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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
Traducción en lenguaje actual (TLA)
Version
Salmos 146:5-10

¡El Dios de Israel
bendice a los que en él confían!
6-7 Dios hizo el cielo y la tierra,
el mar y todo lo que hay en él.
Dios siempre cumple sus promesas:
hace justicia a los que son maltratados
por los poderosos,
da de comer a los hambrientos,
y pone en libertad a los presos.
Dios da vista a los ciegos,
levanta a los caídos
y ama a los justos.
Dios cuida de la gente sin patria,
y sostiene a huérfanos y a viudas.
Dios hace que fracasen
los planes de los malvados.

10 Ciudad de Jerusalén,
¡que tu Dios reine por siempre,
por todos los siglos!

¡Alabemos a nuestro Dios!

1 Samuel 2:1-8

El canto de Ana

Entonces Ana dedicó a Dios este canto:

«Dios me ha hecho muy feliz,
Dios me ha dado muchas fuerzas.

Puedo taparles la boca a mis enemigos;
y estoy feliz porque Dios me ha salvado.

Nuestro Dios es único.
¡Nadie se le compara!

¡No hay quien pueda protegernos
como nos protege nuestro Dios!

¡Cállense! ¡No sean tan orgullosos!
¡No hablen como la gente presumida!
Dios nos conoce muy bien;
sabe cuándo hacemos lo bueno
y cuándo hacemos lo malo.

Dios quita poder a los poderosos,
y da fuerza a los débiles.

A los que antes tenían mucha comida,
Dios los hace trabajar para ganarse el pan;
a los que siempre tenían hambre,
hoy los tiene bien alimentados.

La mujer que no tenía hijos
ahora es madre de muchos;
la que tenía muchos hijos,
ahora no tiene ninguno.

Dios nos da la vida
y nos trae la muerte.

Dios nos hace ricos y nos deja pobres;
nos humilla y nos exalta.

Dios saca del basurero al pobre,
y lo hace reinar entre príncipes.

¡Dios es dueño de todo el universo!

Lucas 3:1-18

Juan el Bautista

1-2 Juan el Bautista, el hijo de Zacarías, vivía en el desierto. Dios le habló allí, en el desierto, cuando Tiberio tenía ya quince años de ser el emperador romano y Poncio Pilato era el gobernador de la región de Judea. En ese tiempo Herodes Antipas gobernaba en la región de Galilea; por su parte Filipo, el hermano de Herodes, gobernaba en las regiones de Iturea y Traconítide; Lisanias gobernaba en la región de Abilene. Anás y Caifás eran los jefes de los sacerdotes del pueblo judío.

Juan fue entonces a la región cercana al río Jordán. Allí le decía a la gente: «¡Bautícense y vuélvanse a Dios! Sólo así Dios los perdonará.»

Mucho tiempo atrás, el profeta Isaías había escrito acerca de Juan:

«Alguien grita en el desierto:
“Prepárenle el camino a nuestro Dios.
¡Ábranle paso!
¡Que no encuentre estorbos!

”Rellenen los valles,
y conviertan en llanura
la región montañosa.
Enderecen los caminos torcidos.
¡Todo el mundo verá
al Salvador que Dios envía!”»

Mucha gente venía para que Juan los bautizara, y él les decía:

—¡Ustedes son unas víboras! ¿Creen que van a escaparse del castigo que Dios les enviará? Muestren con su conducta que realmente han dejado de pecar. No piensen que van a salvarse sólo por ser descendientes de Abraham. Si Dios así lo quiere, hasta estas piedras las puede convertir en familiares de Abraham. Cuando un árbol no produce buenos frutos, su dueño lo corta de raíz y lo quema. ¡Y Dios ya está listo para destruir a los que no hacen lo bueno!

10 La gente le preguntaba:

—Y entonces, ¿qué podemos hacer?

11 Él les respondía:

—El que tenga dos mantos, comparta uno con quien no tenga nada que ponerse. El que tenga comida, compártala con quien no tenga nada que comer.

12 Vinieron también unos cobradores de impuestos y le preguntaron a Juan:

—Maestro, ¿qué podemos hacer para salvarnos?

13 Juan les contestó:

—No le cobren a la gente más dinero del que debe pagar.

14 Unos soldados preguntaron:

—Juan, ¿qué podemos hacer nosotros?

Él les contestó:

—Ustedes amenazan a la gente y la obligan a que les dé dinero. Sólo así le prometen dejarla en paz. ¡No lo vuelvan a hacer, y quédense satisfechos con su salario!

15 Todos se admiraban y querían saber si Juan era el Mesías que esperaban. 16 Pero Juan les respondió:

—Yo los bautizo a ustedes con agua. Pero hay alguien que viene después de mí, y que es más poderoso que yo. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. ¡Yo ni siquiera merezco ser su esclavo! 17 El que viene después de mí separará a los buenos de los malos. A los buenos los pondrá a salvo, y a los malos los echará en un fuego que nunca se apaga.

18 De este modo, y de otras maneras, Juan anunciaba las buenas noticias a la gente.