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M’Cheyne Bible Reading Plan

The classic M'Cheyne plan--read the Old Testament, New Testament, and Psalms or Gospels every day.
Duration: 365 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
2 Reyes 18

Ezequías y el retorno al SEÑOR

18 Aconteció que en el tercer año de Oseas hijo de Ela, rey de Israel, comenzó a reinar Ezequías hijo de Acaz, rey de Judá. Tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó veintinueve años en Jerusalén. El nombre de su madre era Abi hija de Zacarías.

Él hizo lo recto ante los ojos del SEÑOR, conforme a todas las cosas que había hecho su padre David. Quitó los lugares altos, rompió las piedras rituales, cortó los árboles rituales de Asera[a] e hizo pedazos la serpiente de bronce que había hecho Moisés, porque hasta aquel entonces los hijos de Israel le quemaban incienso. Y la llamó Nejustán[b].

Ezequías puso su esperanza en el SEÑOR Dios de Israel. Ni antes ni después de él hubo otro como él entre todos los reyes de Judá, porque fue fiel al SEÑOR y no se apartó de él, sino que guardó los mandamientos que el SEÑOR había mandado a Moisés. El SEÑOR estaba con él, y tuvo éxito en todas las cosas que emprendió. Se rebeló contra el rey de Asiria y dejó de servirle. Derrotó a los filisteos hasta Gaza y sus territorios, desde las torres de los centinelas hasta la ciudad fortificada.

Caída de Samaria

Aconteció en el cuarto año del rey Ezequías, que era el séptimo año de Oseas hijo de Ela, rey de Israel, que Salmanasar, rey de Asiria, subió contra Samaria y la sitió. 10 La tomaron al cabo de tres años; es decir, Samaria fue tomada en el sexto año de Ezequías, que era el noveno año de Oseas, rey de Israel.

11 El rey de Asiria llevó cautivos a los israelitas a Asiria y los puso en Halaj y en el Habor, río de Gozán, y en las ciudades de los medos; 12 por cuanto no obedecieron la voz del SEÑOR su Dios, sino que quebrantaron su pacto. No escucharon ni pusieron por obra todas las cosas que había mandado Moisés, siervo del SEÑOR.

Ezequías y la invasión de Senaquerib

13 En el año catorce del rey Ezequías subió Senaquerib, rey de Asiria, contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó. 14 Entonces Ezequías, rey de Judá, envió a decir al rey de Asiria, en Laquis: “Yo he fallado. Apártate de mí, y pagaré lo que me impongas”.

El rey de Asiria impuso a Ezequías, rey de Judá, diez mil kilos de plata y mil kilos de oro. 15 Entonces le dio Ezequías toda la plata que se hallaba en la casa del SEÑOR y en los tesoros de la casa del rey. 16 En aquel tiempo Ezequías desmanteló las puertas del templo del SEÑOR y sus marcos, que el mismo Ezequías, rey de Judá, había recubierto de oro, y se los dio al rey de Asiria.

Las amenazas del Rabsaces

17 Después el rey de Asiria envió al Tartán, al Rabsaris y al Rabsaces, con un poderoso ejército, desde Laquis al rey Ezequías, en Jerusalén. Subieron y llegaron a Jerusalén. Y habiendo subido y llegado, se detuvieron junto al acueducto del estanque de arriba, que está en el camino del Campo del Lavador. 18 Luego llamaron al rey, y salieron hacia ellos Eliaquim hijo de Hilquías, el administrador del palacio; Sebna, el escriba; y Jóaj hijo de Asaf, el cronista. 19 Entonces les dijo el Rabsaces:

—Digan a Ezequías que así ha dicho el gran rey, el rey de Asiria: “¿Qué confianza es esa en que confías? 20 Tú has dicho tener plan y poderío para la guerra, pero solo son palabras de labios. Pero ahora, ¿en quién confías para que te hayas rebelado contra mí? 21 He aquí que ahora tú confías en Egipto, en ese bastón de caña cascada, que a cualquiera que se apoye sobre ella, le entrará por la mano y se la atravesará. Así es el faraón, rey de Egipto, para todos los que confían en él. 22 Pero si me dicen: ‘Confiamos en el SEÑOR nuestro Dios’, ¿no es este aquel cuyos lugares altos y cuyos altares ha quitado Ezequías, y ha dicho a Judá y a Jerusalén: ‘Delante de este altar adorarán en Jerusalén’?”.

23 »Ahora pues, comprométete con mi señor, el rey de Asiria, y yo te daré dos mil caballos, si acaso tú puedes proveer quienes cabalguen sobre ellos. 24 ¿Cómo podrás resistir a un oficial de uno de los más insignificantes servidores de mi señor, confiando en Egipto por carros y jinetes? 25 Y ahora, ¿acaso he subido contra este lugar para destruirlo sin que haya intervenido el SEÑOR? El SEÑOR me ha dicho: “Sube contra esa tierra y destrúyela”.

26 Entonces Eliaquim hijo de Hilquías, Sebna y Jóaj dijeron al Rabsaces:

—Por favor, habla a tus siervos en arameo, porque nosotros lo entendemos. No hables con nosotros en hebreo, a oídos del pueblo que está sobre la muralla.

27 Pero el Rabsaces les dijo:

—¿Acaso me ha enviado mi señor para decir estas palabras solo a tu señor y a ti? ¿No les concierne también a los hombres que están sobre la muralla, quienes, como ustedes, han de comer sus propios excrementos y beber su propia orina?

28 Entonces el Rabsaces se puso de pie, gritó a gran voz en hebreo y habló diciendo:

—¡Oigan la palabra del gran rey, el rey de Asiria! 29 Así ha dicho el rey: “No los engañe Ezequías, porque él no los podrá librar de mi[c]mano. 30 Tampoco los haga confiar Ezequías en el SEÑOR, diciendo: ‘Ciertamente el SEÑOR nos librará, y esta ciudad no será entregada en mano del rey de Asiria’ ”. 31 ¡No escuchen a Ezequías! Porque así ha dicho el rey de Asiria: “Hagan la paz conmigo y ríndanse a mí. Y comerá cada uno de su vid y de su higuera, y beberá cada uno de las aguas de su pozo, 32 hasta que yo venga y los lleve a una tierra como la suya, tierra de grano y de vino, tierra de pan y de viñas, tierra de aceite de olivo y de miel. Así vivirán y no morirán. No escuchen a Ezequías, porque los engaña diciendo: ‘El SEÑOR nos librará’. 33 ¿Acaso alguno de los dioses de las naciones libró su tierra de la mano del rey de Asiria? 34 ¿Dónde están los dioses de Hamat y de Arfad? ¿Dónde están los dioses de Sefarvaim, de Hena y de Ivá? ¿Acaso libraron estos a Samaria de mi mano? 35 ¿Cuáles de entre todos los dioses de estas tierras libraron sus tierras de mi mano, para que el SEÑOR libre a Jerusalén de mi mano?”.

36 Pero el pueblo calló y no le respondió ni una palabra, porque había una orden del rey que decía: “No le respondan”. 37 Entonces Eliaquim hijo de Hilquías, el administrador del palacio; Sebna, el escriba; y Jóaj hijo de Asaf, el cronista, fueron a Ezequías con sus vestiduras rasgadas, y le declararon las palabras del Rabsaces.

Filemón

Pablo, prisionero de Cristo Jesús, y el hermano Timoteo; a Filemón el amado y colaborador nuestro, a la hermana[a] Apia, a Arquipo nuestro compañero de milicia, y a la iglesia que está en tu casa: Gracia a ustedes y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

Acción de gracias

Doy gracias siempre a mi Dios haciendo mención de ti en mis oraciones; porque oigo del amor y de la fe que tienes para con el Señor Jesús y hacia todos los santos, de manera que la comunión de tu fe ha venido a ser eficaz en el pleno conocimiento de todo lo bueno que hay en nosotros[b] para la gloria de Cristo. Porque tuve[c] gran gozo y aliento por tu amor, pues los corazones de los santos, oh hermano, han sido confortados por medio tuyo.

Intercesión por Onésimo

Por lo tanto, aunque tengo mucha confianza en Cristo para ordenarte lo que conviene, más bien intercedo en amor —siendo como soy, Pablo, anciano y ahora también prisionero de Cristo Jesús—; 10 intercedo ante ti en cuanto a mi hijo Onésimo a quien he engendrado en mis prisiones. 11 En otro tiempo él te fue inútil, pero ahora es útil[d] tanto para ti como para mí. 12 Te lo vuelvo a enviar[e], a él que es mi propio corazón. 13 Yo deseaba retenerlo conmigo para que en tu lugar me sirviera en mis prisiones por el evangelio. 14 Pero sin tu consentimiento no quise hacer nada, para que tu bondad no fuera como por obligación sino de buena voluntad. 15 Pues quizás por esta razón se apartó por un tiempo, para que lo recuperes ahora para siempre; 16 ya no como a un esclavo sino más que esclavo, como a un hermano amado, especialmente para mí pero con mayor razón para ti, tanto en la carne como en el Señor.

17 Así que, si me tienes por compañero, recíbelo como a mí mismo. 18 Si en algo te hizo daño o te debe, ponlo a mi cuenta. 19 Yo, Pablo, lo escribo con mi propia mano: Yo lo pagaré; por no decirte que también tú mismo te me debes a mí. 20 Sí, hermano, yo quisiera tener este beneficio de ti en el Señor: ¡Conforta mi corazón en el Señor!

21 Habiendo confiado en tu obediencia, te escribo sabiendo que harás aún más de lo que digo. 22 A la vez, prepárame también alojamiento pues espero que mediante las oraciones de ustedes yo les sea concedido.

Salutaciones y bendición final

23 Te saludan Epafras, mi compañero de prisiones por Cristo Jesús, 24 y mis colaboradores Marcos, Aristarco, Demas y Lucas.

25 La gracia del Señor Jesucristo sea con el espíritu de ustedes[f].

Oseas 11

El amor paternal del SEÑOR

11 “Cuando Israel era muchacho yo lo amé; y de Egipto llamé a mi hijo. Mientras más los llamabaa más se iban ellos de mi presencia. A los Baales ofrecían sacrificio y a los ídolos quemaban incienso. Pero fui yo el que enseñó a caminar a Efraín tomándolo por sus brazos. Sin embargo, no reconocieron que yo los sanaba. Con cuerdas humanas los atraje, con vínculos de amor. Fui para ellos como los que ponen un bebé contra sus mejillas y me inclinaba hacia ellos para alimentarlos.

“No volverá a la tierra de Egipto sino que el asirio será su rey; porque no quisieron volver a mí. La espada caerá sobre sus ciudades y destruirá sus refuerzos. Los consumirá en medio de sus propias asambleas. Entre tanto, mi pueblo está obstinado en su rebelión contra mí; y aunque invocan al Altísimo, no lo quieren enaltecer.

“¿Cómo he de dejarte, oh Efraín? ¿Cómo he de entregarte, oh Israel? ¿Cómo podré hacerte como a Adma o ponerte como a Zeboím? Mi corazón se revuelve dentro de mí; se inflama mi compasión. No ejecutaré el furor de mi ira; no volveré para destruir a Efraín porque soy Dios y no hombre. Yo soy el Santo en medio de ti y no vendré contra la ciudad.

10 “Caminarán en pos del SEÑOR. Él rugirá como león; sí, rugirá y del occidente los hijos acudirán temblando. 11 De Egipto acudirán temblando como pájaros; y como palomas, de la tierra de Asiria. Yo los haré habitar en sus casas, dice el SEÑOR.

El pecado de Israel

12 “Efraín me ha rodeado con mentira; y la casa de Israel con engaño. Judá todavía divaga[a] para con Dios, para con el Santo, quien es fiel.

Salmos 132-134

Sion, la morada elegida

132 Canto de ascenso gradual[a].

Acuérdate, oh SEÑOR,
de David y de toda su aflicción
de cómo juró al SEÑOR
y prometió al Fuerte de Jacob, diciendo:
“No entraré en mi morada
ni subiré a mi cama.
No daré sueño a mis ojos
ni a mis párpados sopor
hasta que halle un lugar[b] para el SEÑOR, una morada para el Fuerte de Jacob”.
He aquí, en Efrata oímos de ella,
y la encontramos en los campos de Yaar[c]:
“Entremos en su tabernáculo; postrémonos ante el estrado de sus pies”.
Levántate, oh SEÑOR;
ven al lugar de tu reposo;
tú y el arca de tu poder.
Tus sacerdotes sean revestidos de justicia, y tus fieles canten de júbilo.
10 Por causa de tu siervo David,
no rechaces el rostro de tu ungido.
11 Con verdad juró el SEÑOR a David,
y no se apartará de ello:
“Del fruto de tu cuerpo
pondré sobre tu trono.
12 Si tus hijos guardan mi pacto
y este testimonio que yo les enseño, sus hijos también se sentarán
en tu trono para siempre”.
13 Porque el SEÑOR ha elegido a Sion
y la ha deseado como morada suya:
14 “Este es mi lugar de reposo para siempre. Aquí habitaré porque lo he deseado.
15 Lo bendeciré con abundante provisión; a sus necesitados saciaré de pan.
16 Asimismo, vestiré de salvación
a sus sacerdotes,
y sus fieles darán voces de júbilo.
17 Allí haré surgir el poderío de David;
he preparado una lámpara para mi ungido.
18 A sus enemigos vestiré de vergüenza pero sobre él resplandecerá su corona”.

La dulce armonía fraternal

133 Canto de ascenso gradual[d]. De David.¡He aquí, cuán bueno y cuán agradable es que los hermanos habiten juntos en armonía!

Es como el buen aceite sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba,
la barba de Aarón,
y baja hasta el borde de sus vestiduras.
Es como el rocío del Hermón que desciende sobre los montes de Sion; porque allá enviará el SEÑOR bendición y vida eterna.

La alabanza nocturna en el templo

134 Canto de ascenso gradual[e].

He aquí, bendigan al SEÑOR,
ustedes, todos los siervos del SEÑOR que están en la casa del SEÑOR
por las noches.
Alcen sus manos hacia el santuario
y bendigan al SEÑOR.
El SEÑOR, que hizo los cielos y la tierra, te bendiga desde Sion.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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