Revised Common Lectionary (Complementary)
Retoño del linaje de David
11 Del tocón de la familia de David[a] saldrá un brote,
sí, un Retoño nuevo que dará fruto de la raíz vieja.
2 Y el Espíritu del Señor reposará sobre él:
el Espíritu de sabiduría y de entendimiento,
el Espíritu de consejo y de poder,
el Espíritu de conocimiento y de temor del Señor.
3 Él se deleitará en obedecer al Señor;
no juzgará por las apariencias
ni tomará decisiones basadas en rumores.
4 Hará justicia a los pobres
y tomará decisiones imparciales con los que son explotados.
La tierra temblará con la fuerza de su palabra,
y bastará un soplo de su boca para destruir a los malvados.
5 Llevará la justicia como cinturón
y la verdad como ropa interior.
6 En ese día el lobo y el cordero vivirán juntos,
y el leopardo se echará junto al cabrito.
El ternero y el potro estarán seguros junto al león,
y un niño pequeño los guiará a todos.
7 La vaca pastará cerca del oso,
el cachorro y el ternero se echarán juntos,
y el león comerá heno como las vacas.
8 El bebé jugará seguro cerca de la guarida de la cobra;
así es, un niño pequeño meterá la mano en un nido de víboras mortales y no le pasará nada.
9 En todo mi monte santo no habrá nada que destruya o haga daño,
porque así como las aguas llenan el mar,
así también la tierra estará llena de gente que conocerá al Señor.
Salmo de Salomón.
72 Oh Dios, concede al rey tu amor por la justicia,
y da rectitud al hijo del rey.
2 Ayúdale a juzgar correctamente a tu pueblo;
que los pobres siempre reciban un trato imparcial.
3 Que las montañas den prosperidad a todos
y que las colinas sean fructíferas.
4 Ayúdalo a defender al pobre,
a rescatar a los hijos de los necesitados
y a aplastar a sus opresores.
5 Que te teman[a] mientras el sol brille
y mientras la luna permanezca en el cielo;
¡sí, para siempre!
6 Que el gobierno del rey tenga la frescura de las lluvias de primavera sobre la hierba recién cortada,
de los aguaceros que riegan la tierra.
7 Que florezcan todos los justos durante su reinado;
que haya prosperidad abundante hasta que la luna deje de existir.
18 Alaben al Señor Dios, el Dios de Israel,
el único que hace semejantes maravillas.
19 ¡Alaben su glorioso nombre por siempre!
Que toda la tierra se llene de su gloria.
¡Amén y amén!
4 Tales cosas se escribieron hace tiempo en las Escrituras para que nos sirvan de enseñanza. Y las Escrituras nos dan esperanza y ánimo mientras esperamos con paciencia hasta que se cumplan las promesas de Dios.
5 Que Dios, quien da esa paciencia y ese ánimo, los ayude a vivir en plena armonía unos con otros, como corresponde a los seguidores de Cristo Jesús. 6 Entonces todos ustedes podrán unirse en una sola voz para dar alabanza y gloria a Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo.
7 Por lo tanto, acéptense unos a otros, tal como Cristo los aceptó a ustedes, para que Dios reciba la gloria. 8 Recuerden que Cristo vino a servir a los judíos[a] para demostrar que Dios es fiel a las promesas que les hizo a los antepasados de ellos. 9 También vino para que los gentiles[b] le dieran la gloria a Dios por la misericordia que él tuvo con ellos. A eso se refería el salmista cuando escribió:
«Por eso, te alabaré entre los gentiles,
cantaré alabanzas a tu nombre»[c].
10 Y en otro lugar está escrito:
«Alégrense con su pueblo,
oh gentiles»[d].
11 Y además:
«Alaben al Señor, todos ustedes, los gentiles.
Todos los pueblos de la tierra, alábenlo»[e].
12 Y en otro lugar Isaías dijo:
«El heredero del trono de David[f] vendrá
y reinará sobre los gentiles.
Ellos pondrán su esperanza en él»[g].
13 Le pido a Dios, fuente de esperanza, que los llene completamente de alegría y paz, porque confían en él. Entonces rebosarán de una esperanza segura mediante el poder del Espíritu Santo.
Juan el Bautista prepara el camino
3 En esos días, Juan el Bautista llegó al desierto de Judea y comenzó a predicar. Su mensaje era el siguiente: 2 «Arrepiéntanse de sus pecados y vuelvan a Dios, porque el reino del cielo está cerca[a]». 3 El profeta Isaías se refería a Juan cuando dijo:
«Es una voz que clama en el desierto:
“¡Preparen el camino para la venida del Señor!
¡Ábranle camino!”»[b].
4 Juan usaba ropa tejida con pelo rústico de camello y llevaba puesto un cinturón de cuero alrededor de la cintura. Se alimentaba con langostas y miel silvestre. 5 Gente de Jerusalén, de toda Judea y de todo el valle del Jordán salía para ver y escuchar a Juan; 6 y cuando confesaban sus pecados, él las bautizaba en el río Jordán.
7 Cuando Juan vio que muchos fariseos y saduceos venían a mirarlo bautizar,[c] los enfrentó. «¡Camada de víboras!—exclamó—. ¿Quién les advirtió que huyeran de la ira que se acerca? 8 Demuestren con su forma de vivir que se han arrepentido de sus pecados y han vuelto a Dios. 9 No se digan simplemente el uno al otro: “Estamos a salvo porque somos descendientes de Abraham”. Eso no significa nada, porque les digo que Dios puede crear hijos de Abraham de estas piedras. 10 Ahora mismo el hacha del juicio de Dios está lista para cortar las raíces de los árboles. Así es, todo árbol que no produzca buenos frutos será cortado y arrojado al fuego.
11 »Yo bautizo con[d] agua a los que se arrepienten de sus pecados y vuelven a Dios, pero pronto viene alguien que es superior a mí, tan superior que ni siquiera soy digno de ser su esclavo y llevarle las sandalias. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego.[e] 12 Está listo para separar el trigo de la paja con su rastrillo. Luego limpiará la zona donde se trilla y juntará el trigo en su granero, pero quemará la paja en un fuego interminable».
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