Book of Common Prayer
Salmo de David.
15 Señor; ¿quién puede habitar en tu santuario? ¿Quién puede vivir en tu santo monte?
2 Sólo el de conducta intachable, que practica la justicia y de corazón dice la verdad; 3 que no calumnia con la lengua, que no le hace mal a su prójimo, ni le acarrea desgracia a su vecino; 4 que desprecia al que Dios reprueba pero honra al que le teme al Señor; que cumple lo prometido aunque salga perjudicado; 5 que no cobra intereses sobre el dinero que presta y se niega a ser testigo contra el inocente por mucho que se le quiera sobornar. Una persona así permanecerá siempre firme.
Al director musical. Acompáñese con instrumentos de cuerda. Salmo. Cántico.
67 ¡Oh Dios, bendícenos por tu misericordia! ¡Que resplandezca tu rostro cuando nos miras desde lo alto!
2 Que conozcan tus caminos por toda la tierra, y entre todas las naciones tu salvación. 3 Que te alaben, oh Dios, los pueblos; que todos los pueblos te alaben. 4 ¡Cómo se alegrarán las naciones y cantarán de júbilo porque tú las gobiernas con justicia; tú guías a las naciones de todo el mundo! 5 Que te alaben, oh Dios, los pueblos; que todos los pueblos te alaben. 6 Porque la tierra ha producido abundantes cosechas. 7 Dios, el Dios nuestro, nos bendecirá, los pueblos de todos los confines de la tierra le temerán.
Los creyentes comparten sus bienes
32 Todos los creyentes estaban unidos enteramente en alma y corazón, ninguno tenía por suyo lo que poseía, sino que lo compartía con los demás. 33 Y con gran poder predicaban los apóstoles acerca de la resurrección del Señor, y Dios les dio abundante gracia. 34-35 No existía entre ellos ningún necesitado, porque los dueños de haciendas o casas las vendían y entregaban el dinero a los apóstoles para repartirlo entre los pobres. 36 Lo hizo así, por ejemplo, José, al que los apóstoles apodaron Bernabé, que significa «hijo de consolación»; él era de la tribu de Leví y natural de la isla de Chipre. 37 Bernabé vendió un terreno que poseía y puso el dinero a disposición de los apóstoles.
Al director musical. Salmo de David.
19 Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos. 2 Un día se lo dice a otro día; una noche a otra hace que lo conozcan. 3 Hablan sin sonido ni palabra, su voz es silenciosa en los cielos; 4 su mensaje se extiende por todo el mundo, hasta los confines de la tierra. El sol, a quien Dios le puso su hogar en el cielo, 5 recorre el espacio tan resplandeciente como el novio que viene de su boda, tan alegre como el atleta que espera participar en una carrera. 6 Cruza los cielos de un extremo al otro y nada escapa a su calor.
7 La ley del Señor es perfecta: infunde nuevo aliento. Sus mandamientos son fieles: dan sabiduría a los sencillos.
8 Las normas del Señor son justas: traen alegría al corazón. Los mandamientos del Señor son claros: dan luz a los ojos.
9 El temor del Señor es puro: permanece para siempre. Los decretos del Señor son verdaderos y justos. 10 Son más deseables que el oro, más que el oro refinado. Son más dulces que la miel que destiló del panal. 11 Porque ellos advierten al que los oye y hacen triunfar a quienes los obedecen.
12 Pero, ¿cómo podré yo saber qué pecados acechan en mi corazón? 13 Purifícame de esas faltas que me son ocultas, y líbrame de cometer maldades voluntariamente; ayúdame para que ellas no me dominen. Sólo así podré estar libre de culpa y de multiplicar mis pecados.
14 Que mis palabras y mis más íntimos pensamientos sean agradables a ti; Señor, roca mía y redentor mío.
146 ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor! Alaba alma mía al Señor. 2 Yo lo alabaré mientras viva; sí, hasta el último suspiro de mi vida. 3 No pongan su confianza en gente poderosa, ahí no encontrarán ayuda. 4 Su aliento se detiene, la vida termina, y en un instante todos sus planes se deshacen. 5 Pero dichosa la persona que tiene como auxilio suyo al Dios de Jacob y que tiene su esperanza en el Señor su Dios, 6 creador del cielo y de la tierra; los mares y cuanto en ellos hay. Él es el Dios que cumple siempre todas sus promesas. 7 El Señor hace justicia a los oprimidos, da de comer a los hambrientos y pone en libertad a los cautivos. 8 El Señor da vista a los ciegos, el Señor ama a los justos. 9 El Señor protege al extranjero, y cuida al huérfano y a la viuda pero desbarata los planes de los malvados.
10 ¡El Señor reinará por siempre! ¡Oh Sion, que tu Dios reine por todas las generaciones! ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!
26 Cuando llegó a Jerusalén, trató de reunirse con los discípulos, pero estos estaban temerosos de que no fuera realmente un discípulo. 27 Pero Bernabé lo presentó a los apóstoles y les contó cómo Saulo había visto al Señor en el camino de Damasco, lo que el Señor le había dicho y el poder con que predicaba en Damasco el nombre de Jesús. 28 Saulo se quedó con ellos y andaba por todas partes en Jerusalén, 29 hablando abiertamente en el nombre del Señor.
Algunos judíos de habla griega, con los cuales había discutido, se pusieron de acuerdo para matarlo. 30 Cuando los demás hermanos se enteraron, lo llevaron a Cesarea y de allí lo enviaron a Tarso.
31 Mientras tanto, la iglesia de Judea, Galilea y Samaria tenía paz y crecía en fortaleza y número. Los creyentes aprendían cómo andar en el temor del Señor, fortalecidos por el Espíritu Santo.
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