el derecho en veneno y el fruto de la justicia en ajenjo. 13 Ustedes se alegran por Lo-debar y dicen: “¿Acaso no hemos tomado Carnaim con nuestra fuerza?”.

14 “Pues he aquí, oh casa de Israel, yo levantaré sobre ustedes una nación que los oprimirá desde Lebo-hamat hasta el arroyo del Arabá”, dice el SEÑOR Dios de los Ejércitos.

Lucas 1:39-80

María visita a Elisabet

39 En esos días se levantó María y fue de prisa a una ciudad en la región montañosa de Judá. 40 Entró en casa de Zacarías y saludó a Elisabet. 41 Aconteció que, cuando Elisabet oyó el saludo de María, la criatura saltó en su vientre. Y Elisabet fue llena del Espíritu Santo, 42 y exclamó a gran voz y dijo:

—¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! 43 ¿De dónde se me concede esto, que la madre de mi Señor venga a mí? 44 Porque he aquí, cuando llegó a mis oídos la voz de tu saludo, la criatura saltó de alegría en mi vientre. 45 Bienaventurada la que creyó, porque se cumplirá lo que le ha sido dicho de parte del Señor.

El cántico de María

46 Y María dijo:

—Engrandece mi alma al Señor;

47 y mi espíritu se alegra

en Dios, mi Salvador,

48 porque ha mirado

la bajeza de su sierva.

He aquí, pues, desde ahora

me tendrán por bienaventurada todas las generaciones,

49 porque el Poderoso ha hecho grandes cosas conmigo.

Su nombre es santo,

50 y su misericordia es

de generación en generación, para con los que le temen.

51 Hizo proezas con su brazo;

esparció a los soberbios

en el pensamiento de sus corazones.

52 Quitó a los poderosos de sus tronos

y levantó a los humildes.

53 A los hambrientos sació de bienes

y a los ricos los despidió vacíos.

54 Ayudó a Israel, su siervo,

para acordarse de la misericordia,

55 tal como habló a nuestros padres;

a Abraham y a su descendencia para siempre.

56 Y María se quedó con ella como tres meses, y regresó a su casa.

El nacimiento de Juan el Bautista

57 Se cumplió para Elisabet el tiempo de su alumbramiento, y dio a luz un hijo. 58 Los vecinos y los parientes oyeron que Dios había engrandecido su misericordia hacia ella y se regocijaron con ella. 59 Aconteció que, al octavo día, vinieron para circuncidar al niño, y lo llamaban con el nombre de su padre, Zacarías. 60 Y su madre respondiendo, dijo:

—¡No! Más bien será llamado Juan.

61 Y le dijeron:

—No hay nadie en tu familia que se llame con este nombre.

62 Preguntaban por señas a su padre cómo quería llamarle. 63 Y, pidiendo una tablilla escribió diciendo: “Juan es su nombre”. Y todos se maravillaron. 64 Al instante su boca fue abierta, y se le soltó la lengua y comenzó a hablar bendiciendo a Dios. 65 Cayó temor sobre todos sus vecinos, y por toda la región montañosa de Judá se divulgaban todas estas cosas. 66 Y todos los que las oían las guardaban en su corazón, diciendo:

—Pues, ¿quién será este niño?

Porque ciertamente la mano del Señor estaba con él.

El cántico de Zacarías

67 Zacarías, su padre, fue lleno del Espíritu Santo y profetizó diciendo:

68 —Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado y redimido

a su pueblo.

69 Ha levantado para nosotros

un Salvador poderoso[a]

en la casa de su siervo David,

70 tal como habló por boca

de sus santos profetas

que fueron desde antiguo:

71 Salvación de nuestros enemigos

y de la mano de todos los

que nos aborrecen,

72 para hacer misericordia

con nuestros padres

y para acordarse de su santo pacto.

73 Este es el juramento

que juró a Abraham nuestro padre, para concedernos que,

74 una vez rescatados de las manos

de los enemigos[b],

le sirvamos sin temor,

75 en santidad y en justicia

delante de él todos nuestros días.

76 Y tú, niño, serás llamado profeta del Altísimo

porque irás delante del Señor

para preparar sus caminos;

77 para dar a su pueblo conocimiento

de salvación

en el perdón de sus pecados

78 a causa de la entrañable misericordia de nuestro Dios,

con que la luz de la aurora nos visitará[c] de lo alto;

79 para alumbrar a los que habitan

en tinieblas y en sombra de muerte; para encaminar nuestros pies por caminos de paz.

80 Y el niño crecía y se fortalecía en espíritu, y estaba en el desierto hasta el día de su manifestación a Israel.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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