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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
Salmos 124

Nuestra ayuda vino del Señor

Canto de David para los peregrinos.

¿Qué nos habría pasado
    si el SEÑOR no hubiera estado a nuestro lado?,
    que lo diga Israel,
si el SEÑOR no hubiera estado a nuestro lado,
    cuando todos se levantaron para atacarnos,
    ¿qué nos habría pasado?
Nuestros enemigos nos habrían tragado vivos
    cuando ardían de ira contra nosotros.
Habrían arrasado con nosotros
    como un río desbordado arrastra con todo a su paso;
las aguas turbulentas
    habrían pasado sobre nosotros.

Bendito sea el SEÑOR que no permitió que nos destrozaran
    como presa entre sus dientes.
Fuimos como pájaros que escaparon del cazador.
    La red se rompió y pudimos escapar.
Nuestra ayuda viene del SEÑOR,
    creador del cielo y de la tierra.

Ester 3

Plan de Amán para destruir a los judíos

Pasado algún tiempo, el rey Jerjes le concedió un ascenso a Amán hijo de Hamedata, el descendiente de Agag. El rey dio a Amán un cargo mucho más alto que el de cualquiera de los otros funcionarios. El rey había dado la orden de que todos los servidores que trabajaran en la puerta del palacio, debían arrodillarse y rendirle honores a Amán. Pero Mardoqueo no se arrodillaba ante él ni le rendía honores. Los servidores que trabajaban en la puerta del palacio le preguntaban a Mardoqueo por qué no obedecía la orden del rey.

Todos los días ellos le recordaban a Mardoqueo que debía obedecer la orden del rey pero Mardoqueo les decía que él era judío. Entonces esos servidores le contaron a Amán lo que sucedía para ver qué hacía él con Mardoqueo. Amán se enojó mucho cuando vio que Mardoqueo se negaba a arrodillarse ante él para honrarlo. Amán se había enterado de que Mardoqueo era judío, pero no se sentía satisfecho con destruirlo sólo a él. Amán quería encontrar una manera de perseguir al pueblo de Mardoqueo, es decir a todos los judíos que se encontraban en el reino de Jerjes.

En el mes de nisán[a], es decir el primer mes del año doce del gobierno del rey Jerjes, se echó el pur[b] en presencia de Amán para decidir el día y mes indicados para acabar con los judíos. La fecha elegida fue el día trece del mes doce, el mes de adar[c]. Amán fue ante el rey Jerjes y le dijo:

—Hay un pueblo esparcido por todas las provincias del reino. Ese pueblo no se junta con la otra gente y tiene costumbres diferentes a las de los demás. Ellos no obedecen las leyes del rey y no es conveniente que el rey les permita seguir viviendo en su reino. Por eso me permito sugerirle que ordene destruir a esa gente y yo pondré en manos de los funcionarios 330 000 kilos[d] de plata en el tesoro del rey.

10 Entonces el rey se quitó del dedo el anillo oficial[e] y se lo dio a Amán hijo de Hamedata, descendiente de Agag, enemigo de los judíos. 11 El rey le dijo:

—A fin de cuentas es tu dinero, así que haz lo que quieras con esa gente.

12 El día 13 del primer mes se reunieron todos los secretarios del rey. Ellos escribieron en un decreto todas las órdenes de Amán y lo enviaron a cada pueblo en su propia escritura y en su propio idioma. El decreto se envió a todos los virreyes[f], a los gobernadores de las diferentes provincias y a los jefes de todos los pueblos. El decreto se escribió con la autorización del rey Jerjes y la orden se entregó firmada y sellada por el propio rey.

13 Los mensajeros llevaron las cartas a todas las provincias del rey con la orden de destruir, matar y aniquilar a todos los judíos. Eso incluía a jóvenes y viejos, mujeres y niños. La orden era matarlos a todos en un solo día: el día 13 del mes 12, el mes de adar. Sus posesiones se tomarían como botín de guerra. 14 Una copia de esta carta se debía presentar como decreto real en cada provincia y debía darse a conocer a la gente de todas las naciones del reino con el fin de prepararlos para ese día.

15 Los mensajeros salieron rápidamente a publicar la orden del rey en la ciudad capital de Susa. Mientras que el rey y Amán se sentaban a beber, en toda la ciudad reinaba una gran confusión.

Mateo 5:13-20

Sal y luz del mundo

(Mr 9:50; 4:21; Lc 14:34-35; 8:16)

13 »Ustedes son la sal de la tierra, pero si la sal pierde su sabor, ¿cómo podría volver a ser salada? Ya no sirve para nada sino para ser tirada y pisada por la gente.

14 »Ustedes son la luz que alumbra al mundo. Una ciudad que está en un monte no se puede esconder. 15 Ni se enciende una lámpara para ponerla debajo de un cesto, sino sobre el candelero para que ilumine a todos en la casa. 16 Así mismo, ustedes deben ser luz para los demás de tal manera que todos puedan ver sus buenas obras y adoren a su Padre que está en los cielos.

Jesús y la ley

17 »No piensen que he venido para acabar con la ley de Moisés o la enseñanza de los profetas. No he venido para acabar con ellas, sino para darles completo significado. 18 Les digo la verdad: hasta que pasen el cielo y la tierra, no pasará ni una letra ni una tilde de la ley hasta que todo esto se cumpla. 19 Así que cualquiera que desobedezca alguno de los mandamientos por muy pequeño que sea y les enseñe a otros a desobedecerlo, será considerado muy pequeño en el reino de Dios. En cambio, el que los obedezca todos y enseñe a obedecerlos será considerado grande en el reino de Dios. 20 Porque les digo a ustedes, no entrarán en el reino de Dios a menos que practiquen la justicia mejor que los maestros de la ley y los fariseos.

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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