Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Tú eres mi esperanza
1 SEÑOR, en ti he buscado refugio;
no me decepciones.
2 Rescátame y libérame porque eres justo.
Escúchame y sálvame.
3 Sé tú mi roca
donde acudo a refugiarme,
pues tú diste la orden de salvarme.
Tú eres mi roca, mi fortaleza.
4 Dios mío, rescátame de las garras del perverso,
del delincuente y del violento.
5 Señor DIOS, tú eres mi esperanza;
he confiado en ti desde mi juventud.
6 He dependido de ti desde antes de nacer.
Tú me has ayudado desde que estaba en el vientre de mi madre.
Siempre te estoy alabando.
Josías, rey de Judá
(2 R 22:1-2)
34 Josías tenía ocho años cuando comenzó a reinar, y gobernó 31 años en Jerusalén. 2 Josías hizo lo que le agradaba al SEÑOR y siguió el camino de su antepasado David, sin desviarse a la derecha ni a la izquierda. 3 Después de reinar ocho años, mientras todavía era un joven, empezó a seguir al Dios de su antepasado David. En el año duodécimo de su reinado comenzó a purificar a Judá y a Jerusalén quitando los santuarios sobre las colinas, los postes de Aserá, los ídolos de piedra y las imágenes de metal fundido. 4 Hizo destruir en su presencia los altares de los baales y despedazar los incensarios que había encima de los altares. Ordenó despedazar los postes de Aserá y los ídolos de piedra y de metal fundido. Los redujo a polvo y los hizo desparramar sobre las tumbas de los que hacían sacrificios en su honor. 5 Quemó los huesos de los sacerdotes de los baales y esparció las cenizas sobre sus altares para purificar a Judá y a Jerusalén de ellos. 6 En las ciudades de Manasés, Efraín, Simeón y hasta Neftalí, quitó sus templos. 7 En todo Israel derribó altares y postes de Aserá, redujo a polvo los ídolos y cortó en pedazos todos los altares para quemar incienso, y luego regresó a Jerusalén.
Los no judíos reciben el Espíritu Santo
44 Mientras Pedro estaba hablando, el Espíritu Santo cayó sobre los que estaban escuchando el mensaje. 45 Los creyentes judíos que vinieron con Pedro estaban asombrados porque el Espíritu Santo se había derramado como un don sobre los que no eran judíos. 46 Los escuchaban hablar en lenguas y alabar a Dios. Entonces Pedro les dijo:
47 —¿Puede acaso alguien atreverse a no dejar que estos sean bautizados en agua? Ellos han recibido al Espíritu Santo, al igual que nosotros.
48 Así que Pedro ordenó que fueran bautizados en el nombre de Jesucristo. Entonces le pidieron a Pedro que se quedara unos días más.
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