Revised Common Lectionary (Semicontinuous)
Oración matutina de confianza en Dios
Salmo de David, cuando huía de su hijo Absalón.(A)
3 Señor, ¡cómo han aumentado mis enemigos!
Son muchos los que me atacan,
2 son muchos los que me dicen
que tú no vendrás en mi ayuda.
3 Pero tú, Señor, me rodeas como un escudo;
eres mi orgullo, el que sostiene mi vida.
4 Con mi voz clamaré a ti, Señor,
y tú me responderás desde tu lugar santo.
5 Yo me acuesto, y duermo y despierto,
porque tú, Señor, me sostienes.
6 Aun si me rodean legiones de soldados,
no tengo nada que temer.
7 Señor y Dios mío, ¡acude a rescatarme!
¡Hiere a todos mis enemigos en la mejilla!
¡Rómpeles los dientes a esos malvados!
8 A ti, Señor, te corresponde salvar;
¡derrama tus bendiciones sobre tu pueblo!
22 Luego, Salomón se paró frente al altar del Señor, y en presencia de todo el pueblo de Israel extendió los brazos al cielo y dijo:
23 «Señor y Dios de Israel, no hay en los cielos ni en la tierra otro Dios como tú, pues tú cumples tu pacto y tienes misericordia de quienes te honran y te obedecen de todo corazón; 24 tú has cumplido la promesa que le hiciste a tu siervo, mi padre David; lo que entonces le prometiste de palabra, hoy vemos que se ha cumplido. 25 Lo que sigue, Señor y Dios de Israel, es que también cumplas la promesa que le hiciste a mi padre David, tu siervo, cuando le dijiste: “Nunca faltará delante de mí un descendiente tuyo que ocupe el trono de Israel, siempre y cuando vaya por mis sendas y me obedezca(A) como lo has hecho tú.” 26 Te ruego, Señor y Dios de Israel, que cumplas esa promesa que le hiciste a tu siervo David, mi padre.
27 »¿En verdad, Señor, quieres vivir en este mundo? Si ni la gran expansión de los cielos es capaz de contenerte, ¡mucho menos este templo que he edificado en tu honor!(B) 28 No obstante, Señor mi Dios, sé que tú pondrás atención al clamor y a la plegaria que este siervo tuyo hoy eleva a ti. 29 Dígnate posar, de día y de noche, tus ojos sobre este templo, pues un día prometiste: “Allí estará mi nombre.”(C) 30 ¡Oye aquí las plegarias de tu pueblo Israel y de este siervo tuyo! ¡Que cuando vengan a este lugar tú, desde el cielo, donde habitas, escuches su clamor y los perdones!
9 »Pero ustedes tengan cuidado; porque los entregarán a los tribunales, y los azotarán en las sinagogas; por causa de mí los harán comparecer ante gobernadores y reyes, para dar testimonio ante ellos. 10 Pero antes tendrá que proclamarse el evangelio a todas las naciones. 11 Cuando los arresten y los hagan comparecer, no se preocupen por lo que deben decir, sino sólo digan lo que en ese momento les sea dado decir. Porque no serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu Santo.(A) 12 El hermano entregará a la muerte al hermano, y el padre al hijo; y los hijos se rebelarán contra los padres, y los matarán. 13 Por causa de mi nombre todo el mundo los odiará a ustedes, pero el que resista hasta el fin, se salvará.(B)
14 »Ahora bien, cuando vean que la abominación desoladora,(C) de la que habló el profeta Daniel, se encuentra donde no debiera estar (el que lee, que entienda), entonces los que estén en Judea huyan a los montes; 15 el que esté en la azotea, no baje a su casa ni entre en ella para tomar algo; 16 y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa.(D) 17 ¡Ay de las que en esos días estén embarazadas o amamantando! 18 ¡Pídanle a Dios que esto no suceda en el invierno! 19 Porque esos días serán de gran aflicción,(E) como no los hubo desde el principio de la creación que Dios hizo, ni los habrá jamás. 20 Si el Señor no hubiera acortado esos días, no habría quien se salvara; pero los ha acortado por causa de sus elegidos. 21 Así que si alguien les dice: “¡Miren, aquí está el Cristo!”; o “¡Miren, allí está!”, no le crean. 22 Porque surgirán falsos cristos y falsos profetas, y harán señales y prodigios para engañar, de ser posible, incluso a los elegidos. 23 Pero ustedes, tengan cuidado. Ya los he prevenido de todo.
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