Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Alabemos a Dios
SALMO 134 (133)
Cántico para las peregrinaciones.
134 ¡Alaben a Dios todos ustedes,
que están a su servicio!
¡Alábenlo también ustedes,
los que en su templo
le cantan himnos por las noches!
2 ¡Levanten las manos para orar!
¡Dirijan la mirada hacia el altar,
y alaben a Dios!
3 ¡Que Dios,
creador del cielo y de la tierra,
te bendiga desde su templo!
Dios visita a Abraham
18 Ésta es la historia del día en que Dios se le apareció a Abraham cerca del bosque de Mamré. Ese día hacía tanto calor que Abraham estaba sentado a la entrada de su tienda de campaña. 2 De pronto, levantó la vista y vio a tres hombres cerca de donde él estaba. Enseguida corrió a su encuentro, y se inclinó ante ellos en señal de respeto, 3 y les dijo:
—Señores, estoy para servirles. Si creen que merezco su visita, no se vayan. Quédense aquí un rato. 4 Voy a ordenar que traigan un poco de agua, para que se laven los pies y puedan descansar bajo este árbol. 5 Voy a traerles también un poco de pan, para que recobren las fuerzas y puedan seguir su camino. ¡Ésta es su casa, y estoy para servirles!
Los tres visitantes le contestaron:
—Está muy bien. Haz todo lo que dijiste.
6 Abraham entró corriendo a la tienda donde estaba Sara, y le dijo: «¡Date prisa! Toma unos veinte kilos de la mejor harina, y ponte a hacer pan».
7 Luego fue al corral, tomó el más gordo de sus terneros, y se lo dio a un sirviente para que lo preparara enseguida. 8 Además del ternero, Abraham les ofreció a sus invitados mantequilla y leche. Mientras ellos comían, Abraham se quedó de pie bajo un árbol, atento para servirles.
9 Los visitantes le preguntaron:
—¿Y dónde está tu esposa?
Abraham les respondió:
—Está dentro de la tienda.
10 Uno de ellos le dijo:
—El año que viene volveré a visitarte, y para entonces tu esposa ya será madre de un hijo.
Sara estaba a la entrada de la tienda, detrás de Abraham, escuchando lo que decían. 11 Abraham y Sara ya eran muy ancianos, y Sara no estaba ya en edad de tener hijos, 12 así que ella se rió y dijo entre dientes: «Eso sería muy bonito, pero mi esposo y yo estamos muy viejos para tener un hijo».
13 Entonces Dios le dijo a Abraham:
—¿De qué se ríe Sara? ¿Acaso no cree que puede ser madre, a pesar de su edad? 14 ¿Hay algo que yo no pueda hacer? El año que viene, por estos días, volveré a visitarte, y para entonces Sara ya será madre.
23 Dios les ha cambiado su modo de vivir. Es como si ustedes hubieran vuelto a nacer, no de padres humanos, que finalmente mueren, sino gracias al mensaje de Dios. Y es que ese mensaje da vida y nada puede destruirlo. 24 Pues la Biblia dice:
«Todo ser humano es como la hierba;
y su grandeza es como las flores:
la hierba se seca,
y las flores se caen,
25 pero la palabra del Señor
permanece para siempre.»
Y esa Palabra es la buena noticia que el Señor Jesucristo les ha enseñado.
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