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Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
1 Crónicas 18-21

David vence a diferentes naciones

(2 S 8:1-14)

18 Después de un tiempo, David se enfrentó a los filisteos y los derrotó. Los sometió y les quitó la ciudad de Gat y los pueblos vecinos. David venció también a los de Moab, los hizo sus siervos y le pagaban tributo. En Jamat, David venció al rey Hadad Ezer de Sobá cuando este trató de imponer su dominio en la región cercana al río Éufrates. David capturó 1000 carros de combate, 7000 jinetes y 20 000 soldados de infantería de Hadad Ezer. También les cortó las patas a los caballos que tiraban de los carros, dejando sanos sólo a 100.

Los sirios de Damasco acudieron en auxilio de Hadad Ezer, rey de Sobá, pero David los derrotó matando a 22 000 sirios. Luego David puso tropas en Damasco. Los sirios pasaron a ser siervos de David y le pagaban tributo. El SEÑOR le daba la victoria a David dondequiera que iba.

David tomó todos los escudos de oro que llevaban los oficiales de Hadad Ezer y se los llevó para Jerusalén. Tébaj y Cun eran ciudades del reino de Hadad Ezer. De allí David trajo muchísimo bronce. Tiempo después, con ese bronce, Salomón construyó el tanque de bronce, los utensilios y las columnas del templo.

El rey Tou de Jamat se enteró de que David había vencido al ejército del rey Hadad Ezer de Sobá. 10 Tou de Jamat envió a su hijo Adorán a saludar y felicitar a David por su victoria contra Hadad Ezer. Tou también envió varios objetos de oro, plata y bronce para David. Quería felicitar a David porque él también había luchado contra Hadad Ezer. 11 El rey David tomó todos esos obsequios y los dedicó al SEÑOR, junto con los objetos que había tomado de las otras naciones que había derrotado: Edom, Moab, Amón, Filistea y Amalec.

12 Abisay hijo de Sarvia mató a 18 000 edomitas en el valle de la Sal 13 e instaló tropas en Edom. Todos los edomitas pasaron a ser siervos de David y el SEÑOR le daba la victoria a David dondequiera que iba.

Altos funcionarios de David

(2 S 8:15-18; 20:23-26)

14 David gobernó sobre todo Israel con justicia y equidad para todo su pueblo. 15 Joab hijo de Sarvia era el comandante del ejército. Josafat hijo de Ajilud era el secretario. 16 Sadoc hijo de Ajitob y Ajimélec hijo de Abiatar eran sacerdotes; Savsa era el secretario. 17 Benaías hijo de Joyadá era el jefe de los guardias cretenses y filisteos.[a] Los hijos de David eran altos funcionarios, al servicio del rey.

David derrota a los amonitas

(2 S 10:1-19)

19 Después de un tiempo, murió Najás, rey de los amonitas, y su hijo reinó en su lugar. David pensó: «Voy a ser leal con Janún hijo de Najás porque su papá fue leal conmigo». Así que David envió a algunos mensajeros para expresar sus condolencias a Janún por la muerte de su papá. Los representantes de David llegaron a la tierra de los amonitas para expresar sus condolencias a Janún.

Pero los oficiales amonitas preguntaron a Janún: «¿En verdad cree Su Majestad que David está honrando la memoria de su papá enviando a sus hombres a darle el pésame? Con seguridad que ellos vienen como espías a sus tierras para buscar la forma de derrotarlo». Así que Janún arrestó a los representantes de David, hizo que los rasuraran y que rasgaran su ropa hasta la cadera. Luego los envió de regreso. Cuando se le informó a David lo que había pasado, envió mensajeros para que salieran al encuentro de los oficiales, pues los hombres estaban avergonzados. El rey David les dijo: «Esperen en Jericó hasta que les crezca la barba de nuevo y luego regresen».

Los amonitas se dieron cuenta de que habían ofendido a David. Entonces Janún dispuso de 33 000 kilos[b] de plata para contratar carros y jinetes de Aram Najarayin, de Aram-Macá y de Sobá. Los amonitas contrataron 32 000 carros de combate y pidieron al rey de Macá que les ayudara con su ejército. La gente de Macá armó su campamento cerca de Medeba. Los amonitas que vivían en otras ciudades se unieron al ejército y se alistaron para la guerra. Al enterarse, David envió a Joab con todos los soldados del ejército. Los amonitas salieron y armaron las filas para la batalla a la entrada de la ciudad, mientras que los reyes que también habían venido se colocaron aparte en campo abierto. 10 Al verse con enemigos por el frente y por la retaguardia, Joab eligió las mejores tropas israelitas y las formó para combatir a los sirios. 11 Luego encargó los demás hombres a su hermano Abisay para que enfrentaran a los amonitas. 12 Joab le dijo a Abisay: «Si los sirios son más fuertes que yo, ven en mi ayuda. Si son más fuertes que tú, yo iré en tu ayuda. 13 Seamos fuertes y luchemos con valentía por nuestro pueblo y las ciudades de nuestro Dios. Que el SEÑOR haga su voluntad».

14 Entonces Joab y sus hombres atacaron a los sirios, quienes huyeron de ellos. 15 Al ver que los sirios huían, los amonitas huyeron de Abisay, el hermano de Joab, y se metieron en la ciudad. Entonces Joab regresó a Jerusalén.

16 Al verse derrotados por Israel, los sirios se unieron y enviaron mensajeros para reunir a todos los sirios que estaban al otro lado del río Éufrates y quedaron bajo el mando de Sofac, el comandante del ejército de Hadad Ezer. 17 Cuando David se enteró de esto, reunió a todos los israelitas y juntos cruzaron el río Jordán y llegaron hasta donde estaban los sirios. Allí David organizó a sus hombres en posición de batalla para luchar contra los sirios, quienes salieron a su encuentro y atacaron, 18 pero acabaron huyendo de los israelitas. David mató a 7000 soldados de los carros y 40 000 de infantería, y también mató a Sofac, comandante del ejército sirio.

19 Al ver que los israelitas los habían derrotado, los siervos de Hadad Ezer pactaron la paz con David y se sometieron. Los sirios ya no estuvieron dispuestos a ayudar a los amonitas.

Joab destruye a los amonitas

(2 S 12:26-31)

20 En la primavera, época en que los reyes salían en campaña militar, David se quedó en Jerusalén, pero Joab salió con sus tropas y destruyó la tierra de los amonitas. Después Joab siguió hasta la ciudad de Rabá, la sitió y la destruyó por completo. David le quitó la corona del dios Milcón[c], la cual era de oro y piedras preciosas y pesaba 33 kilos[d]. Luego se la pusieron a David, quien además se llevó un buen botín de la ciudad. David también expulsó a los habitantes de la ciudad de Rabá y los puso a trabajar con sierras, picos y hachas. Hizo lo mismo en todas las ciudades amonitas y luego regresó con su ejército a Jerusalén.

Matan a los gigantes filisteos

(2 S 21:18-20)

Después estalló una guerra con los filisteos en Guézer. Sibecay el jusatita mató a Sipay, que era descendiente de los gigantes[e]. Todos esos filisteos quedaron sometidos a Israel.

De nuevo hubo otra guerra contra los filisteos. Eljanán hijo de Yaír mató a Lajmí que era hermano de Goliat el guitita. Su lanza era tan grande como el rodillo de un telar. Hubo otra batalla en Gat. Había allí otro soldado descendiente de los gigantes que tenía 24 dedos, seis en cada mano y seis en cada pie. Este hombre se puso a desafiar a los israelitas y a burlarse de ellos, por lo cual Jonatán hijo de Simá, que era hermano de David, lo mató. David y sus hombres mataron a esos soldados descendientes de los gigantes.

David hace un censo militar

(2 S 24:1-9)

21 Satanás[f] se puso en contra de Israel e incitó a David para hacer un censo en Israel. Entonces David les ordenó a Joab y a los comandantes del ejército:

—Vayan y levanten un censo de Israel, desde Berseba hasta Dan,[g] y tráiganme un informe para que yo sepa cuánta gente hay.

Pero Joab le dijo:

—Que el SEÑOR multiplique cien veces el número de gente que hay y que Su Majestad pueda verlo con sus propios ojos. Pero Majestad, ¿qué importancia tiene saber cuántos hay si todos son sus siervos? ¿Por qué va a provocar Su Majestad un motivo de culpa para Israel?

Sin embargo, el rey David se mantuvo enérgico en la orden. Así que Joab fue a hacer el conteo por toda la tierra de Israel y regresó a Jerusalén. Joab le entregó el resultado del censo a David. Había en todo Israel 1 100 000 hombres que podían pelear a espada y 470 000 en Judá. Joab no estaba de acuerdo con la orden del rey y por eso no contó a la gente de la tribu de Leví ni de Benjamín. Dios también se molestó con esa orden del rey, y por eso castigó a Israel.

Dios castiga a Israel

David le dijo a Dios: «¡He cometido un gran pecado! He sido un tonto, te ruego me perdones». Entonces el SEÑOR le habló a Gad, profeta de David: 10 «Ve y dile a David que el SEÑOR dice: “Escoge entre estos tres castigos. ¿Cuál prefieres?”»

11 Gad fue a ver a David y le dijo:

—El SEÑOR me envió para decirte que escojas entre estos tres castigos: 12 tres años de hambre, tres meses huyendo derrotado del ataque de tus enemigos, o tres días con el castigo del SEÑOR, es decir, pestes por todas partes y el ángel del SEÑOR destruyendo gente por todo el territorio de Israel. Piénsalo, escoge y dímelo para que yo se lo comunique al Señor que me envió.

13 Entonces David le dijo a Gad:

—¡Estoy en un verdadero aprieto! Pero es mejor que mi castigo nos venga del SEÑOR y no de seres humanos, pues su misericordia es grande.

14 Entonces el SEÑOR hizo que cayera una epidemia sobre todo Israel, la cual provocó la muerte de 70 000 israelitas. 15 Dios envió también un ángel para destruir a Israel. Pero cuando el ángel comenzó su trabajo, el SEÑOR cambió de opinión y le dijo al ángel: «¡Basta! ¡Detén tu mano!» El ángel del SEÑOR estaba junto al lugar donde se trilla el trigo, propiedad de Ornán el jebuseo.

16 David miró hacia el cielo y vio al ángel del SEÑOR parado entre el cielo y la tierra con una espada apuntando hacia Jerusalén. Luego David y todos los ancianos, vestidos con ropas ásperas, se postraron rostro en tierra. 17 David le dijo a Dios:

—Yo fui el que ordenó el censo. El que pecó y actuó perversamente fui yo. Esta gente sólo hizo lo que le ordené, sólo me siguieron como ovejitas. No hicieron nada malo. SEÑOR mi Dios, que tu castigo caiga sobre mí y la familia de mi papá, pero te ruego que la epidemia no se extienda más sobre el pueblo.

18 Entonces el ángel del SEÑOR le dijo a Gad que le dijera a David que fuera y construyera un altar para el SEÑOR en el lugar donde se trilla el trigo, propiedad de Ornán el jebuseo. 19 Así que David fue e hizo lo que Gad le había dicho en nombre del SEÑOR.

20 Ornán estaba trillando el trigo con sus cuatro hijos cuando vio al ángel, y sus cuatro hijos fueron a esconderse. 21 Ornán vio que David venía acercándose y salió del lugar para postrarse ante él.

22 David le dijo a Ornán:

—Véndeme el lugar donde trillas tu trigo para que yo pueda hacerle un altar al SEÑOR. Véndemelo al precio justo para que así se termine la epidemia que ataca al pueblo.

23 Ornán le respondió:

—Tómelo. Que el señor mi rey haga lo que crea más conveniente. Mire, yo ofrezco a mis bueyes para sacrificios, los maderos los doy para la hoguera y el grano para las ofrendas. Yo le entrego todo.

24 Pero el rey David dijo nuevamente a Ornán:

—No. Yo te compro el lugar al precio justo porque no voy a ofrecerle al SEÑOR algo que te pertenece. Ni tampoco le voy a ofrecer sacrificios[h] que no me cuesten nada.

25 Así que David le pagó a Ornán el equivalente a 600 monedas[i] de oro por el lugar. 26 Allí David construyó un altar para el SEÑOR y le presentó sacrificios que deben quemarse completamente y ofrendas de paz[j]. David llamó al SEÑOR, y él en respuesta le envió fuego sobre el altar de los sacrificios. 27 Luego el SEÑOR le dio orden al ángel de que guardara su espada.

28 David vio que el SEÑOR le había respondido en el lugar en que Ornán el jebuseo trillaba el trigo y le ofreció sacrificios. 29 La Carpa Sagrada del SEÑOR que Moisés había construido estaba en el santuario sobre Gabaón y allí también estaba el altar de los sacrificios que deben quemarse completamente, 30 pero David no pudo ir a ese lugar a pedirle ayuda a Dios porque quedó atemorizado al ver la espada del ángel del SEÑOR.

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