Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Tú eres mi esperanza
1 SEÑOR, en ti he buscado refugio;
no me decepciones.
2 Rescátame y libérame porque eres justo.
Escúchame y sálvame.
3 Sé tú mi roca
donde acudo a refugiarme,
pues tú diste la orden de salvarme.
Tú eres mi roca, mi fortaleza.
4 Dios mío, rescátame de las garras del perverso,
del delincuente y del violento.
5 Señor DIOS, tú eres mi esperanza;
he confiado en ti desde mi juventud.
6 He dependido de ti desde antes de nacer.
Tú me has ayudado desde que estaba en el vientre de mi madre.
Siempre te estoy alabando.
Muerte de Josías
(2 R 23:28-30)
20 Después de todo esto, cuando ya Josías había reparado el templo, Necao, rey de Egipto, salió para la batalla de Carquemis, cerca del Éufrates, pero Josías salió a su encuentro. 21 El rey de Egipto le mandó este mensaje:
«¿Qué tengo que ver contigo, rey de Judá? Mi pelea no es contigo, sino que hoy voy contra el reino con el que estoy en guerra. Dios me dijo que me apurara, así que no te pongas contra Dios, que está de mi parte, para que no te destruya».
22 Sin embargo, Josías no hizo caso de la advertencia que Dios le dio por medio de Necao. Se disfrazó y fue al valle de Meguido para pelear contra Necao. 23 Los arqueros le dispararon al rey Josías y él les dijo a sus siervos: «Sáquenme de aquí, que estoy gravemente herido». 24 Sus siervos lo cambiaron a otro carro y lo llevaron a Jerusalén, donde murió. Lo sepultaron en el panteón de sus antepasados y todo Judá y Jerusalén lloraron su muerte. 25 Jeremías compuso en honor de Josías un lamento por su muerte. Hasta el día de hoy todos los cantores y cantoras mencionan a Josías en sus cantos fúnebre. Esos cantos se hicieron populares en Israel y están escritos en El libro de lamentos.
26 El resto de los hechos de Josías y el fiel amor que mostró conforme a lo que está escrito en la ley del SEÑOR, 27 y sus hechos, de principio a fin, están escritos en Las crónicas de los reyes de Israel y de Judá.
Pablo en Éfeso
19 Mientras Apolos estaba en la ciudad de Corinto, Pablo visitó algunos lugares camino a la ciudad de Éfeso. Allí Pablo encontró a algunos seguidores del Señor 2 y les preguntó:
—Cuando ustedes creyeron, ¿recibieron el Espíritu Santo?
Los seguidores le dijeron:
—Nosotros ni siquiera hemos escuchado que hay un Espíritu Santo.
3 Pablo les preguntó:
—¿Qué clase de bautismo tuvieron ustedes?
Ellos le dijeron:
—El bautismo que Juan enseñó.
4 Pablo les dijo:
—Juan le dijo a la gente que se bautizara para demostrar que ellos querían cambiar su vida. Les dijo que creyeran en Jesús, el que vendría después de él.
5 Al escuchar eso fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. 6 Cuando Pablo les impuso las manos, el Espíritu Santo llegó a ellos. Empezaron a hablar en lenguas y a decir profecías. 7 Eran como doce hombres en total.
8 Durante tres meses, Pablo fue a la sinagoga y habló con valentía, discutiendo y tratando de convencerlos de lo que él estaba diciendo acerca del reino de Dios. 9 Sin embargo, algunos fueron tercos y no quisieron creer, y le hablaron mal del Camino[a] a toda la gente. Entonces Pablo los dejó y se fue con los seguidores de Jesús a una escuela de un hombre llamado Tirano. Allí Pablo todos los días mantenía un diálogo con la gente. 10 Así continuó durante dos años, de manera que todos los de la región de Asia, judíos o griegos, escucharon el mensaje del Señor.
© 2005, 2015 Bible League International