Revised Common Lectionary (Complementary)
Salmo de David.
32 ¡Qué felicidad la de aquellos cuya culpa ha sido perdonada! ¡Qué gozo hay cuando los pecados son borrados! 2 ¡Qué alivio tienen los que han confesado sus pecados y a quienes el Señor ha borrado su registro de delincuencia y que viven en completa honestidad!
3 Hubo un tiempo en que yo rehusaba reconocer lo pecador que era. Pero era yo débil y miserable y gemía todo el día. 4 Día y noche su mano pesaba sobre mí. Mi fuerza se evaporaba como agua en día de sol. 5 Pero un día reconocí ante ti todos mis pecados y no traté de ocultarlos más. Dije para mí: «Se los voy a confesar al Señor». ¡Y tú me perdonaste! Toda mi culpa se esfumó.
6 Por eso los fieles te invocan en momentos de angustia; caudalosas aguas podrán desbordarse, pero a ellos no los alcanzarán. 7 Tú eres mi refugio; tú me protegerás del peligro y me rodearás con cánticos de liberación.
21 »¡Deja de disputar con Dios! Ponte de acuerdo con él y al fin tendrás paz. Su favor te rodeará sólo con reconocer tu error. 22 Escucha sus instrucciones y guárdalas en tu corazón. 23 Si regresas a Dios y arreglas todo lo malo que hay en tu hogar, serás restaurado. 24 Si renuncias a tu codicia y arrojas tu oro, 25 el Todopoderoso mismo será tu tesoro; él será para ti como preciosa plata. 26 Entonces te deleitarás en el Todopoderoso, y esperarás en Dios. 27 Orarás, y él te escuchará, y tú cumplirás cuanto le hayas prometido. 28 ¡Todo lo que desees se cumplirá! Y la luz del cielo iluminará tu camino delante de ti. 29 Si te atacan y te derriban, sabrás que hay uno que te volverá a levantar. Sí, él salvará al humilde; 30 y aun a los pecadores ayudará mediante tus manos puras».
Octavo discurso de Job
23 Respuesta de Job:
2 «Mi respuesta es aún hoy amarga, pues mi castigo es mucho más grave de lo que mi falta merece. 3 ¡Si supiera yo dónde hallar a Dios, para acudir a su trono y hablar con él allí! 4-5 Le expondría mi causa, y escucharía su respuesta y comprendería lo que desea. 6 ¿Querría él simplemente anonadarme con su grandeza? No, él escucharía compasivamente. 7 Los hombres justos y honrados podrían discutir con él, y ser absueltos por mi juez.
8 »Pero en vano trato de hallarlo. Lo busco por aquí, lo busco por allá, y no puedo hallarlo. 9 Lo busco en donde realiza sus obras en el norte, y no lo encuentro allí. Tampoco puedo hallarlo en el sur, donde también se esconde. 10 Pero él conoce cada detalle de lo que a mí me ocurre; y cuando me haya examinado, me declarará completamente inocente: tan puro como oro macizo. 11 En los senderos de Dios me he mantenido, siguiendo tras sus pasos. No me he apartado. 12 No he rechazado sus mandamientos, sino que en ellos me he deleitado más que en mi alimento de cada día.
13 »Sin embargo, su intención respecto a mí sigue invariable, ¿y quién podrá apartarlo de sus propósitos? Lo que él quiere, eso hace. 14 Así es que me hará cuanto ha planeado, y aún hay más que esperar. 15 Con razón me aterrorizo tanto en su presencia. Al pensar en ella, el terror me atenaza. 16-17 Dios me ha dado un corazón desfalleciente. El Todopoderoso me ha aterrado con las tinieblas y la espesa e impenetrable oscuridad que me rodean.
1 Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo han alcanzado una fe tan preciosa como la nuestra: 2 que la gracia y la paz de Dios les sean multiplicadas por medio del conocimiento que tienen de Dios y de Jesucristo, nuestro Señor.
Firmeza en el llamamiento y en la elección
3 Dios en su gran poder nos ha concedido lo que necesitamos para llevar una vida piadosa. ¡Lo hizo cuando conocimos a Aquel que nos llamó por su propia gloria y excelencia! 4 Dios nos ha dado preciosas y grandísimas promesas para que ustedes, luego de escapar de la corrupción de este mundo debido a los malos deseos, puedan ser partícipes de la naturaleza divina.
5 Por eso, deben esforzarse para añadir a su fe una buena conducta; a la buena conducta, el entendimiento; 6 al entendimiento, el dominio propio; al dominio propio, la paciencia; a la paciencia, la devoción a Dios; 7 a la devoción a Dios, el afecto fraternal; y al afecto fraternal, el amor.
8 Si ustedes tienen estas virtudes y las desarrollan, estas los ayudarán a crecer y conocer más a nuestro Señor Jesucristo, y los harán más fructíferos y útiles. 9 Por otro lado, el que no tenga estas virtudes está ciego o es corto de vista y ha olvidado que Dios lo limpió de sus viejos pecados.
10 Así que, amados hermanos, puesto que Dios los ha llamado y escogido, procuren que esto eche raíces en ustedes, pues así nunca tropezarán ni caerán. 11 Además, les será concedida amplia entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
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