Un dia a la Vez

Testimonio

Tú, Señor, me llenas de alegría con tus maravillas; por eso alabaré jubiloso las obras de tus manos.
Salmo 92:4

Le doy muchas gracias a Dios porque este libro lo disfruto tanto como tú. En estos meses de preparación acelerada del devocional, Dios me llenó de tantas vivencias y testimonios que me permitieron definitivamente su terminación. Durante este año, no solo podré hablarte de mi vida y lo que ha hecho Dios, sino también de lo que he podido crecer con los testimonios de muchos de mis oyentes.

Mi esposo, Edgar, conoció una pareja que es fiel oyente de «Buenos Días Familia». Muy contentos por conocerle, le dijeron cómo las oraciones y los mensajes que Dios ha depositado en mi corazón sirvieron, en un momento determinado de sus vidas, como una inyección espiritual que se convirtió en esperanza de vida.

Al hermano de esta oyente dominicana lo trasladaron a Colombia para realizarle un trasplante de médula ósea. Entonces, como era oyente en Miami, una vez terminada su operación y al iniciar su recuperación, pidió seguir escuchando las oraciones vía Internet. Aun sin poder moverse y en los momentos de dolor, esta radio y esta voz fueron instrumentos de nuestro Dios.

Me sentí tan feliz que dije: «Dios mío, quizá nunca podré saber en cuántas personas lograremos influir con solo hablar de una verdad tan hermosa que es tu amor y el regalo de tu salvación».

Gracias le doy a Dios porque aunque muchos tal vez crean que yo desarrollaría mejor mi talento en otro medio de comunicación, quizá con más dinero y menos sacrificios, nunca me he arrepentido de haber dejado la radio secular. Por eso, mi testimonio es que han sido diez años, la mitad de mi carrera radial, llenos de satisfacciones.