Bible in 90 Days
14 En verdad, el Señor tendrá compasión de Jacob y elegirá de nuevo a Israel. Los asentará en su propia tierra. Los extranjeros se juntarán con ellos, y se unirán a los descendientes de Jacob. 2 Los pueblos los acogerán y los llevarán hasta su patria. Los israelitas los tomarán como siervos y siervas en el suelo del Señor; apresarán a sus captores y dominarán a sus opresores.
3 Cuando el Señor los haga descansar de su sufrimiento, de su tormento y de la cruel esclavitud a la que fueron sometidos, 4 pronunciarán esta sátira contra el rey de Babilonia:
¡Hay que ver cómo terminó el opresor,
y cómo acabó su furia insolente![a]
5 Quebró el Señor la vara de los malvados;
rompió el bastón de los tiranos
6 que con furia y continuos golpes
castigaba a los pueblos,
que con implacable enojo
dominaba y perseguía a las naciones.
7 Toda la tierra descansa tranquila
y prorrumpe en gritos de alegría.
8 Hasta los pinos y cedros del Líbano
se burlan de ti y te dicen:
«Desde que yaces tendido,
nadie viene a derribarnos».
9 Allá en lo profundo, por tu causa,
el sepulcro se estremece
al salir a tu encuentro;
por tu causa despierta a los muertos,
a los que fueron jefes de la tierra.
Hace que los reyes de todas las naciones
se levanten de sus tronos.
10 Todos ellos responden y te dicen:
«¡También tú te has debilitado!
¡Ya eres uno más de los nuestros!»
11 Tu majestad ha sido arrojada al sepulcro,
junto con el sonido de tus arpas.
¡Duermes entre gusanos,
y te cubren las lombrices!
12 ¡Cómo has caído del cielo,
lucero de la mañana!
Tú, que sometías a las naciones,
has caído por tierra.
13 Decías en tu corazón:
«Subiré hasta los cielos.
¡Levantaré mi trono
por encima de las estrellas de Dios!
Gobernaré desde el extremo norte,
en el monte de la reunión.[b]
14 Subiré a lo alto de las nubes,
seré semejante al Altísimo».
15 ¡Pero has sido arrojado al sepulcro,
a lo más profundo de la fosa!
16 Los que te ven clavan en ti la mirada
y reflexionan en cuanto a tu destino:
«¿Y este es el que sacudía a la tierra
y hacía temblar a los reinos,
17 el que dejaba el mundo hecho un desierto,
el que arrasaba sus ciudades
y nunca dejaba libres a los presos?»
18 Todos los reyes de las naciones
reposan con honor,
cada uno en su tumba.
19 Pero a ti, el sepulcro te ha vomitado
como a un vástago repugnante.
Los que murieron a filo de espada,
los que bajaron al fondo de la fosa,
te han cubierto por completo.
¡Pareces un cadáver pisoteado!
20 No tendrás sepultura con los reyes,
porque destruiste tu tierra
y asesinaste a tu pueblo.
¡Jamás volverá a mencionarse
la descendencia de los malhechores!
21 A causa de la maldad de los padres,
preparad un matadero para los hijos.
¡Que no se levanten para heredar la tierra
ni cubran con ciudades la faz del mundo!
22 «Yo me levantaré contra ellos
—afirma el Señor Todopoderoso—.
Yo extirparé de Babilonia
nombre y descendencia,
vástago y posteridad
—afirma el Señor—.
23 La convertiré en lugar de erizos,
en charco de agua estancada;
la barreré con la escoba de la destrucción»,
afirma el Señor Todopoderoso.
Profecía contra Asiria
24 El Señor Todopoderoso ha jurado:
«Tal como lo he planeado, se cumplirá;
tal como lo he decidido, se realizará.
25 Destrozaré a Asiria en mi tierra;
la pisotearé sobre mis montes.
Mi pueblo dejará de llevar su yugo;
ya no pesará esa carga sobre sus hombros».
26 Esto es lo que he determinado
para toda la tierra;
esta es la mano que he extendido
sobre todas las naciones.
27 Si lo ha determinado el Señor Todopoderoso,
¿quién podrá impedirlo?
Si él ha extendido su mano,
¿quién podrá detenerla?
Profecía contra los filisteos
28 Esta profecía vino a Isaías el año que murió el rey Acaz:
29 Todos vosotros, filisteos,
no os alegréis de que se haya roto
el bastón que os golpeaba;
porque una víbora saldrá
de la raíz de la serpiente;
su fruto será una serpiente voladora.
30 Los más desvalidos pacerán como ovejas,
los necesitados descansarán seguros.
Pero mataré de hambre a vuestra raíz;
destruiré a vuestros sobrevivientes.
31 ¡Gime y grita, puerta de la ciudad!
¡Ponte a temblar de miedo, toda tú, Filistea!
Porque viene del norte una nube de humo,
y nadie rompe la formación.
32 ¿Qué respuesta se dará a los mensajeros de esa nación?
Pues que el Señor ha afirmado a Sión,
y que allí se refugiarán
los afligidos de su pueblo.
Profecía contra Moab(A)
15 Profecía contra Moab:
La ciudad moabita de Ar está arruinada,
¡destruida en una noche!
La ciudad moabita de Quir está arruinada,
¡destruida en una noche!
2 Acuden los de Dibón al templo,
a sus altares paganos, para llorar.
Moab está gimiendo
por Nebo y por Medeba.
Rapadas están todas las cabezas,
y afeitadas todas las barbas.
3 Todos, deshechos en llanto,
van por las calles, vestidos de luto;
¡gimen en los techos y en las plazas!
4 Hesbón y Elalé claman a gritos,
hasta Yahaza se escuchan sus clamores.
Por eso gritan los valientes de Moab,
y flaquea su entereza.
5 Mi corazón grita por Moab;
sus fugitivos huyen hasta Zoar,
hasta Eglat Selisiyá.
Suben llorando por la cuesta de Luhit;
ante el desastre, gritan desesperados
por el camino de Joronayin.
6 Se han secado las aguas de Nimrín;
se ha marchitado la hierba.
Ya no hay vegetación,
no ha quedado nada verde.
7 Por eso se llevaron,
más allá del arroyo de los Sauces,
las muchas riquezas que amasaron.
8 Su grito desesperado
va recorriendo la frontera de Moab.
Llega su gemido hasta Eglayin,
y aun llega hasta Ber Elín.
9 Llenas están de sangre las aguas de Dimón,
y aún más plagas le añadiré:
enviaré un león contra los moabitas fugitivos
y contra los que permanezcan en la tierra.
16 Enviad corderos al gobernante del país,
desde Selá, por el desierto,
y hasta el monte de la hija de Sión,
2 Las mujeres de Moab,
en los vados del Arnón,
parecen aves que, espantadas,
abandonan el nido.
3 «Danos un consejo;
toma una decisión.
A plena luz del día,
extiende tu sombra como la noche.
Esconde a los fugitivos;
no traiciones a los refugiados.
4 Deja que los fugitivos de Moab
encuentren en ti un refugio;
¡protégelos del destructor!»
Cuando la opresión llegue a su fin
y la destrucción se acabe,
el agresor desaparecerá de la tierra.
5 El trono se fundará en la lealtad,
y un descendiente de David
reinará sobre él con fidelidad:
será un juez celoso del derecho
y ansioso de hacer justicia.
6 Hemos sabido que Moab
es extremadamente orgulloso;
hemos sabido de su soberbia,
de su orgullo y arrogancia,
de su charlatanería sin sentido.
7 Por eso gimen los moabitas;
todos ellos gimen por Moab.
Lamentaos, afligíos,
por las tortas de pasas de Quir Jaréset.
8 Se han marchitado los campos de Hesbón,
lo mismo que las vides de Sibma.
Los gobernantes de las naciones
han pisoteado los viñedos más selectos,
los que llegaban hasta Jazer
y se extendían hacia el desierto.
Sus sarmientos se extendían
y llegaban hasta el mar.
9 Por eso lloro, como llora Jazer,
por los viñedos de Sibma.
¡Y a vosotras, ciudades de Hesbón y de Elalé,
os empapo con mis lágrimas!
Se han acallado los gritos de alegría
por tu fruto maduro y tus cosechas.
10 Ya no hay en los huertos alegría ni regocijo.
Nadie canta ni grita en los viñedos,
nadie pisa la uva en los lagares;
yo le puse fin al clamor en la vendimia.
11 Por eso vibran mis entrañas por Moab
como las cuerdas de un arpa;
vibra todo mi ser por Quir Jaréset.
12 Por más que acuda Moab a sus altares paganos,
no logrará sino fatigarse;
cuando vaya a orar a su santuario,
todo lo que haga será en vano.
13 Esta es la palabra que el Señor pronunció en el pasado contra Moab. 14 Pero ahora el Señor dice: «Dentro de tres años, contados como los cuenta un jornalero, el esplendor de Moab y de toda su inmensa multitud será despreciado, y muy pocos y débiles serán sus sobrevivientes».
Profecía contra Damasco
17 Profecía contra Damasco:
«¡Mirad Damasco!
¡Ya no será una ciudad!
¡Será convertida en un montón de escombros!
2 Abandonadas quedarán
las ciudades de Aroer;
serán pastizales donde los rebaños
comerán sin que nadie los asuste.
3 Efraín perderá la ciudad fortificada;
Damasco se quedará sin realeza.
Los sobrevivientes de Aram y sus riquezas
serán para los hijos de Israel
—afirma el Señor Todopoderoso—.
4 »En aquel día
se debilitará la gloria de Jacob
y se consumirá la gordura de su cuerpo.
5 Será como el segador que recoge la mies
y cosecha el grano con su brazo;
será como cuando se recoge el grano
en el valle de Refayin.
6 Pero quedarán algunos rebuscos,
como cuando se sacude el olivo
y dos o tres aceitunas se quedan
en las ramas más altas,
y tal vez cuatro o cinco
en todas las ramas del árbol».
Lo afirma el Señor, el Dios de Israel.
7 En aquel día
buscará el hombre a su Hacedor;
fijará la mirada en el Santo de Israel.
8 Ya no se fijará en los altares,
que son obra de sus manos;
ni volverá la mirada a las imágenes de Aserá,
ni a los altares de incienso
que sus dedos fabricaron.
9 En aquel día las ciudades fortificadas, que fueron abandonadas a causa de los israelitas, serán como lugares abandonados que se convierten en bosques y matorrales. Todo será desolación.
10 Porque te olvidaste del Dios de tu salvación;
no te acordaste de la Roca de tu fortaleza.
Por eso, aunque siembres las plantas más selectas
y plantes vides importadas,
11 aunque las hagas crecer el día que las plantes,
y las hagas florecer al día siguiente,
en el día del dolor y de la enfermedad incurable
la cosecha se malogrará.
12 ¡Ay del rugido de muchas naciones!
¡Braman como brama el mar!
¡Ay del clamor de los pueblos!
¡Su estruendo es como el de aguas caudalosas!
13 Aunque esos pueblos braman como aguas encrespadas,
huyen cuando él los reprende,
arrastrados por el viento
como la paja de los cerros,
como el polvo con el vendaval.
14 Al atardecer, ¡terror repentino!
Antes del amanecer, ¡ya no existen!
Tal es el destino de quienes nos despojan;
eso les espera a quienes nos saquean.
Profecía contra Etiopía
18 ¡Ay de la tierra de zumbantes langostas[c]
más allá de los ríos de Cus,
2 que por las aguas del río Nilo
envía emisarios en barcas de papiro!
Id, veloces mensajeros,
a una nación de gente alta y lampiña;
a un pueblo temido por doquier,
a una nación agresiva y dominante,
cuya tierra está surcada por ríos.
3 Cuando sobre las montañas
se alce el estandarte y suene la trompeta,
¡fijaos, habitantes del mundo!;
¡escuchad, pobladores de la tierra!
4 Así me dijo el Señor:
«Desde mi morada miraré impasible,
como los candentes rayos del sol,
como las nubes de rocío en el calor de la vendimia».
5 Porque antes de la vendimia,
cuando la flor se cae y madura la uva,
se podarán los retoños
y se arrancarán de raíz los sarmientos.
6 Todos ellos quedarán abandonados
a los buitres de las montañas
y a los animales salvajes;
durante el verano
serán el alimento de las aves de rapiña;
durante el invierno,
de todos los animales salvajes.
7 En aquel tiempo ese pueblo de alta estatura y de lampiña piel, ese pueblo temido en todas partes, esa nación agresiva y dominante, cuya tierra está surcada por ríos, le llevará ofrendas al Señor Todopoderoso. Se las llevará al monte Sión, al lugar donde habita el nombre del Señor Todopoderoso.
Profecía contra Egipto
19 Profecía contra Egipto:
¡Mirad al Señor!
Llega a Egipto montado sobre una nube ligera.
Los ídolos de Egipto
tiemblan en su presencia;
el corazón de los egipcios
desfallece en su interior.
2 «Incitaré a egipcio contra egipcio;
luchará hermano contra hermano,
amigo contra amigo,
ciudad contra ciudad,
reino contra reino.
3 Los egipcios quedarán desanimados
y consultarán a los ídolos:
a los espíritus de los muertos,
a las pitonisas y a los agoreros,
¡pero yo frustraré sus planes!
4 Dejaré que crueles amos los dominen;
un rey de mano dura los gobernará»,
afirma el Señor,
el Señor Todopoderoso.
5 Se agotarán las aguas del Nilo;
árido y reseco quedará el lecho del río.
6 Apestarán los canales,
y bajará el nivel de los arroyos de Egipto
hasta dejarlos completamente secos.
¡Las cañas y los juncos quedarán marchitos!
7 A orillas del Nilo,
en la desembocadura del río,
la vegetación perderá su verdor.
Todos los sembrados junto al Nilo
quedarán asolados, dejarán de existir.
8 Gemirán y harán lamentos todos los pescadores,
los que lanzan anzuelos en el Nilo;
desfallecerán los que echan redes en el agua.
9 Quedarán frustrados los que trabajan el lino cardado;
perderán la esperanza los tejedores de lino fino.
10 Quedarán desalentados los fabricantes de telas;
todos los asalariados se llenarán de angustia.
11 Los jefes de Zoán no son más que unos necios;
los consejeros más sabios
le dan a Faraón consejos insensatos.
¿Cómo se les ocurre decirle:
«Yo soy uno de los sabios,
discípulo de los antiguos reyes»?
12 ¿Dónde quedaron tus sabios?
Que te muestren y te hagan saber
lo que el Señor Todopoderoso
ha planeado contra Egipto.
13 Los jefes de Zoán se han vuelto necios;
los jefes de Menfis se dejaron engañar.
Las piedras angulares de sus pueblos
han hecho que Egipto pierda el rumbo.
14 El Señor ha infundido en ellos
un espíritu de desconcierto.
En todo lo que hace Egipto
le han hecho perder el rumbo.
Como un borracho en su vómito,
Egipto se tambalea.
15 Nada puede hacerse por Egipto,
sea cabeza o cola, palmera o caña.
16 En aquel día los egipcios parecerán mujeres. Se estremecerán de terror ante la mano amenazante que el Señor Todopoderoso agita contra ellos. 17 La tierra de Judá será un espanto para los egipcios. Por causa de lo que el Señor Todopoderoso está planeando contra ellos, la sola mención de Judá llenará de espanto a los que oigan este nombre.
18 En aquel día habrá en Egipto cinco ciudades que hablarán el idioma de Canaán, y que jurarán lealtad al Señor Todopoderoso. Una de ellas se llamará Ciudad del Sol.[d]
19 En aquel día habrá un altar para el Señor en el corazón mismo de Egipto, y en su frontera, un monumento al Señor. 20 Esto servirá en Egipto de señal y testimonio del Señor Todopoderoso. Cuando ellos clamen al Señor por causa de sus opresores, él les enviará un salvador y defensor que los librará. 21 De modo que el Señor se dará a conocer a los egipcios, y en aquel día ellos reconocerán al Señor: lo servirán con sacrificios y ofrendas de grano; harán votos al Señor y los cumplirán. 22 El Señor herirá a los egipcios con una plaga y, aun hiriéndolos, los sanará. Ellos se volverán al Señor, y él responderá a sus ruegos y los sanará.
23 En aquel día habrá una carretera desde Egipto hasta Asiria. Los asirios irán a Egipto y los egipcios a Asiria, y unos y otros adorarán juntos. 24 En aquel día Israel será, junto con Egipto y Asiria, una bendición en medio de la tierra. 25 El Señor Todopoderoso los bendecirá, diciendo: «Bendito sea Egipto mi pueblo, y Asiria obra de mis manos, e Israel mi heredad».
Profecía contra Egipto y Cus
20 El año en que el comandante en jefe enviado por Sargón, rey de Asiria, fue a Asdod, atacó esa ciudad y la conquistó. 2 En aquel tiempo el Señor habló por medio de Isaías hijo de Amoz. Le dijo: «Anda, quítate la ropa de luto y las sandalias». Así lo hizo Isaías, y anduvo desnudo y descalzo.
3 Entonces el Señor dijo: «Así como durante tres años mi siervo Isaías ha andado desnudo y descalzo, como señal y presagio contra Egipto y Cus, 4 así también, para vergüenza de Egipto, el rey de Asiria llevará desnudos y descalzos, y con las nalgas al aire, a los cautivos de Egipto y a los desterrados de Cus, lo mismo jóvenes que viejos. 5 Y los que confían en Etiopía y se enorgullecen de Egipto quedarán aterrados y avergonzados. 6 En aquel día los habitantes de esta costa dirán: “Fijaos, ahí tenéis a los que eran nuestra esperanza, ¡aquellos a quienes acudíamos en busca de ayuda, para que nos libraran del rey de Asiria! Y ahora, ¿cómo podremos escapar?”»
Profecía contra Babilonia
21 Profecía contra el desierto junto al mar:[e]
Como torbellinos que pasan por el Néguev,
se acercan invasores de una temible tierra del desierto.
2 Una visión terrible
me ha sido revelada:
el traidor traiciona,
el destructor destruye.
¡Al ataque, Elam! ¡Al asedio, Media!
Pondré fin a todo gemido.
3 Por eso mi cuerpo se estremece de dolor,
sufro de agudos dolores,
como los de una parturienta;
lo que oigo, me aturde;
lo que veo, me desconcierta.
4 Se me nubla la mente,
me hace temblar el terror;
el crepúsculo tan anhelado
se me ha vuelto un espanto.
5 ¡Ellos preparan las mesas,
extienden los tapices,
y comen y beben!
¡Jefes, poneos de pie!
¡Levantaos y engrasad los escudos!
6 Porque así me ha dicho el Señor:
«Ve y pon un centinela
que informe de todo lo que vea.
7 Cuando vea carros de combate tirados por caballos,
o gente montada en asnos o en camellos,
que preste atención,
mucha atención».
8 Y el centinela[f] gritó:
«¡Día tras día, Señor,
estoy de pie en la torre;
cada noche permanezco
en mi puesto de guardia!
9 ¡Ahí viene un hombre
en un carro de combate tirado por caballos!
Y este es su mensaje:
“¡Ha caído, ha caído Babilonia!
¡Todas las imágenes de sus dioses
han rodado por el suelo!”»
10 Pueblo mío, trillado como el trigo,
yo te he anunciado lo que he oído
de parte del Señor Todopoderoso,
del Dios de Israel.
Profecía contra Edom
11 Profecía contra Dumá:[g]
Alguien me grita desde Seír:
«Centinela, ¿cuánto queda de la noche?
Centinela, ¿cuánto falta para que amanezca?»
12 El centinela responde:
«Ya viene la mañana, pero también la noche.
Si queréis preguntar, preguntad;
si queréis volver, volved».
Profecía contra Arabia
13 Profecía contra Arabia:
Caravanas de Dedán,
acampadas en los matorrales del desierto:
14 Salid al encuentro del sediento
y ofrecedle agua.
Habitantes de la tierra de Temá,
ofreced alimento a los fugitivos,
15 porque huyen de la espada,
de la espada desnuda,
del arco tenso
y del fragor de la batalla.
16 Porque así me dijo el Señor: «Dentro de un año, contado como lo cuenta un jornalero, toda la magnificencia de Cedar llegará a su fin. 17 Pocos serán los arqueros, los guerreros de Cedar, que sobrevivan». Lo ha dicho el Señor, el Dios de Israel.
Profecía contra Jerusalén
22 Profecía contra el valle de la Visión:
¿Qué te pasa ahora,
que has subido a las azoteas,
2 ciudad llena de disturbios,
de tumultos y parrandas?
Tus víctimas no cayeron a filo de espada
ni murieron en batalla.
3 Todos tus jefes huyeron juntos,
pero fueron capturados
sin haber disparado el arco.
Todos tus prisioneros fueron capturados
mientras trataban de huir.
4 Por eso dije: «Apartaos de mí;
voy a llorar amargamente.
No insistáis en consolarme:
¡la hija de mi pueblo ha sido destruida!»
5 El Señor, el Señor Todopoderoso,
ha decretado un día de pánico,
un día de humillación y desconcierto
en el valle de la Visión,
un día para derribar muros
y para clamar a las montañas.
6 Montado en sus carros de combate,
Elam toma la aljaba;
Quir muestra el escudo.
7 Llenos de carros de combate
están tus valles preferidos;
apostados a la puerta están los jinetes.
8 ¡Judá se ha quedado indefensa!
Aquel día os fijasteis
en el arsenal del Palacio del bosque;
9 visteis que en la Ciudad de David
había muchas brechas,
en el estanque inferior
guardasteis agua,
10 contasteis las casas de Jerusalén
y derribasteis algunas para reforzar el muro,
11 entre los dos muros construisteis un depósito
para las aguas del estanque antiguo,
pero no os fijasteis en quien lo hizo,
ni considerasteis al que hace tiempo lo planeó.
12 En aquel día el Señor,
el Señor Todopoderoso,
los llamó a llorar y a lamentarse,
a raparse la cabeza y a hacer duelo.
13 ¡Pero mirad, hay gozo y alegría!
¡Se sacrifican vacas, se matan ovejas,
se come carne y se bebe vino!
«¡Comamos y bebamos,
que mañana moriremos!»
14 El Señor Todopoderoso me reveló al oído: «No se te perdonará este pecado hasta el día de tu muerte. Lo digo yo, el Señor, el Señor Todopoderoso».
15 Así dice el Señor, el Señor Todopoderoso: «Ve a encontrarte con Sebna, el mayordomo, que está a cargo del palacio, y dile:
16 »“¿Qué haces aquí?
¿Quién te dio permiso
para cavarte aquí un sepulcro?
¿Por qué tallas en las alturas tu lugar de reposo,
y lo esculpes en la roca?
17 »”Mira, hombre poderoso,
el Señor está a punto de agarrarte
y arrojarte con violencia.
18 Te hará rodar como una pelota,
y te lanzará a una tierra inmensa.
Allí morirás; allí quedarán
tus gloriosos carros de combate.
¡Serás la vergüenza de la casa de tu señor!
19 Te destituiré de tu cargo,
y serás expulsado de tu puesto”.
20 »En aquel día llamaré a mi siervo Eliaquín hijo de Jilquías. 21 Le pondré tu túnica, le colocaré tu cinto y le daré tu autoridad. Será como un padre para los habitantes de Jerusalén y para la tribu de Judá. 22 Sobre sus hombros pondré la llave de la casa de David; lo que él abra, nadie podrá cerrarlo; lo que él cierre, nadie podrá abrirlo. 23 Como a una estaca, lo clavaré en un lugar firme, y será como un trono de honor para la dinastía de su padre. 24 De él penderá toda la gloria de su familia: sus descendientes y sus vástagos, y toda la vajilla pequeña, desde los cántaros hasta las tazas.
25 »En aquel día —afirma el Señor Todopoderoso—, cederá la estaca clavada en el lugar firme; será arrancada de raíz y se vendrá abajo, con la carga que colgaba de ella». El Señor mismo lo ha dicho.
Profecía contra Tiro
23 Profecía contra Tiro:
¡Gemid, barcos de Tarsis!,
porque destruidas están su casa y su puerto.
Desde la tierra de Chipre
les ha llegado la noticia.
2 ¡Callad, habitantes de la costa,
comerciantes de Sidón,
ciudad que han enriquecido los marinos!
3 Sobre las grandes aguas
llegó el grano de Sijor;
Tiro se volvió el centro comercial de las naciones;
la cosecha del Nilo le aportaba ganancias.
4 Avergüénzate, Sidón, fortaleza del mar,
porque el mar ha dicho:
«No he estado con dolores de parto ni he dado a luz;
no he criado hijos ni educado hijas».
5 Cuando la noticia llegue a Egipto,
lo que se diga de Tiro los angustiará.
6 Pasad a Tarsis;
gemid, habitantes de la costa.
7 ¿Es esta vuestra ciudad alegre,
la ciudad tan antigua,
cuyos pies la han llevado
a establecerse en tierras lejanas?
8 ¿Quién planeó esto contra Tiro,
la ciudad que confiere coronas,
cuyos comerciantes son príncipes,
y sus negociantes reconocidos en la tierra?
9 Lo planeó el Señor Todopoderoso
para abatir la altivez de toda gloria
y humillar a toda la gente importante de la tierra.
10 Hija de Tarsis,
cultiva[h] tu tierra como en el Nilo,
porque tu puerto ya no existe.
11 El Señor ha extendido su mano sobre el mar
y ha hecho temblar a los reinos,
ha ordenado destruir las fortalezas de Canaán.
12 Él dijo:
«¡Virgen violentada, hija de Sidón:
no volverás a alegrarte!
»Levántate y cruza hasta Chipre;
¡ni siquiera allí encontrarás descanso!»
13 ¡Mira la tierra de los caldeos!
¡Ese pueblo ya no existe!
Asiria la ha convertido
en refugio de las fieras del desierto;
levantaron torres de asalto,
demolieron sus fortalezas
y las convirtieron en ruinas.
14 ¡Gemid, barcos de Tarsis,
porque destruida está vuestra fortaleza!
15 En aquel tiempo Tiro será olvidada durante setenta años, que es lo que vive un rey. Pero al cabo de esos setenta años le sucederá a Tiro lo que dice la canción de la prostituta:
16 «Tú, prostituta olvidada,
toma un arpa y recorre la ciudad;
toca lo mejor que puedas,
y canta muchas canciones,
para que te recuerden».
17 Al cabo de setenta años, el Señor se ocupará de Tiro, la cual volverá a venderse y prostituirse con todos los reinos de la tierra. 18 Pero sus ingresos y ganancias se consagrarán al Señor; no serán almacenados ni atesorados. Sus ganancias serán para los que habitan en presencia del Señor, para que se alimenten en abundancia y se vistan con ropas finas.
Juicio universal
24 Mirad, el Señor arrasa la tierra y la devasta,
trastorna su faz y dispersa a sus habitantes.
2 Lo mismo les pasará
al sacerdote y al pueblo,
al amo y al esclavo,
a la señora y a la esclava,
al comprador y al vendedor,
al prestamista y al prestatario,
al acreedor y al deudor.
3 La tierra queda totalmente arrasada,
saqueada por completo,
porque el Señor lo ha dicho.
4 La tierra languidece y se marchita;
el mundo se marchita y desfallece;
desfallecen los notables de la tierra.
5 La tierra yace profanada,
pisoteada por sus habitantes,
porque han desobedecido las leyes,
han violado los estatutos,
han quebrantado el pacto eterno.
6 Por eso una maldición consume la tierra,
y los culpables son sus habitantes.
Por eso el fuego los consume,
y solo quedan unos cuantos.
7 Languidece el vino nuevo, desfallece la vid;
gimen todos los corazones alegres.
8 Cesó el ritmo de los tambores,
se aplacó el bullicio de los que se divierten,
se apagó el júbilo del arpa.
9 Ya no beben vino mientras cantan;
a los borrachos, el licor les sabe amargo.
10 La ciudad del caos yace desolada;
cerrado está el acceso a toda casa.
11 Clamor hay en las calles porque falta el vino;
toda alegría se ha extinguido;
el júbilo ha sido desterrado.
12 La ciudad está en ruinas;
su puerta está hecha pedazos.
13 Así sucederá en medio de la tierra
y entre las naciones,
como cuando a golpes se cosechan aceitunas,
como cuando se recogen rebuscos
después de la vendimia.
14 El remanente eleva su voz y grita de alegría;
desde el occidente aclama la majestad del Señor.
15 Por eso, glorificad al Señor en el oriente;
el nombre del Señor, Dios de Israel,
en las costas del mar.
16 Desde los confines de la tierra oímos cantar:
«¡Gloria al justo!»
Pero yo digo: «¡Ay de mí!
¡Qué dolor, me consumo!»
Los traidores traicionan,
los traidores maquinan traiciones.
17 ¡Terror, fosa y trampa
están contra ti, habitante de la tierra!
18 Quien huya del grito de terror
caerá en la fosa,
y quien suba del fondo de la fosa
caerá en la trampa,
porque abiertas están las ventanas de lo alto,
y tiemblan los cimientos de la tierra.
19 La tierra se quiebra, se desintegra;
la tierra se agrieta, se resquebraja;
la tierra tiembla y retiembla.
20 La tierra se tambalea como un borracho,
se sacude como una choza.
Tanto pesa sobre ella su rebelión
que caerá para no volver a levantarse.
21 En aquel día el Señor castigará
a los poderes celestiales en el cielo
y a los reyes terrenales en la tierra.
22 Serán amontonados en un pozo,
como prisioneros entre rejas,
y después de muchos días se les castigará.
23 La luna se sonrojará
y el sol se avergonzará,
porque sobre el monte Sión,
sobre Jerusalén,
reinará el Señor Todopoderoso,
glorioso entre sus ancianos.
Canto de alabanza al Señor
25 Señor, tú eres mi Dios;
te exaltaré y alabaré tu nombre
porque has hecho maravillas.
Desde tiempos antiguos
tus planes son fieles y seguros.
2 Has convertido la ciudad en un montón de escombros,
la ciudad fortificada en una ruina.
Ya no es ciudad la ciudadela de extranjeros;
nunca más volverá a ser reconstruida.
3 Por eso te glorifica un pueblo poderoso;
te teme la ciudad de las naciones crueles.
4 Porque tú has sido,
en su angustia,
un baluarte para el desvalido,
un refugio para el necesitado,
un resguardo contra la tormenta,
una sombra contra el calor.
En cambio, el aliento de los crueles
es como una tormenta contra un muro,
5 como el calor en el desierto.
Tú aplacas el tumulto de los extranjeros,
como se aplaca el calor bajo la sombra de una nube,
y ahogas la canción de los tiranos.
6 Sobre este monte, el Señor Todopoderoso
preparará para todos los pueblos
un banquete de manjares especiales,
un banquete de vinos añejos,
de manjares especiales y de selectos vinos añejos.
7 Sobre este monte rasgará
el velo que cubre a todos los pueblos,
el manto que envuelve a todas las naciones.
8 Devorará a la muerte para siempre;
el Señor omnipotente enjugará las lágrimas de todo rostro,
y quitará de toda la tierra
el oprobio de su pueblo.
El Señor mismo lo ha dicho.
9 En aquel día se dirá:
«¡Sí, este es nuestro Dios;
en él confiamos, y él nos salvó!
¡Este es el Señor, en él hemos confiado;
regocijémonos y alegrémonos en su salvación!»
10 La mano del Señor se posará sobre este monte,
pero Moab será pisoteada en su sitio,
como se pisotea la paja en el muladar.
11 Allí extenderán sus manos,
como al nadar las extiende un nadador.
Pero el Señor abatirá su orgullo,
junto con la destreza[i] de sus manos.
12 Derribará, hará caer y abatirá
tus muros altos y fortificados,
hasta dejarlos hechos polvo sobre la tierra.
Canto de victoria
26 En aquel día se entonará esta canción en la tierra de Judá:
«Tenemos una ciudad fuerte.
Como un muro, como un baluarte,
Dios ha puesto su salvación.
2 Abrid las puertas, para que entre
la nación justa que se mantiene fiel.
3 Al de carácter firme
lo guardarás en perfecta paz,
porque en ti confía.
4 Confiad en el Señor para siempre,
porque el Señor es una Roca eterna.
5 Él hace caer a los que habitan en lo alto
y abate a la ciudad enaltecida:
la abate hasta dejarla por el suelo,
la derriba hasta hacerla morder el polvo.
6 ¡Los débiles y los desvalidos
la pisotean con sus propios pies!»
7 La senda del justo es llana;
tú, que eres recto, allanas su camino.
8 Sí, en ti esperamos, Señor,
y en la senda de tus juicios;
tu nombre y tu memoria
son el deseo de nuestra vida.
9 Todo mi ser te desea por las noches;
por la mañana mi espíritu te busca.
Pues, cuando tus juicios llegan a la tierra,
los habitantes del mundo aprenden lo que es justicia.
10 Aunque al malvado se le tenga compasión,
no aprende lo que es justicia;
en tierra de rectitud actúa con iniquidad,
y no reconoce la majestad del Señor.
11 Levantada está, Señor, tu mano,
pero ellos no la ven.
¡Que vean tu celo por el pueblo, y sean avergonzados;
que sean consumidos por el fuego
destinado a tus enemigos!
12 Señor, tú estableces la paz en favor nuestro,
porque tú eres quien realiza todas nuestras obras.
13 Señor y Dios nuestro,
otros señores nos han gobernado,
pero solo a tu nombre damos honra.
14 Ya están muertos, y no revivirán;
ya son sombras, y no se levantarán.
Tú los has castigado y destruido;
has hecho que perezca su memoria.
15 Tú, Señor, has engrandecido la nación;
la has engrandecido y te has glorificado;
has extendido las fronteras de todo el país.
16 Señor, en la angustia te buscaron;
apenas si lograban susurrar una oración[j]
cuando tú ya los corregías.
17 Señor, nosotros estuvimos ante ti
como cuando una mujer embarazada
se retuerce y grita de dolor
al momento de dar a luz.
18 Concebimos, nos retorcimos,
pero dimos a luz tan solo viento.
No trajimos salvación a la tierra,
ni nacieron los habitantes del mundo.
19 Pero tus muertos vivirán,
sus cadáveres volverán a la vida.
¡Despertad y gritad de alegría,
moradores del polvo!
Porque tu rocío es como el rocío de la mañana,
y la tierra devolverá sus muertos.
20 ¡Anda, pueblo mío, entra en tus habitaciones
y cierra tus puertas tras de ti;
escóndete por un momento,
hasta que pase la ira!
21 ¡Estad alerta!,
que el Señor va a salir de su morada
para castigar la maldad
de los habitantes del país.
La tierra pondrá al descubierto la sangre derramada;
¡ya no ocultará a los masacrados en ella!
Liberación de Israel
27 En aquel día el Señor castigará
a Leviatán, la serpiente huidiza,
a Leviatán, la serpiente tortuosa.
Con su espada violenta, grande y poderosa,
matará al Dragón que está en el mar.
2 «Cantad en aquel día
a la viña escogida:
3 Yo, el Señor, soy su guardián;
todo el tiempo riego mi viña.
Día y noche cuido de ella
para que nadie le haga daño.
4 No estoy enojado.
Si tuviera zarzas y espinos,
pelearía contra ella
y la quemaría totalmente,
5 a menos que ella acudiera a mi refugio
e hiciera las paces conmigo,
sí, que hiciera las paces conmigo».
6 Días vendrán en que Jacob echará raíces,
en que Israel retoñará y florecerá,
y llenará el mundo con sus frutos.
7 ¿Acaso el Señor lo ha golpeado
como hizo con quien lo golpeaba?
¿Acaso le dio muerte
como hizo con quienes lo mataron?
8 Contendió con él con guerra[k] y destierro;
lo expulsó con su soplo violento
al soplar el viento del este.
9 Así quedará expiada la iniquidad de Jacob;
esta será la única condición
para que se le perdone su pecado:
que reduzca a polvo todas las piedras del altar,
como si moliera piedra caliza,
y no deje en pie ninguna imagen de Aserá
ni altar de incienso alguno.
10 En ruinas está la ciudad fortificada;
es un sitio sin habitantes,
abandonado como el desierto.
Allí se echa el ternero,
allí pace y deshoja las ramas.
11 Una vez secas, las ramas se quiebran;
vienen luego las mujeres y con ellas hacen fuego.
Porque este es un pueblo sin entendimiento;
por eso su creador no tiene compasión de él,
ni de él se apiada quien lo formó.
12 En aquel día el Señor trillará desde las corrientes del Éufrates hasta el torrente de Egipto, y vosotros, israelitas, seréis recogidos uno por uno. 13 En aquel día sonará una gran trompeta. Los que fueron llevados a Asiria y los que fueron desterrados a Egipto vendrán y adorarán al Señor sobre el monte santo en Jerusalén.
Ay de Efraín
28 ¡Ay de la altiva corona de los borrachos de Efraín,
de la flor marchita de su gloriosa hermosura,
que está sobre la cumbre de un valle fértil!
¡Ay de los abatidos por el vino!
2 Mirad, el Señor cuenta con alguien
que es fuerte y poderoso:
Este echará todo por tierra con violencia,
como tormenta de granizo,
como tempestad destructora,
como tormenta de aguas torrenciales,
como torrente desbordado.
3 La altiva corona de los borrachos de Efraín
será pisoteada.
4 Esa flor marchita de su gloriosa hermosura,
sobre la cumbre de un valle fértil,
será como higo maduro antes de la cosecha:
apenas alguien lo ve y lo tiene en la mano,
se lo traga.
5 En aquel día el Señor Todopoderoso
será una hermosa corona,
una diadema gloriosa
para el remanente de su pueblo.
6 Él infundirá espíritu de justicia
al que se sienta en el tribunal,
y valor a los que rechazan
los asaltos a la puerta.
7 También sacerdotes y profetas
se tambalean por el vino,
trastabillan a causa del licor;
quedan aturdidos con el vino,
tropiezan a causa del licor.
Cuando tienen visiones, titubean;
cuando toman decisiones, vacilan.
8 ¡Sí, regadas de vómito están todas las mesas,
y no queda limpio ni un solo lugar!
9 «¿A quién creen que están enseñando?
¿A quién le están explicando su mensaje?
¿Creen que somos niños recién destetados,
que acaban de dejar el pecho?
10 ¿Niños que repiten:
“a-b-c-d-e, a-e-i-o-u,
un poquito aquí, un poquito allá”?»[l]
11 Pues bien, Dios hablará a este pueblo
con labios burlones y lenguas extrañas,
12 pueblo al que dijo:
«Este es el lugar de descanso;
que descanse el fatigado»;
y también:
«Este es el lugar de reposo».
¡Pero no quisieron escuchar!
13 Pues la palabra del Señor
para ellos será también:
«a-b-c-d-e, a-e-i-o-u,
un poquito aquí, un poquito allá».
Para que se vayan de espaldas cuando caminen,
y queden heridos, enredados y atrapados.
14 Por tanto, gobernantes insolentes
de este pueblo de Jerusalén,
escuchad la palabra del Señor:
15 Vosotros decís: «Hemos hecho un pacto con la muerte,
hemos hecho una alianza con el sepulcro.
Cuando venga una calamidad abrumadora,
no nos podrá alcanzar,
porque hemos hecho de la mentira nuestro refugio
y del engaño nuestro escondite».
16 Por eso dice el Señor omnipotente:
«¡Yo pongo en Sión una piedra probada!,
piedra angular y preciosa para un cimiento firme;
el que confíe no andará desorientado.
17 Pondré como nivel la justicia,
y la rectitud como plomada.
El granizo arrasará el refugio de la mentira,
y las aguas inundarán el escondite.
18 Se anulará el pacto que hicisteis con la muerte,
quedará sin efecto vuestra alianza con el sepulcro.
Cuando venga la calamidad abrumadora,
a vosotros os aplastará.
19 Cada vez que pase, os arrebatará;
pasará mañana tras mañana, de día y de noche».
La comprensión de este mensaje
causará terror absoluto.
20 La cama es demasiado estrecha para estirarse en ella,
la manta es demasiado corta para envolverse en ella.
21 Sí, el Señor se levantará como en el monte Perasín,
se moverá como en el valle de Gabaón;
para llevar a cabo su extraña obra,
para realizar su insólita tarea.
22 Ahora bien, dejad de burlaros,
no sea que se aprieten más vuestras cadenas;
porque me ha hecho saber el Señor,
el Señor Todopoderoso,
acerca de la destrucción decretada
contra todo el país.
23 Escuchad, oíd mi voz;
prestad atención, oíd mi palabra:
24 Cuando un agricultor ara para sembrar,
¿lo hace sin descanso?
¿Se pasa todos los días rompiendo y rastrillando su terreno?
25 Después de que ha emparejado la superficie,
¿no siembra eneldo y esparce comino?
¿No siembra trigo en hileras,[m]
cebada en el lugar debido,
y centeno en las orillas?
26 Es Dios quien lo instruye
y le enseña cómo hacerlo.
27 Porque no se trilla el eneldo con rastrillo,
ni sobre el comino se pasa una rueda de carreta,
sino que el eneldo se golpea con una vara,
y el comino con un palo.
28 El grano se tritura, pero no demasiado,
ni tampoco se trilla sin descanso.
Se le pasan las ruedas de la carreta,
pero los caballos no lo trituran.
29 También esto viene del Señor Todopoderoso,
admirable por su consejo
y magnífico por su sabiduría.
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