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Revised Common Lectionary (Complementary)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with thematically matched Old and New Testament readings.
Duration: 1245 days
Reina-Valera 1995 (RVR1995)
Version
Salmos 37:23-40

23 Por Jehová son ordenados los pasos del hombre
y él aprueba su camino.
24 Cuando el hombre caiga, no quedará postrado,
porque Jehová sostiene su mano.

25 Joven fui y he envejecido,
y no he visto justo desamparado
ni a su descendencia que mendigue pan.
26 En todo tiempo tiene misericordia y presta.
Su descendencia es para bendición.

27 Apártate del mal, haz el bien
y vivirás para siempre,
28 porque Jehová ama la rectitud
y no desampara a sus santos.
Para siempre serán guardados,
mas la descendencia de los impíos será destruida.
29 Los justos heredarán la tierra
y vivirán para siempre en ella.

30 La boca del justo habla sabiduría
y su lengua habla justicia.
31 La Ley de su Dios está en su corazón;
por tanto, sus pies no resbalarán.

32 Espía el impío al justo
y procura matarlo.
33 Jehová no lo dejará en sus manos
ni lo condenará cuando lo juzguen.

34 Espera en Jehová,
guarda su camino,
y él te exaltará para heredar la tierra;
cuando sean destruidos los pecadores, lo verás.

35 Vi yo al impío sumamente enaltecido
y que se extendía como laurel verde.
36 Pero él pasó, y he aquí ya no estaba;
lo busqué, y no lo hallé.

37 Considera al íntegro y mira al justo,
porque hay un final dichoso para el hombre de paz.
38 Mas los transgresores serán todos a una destruidos;
la posteridad de los impíos será extinguida.

39 Pero la salvación de los justos es de Jehová
y él es su fortaleza en el tiempo de angustia.
40 Jehová los ayudará y los librará;
los libertará de los impíos y los salvará,
por cuanto en él esperaron.

1 Samuel 12

Discurso de Samuel al pueblo

12 Dijo Samuel a todo Israel:

—He oído vuestra voz en todo cuanto me habéis dicho, y os he dado un rey. Ahora, pues, ahí tenéis al rey que ha de guiaros. Yo soy ya viejo y estoy lleno de canas; pero mis hijos están con vosotros, y yo he andado delante de vosotros desde mi juventud hasta este día. Aquí estoy; atestiguad contra mí delante de Jehová y delante de su ungido, si he tomado el buey de alguno, si he tomado el asno de alguno, si he calumniado a alguien, si he agraviado a alguno o si de alguien he aceptado soborno para cerrar los ojos; y os lo restituiré.

—Nunca nos has calumniado ni agraviado, ni has tomado nada de manos de ningún hombre —dijeron ellos.

Él les dijo:

—Jehová es testigo contra vosotros, y su ungido también es testigo en este día, que no habéis hallado cosa alguna en mis manos.

—Así es —respondieron ellos.

Entonces Samuel dijo al pueblo:

—Jehová, que designó a Moisés y a Aarón, y sacó a vuestros padres de la tierra de Egipto, es testigo. Ahora, pues, aguardad, y discutiré con vosotros delante de Jehová acerca de todos los hechos de salvación que Jehová ha hecho con vosotros y con vuestros padres. Cuando Jacob entró en Egipto y vuestros padres clamaron a Jehová, Jehová envió a Moisés y a Aarón, los cuales sacaron a vuestros padres de Egipto y los hicieron habitar en este lugar. Pero ellos olvidaron a Jehová su Dios y él los entregó en manos de Sísara, jefe del ejército de Hazor, en manos de los filisteos y en manos del rey de Moab, que les hicieron guerra. 10 Ellos clamaron a Jehová, y dijeron: “Hemos pecado, porque hemos dejado a Jehová y hemos servido a los baales y a Astarot; líbranos ahora, pues, de manos de nuestros enemigos, y te serviremos.”

11 »Entonces Jehová envió a Jerobaal, a Barac, a Jefté y a Samuel, y os libró de manos de los enemigos que os rodeaban, y habitasteis seguros. 12 Pero cuando visteis que Nahas, rey de los hijos de Amón, venía contra vosotros, me dijisteis: “No, que reine sobre nosotros un rey”, siendo así que Jehová, vuestro Dios, era vuestro rey. 13 Ahora, pues, aquí tenéis al rey que habéis elegido, el cual pedisteis; ya veis que Jehová os ha dado un rey. 14 Si teméis a Jehová y lo servís, si escucháis su voz y no sois rebeldes a la palabra de Jehová, si tanto vosotros como el rey que reina sobre vosotros servís a Jehová, vuestro Dios, haréis bien. 15 Pero si no escucháis la voz de Jehová, si os rebeláis contra sus mandatos, la mano de Jehová estará contra vosotros como estuvo contra vuestros padres.

16 »Esperad aún ahora y mirad esta gran cosa que Jehová hará ante vuestros ojos. 17 ¿No es ahora la siega del trigo? Yo clamaré a Jehová, y él dará truenos y lluvias, para que conozcáis y veáis cuán grande es la maldad que habéis cometido ante los ojos de Jehová pidiendo para vosotros un rey.

18 Luego clamó Samuel a Jehová, y Jehová dio truenos y lluvias en aquel día; y todo el pueblo sintió un gran temor de Jehová y de Samuel. 19 Entonces dijo todo el pueblo a Samuel:

—Ruega por tus siervos a Jehová, tu Dios, para que no muramos; porque a todos nuestros pecados hemos añadido este mal de pedir un rey para nosotros.

20 Pero Samuel dijo al pueblo:

—No temáis; vosotros habéis hecho todo este mal; pero con todo eso no dejéis de seguir en pos de Jehová, sino servidle con todo vuestro corazón. 21 No os apartéis en pos de vanidades que no aprovechan ni libran, porque son vanidades. 22 Pues Jehová no desamparará a su pueblo, por su gran nombre; porque Jehová ha querido haceros pueblo suyo. 23 Así que, lejos de mí pecar contra Jehová dejando de rogar por vosotros; antes os instruiré en el camino bueno y recto. 24 Solamente temed a Jehová y servidle de verdad con todo vuestro corazón, pues habéis visto cuán grandes cosas ha hecho por vosotros. 25 Pero si perseveráis en hacer mal, vosotros y vuestro rey pereceréis.

Juan 13:1-17

Jesús lava los pies de sus discípulos

13 Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasara de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. Y cuando cenaban, como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote hijo de Simón que lo entregara, sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios y a Dios iba, se levantó de la cena, se quitó su manto y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en una vasija y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secarlos con la toalla con que estaba ceñido. Cuando llegó a Simón Pedro, éste le dijo:

—Señor, ¿tú me lavarás los pies?

Respondió Jesús y le dijo:

—Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora, pero lo entenderás después.

Pedro le dijo:

—No me lavarás los pies jamás.

Jesús le respondió:

—Si no te lavo, no tendrás parte conmigo.

Le dijo Simón Pedro:

—Señor, no sólo mis pies, sino también las manos y la cabeza.

10 Jesús le dijo:

—El que está lavado no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios estáis, aunque no todos.

11 Él sabía quién lo iba a entregar; por eso dijo: «No estáis limpios todos.»

12 Así que, después que les lavó los pies, tomó su manto, volvió a la mesa y les dijo:

—¿Sabéis lo que os he hecho? 13 Vosotros me llamáis Maestro y Señor, y decís bien, porque lo soy. 14 Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros, 15 porque ejemplo os he dado para que, como yo os he hecho, vosotros también hagáis. 16 De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que lo envió. 17 Si sabéis estas cosas, bienaventurados sois si las hacéis.

Reina-Valera 1995 (RVR1995)

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