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Revised Common Lectionary (Semicontinuous)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with sequential stories told across multiple weeks.
Duration: 1245 days
Palabra de Dios para Todos (PDT)
Version
Salmos 56

El Señor ve mi sufrimiento

Al director. Al compás de «La paloma de los robles distantes». Poema de David, cuando los filisteos lo capturaron en Gat.

Dios mío, ten compasión de mí,
    porque hay gente que me persigue.
    En todo momento me ataca y oprime.
Mis enemigos me atacan constantemente,
    son muchos los que me atacan con arrogancia.
Pero cuando siento miedo,
    pongo toda mi confianza en ti.
Confío en Dios y alabo su promesa.
    Si tengo puesta mi confianza en él,
    ¿qué podrá hacerme el ser humano?

Siempre están tergiversando mis palabras
    y planeando hacerme daño.
Se reúnen y me acechan,
    vigilan todos mis movimientos,
    esperando la oportunidad de asesinarme.
¿Será que van a escapar de su propia maldad?
    Dios mío, destruye con tu furia a esos pueblos.

Tú has visto mi sufrimiento,
    has recogido mis lágrimas.
    ¿Acaso no tienes todo eso registrado en tu libro?
Mis enemigos huirán cuando yo pida tu ayuda.
    Yo sé que Dios está de mi parte.
10 Alabo a Dios por su promesa,
    alabo al SEÑOR por la promesa que me hizo.
11 Confío en Dios y no siento miedo.
    ¿Qué puede hacerme el ser humano?

12 Dios mío, cumpliré las promesas que te he hecho.
    Te agradeceré por todo lo que hagas.
13 Porque tú me rescataste
    y me salvaste de la muerte.
Me ayudaste a no ser derrotado para que ande en la presencia de Dios,
    bajo la luz que sólo los que tienen vida pueden ver.

2 Reyes 5:1-14

Enfermedad de Naamán

Naamán, general del ejército del rey de Siria, era muy importante y valioso para su rey[a] porque el SEÑOR lo usó para darle victoria a Siria. Pero aunque Naamán era un hombre importante y poderoso, sufría de lepra.

En uno de los ataques que hacía el ejército de Siria contra Israel capturaron a una niña israelita. Ella pasó a ser sirvienta de la esposa de Naamán. La niña le dijo a su dueña:

—Si tan sólo mi señor conociera el profeta que vive en Samaria, le podría quitar la lepra a Naamán.

Naamán se acercó a su rey y le habló de lo que le había dicho la israelita.

El rey de Siria le dijo:

—Ve ahora, que yo le mandaré una carta al rey de Israel.

Así que Naamán se fue a Israel. Llevó de regalo 30 000 monedas[b] de plata, 6000 monedas de oro y diez mudas de ropa. Naamán llevó la carta del rey de Siria al rey de Israel. La carta decía: “Sirva la presente para hacerte saber que te mando a mi siervo Naamán para que lo cures de su lepra”.

Cuando el rey de Israel leyó la carta, rompió su vestido y dijo:

—¿Acaso soy Dios? No tengo poder sobre la vida y la muerte para que el rey de Siria me mande un hombre para que lo sane de lepra. Fíjense bien que lo que quiere es atacarme.

Eliseo, el hombre de Dios, escuchó que el rey de Israel había roto su vestido, así que le mandó este mensaje: «¿Por qué rompiste tu vestido? Que Naamán venga a mí y entonces sabrá que hay profeta en Israel».

Entonces Naamán fue con sus caballos y carruajes a donde vivía Eliseo y se quedó esperando fuera de la casa. 10 Eliseo le mandó un mensajero que le dijo: «Anda y lávate en el río Jordán siete veces y se te sanará la piel; quedarás puro y limpio».

11 Naamán se enojó y se fue, diciendo:

—Pensé que Eliseo saldría y se pararía delante de mí, pediría en el nombre del SEÑOR su Dios y luego pasaría la mano sobre mi cuerpo para sanar la lepra. 12 Los ríos de Damasco, el Abaná y el Farfar son mejores que toda el agua de Israel, ¿por qué no me puedo bañar en aquellos ríos de Damasco y limpiarme ahí?

Naamán se enojó mucho y dio media vuelta para irse.

13 Pero los siervos de Naamán fueron y le dijeron:

—Señor[c], si el profeta le hubiera dicho que hiciera algo muy difícil lo habría hecho, ¿no es cierto? Con más razón ahora que sólo le dijo: “Lávate y quedarás puro y limpio”.

14 Así que Naamán hizo lo que el hombre de Dios había dicho. Bajó y se lavó en el Jordán siete veces, ¡y quedó puro y limpio! Su piel se volvió tan suave como la de un bebé.

1 Corintios 14:13-25

13 Así que, el que habla en lenguas, debe orar para que también pueda interpretar lo que dice. 14 Pues si yo oro en lenguas, mi espíritu ora pero mi mente no entiende nada. 15 Entonces, ¿qué puedo hacer? Oraré no sólo con el espíritu, sino también con el entendimiento, y cantaré no sólo con el espíritu sino también con el entendimiento. 16 Porque si alabas a Dios sólo con el espíritu, ¿qué harán los que no entienden? Cuando des gracias no podrán decir «Así sea» porque no entienden lo que dices. 17 Puedes agradecer muy bien, pero eso no fortalece a los demás.

18 Doy gracias a Dios porque hablo en lenguas más que cualquiera de ustedes. 19 Pero en las reuniones de la iglesia prefiero decir cinco palabras que se entiendan y que instruyan a los demás, que 10 000 palabras en un idioma que nadie sabe.

20 Hermanos, no piensen como niños. Sin embargo, en cuanto a la maldad sean inocentes como bebés; y en su modo de pensar sean adultos maduros. 21 (A)Así dice en las Escrituras[a]:

«Por la gente que habla un idioma diferente
    y por los labios de los extranjeros
le hablaré a este pueblo,
    pero ni aun así me harán caso»,[b] dice el Señor.

22 Por eso, vemos que el uso de diferentes lenguas muestra cómo es que Dios trata con los que no creen, no con los que creen. Y la profecía, en cambio, muestra cómo es que Dios obra por medio de los que creen, no de los que no creen. 23 Supongan que toda la iglesia está reunida y todos hablan en lenguas. Si entran los que no entienden o los que no creen, ¿no dirían que todos ustedes están locos? 24 Pero supongan que todos profetizan. Si entra alguien que no cree o que no entiende y oye lo que están diciendo, va a darse cuenta de sus pecados y será juzgado por lo que ustedes dicen. 25 Los secretos de su corazón quedarán al descubierto y se postrará rostro en tierra para alabar a Dios, diciendo: «¡En verdad Dios está entre ustedes!»[c]

Palabra de Dios para Todos (PDT)

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