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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
Traducción en lenguaje actual (TLA)
Version
Salmos 80:1-7

¡Muéstranos tu bondad!

SALMO 80 (79)

Himno de Asaf. Instrucciones para el director del coro: Este himno deberá cantarse con la melodía «Los lirios del pacto».

80 1-2 Dios y Pastor nuestro,
tú guiaste como a un rebaño
a tu pueblo Israel,
tú reinas entre los querubines,
¡ahora escúchanos!
¡Hazte presente y muestra tu poder
a las tribus de Efraín,
de Manasés y de Benjamín!
¡Ven a salvarnos!

Dios nuestro,
¡cambia nuestra triste situación!
¡Muéstranos tu bondad y sálvanos!

Dios nuestro, Señor del universo,
¿hasta cuándo, por tu enojo,
no atenderás la oración de tu pueblo?
En vez de comida,
nos has dado el pan amargo
que nuestras lágrimas amasaron;
en vez de bebida,
has hecho que nos bebamos
nuestras propias lágrimas.
Has hecho que nuestros vecinos
se burlen de nosotros;
¡nos ven, y se ríen de nosotros!

Dios del universo,
¡cambia nuestra triste situación!
¡Muéstranos tu bondad y sálvanos!

Salmos 80:17-19

17 Pero no dejes de apoyar
al pueblo en quien confías,
al pueblo que has fortalecido;
18 así, no nos apartaremos de ti.
¡Danos vida, y te alabaremos!

19 Dios nuestro, Señor del universo,
¡cambia nuestra triste situación!
¡Muéstranos tu bondad y sálvanos!

2 Samuel 7:18-22

17-18 Natán fue y le dio el mensaje a David. Entonces David fue a la carpa donde estaba el cofre, se sentó delante de Dios, y le dijo:

«Mi Dios, ¿cómo puedes darme todo esto, si mi familia y yo valemos tan poco? 19 ¿Y cómo es posible que prometas darme aún más, y que siempre bendecirás a mis descendientes? 20 ¿Qué más te puedo decir, Dios mío, si tú me conoces muy bien?

21 »Tú me dejas conocer tus grandes planes, porque así lo has querido. 22 ¡Qué grande eres, Dios mío! ¡Todo lo que de ti sabemos es verdad! ¡No hay ningún otro Dios como tú,

Gálatas 4:1-7

Ahora somos hijos de Dios

1-2 Lo que quiero decir es esto: Mientras el hijo es menor de edad, es igual a cualquier esclavo de la familia y depende de las personas que lo cuidan y le enseñan, hasta el día en que su padre le entrega sus propiedades y lo hace dueño de todo. Algo así pasaba con nosotros cuando todavía no conocíamos a Cristo: los espíritus que controlan el universo nos trataban como si fuéramos sus esclavos. Pero, cuando llegó el día señalado por Dios, él envió a su Hijo, que nació de una mujer y se sometió a la ley de los judíos. Dios lo envió para liberar a todos los que teníamos que obedecer la ley, y luego nos adoptó como hijos suyos. Ahora, como ustedes son sus hijos, Dios ha enviado el Espíritu de su Hijo a vivir en ustedes. Por eso, cuando oramos a Dios, el Espíritu nos permite llamarlo: «Papá, querido Papá». Ustedes ya no son como los esclavos de cualquier familia, sino que son hijos de Dios. Y como son sus hijos, gracias a él tienen derecho a recibir su herencia.