Revised Common Lectionary (Complementary)
Dios es el vencedor
SALMO 76 (75)
Himno de Asaf. Instrucciones para el director del coro: Este himno deberá cantarse acompañado de instrumentos de cuerda.
76 En Judá se conoce a Dios;
en Israel se reconoce su fama.
2 En Jerusalén se halla su templo;
allí estableció su residencia.
3 Allí Dios hace pedazos
todas las armas de guerra.
4-6 Dios de Israel,
tú eres un Dios maravilloso;
eres más grande
que las montañas eternas.
Todos los hombres de guerra
se quedaron sin sus armas;
cayeron en el campo de batalla.
Ninguno de esos valientes
pudo siquiera defenderse.
Cuando tú los reprendiste,
su poder militar se derrumbó.
7 Sólo tú inspiras temor.
Cuando tu furia se desata,
no hay quién pueda hacerte frente.
8-9 Cuando tú, Dios mío,
decidiste hacerles justicia
a todos los pobres de la tierra,
dictaste tu sentencia desde el cielo,
y la tierra, temerosa,
prefirió guardar silencio.
10 Cuando te enojas,
hasta el hombre más furioso;
se rinde ante ti y te alaba.
11 Cumplámosle a nuestro Dios
todas nuestras promesas;
y ustedes, naciones vecinas,
tráiganle ofrendas al Dios admirable;
12 él humilla a los gobernantes
y hace que tiemblen de miedo
todos los reyes de la tierra.
19-23 »También le pregunté a esa persona por qué el cuarto monstruo era tan diferente. Y es que ese monstruo, con sus dientes de hierro y sus garras de cobre, daba mucho miedo; todo lo devoraba, y el resto lo pisoteaba. Y esa persona me dijo: “El cuarto monstruo es el cuarto reino que habrá sobre la tierra. Será muy diferente a los otros reinos, pues acabará con toda la tierra, y la pisoteará y aplastará”.
»Pregunté entonces qué significaban los diez cuernos que tenía el monstruo en la cabeza. También pregunté qué significaba el pequeño cuerno con ojos, que hablaba con tanto orgullo. Pedí que se me explicara por qué, cuando salió, echó abajo tres cuernos. Yo había visto que ese cuerno pequeño se ponía tan orgulloso, que hasta peleaba contra el pueblo elegido por Dios y lo vencía. Pero llegó el Anciano y le dio a su pueblo la autoridad de juzgar, y también autoridad para reinar.
»Aquella persona me dio esta explicación:
24 “Los diez cuernos representan a diez reyes, que reinarán en la tierra. Después de ellos, se levantará otro rey, muy diferente a los demás, y humillará a tres reyes. 25 Hablará mal contra el Dios altísimo, y peleará contra su pueblo elegido. Tratará de cambiar las costumbres religiosas y la ley de Dios, y durante tres años y medio hará lo que le parezca mejor. 26 Pero ese rey será juzgado y perderá su poder, pues será totalmente destruido. 27 Entonces el pueblo de Dios recibirá poder y dominio sobre todos los reinos de la tierra, y reinará para siempre”.
Los dos profetas
11 Luego me dieron una regla de madera para medir, y Dios me dijo:
«Ve y mide mi templo y mi altar, y mira cuántos me están adorando allí. 2 Pero no midas el espacio que hay fuera del templo, porque ese espacio se lo he dado a los que no creen en mí. Ellos gobernarán sobre Jerusalén durante tres años y medio,[a] 3 y yo enviaré a dos profetas para que anuncien mi verdadero mensaje. Los enviaré vestidos con ropa áspera, para que anuncien profecías durante esos tres años y medio.»
4 Estos dos profetas son los dos árboles de olivo y los dos candelabros que están delante de Dios, que es el rey de la tierra. 5 Si alguien trata de hacerles daño, ellos echarán fuego por la boca y quemarán por completo a sus enemigos, hasta matarlos. 6 Ellos tienen poder para hacer que no llueva durante los tres años y medio que profetizarán. También tienen poder para hacer que el agua se vuelva sangre, y para hacer que la gente de este mundo sufra toda clase de terribles males. Y pueden hacerlo cuantas veces quieran.
7 Cuando estos dos profetas hayan terminado de anunciar mi verdadero mensaje, el monstruo que sube desde el Abismo profundo[b] peleará contra ellos, y los vencerá y los matará. 8 Sus cuerpos quedarán tirados en la calle principal de la gran ciudad, donde mataron al Señor clavándolo en una cruz. La gente le ha dado a esa ciudad el nombre simbólico de Sodoma, y también la llaman Egipto. 9 Durante tres días y medio, gente de distintos pueblos, razas, idiomas y países verá sus cadáveres, y no dejará que los entierren. 10 Todo el mundo se alegrará de verlos muertos, y se mandarán regalos unos a otros para celebrar su muerte, porque esos dos profetas eran un terrible sufrimiento para aquella gente.
11 Pero después de esos tres días y medio Dios volvió a darles vida, y ellos se pusieron de pie; y todas las personas que los vieron tuvieron mucho miedo. 12 Entonces los dos profetas oyeron una voz fuerte, que les decía: «¡Suban aquí!»
Ellos subieron al cielo en una nube, a la vista de todos sus enemigos. 13 En ese mismo instante hubo un gran terremoto, que destruyó la décima parte de la ciudad, y siete mil personas murieron. Los sobrevivientes tuvieron mucho miedo y alabaron a Dios, que está en el cielo.
14 Ése fue el segundo desastre, pero el tercero viene pronto.
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