Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Al director musical. Según majalat. Masquil de David.
53 Las personas necias afirman que no hay Dios. Están corrompidas, sus obras son perversas; ¡no hay una sola que haga lo bueno!
2 Dios mira desde el cielo buscando entre la humanidad a ver si encuentra siquiera una sola persona que haga el bien y realmente busque a Dios. 3 Pero todos le han vuelto la espalda; todos se han corrompido. Ni siquiera uno es bueno, ¡ni uno! 4 ¿Es que los que hacen lo malo no pueden comprender nada? Devoran a mi pueblo como pan y rehúsan acudir a Dios. 5 Pero pronto un inaudito terror les sobrevendrá. Dios esparcirá los huesos de esos enemigos suyos. Están condenados, porque Dios los ha rechazado.
6 ¡Quiera Dios que de Sion venga la salvación para Israel! Cuando Dios restaure a su pueblo, Jacob gritará de alegría; Israel se regocijará.
El aceite de la viuda
4 Un día la esposa de uno de los miembros de la escuela de profetas le contó a Eliseo que su esposo había muerto. Era un hombre que amaba a Dios, según dijo ella. Pero al morir debía algún dinero, y el acreedor le estaba exigiendo su pago. Si ella no pagaba, la amenazó con llevarse a sus dos hijos como esclavos.
2 ―¿Qué puedo hacer por ti? —le preguntó Eliseo—. ¿Qué tienes en la casa?
―Absolutamente nada, salvo un cántaro de aceite de oliva —contestó ella.
3 ―Entonces pide prestadas cuantas vasijas puedas de tus amigas y vecinos —le ordenó—. 4 Luego entra en casa con tus hijos, cierra la puerta y echa aceite de oliva de tu cántaro en las vasijas que hayas pedido prestadas, y ve poniendo aparte las que vayas llenando.
5 Ella lo hizo así. Sus hijos le iban pasando las vasijas, y ella las llenaba de aceite. 6 Después de haber llenado hasta el borde varias vasijas, la mujer le dijo a uno de sus hijos:
―Pásame otra vasija.
―No hay más —le contestó el hijo.
Y entonces, en ese mismo momento, el aceite que estaba en el cántaro se acabó. 7 Cuando le contó al profeta lo que había ocurrido, él le dijo:
―Ve y vende el aceite. Con lo que te den por la venta, podrás pagar la deuda, y te quedará dinero suficiente para que tú y tus hijos sigan viviendo.
Jesús alimenta a los cinco mil
10 Cuando los apóstoles regresaron, le contaron a Jesús lo que habían hecho. Él se los llevó sólo a ellos a un pueblo llamado Betsaida. 11 Pero la gente se dio cuenta donde estaba y lo siguió. Él los recibió y les habló del reino de Dios, y sanó a los enfermos. 12 Como empezaba a oscurecer, los doce se le acercaron y le dijeron:
―Despide a la gente, para que vaya a los campos y pueblos cercanos a buscar comida y alojamiento, pues aquí no hay nada.
13 Jesús les dijo:
―Denles ustedes de comer.
Ellos le respondieron:
―No tenemos más que cinco panes y dos pescados. Para dar de comer a toda esta gente tendríamos que ir a comprar comida. 14 Había allí como cinco mil hombres. Pero Jesús dijo a sus discípulos:
―Hagan que la gente se siente en grupos de cincuenta.
15 Los discípulos así lo hicieron, y todos se sentaron. 16 Entonces Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, miró al cielo y los bendijo. Luego los partió y se los dio a los discípulos para que los repartieran a la gente. 17 Todos comieron hasta quedar satisfechos; y recogieron doce canastas con los pedazos que sobraron.
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