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Revised Common Lectionary (Complementary)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with thematically matched Old and New Testament readings.
Duration: 1245 days
Reina Valera Actualizada (RVA-2015)
Version
Salmos 87

Canto a Jerusalén, ciudad de Dios

87 A los hijos de Coré. Salmo. Cántico.
Su cimiento está sobre montes de santidad;
el SEÑOR ama las puertas de Sion más que a todas las moradas de Jacob.
¡Cosas gloriosas se cuentan de ti,
oh ciudad de Dios! Selah[a]
“Yo inscribiré a Rahab[b]
y a Babilonia entre los que
me conocen.
He aquí Filistea, Tiro y Etiopía.
Se dirá: “Este nació allí”.
De Sion se dirá:
“Este y aquel han nacido en ella”.
El mismo Altísimo le dará estabilidad.
El SEÑOR dirá, al inscribir a los pueblos: Selah[c]
Y tanto los que cantan como los que danzan dirán:
“¡Todas mis fuentes están en ti!”.

2 Reyes 5:1-14

Eliseo sana a Naamán de su lepra

Naamán, jefe del ejército del rey de Siria, era un hombre muy importante delante de su señor y tenido en gran estima, porque por medio de él el SEÑOR había librado a Siria. El hombre era un guerrero valiente, pero leproso.

Los sirios habían salido en incursiones y habían llevado cautiva de la tierra de Israel a una muchacha, la cual servía a la esposa de Naamán. Ella dijo a su señora:

—¡Ojalá mi señor se presentara al profeta que está en Samaria! Pues él lo sanaría de su lepra.

Naamán entró y habló a su señor, diciendo:

—Así y así ha dicho la muchacha que es de la tierra de Israel.

El rey de Siria le dijo:

—Anda, ve, y yo enviaré una carta al rey de Israel.

Partió, pues, llevando consigo trescientos treinta kilos de plata, sesenta y seis kilos de oro y diez vestidos nuevos. También llevó la carta para el rey de Israel, la cual decía así:

Ahora, cuando esta carta llegue a ti, sabrás que yo te he enviado a mi servidor Naamán, para que lo sanes de su lepra.

Y sucedió que cuando el rey de Israel leyó la carta, rasgó sus vestiduras y dijo:

—¿Acaso soy yo Dios, para dar la muerte o dar la vida, y para que este me envíe un hombre, a fin de que yo lo sane de su lepra? ¡Consideren, pues, y vean cómo él busca ocasión contra mí!

Pero sucedió que cuando Eliseo, el hombre de Dios, oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestiduras, envió a decir al rey: “¿Por qué has rasgado tus vestiduras? ¡Que venga a mí, y sabrá que hay profeta en Israel!”.

Entonces Naamán llegó con sus caballos y su carro, y se detuvo ante la puerta de la casa de Eliseo. 10 Y Eliseo le envió un mensajero que le dijo:

—Ve, lávate siete veces en el Jordán, y tu carne te será restaurada, y serás limpio.

11 Naamán se enfureció y se fue diciendo:

—He aquí, yo pensaba que seguramente él saldría, que puesto de pie invocaría el nombre del SEÑOR su Dios, y que moviendo su mano sobre el lugar sanaría la parte leprosa. 12 ¿No son los ríos de Damasco, el Abana[a] y el Farfar, mejores que todas las aguas de Israel? ¿No podría yo lavarme en ellos y ser limpio?

Y dando la vuelta, se iba enojado. 13 Pero sus siervos se acercaron a él y le hablaron diciendo:

—Padre mío, si el profeta te hubiera mandado alguna cosa grande, ¿no la habrías hecho? Con mayor razón si él te dice: “Lávate y serás limpio”.

14 Entonces él descendió y se sumergió siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del hombre de Dios. Y su carne se volvió como la carne de un niño pequeño, y quedó limpio.

Hechos 15:1-21

El problema con los judaizantes

15 Entonces algunos que vinieron de Judea enseñaban a los hermanos: “Si no se circuncidan de acuerdo con el rito de Moisés, no pueden ser salvos”. Puesto que surgió una contienda y discusión no pequeña por parte de Pablo y Bernabé contra ellos, los hermanos determinaron que Pablo, Bernabé y algunos otros de ellos subieran a Jerusalén a los apóstoles para tratar esta cuestión[a].

Entonces los que habían sido enviados por la iglesia pasaban por Fenicia y Samaria, contando de la conversión de los gentiles; y daban gran gozo a todos los hermanos.

Las deliberaciones en Jerusalén

Una vez llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y por los apóstoles y por los ancianos, y les contaron todas las cosas que Dios había hecho con ellos. Pero algunos de la secta de los fariseos que habían creído se levantaron diciendo:

—Es necesario circuncidarlos y mandarles que guarden la ley de Moisés.

Entonces se reunieron los apóstoles y los ancianos para considerar este asunto. Como se produjo una grande contienda, se levantó Pedro y les dijo:

—Hermanos, ustedes saben que, desde los primeros días, Dios escogió entre ustedes que los gentiles oyeran por mi boca la palabra del evangelio y creyeran. Y Dios, que conoce los corazones, dio testimonio a favor de ellos al darles el Espíritu Santo igual que a nosotros, y no hizo ninguna diferencia entre nosotros y ellos, ya que purificó por la fe sus corazones. 10 Ahora pues, ¿por qué ponen a prueba a Dios, colocando sobre el cuello de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? 11 Más bien, nosotros creemos que somos salvos por la gracia del Señor Jesús, del mismo modo que ellos.

12 Entonces toda la asamblea guardó silencio. Y escuchaban a Bernabé y a Pablo, mientras contaban cuántas señales y maravillas Dios había hecho por medio de ellos entre los gentiles. 13 Cuando terminaron de hablar, Jacobo respondió diciendo:

—Hermanos, óiganme: 14 Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles para tomar de entre ellos un pueblo para su nombre. 15 Con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito: 16 “Después de esto volveré y reconstruiré el tabernáculo de David, que está caído. Reconstruiré sus ruinas y lo volveré a levantar, 17 para que el resto de los hombres busque al Señor, y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre”, 18 dice el Señor que hace[b] estas cosas[c], que son conocidas desde la eternidad[d]. 19 Por lo cual yo juzgo que no hay que inquietar a los gentiles que se convierten a Dios, 20 sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de inmoralidad sexual, de lo estrangulado y de sangre. 21 Porque desde tiempos antiguos Moisés tiene en cada ciudad quienes le prediquen en las sinagogas, donde es leído cada sábado.

Reina Valera Actualizada (RVA-2015)

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