Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
149 ¡Alabado sea el Señor!
Canten al Señor una nueva canción;
canten sus alabanzas en la asamblea de los fieles.
2 Oh Israel, alégrate de tu Creador.
Oh pueblo de Jerusalén,[a] regocíjate de tu Rey.
3 Alaba su nombre con danza,
y acompáñala con panderetas y arpas,
4 porque el Señor se deleita en su pueblo;
él corona al humilde con victoria.
5 Que los fieles se alegren de que él los honra;
que canten de alegría mientras descansan en sus camas.
6 Que las alabanzas de Dios estén en sus labios
y tengan una espada afilada en las manos,
7 para tomar venganza contra las naciones
y castigar a los pueblos,
8 para encadenar a sus reyes con grilletes
y a sus líderes con cadenas de hierro,
9 para ejecutar el juicio que está escrito contra ellos.
Este es el privilegio glorioso que tienen sus fieles.
¡Alabado sea el Señor!
Plaga en los animales
9 «Preséntate de nuevo al faraón—le ordenó el Señor a Moisés—y dile: “Esto dice el Señor, Dios de los hebreos: ‘Deja ir a mi pueblo para que me adore’. 2 Si continúas reteniéndolo y te niegas a dejarlo salir, 3 la mano del Señor herirá a todos tus animales—caballos, burros, camellos, ganado, ovejas y cabras—con una plaga mortal. 4 Sin embargo, el Señor nuevamente hará una distinción entre los animales de los israelitas y los de los egipcios. ¡No morirá ni un solo animal de Israel! 5 El Señor ya determinó cuándo comenzará la plaga; ha declarado que mañana mismo herirá la tierra”».
6 Así que el Señor hizo tal como había dicho. A la mañana siguiente, todos los animales de los egipcios murieron, pero los israelitas no perdieron ni un solo animal. 7 Entonces el faraón envió a sus funcionarios a investigar, ¡y comprobaron que los israelitas no habían perdido ni uno de sus animales! Pero aun así, el corazón del faraón siguió obstinado,[a] y una vez más se negó a dejar salir al pueblo.
Preocupación de Pablo por los corintios
11 Ustedes hicieron que me comportara como un necio. Deberían estar escribiendo elogios acerca de mí, porque no soy de ninguna manera inferior a esos «superapóstoles», aun cuando no soy nada en absoluto. 12 Cuando estuve con ustedes les di pruebas de que soy un apóstol. Pues con paciencia hice muchas señales, maravillas y milagros entre ustedes. 13 Lo único que no hice, y que sí hago en las demás iglesias, fue convertirme en una carga financiera para ustedes. Por favor, ¡perdónenme por esta falta!
14 Ahora voy a visitarlos por tercera vez y no les seré una carga. No busco lo que tienen, los busco a ustedes mismos. Después de todo, los hijos no mantienen a los padres. Al contrario, son los padres quienes mantienen a sus hijos. 15 Con gusto me desgastaré por ustedes y también gastaré todo lo que tengo, aunque parece que cuanto más los amo, menos me aman ustedes a mí.
16 Algunos de ustedes admiten que no les fui una carga, pero otros todavía piensan que fui muy astuto y que me aproveché de ustedes con engaños. 17 ¿Pero cómo? ¿Acaso alguno de los hombres que les envié se aprovechó de ustedes? 18 Cuando le pedí a Tito que los visitara y envié con él al otro hermano, ¿acaso Tito se aprovechó de ustedes? ¡No!, porque ambos tenemos el mismo espíritu y caminamos sobre las pisadas del otro y hacemos las cosas de la misma manera.
19 Tal vez piensen que decimos estas cosas solo para defendernos. No, les decimos esto como siervos de Cristo y con Dios como testigo. Todo lo que hacemos, queridos amigos, es para fortalecerlos. 20 Pues temo que, cuando vaya, no me gustará lo que encuentre, y que a ustedes no les gustará mi reacción. Temo que encontraré peleas, celos, enojo, egoísmo, calumnias, chismes, arrogancia y conducta desordenada. 21 Así es, tengo miedo de que, cuando vaya de nuevo, Dios me humille ante ustedes. Y quedaré entristecido porque varios de ustedes no han abandonado sus viejos pecados. No se han arrepentido de su impureza, de su inmoralidad sexual ni del intenso deseo por los placeres sensuales.
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