Revised Common Lectionary (Complementary)
8 Escucharé lo que hable el SEÑOR Dios; pues él hablará paz a su pueblo y a sus fieles
para que no se vuelvan a la locura.
9 Ciertamente cercana está su salvación para los que le temen,
para que habite la gloria
en nuestra tierra.
10 La misericordia y la verdad
se encontraron;
la justicia y la paz se besaron.
11 La verdad brotará de la tierra,
y la justicia mirará desde los cielos.
12 Asimismo, el SEÑOR dará el bien,
y nuestra tierra dará su fruto.
13 La justicia irá delante de él
y hará de sus pasos un camino.
17 y sucedió que cuando Acab vio a Elías, le dijo:
—¿Eres tú, el que está trastornando a Israel?
18 Y él respondió:
—Yo no he trastornado a Israel, sino tú y tu casa paterna, al haber abandonado los mandamientos del SEÑOR y al haber seguido a los Baales. 19 Ahora pues, manda que se reúnan conmigo en el monte Carmelo todo Israel, los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal y los cuatrocientos profetas de Asera que comen de la mesa de Jezabel.
30 Entonces Elías dijo a todo el pueblo:
—¡Acérquense a mí!
Todo el pueblo se acercó a él. Luego él reparó el altar del SEÑOR que estaba arruinado. 31 Elías tomó doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, a quien le vino palabra del SEÑOR diciendo: “Israel será tu nombre”[a]. 32 Y edificó con las piedras un altar en el nombre del SEÑOR. Después hizo una zanja alrededor del altar, en la cual pudieran caber quince litros de agua. 33 Luego arregló la leña, cortó el toro en pedazos y los puso sobre la leña. 34 Entonces dijo:
—Llenen cuatro cántaros de agua y derrámenla sobre el holocausto y sobre la leña.
Luego dijo:
—Háganlo por segunda vez.
Y lo hicieron por segunda vez. Dijo aún:
—Háganlo por tercera vez.
Y lo hicieron por tercera vez, 35 de modo que el agua corría alrededor del altar y llenó también la zanja. 36 Cuando llegó la hora de presentar la ofrenda vegetal, se acercó el profeta Elías y dijo:
—¡Oh SEÑOR, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel y que yo soy tu siervo; y que por tu palabra he hecho todas estas cosas! 37 Respóndeme, oh SEÑOR; respóndeme, para que este pueblo reconozca que tú, oh SEÑOR, eres Dios, y que tú haces volver el corazón de ellos.
38 Entonces cayó fuego del SEÑOR, que consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo; y lamió el agua que estaba en la zanja. 39 Al verlo toda la gente, se postraron sobre sus rostros y dijeron:
—¡El SEÑOR es Dios! ¡El SEÑOR es Dios!
40 Entonces Elías les dijo:
—¡Prendan a los profetas de Baal! ¡Que no escape ninguno de ellos!
Los prendieron, y Elías los hizo descender al arroyo de Quisón, y allí los degolló.
Apolos se une a los cristianos
24 Llegó entonces a Éfeso cierto judío llamado Apolos, natural de Alejandría, hombre elocuente y poderoso en las Escrituras. 25 Este había sido instruido en el Camino del Señor; y siendo ferviente de espíritu, hablaba y enseñaba con exactitud las cosas acerca de Jesús, aunque conocía solamente el bautismo de Juan. 26 Comenzó a predicar con valentía en la sinagoga, y cuando Priscila y Aquilas le oyeron, le tomaron aparte y le expusieron con mayor exactitud el Camino de Dios.
27 Como él quería viajar a Acaya, los hermanos le animaron y escribieron a los discípulos que le recibieran. Cuando llegó allá, fue de gran provecho a los que mediante la gracia habían creído; 28 pues refutaba vigorosamente a los judíos en público, demostrando por medio de las Escrituras que Jesús era el Cristo.
Version Reina Valera Actualizada, Copyright © 2015 by Editorial Mundo Hispano