Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Alabemos a Dios
SALMO 134 (133)
Cántico para las peregrinaciones.
134 ¡Alaben a Dios todos ustedes,
que están a su servicio!
¡Alábenlo también ustedes,
los que en su templo
le cantan himnos por las noches!
2 ¡Levanten las manos para orar!
¡Dirijan la mirada hacia el altar,
y alaben a Dios!
3 ¡Que Dios,
creador del cielo y de la tierra,
te bendiga desde su templo!
Pacto de Dios con los israelitas
24 1-2 Dios le dijo a Moisés:
«Quiero que subas a la montaña, para hablar conmigo. Podrán acompañarte Aarón, Nadab, Abihú y setenta jefes israelitas. Pero no quiero que ninguno de ellos se acerque a donde yo estoy. Sólo tú podrás acercarte a mí. Cuando lleguen, quiero que se queden de rodillas a cierta distancia. Aparte de ellos, nadie más debe subir».
3 Moisés fue y les dijo a los israelitas todo lo que Dios había ordenado. Ellos estuvieron de acuerdo, y dijeron: «Haremos todo lo que Dios nos ha ordenado».
4 Moisés escribió allí todo lo que Dios le dijo. Al día siguiente, se levantó muy temprano y construyó un altar al pie de la montaña. Además, colocó doce piedras que representaban a las doce tribus de Israel. 5 Luego ordenó a unos jóvenes israelitas que presentaran a Dios unos toros como ofrenda de paz. 6 Moisés echó en unos recipientes la mitad de la sangre de los toros, y la otra mitad la roció sobre el altar. 7 Después tomó el libro del pacto y se lo leyó a los israelitas. Entonces ellos dijeron: «Cumpliremos todo lo que Dios nos ha ordenado».
8 Moisés tomó entonces la sangre que estaba en los recipientes, la roció sobre el pueblo, y dijo: «Esta sangre confirma el pacto que Dios ha hecho con ustedes».
9 Moisés subió a la montaña con Aarón, Nadab, Abihú y los setenta jefes israelitas. 10-11 Allí todos estos israelitas vieron al Dios de Israel, y comieron y bebieron, pero Dios no les hizo ningún daño. Bajo los pies de Dios había algo tan brillante como el mismo cielo; ¡hasta parecía un piso de cristal azul!
Jesús se aparece a siete de sus discípulos
21 Poco tiempo después, Jesús se apareció a los discípulos a la orilla del lago de Tiberias. Esto fue lo que sucedió: 2 Estaban juntos Simón Pedro, Tomás el Gemelo, Natanael, que era del pueblo de Caná de Galilea, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, y otros dos discípulos de Jesús. 3 Pedro les dijo:
—Voy a pescar.
—Nosotros vamos contigo —dijeron ellos.
Todos subieron a una barca y se fueron a pescar. Pero esa noche no pudieron pescar nada. 4 En la madrugada, Jesús estaba de pie a la orilla del lago, pero los discípulos no sabían que era él. 5 Jesús les preguntó:
—Amigos, ¿pescaron algo?
—No —respondieron ellos.
6 Jesús les dijo:
—Echen la red por el lado derecho de la barca, y pescarán algo.
Los discípulos obedecieron, y después no podían sacar la red del agua, pues eran muchos los pescados.
7 Entonces el discípulo favorito de Jesús le dijo a Pedro: «¡Es el Señor Jesús!»
Cuando Simón Pedro oyó que se trataba del Señor, se puso la ropa que se había quitado para trabajar, y se tiró al agua. 8 Los otros discípulos llegaron a la orilla en la barca, arrastrando la red llena de pescados, pues estaban como a cien metros de la playa.
9 Cuando llegaron a tierra firme, vieron una fogata, con un pescado encima, y pan. 10 Jesús les dijo: «Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar.»
11 Simón Pedro subió a la barca y arrastró la red hasta la playa. Estaba repleta, pues tenía ciento cincuenta y tres pescados grandes. A pesar de tantos pescados, la red no se rompió.
12 Jesús les dijo: «Vengan a desayunar».
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era; ¡bien sabían que era el Señor Jesús! 13 Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio a ellos, y también les dio el pescado.
14 Ésa era la tercera vez que Jesús se aparecía a sus discípulos después de haber resucitado.
Copyright © 2000 by United Bible Societies