Revised Common Lectionary (Complementary)
Cómo estar cerca de Dios
Canción de David.
1 SEÑOR, ¿quién puede vivir en tu templo?
¿Quién puede subir a tu monte santo[a]?
2 Sólo el que vive con honestidad, y hace lo justo,
pensando y diciendo la verdad;
3 el que no calumnie a nadie,
el que no le haga mal a sus semejantes,
ni insulte a sus vecinos;
4 sólo el que se aparte de los que Dios desprecia,
y el que respete al que teme al SEÑOR;
el que cumpla lo que promete,
aunque tenga que sacrificarse para hacerlo;
5 el que no cobre intereses por un préstamo,
y no se deje sobornar para causar daño a gente inocente.
Sólo el que lleve una vida así podrá estar siempre cerca de Dios.
El becerro de oro
(Dt 9:6-29)
32 El pueblo vio que Moisés se estaba demorando en bajar del monte, así que se reunieron alrededor de Aarón y le dijeron:
—Ven y haznos unos dioses para que nos guíen porque no sabemos qué le pasó a Moisés, el hombre que nos sacó de Egipto.
2 Aarón le dijo al pueblo:
—Quítenles los aretes de oro que sus esposas, hijos e hijas tienen en las orejas y tráiganmelos.
3 Entonces todo el pueblo se quitó los aretes de oro de las orejas y se los llevaron a Aarón. 4 Aarón recibió el oro, lo fundió, y con un cincel le dio la forma de un becerro. Luego el pueblo dijo:
—¡Israel, aquí están tus dioses! ¡Estos son los dioses que te sacaron de Egipto!
5 Cuando Aarón vio todo esto, construyó un altar frente al becerro y anunció:
—Mañana vamos a celebrar una fiesta en honor al SEÑOR.
6 A la mañana siguiente el pueblo se levantó muy temprano, ofreció sacrificios que deben quemarse completamente y trajo ofrendas para festejar. Luego el pueblo se sentó a comer y a beber y después se levantó a celebrar. 7 El SEÑOR le dijo a Moisés:
—Baja, porque el pueblo que sacaste de Egipto cometió un terrible pecado. 8 Rápidamente se olvidaron de lo que les ordené, hicieron un becerro de oro, se inclinaron ante él y le ofrecieron sacrificios. El pueblo dijo: “¡Israel, aquí están tus dioses que te sacaron de Egipto!”
9 El SEÑOR le dijo a Moisés:
—Ya me he fijado en este pueblo y me he dado cuenta de que son muy tercos. 10 Ahora, déjame solo para poder descargar mi ira contra ellos. Después haré de ti una gran nación.
11 Moisés le rogó al SEÑOR su Dios y le dijo:
—Oh SEÑOR, ¿por qué vas a descargar tu ira contra tu pueblo, el que tú mismo sacaste de Egipto demostrando tu gran poder? 12 Si lo haces, el pueblo de Egipto podría decir: “Los liberó con malas intenciones, para matarlos en las montañas y borrarlos de la superficie de la tierra”. Deja ya esa ira y quítate esa idea de hacerle daño a tu pueblo. 13 Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac e Israel a los que les juraste en tu nombre y les prometiste: “Voy a multiplicar a tus descendientes y haré que sean tantos como las estrellas del cielo. Les voy a dar esta tierra a tus descendientes tal como lo prometí y será de ellos por siempre”.
14 Entonces el SEÑOR renunció a la idea de hacerle daño a su pueblo.
1 Estimados hermanos del pueblo de Dios[a] que está disperso por el mundo:
Un cordial saludo de Santiago, siervo de Dios y del Señor Jesucristo.
Fe y sabiduría
2 Hermanos míos, alégrense cuando tengan que enfrentar diversas dificultades. 3 Ustedes ya saben que así se pone a prueba su fe, y eso los hará más pacientes. 4 Ahora bien, la paciencia debe alcanzar la meta de hacerlos completamente maduros y mantenerlos sin defecto.
5 Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará. Dios es generoso y nos da todo con agrado. 6 Pero debe pedirle a Dios con fe, sin dudar nada. El que duda es como una ola del mar que el viento se lleva de un lado a otro. 7 No sabe lo que quiere, por lo tanto no debe esperar nada del Señor, 8 pues el que duda es inestable en todo lo que hace.
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