Revised Common Lectionary (Complementary)
[a]Salmo de David.
37 No te inquietes a causa de los malvados
ni tengas envidia de los que hacen lo malo.
2 Pues como la hierba, pronto se desvanecen;
como las flores de primavera, pronto se marchitan.
3 Confía en el Señor y haz el bien;
entonces vivirás seguro en la tierra y prosperarás.
4 Deléitate en el Señor,
y él te concederá los deseos de tu corazón.
5 Entrega al Señor todo lo que haces;
confía en él, y él te ayudará.
6 Él hará resplandecer tu inocencia como el amanecer,
y la justicia de tu causa brillará como el sol de mediodía.
7 Quédate quieto en la presencia del Señor,
y espera con paciencia a que él actúe.
No te inquietes por la gente mala que prospera,
ni te preocupes por sus perversas maquinaciones.
8 ¡Ya no sigas enojado!
¡Deja a un lado tu ira!
No pierdas los estribos,
que eso únicamente causa daño.
9 Pues los perversos serán destruidos,
pero los que confían en el Señor poseerán la tierra.
8 Mientras tanto, el jefe del Estado Mayor asirio partió de Jerusalén para consultar al rey de Asiria, quien había salido de Laquis y estaba atacando a Libna.
9 Poco después, el rey Senaquerib recibió la noticia de que el rey Tirhaca de Etiopía[a] iba al frente de un ejército para luchar contra él. Antes de salir al encuentro de sus agresores, envió mensajeros de regreso a Ezequías, en Jerusalén, con el siguiente mensaje:
10 «Este mensaje está dirigido al rey Ezequías de Judá. No dejes que tu Dios, en quien confías, te engañe con promesas de que Jerusalén no caerá en manos del rey de Asiria. 11 Tú sabes perfectamente bien lo que han hecho los reyes de Asiria en todos los lugares donde han ido. ¡Han destruido por completo a todo aquel que se ha interpuesto en su camino! ¿Por qué serías tú la excepción? 12 ¿Acaso los dioses de otras naciones las han rescatado, naciones como Gozán, Harán, Resef y el pueblo de Edén que vivía en Telasar? ¡Mis antecesores los destruyeron a todos! 13 ¿Qué sucedió con el rey de Hamat y el rey de Arfad? ¿Qué les pasó a los reyes de Sefarvaim, de Hena y de Iva?».
14 Después de recibir la carta de mano de los mensajeros y de leerla, Ezequías subió al templo del Señor y desplegó la carta ante el Señor. 15 En presencia del Señor, el rey hizo la siguiente oración: «¡Oh Señor, Dios de Israel, tú estás entronizado entre los poderosos querubines! Solo tú eres el Dios de todos los reinos de la tierra. Solo tú creaste los cielos y la tierra. 16 ¡Inclínate, oh Señor, y escucha! ¡Abre tus ojos, oh Señor, y mira! Escucha las palabras desafiantes de Senaquerib contra el Dios viviente.
17 »Es cierto, Señor, que los reyes de Asiria han destruido a todas esas naciones. 18 Han arrojado al fuego a los dioses de esas naciones y los han quemado. ¡Por supuesto que los asirios pudieron destruirlos, pues no eran dioses en absoluto! Eran solo ídolos de madera y de piedra, formados por manos humanas. 19 Ahora, oh Señor nuestro Dios, rescátanos de su poder; así todos los reinos de la tierra sabrán que solo tú, oh Señor, eres Dios».
Isaías predice la liberación de Judá
20 Después, Isaías, hijo de Amoz, le envió a Ezequías el siguiente mensaje: «Esto dice el Señor, Dios de Israel: “He oído tu oración con respecto al rey Senaquerib de Asiria,
35 Esa noche el ángel del Señor fue al campamento asirio y mató a 185.000 soldados. Cuando los asirios que sobrevivieron[a] se despertaron a la mañana siguiente, encontraron cadáveres por todas partes. 36 Entonces Senaquerib, rey de Asiria, levantó campamento y regresó a su propia tierra. Volvió a Nínive, la capital del reino, y allí se quedó.
37 Cierto día, mientras rendía culto en el templo de su dios Nisroc, sus hijos[b] Adramelec y Sarezer lo mataron a espada. Luego escaparon a la tierra de Ararat, y otro de sus hijos, Esar-hadón, lo sucedió en el trono de Asiria.
Mensaje a la iglesia de Pérgamo
12 »Escribe esta carta al ángel de la iglesia de Pérgamo. Este es el mensaje de aquel que tiene la espada aguda de doble filo:
13 »Yo sé que vives en la ciudad donde Satanás tiene su trono; sin embargo, has permanecido leal a mi nombre. Te rehusaste a negarme aun cuando mi fiel testigo, Antipas, murió como mártir en medio de ustedes, allí en la ciudad de Satanás.
14 »Pero tengo unas cuantas quejas en tu contra. Toleras a algunos de entre ustedes que mantienen la enseñanza de Balaam, quien le enseñó a Balac cómo hacer tropezar al pueblo de Israel. Les enseñó a pecar, incitándolos a comer alimentos ofrecidos a ídolos y a cometer pecado sexual. 15 De modo parecido, entre ustedes hay algunos nicolaítas que siguen esa misma enseñanza. 16 Arrepiéntete de tu pecado, o de lo contrario, vendré a ti de repente y pelearé contra ellos con la espada de mi boca.
17 »Todo el que tenga oídos para oír debe escuchar al Espíritu y entender lo que él dice a las iglesias. A todos los que salgan vencedores, les daré del maná que ha sido escondido en el cielo. Y le daré a cada uno una piedra blanca, y en la piedra estará grabado un nombre nuevo que nadie comprende aparte de aquel que lo recibe.
Mensaje a la iglesia de Tiatira
18 »Escribe esta carta al ángel de la iglesia de Tiatira. Este es el mensaje del Hijo de Dios, el que tiene los ojos como llamas de fuego y los pies como bronce pulido:
19 »Yo sé todo lo que haces; he visto tu amor, tu fe, tu servicio y tu paciencia con perseverancia. Y veo tu constante mejoría en todas estas cosas.
20 »Pero tengo una queja en tu contra. Permites que esa mujer—esa Jezabel que se llama a sí misma profetisa—lleve a mis siervos por mal camino. Ella les enseña a cometer pecado sexual y a comer alimentos ofrecidos a ídolos. 21 Le di tiempo para que se arrepintiera, pero ella no quiere abandonar su inmoralidad.
22 »Por lo tanto, la arrojaré en una cama de sufrimiento,[a] y los que cometen adulterio con ella sufrirán terriblemente, a menos que se arrepientan y abandonen las maldades de ella. 23 Heriré de muerte a sus hijos. Entonces todas las iglesias sabrán que yo soy el que examina los pensamientos y las intenciones de cada persona. Y le daré a cada uno de ustedes lo que se merezca.
24 »Pero también tengo un mensaje para el resto de ustedes en Tiatira, los que no han seguido esa falsa enseñanza (“verdades más profundas”, como ellos las llaman, que en realidad son profundidades de Satanás). No les pediré nada más, 25 solo que retengan con firmeza lo que tienen hasta que yo venga. 26 A todos los que salgan vencedores y me obedezcan hasta el final:
Les daré autoridad sobre todas las naciones.
27 Gobernarán las naciones con vara de hierro
y las harán pedazos como si fueran ollas de barro.[b]
28 Tendrán la misma autoridad que yo recibí de mi Padre, ¡y también les daré la estrella de la mañana!
29 »Todo el que tenga oídos para oír debe escuchar al Espíritu y entender lo que él dice a las iglesias.
La Santa Biblia, Nueva Traducción Viviente, © Tyndale House Foundation, 2010. Todos los derechos reservados.