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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Salmos 83:1-4

Súplica contra las naciones hostiles

83 Cántico. Salmo de Asaf.

Oh Dios, no guardes silencio.
No calles, oh Dios,
ni permanezcas inmóvil.
Porque he aquí que rugen
tus enemigos,
y los que te aborrecen han levantado
la cabeza.
Contra tu pueblo han consultado astutamente;
han entrado en consejo contra tus protegidos.
Han dicho: “Vengan y destruyámoslos
de modo que dejen de ser una nación
y no haya más memoria del nombre de Israel”.

Salmos 83:13-18

13 Oh Dios mío, hazlos como remolino de hojas,
como paja ante el viento,
14 como fuego que quema el bosque, como llama que abrasa las montañas.
15 Persíguelos con tu tempestad; aterrorízalos con tu huracán.
16 Llena su cara de vergüenza;
y que busquen tu nombre,
oh SEÑOR.
17 Sean confundidos y turbados para siempre;
sean afrentados y perezcan.
18 Conozcan que tu nombre es SEÑOR. ¡Tú solo eres Altísimo sobre toda
la tierra!

Éxodo 5:1-6:13

Moisés y Aarón ante el faraón

Después Moisés y Aarón fueron al faraón y le dijeron:

—El SEÑOR, el Dios de Israel, dice así: “Deja ir a mi pueblo para que me celebre una fiesta en el desierto”.

Pero el faraón respondió:

—¿Quién es el SEÑOR para que yo escuche su voz y deje ir a Israel? Yo no conozco al SEÑOR ni tampoco dejaré ir a Israel.

Ellos le dijeron:

—El Dios de los hebreos ha venido a nuestro encuentro. Permite que vayamos al desierto, a tres días de camino, para ofrecer sacrificios al SEÑOR nuestro Dios, no sea que nos castigue con peste o con espada.

Entonces el rey de Egipto les dijo:

—¡Moisés y Aarón! ¿Por qué distraen al pueblo de sus labores? ¡Vuelvan a sus tareas! —Dijo también el faraón—: Ciertamente el pueblo de la tierra es ahora numeroso; no obstante, ustedes los han hecho suspender sus labores.

Se agrava el trabajo del pueblo

Aquel mismo día el faraón mandó decir a los capataces del pueblo y a sus vigilantes:

—Ya no darán paja al pueblo para hacer los adobes, como hacían antes. ¡Que vayan ellos y recojan por sí mismos la paja! Sin embargo, les impondrán la misma cantidad de adobes que hacían antes. No les disminuirán nada, porque están ociosos. Por eso gritan diciendo: “Vayamos y ofrezcamos sacrificios a nuestro Dios”. Hágase más pesado el trabajo de los hombres, para que se ocupen en él y no presten atención a palabras mentirosas.

10 Los capataces del pueblo y sus vigilantes salieron y hablaron al pueblo diciendo:

—Así ha dicho el faraón: “Yo no les daré paja. 11 Vayan y recojan por ustedes mismos la paja donde la hallen, pero en nada se disminuirá su tarea”.

12 Entonces el pueblo se dispersó por toda la tierra de Egipto para recoger rastrojo en lugar de paja. 13 Y los capataces los apremiaban diciendo:

—Terminen su tarea, lo de cada día en su día, como cuando se les daba paja.

14 Y azotaron a los vigilantes de los hijos de Israel que habían sido puestos por los capataces del faraón, y les dijeron:

—¿Por qué no han completado su cantidad de adobes ni ayer ni hoy, como antes?

15 Los vigilantes de los hijos de Israel fueron al faraón y se quejaron ante él diciendo:

—¿Por qué procedes así con tus siervos? 16 No se da paja a tus siervos, y con todo nos dicen: “¡Hagan adobes!”. He aquí, tus siervos son azotados, cuando la culpa es de tu propio pueblo.

17 Él respondió:

—¡Están ociosos! ¡Sí, ociosos! Por eso dicen: “Vayamos y ofrezcamos sacrificios al SEÑOR”. 18 Vayan, pues, ahora y trabajen. No se les dará paja, pero habrán de entregar la misma cantidad de adobes.

19 Entonces los vigilantes de los hijos de Israel se vieron en aflicción, cuando les dijeron: “No se disminuirá en nada su cantidad diaria de adobes”. 20 Cuando ellos salían del palacio del faraón, se encontraron con Moisés y Aarón, que estaban esperándolos, 21 y les dijeron:

—El SEÑOR los mire y los juzgue, pues nos han hecho odiosos ante los ojos del faraón y los de sus servidores, poniendo en sus manos la espada para que nos maten.

El SEÑOR anuncia su intervención directa

22 Entonces Moisés se volvió al SEÑOR y le dijo:

—Señor, ¿por qué maltratas a este pueblo? ¿Para qué me enviaste? 23 Porque desde que fui al faraón para hablarle en tu nombre, él ha maltratado a este pueblo, y tú no has librado a tu pueblo.

El SEÑOR respondió a Moisés:

—Ahora verás lo que yo haré al faraón, porque solo a causa de una poderosa mano los dejará ir. A causa de una poderosa mano los ha de echar de su tierra. —Además, Dios dijo a Moisés—: Yo soy el SEÑOR. Yo me aparecí a Abraham, a Isaac y a Jacob como Dios Todopoderoso, pero con mi nombre, SEÑOR, no me di a conocer a ellos. Yo también establecí mi pacto con ellos, prometiendo darles la tierra de Canaán, la tierra en la cual peregrinaron y habitaron como forasteros. Asimismo, yo he escuchado el gemido de los hijos de Israel, a quienes los egipcios esclavizan, y me he acordado de mi pacto. Por tanto, di a los hijos de Israel: “Yo soy el SEÑOR. Yo los libraré de las cargas de Egipto y los libertaré de su esclavitud. Los redimiré con brazo extendido y con grandes actos justicieros. Los tomaré como pueblo mío, y yo seré su Dios. Ustedes sabrán que yo soy el SEÑOR su Dios, que los libra de las cargas de Egipto. Yo los llevaré a la tierra por la cual alcé mi mano jurando que la daría a Abraham, a Isaac y a Jacob. Yo se la daré en posesión. Yo el SEÑOR”.

De esta manera habló Moisés a los hijos de Israel, pero ellos no escucharon a Moisés, a causa del decaimiento de ánimo y de la dura esclavitud. 10 Entonces el SEÑOR habló a Moisés diciendo:

11 —Ve al faraón rey de Egipto y dile que deje ir de su tierra a los hijos de Israel.

12 Y Moisés respondió al SEÑOR diciendo:

—Si los hijos de Israel no me escuchan, ¿cómo, pues, me escuchará el faraón, siendo yo falto de elocuencia?

13 Entonces el SEÑOR habló a Moisés y a Aarón, y les dio mandamiento para los hijos de Israel y para el faraón rey de Egipto, a fin de sacar a los hijos de Israel de la tierra de Egipto.

Apocalipsis 3:7-13

Mensaje para la iglesia en Filadelfia

“Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: El Santo y Verdadero, el que tiene la llave de David, el que abre y nadie cierra, y cierra y nadie abre[a], dice estas cosas: Yo conozco tus obras. He aquí, he puesto delante de ti una puerta abierta, la cual nadie puede cerrar; porque tienes un poco de poder y has guardado mi palabra y no has negado mi nombre. He aquí, yo te daré algunos de la sinagoga de Satanás, de los que dicen ser judíos y no lo son, sino que mienten. He aquí, yo haré que lleguen y se postren delante de tus pies, y conocerán que yo te he amado. 10 Porque guardaste la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré a la hora de la prueba que ha de venir sobre todo el mundo habitado, para probar a los moradores de la tierra.

11 “Yo vengo pronto. Retén lo que tienes para que nadie tome tu corona. 12 Al que venza, yo le haré columna en el templo de mi Dios, y nunca jamás saldrá fuera. Y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios —la nueva Jerusalén que desciende del cielo, enviada por mi Dios— y mi nombre nuevo.

13 “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

Version Reina Valera Actualizada, Copyright © 2015 by Editorial Mundo Hispano