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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Salmos 48

Salmo 48 (47)

Sión, la ciudad del gran rey

48 Cántico. Salmo de los hijos de Coré.
El Señor es grande y digno de toda alabanza;
en la ciudad de nuestro Dios está su santo monte,
la hermosa colina que alegra la tierra entera;
el monte Sión es el confín del norte,
es la ciudad del gran rey.
Dios está en sus palacios,
se muestra como un baluarte.
Se habían aliado los reyes
y avanzaban todos juntos,
pero al verla enmudecieron
y, aterrados, huyeron presurosos.
Los invadió un temblor
cual dolor de parturienta,
como cuando el viento del este
destroza las naves de Tarsis.
Lo que oímos lo hemos visto
en la ciudad del Señor del universo,
en la ciudad de nuestro Dios.
¡Que Dios la afiance para siempre! [ Pausa]
10 Oh Dios, evocamos tu amor
en el interior de tu Templo;
11 tu nombre y tu alabanza llegan
hasta los confines de la tierra,
tu diestra está llena de justicia.
12 Que el monte de Sión se alegre,
que se alegren las hijas de Judá
por tus justas decisiones.
13 Recorran Sión, denle la vuelta,
cuenten ustedes sus torres;
14 miren sus murallas, recorran sus palacios,
para poder anunciar a la generación venidera
15 que este es Dios, nuestro Dios eterno,
que él es quien nos conduce por siempre.

Números 24:1-14

24 Al ver Balaán que lo que agradaba al Señor era que él bendijera a Israel, no fue, como las otras veces, en busca de presagios, sino que dirigió su mirada hacia el desierto. Pero cuando Balaán alzó sus ojos y vio a Israel acampado tribu por tribu, el espíritu de Dios vino sobre él y recitó este poema:

Oráculo de Balaán hijo de Beor,
oráculo del hombre de ojos abiertos,
oráculo del que oye las palabras de Dios
y recibe visiones del Altísimo,
del que cae en éxtasis con ojos abiertos.
¡Cuán hermosas son tus tiendas, Jacob,
tus asentamientos, Israel!
Son como filas de palmeras,
como huertos junto al río,
como áloes plantados por el Señor,
como cedros junto a las aguas.
Sus ramas destilan humedad,
el agua empapa sus raíces.
Su rey será enaltecido más que Agag,
su reino será engrandecido.
Es Dios quien los está liberando de Egipto,
mostrándose con ellos fuerte como un búfalo.
Devora a las naciones enemigas,
tritura sus huesos
y los destruye con sus flechas.
Se agazapa y se tumba como un león,
como una fiera leona;
¿quién hará que se levante?
¡Benditos los que te bendigan!
¡Malditos los que te maldigan!

10 Entonces Balac palmoteó enfurecido contra Balaán y le dijo:

— ¡Te he llamado para maldecir a mis enemigos y los has bendecido por tres veces! 11 Regresa, pues, a tu tierra. Yo te iba a recompensar espléndidamente, pero el Señor te ha privado de la recompensa.

12 Balaán le respondió:

— ¿Acaso no dije a los mensajeros que me enviaste: 13 “Aunque Balac me dé su palacio repleto de plata y oro, no podré hacer nada por propia iniciativa, ni bueno ni malo, si es contrario al mandato del Señor? Lo que el Señor ordene, eso diré”. 14 Ahora regreso a mi tierra, pero antes quiero anunciarte lo que el pueblo de Israel hará con el tuyo en el futuro.

Lucas 1:26-38

Anuncio del nacimiento de Jesús

26 Al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a Nazaret, un pueblo de Galilea, 27 a visitar a una joven virgen llamada María, que estaba prometida en matrimonio a José, un varón descendiente del rey David. 28 El ángel entró en el lugar donde estaba María y le dijo:

— Alégrate, favorecida de Dios. El Señor está contigo.

29 María se quedó perpleja al oír estas palabras, preguntándose qué significaba aquel saludo. 30 Pero el ángel le dijo:

— No tengas miedo, María, pues Dios te ha concedido su gracia. 31 Vas a quedar embarazada, y darás a luz un hijo, al cual pondrás por nombre Jesús. 32 Un hijo que será grande, será Hijo del Altísimo. Dios, el Señor, le entregará el trono de su antepasado David, 33 reinará eternamente sobre la casa de Jacob y su reinado no tendrá fin.

34 María replicó al ángel:

— Yo no tengo relaciones conyugales con nadie; ¿cómo, pues, podrá sucederme esto?

35 El ángel le contestó:

— El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Dios Altísimo te envolverá. Por eso, el niño que ha de nacer será santo, será Hijo de Dios. 36 Mira, si no, a Elisabet, tu parienta: también ella va a tener un hijo en su ancianidad; la que consideraban estéril, está ya de seis meses, 37 porque para Dios no hay nada imposible. 38 María dijo:

— Yo soy la esclava del Señor. Que él haga conmigo como dices.

Entonces el ángel la dejó y se fue.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España