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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Salmos 104:24-34

24 ¡Qué abundantes son tus obras, Señor!
Con tu sabiduría las hiciste todas,
la tierra está llena de tus criaturas.
25 Aquí está el inmenso y ancho mar,
allí un sinfín de animales marinos,
seres pequeños y grandes;
26 allí se deslizan los barcos
y Leviatán, a quien formaste para jugar con él.
27 Todos ellos te están esperando
para tener la comida a su tiempo.
28 Tú se la das y ellos la atrapan,
abres tu mano, los sacias de bienes.
29 Pero si ocultas tu rostro se aterran,
si les quitas el aliento agonizan
y regresan al polvo.
30 Les envías tu aliento y los creas,
renuevas la faz de la tierra.
31 Que la gloria del Señor sea eterna,
que el Señor se goce en sus obras.
32 Él mira la tierra y ella tiembla,
toca las montañas y echan humo.
33 Mientras viva cantaré al Señor,
alabaré al Señor mientras exista.
34 Que mi poema le agrade,
que yo en el Señor me alegre.

Salmos 104:35

35 Que sean los pecadores extirpados de la tierra,
que los malvados no existan más.
¡Bendice, alma mía, al Señor! ¡Aleluya!

2 Reyes 2:1-15

Historia de Eliseo (2—8)

La ascensión de Elías

Cuando el Señor iba a ascender a Elías al cielo en el torbellino, Elías y Eliseo partieron de Guilgal. Elías dijo a Eliseo:

— Quédate aquí, pues el Señor me ha ordenado ir a Betel.

Pero Eliseo contestó:

— Juro por el Señor y por tu vida que no te abandonaré.

Bajaron a Betel y la comunidad de profetas que vivía allí salió a recibir a Eliseo y le dijo:

— ¿No sabes que el Señor te arrebatará hoy a tu maestro?

Él respondió:

— ¡Ya lo sé! ¡Cállense!

Luego Elías dijo a Eliseo:

— Quédate aquí, pues el Señor me ha ordenado ir a Jericó.

Pero Eliseo contestó:

— Juro por el Señor y por tu vida que no te abandonaré.

Fueron a Jericó y los profetas que vivían allí formando un grupo se acercaron a Eliseo y le dijeron:

— ¿No sabes que el Señor te arrebatará hoy a tu maestro?

Él respondió:

— ¡Ya lo sé! ¡Cállense!

Después le dijo Elías:

— Quédate aquí, pues el Señor me ha ordenado ir al Jordán.

Pero Eliseo contestó:

— Juro por el Señor y por tu vida que no te abandonaré.

Y se fueron los dos. Fueron también cincuenta profetas y se detuvieron a cierta distancia, frente a ellos. Ellos dos se detuvieron junto al Jordán. Entonces Elías agarró el manto, lo enrolló y golpeó con él las aguas, que se partieron por la mitad y ellos atravesaron por lo seco. Cuando cruzaron, Elías dijo a Eliseo:

— Pídeme lo que quieras, antes de que sea arrebatado de junto a ti.

Eliseo le dijo:

— Déjame recibir dos tercios de tu espíritu.

10 Elías respondió:

— ¡Me pides demasiado! Pero si logras verme cuando sea arrebatado de tu lado, lo tendrás. Si no me ves, no lo tendrás.

11 Mientras ellos seguían caminando y hablando, un carro de fuego tirado por caballos de fuego los separó y Elías subió al cielo en el torbellino. 12 Eliseo lo miraba y gritaba:

— ¡Padre mío, padre mío, carro y caballería de Israel!

Cuando dejó de verlo, rompió en dos su vestido, 13 recogió el manto que se le había caído a Elías, se volvió y se detuvo a orillas del Jordán. 14 Golpeó entonces las aguas con el manto que se le había caído a Elías y exclamó:

— ¿Dónde está el Señor, el Dios de Elías? ¿Dónde está?

Volvió a golpear las aguas, que se partieron por la mitad, y Eliseo las atravesó. 15 Cuando lo vieron los profetas de Jericó que estaban enfrente, exclamaron:

— ¡Eliseo lleva el espíritu de Elías!

Entonces fueron a su encuentro y se inclinaron ante él.

Lucas 1:5-17

I.— RELATOS DE LA INFANCIA (1,5—2,52)

Anuncio del nacimiento de Juan el Bautista

Durante el reinado de Herodes en Judea, hubo un sacerdote llamado Zacarías, que pertenecía al grupo sacerdotal de Abías. La esposa de Zacarías, llamada Elisabet, pertenecía también a la descendencia de Aarón. Ambos esposos eran rectos delante de Dios, intachables en el cumplimiento de todos los mandatos y disposiciones del Señor. Eran los dos de edad muy avanzada y no tenían hijos, porque Elisabet era estéril.

Estando un día Zacarías ejerciendo el servicio sagrado conforme al orden establecido, le tocó en suerte, según costumbre sacerdotal, entrar en el Templo a ofrecer el incienso. 10 Mientras ofrecía el incienso, una gran multitud de fieles permanecía fuera en oración. 11 En esto, un ángel del Señor se le apareció a la derecha del altar del incienso. 12 Zacarías, al verlo, se echó a temblar, lleno de miedo. 13 Pero el ángel le dijo:

— No tengas miedo, Zacarías. Dios ha escuchado tu oración, y tu mujer Elisabet te dará un hijo, al que llamarás Juan. 14 Tendrás una gran alegría y serán muchos los que también se alegrarán de su nacimiento, 15 porque será grande delante del Señor. No beberá vino ni otra bebida alcohólica cualquiera; estará lleno del Espíritu Santo aun antes de nacer 16 y hará que muchos israelitas vuelvan de nuevo al Señor su Dios. 17 Precederá al Señor con el espíritu y el poder de Elías, hará que los padres se reconcilien con los hijos y que los rebeldes recuperen la sensatez de los rectos, preparando así al Señor un pueblo bien dispuesto.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España