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Revised Common Lectionary (Complementary)

Daily Bible readings that follow the church liturgical year, with thematically matched Old and New Testament readings.
Duration: 1245 days
La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)
Version
Isaías 55:10-13

10 Como bajan la lluvia y la nieve del cielo
y no vuelven sin antes empapar la tierra,
preñarla de vida y hacerla germinar,
para que dé simiente al que siembra
y alimento al que ha de comer,
11 así será la palabra que sale de mi boca,
no volverá a mí sin cumplir su cometido,
sin antes hacer lo que me he propuesto:
será eficaz en lo que la he mandado.

Salida de Babilonia

12 Saldrán con alegría, guiados en paz;
montes y colinas clamarán a su paso,
los árboles del campo los irán aplaudiendo.
13 En lugar de espinos crecerán cipreses,
en lugar de ortigas brotarán los mirtos.
Y servirá de renombre al Señor,
de señal indestructible y eterna.

Salmos 65:1-8

Salmo 65 (64)

Tú colmas la tierra de bienes

65 Al maestro del coro. Salmo de David. Cántico.
Tú mereces la alabanza,
oh Dios que estás en Sión,
mereces que se te cumplan las promesas,
pues tú escuchas las oraciones
y todos los humanos acuden a ti.
Las culpas nos tienen abrumados,
pero tú perdonas nuestros pecados.
Felices a quienes escoges y llevas
a que habiten en tus atrios.
Nos saciaremos de los bienes de tu casa,
de los dones sagrados de tu Templo.
Tu justicia salvadora
nos responde con prodigios,
oh Dios, salvador nuestro,
esperanza del confín del mundo
y de los mares más remotos.
Con su fuerza afianza los montes
revestido todo él de poder;
calma el fragor de los mares,
serena el fragor de sus olas
y el estruendo de los pueblos.

Salmos 65:9-13

Cuantos viven en el confín del mundo
te veneran por tus prodigios,
tú alegras a oriente y occidente.
10 Cuidas la tierra y la riegas,
la colmas de bienes sin fin;
la acequia de Dios rebosa de agua,
pones a punto la tierra para el grano:
11 inundas los surcos, deshaces los terrones,
con lluvia la ablandas, bendices su semilla.
12 Tú coronas el año con tus bienes,
y tus decisiones son fuente de abundancia.
13 Los pastos del desierto rezuman,
tú ciñes de alegría los montes,

Romanos 8:1-11

La vida en el Espíritu

Ninguna condena, por tanto, pesa ya sobre los que pertenecen a Cristo Jesús, pues la ley del Espíritu que da vida en Cristo Jesús me ha liberado de la ley del pecado y de la muerte. Es decir, lo que era imposible para la ley a causa de la debilidad humana, lo llevó a cabo Dios enviando a su propio Hijo que compartió nuestra condición pecadora y, a fin de eliminar el pecado, dictó sentencia condenatoria contra el pecado a través de su naturaleza mortal. De esta manera nosotros, los que vivimos bajo la acción del Espíritu y no bajo el dominio de nuestros desordenados apetitos, podemos dar pleno cumplimiento a lo que manda la ley.

Los que viven entregados a sus desordenados apetitos, se preocupan de satisfacer esos apetitos; en cambio, los que viven según el Espíritu, se preocupan de hacer lo que es propio del Espíritu. Ahora bien, el afán por satisfacer los apetitos desordenados conduce a la muerte; el de hacer lo que es propio del Espíritu lleva a la vida y a la paz. Y es que el afán por satisfacer nuestros desordenados apetitos nos hace enemigos de Dios, a cuya ley ni nos sometemos ni tenemos siquiera posibilidad de hacerlo. En definitiva, los que viven entregados a sus desordenados apetitos no pueden agradar a Dios. Pero ustedes no viven entregados a esos apetitos, sino al Espíritu, ya que el Espíritu de Dios mora en ustedes. El que carece del Espíritu de Cristo, no pertenece a Cristo. 10 Pero si Cristo está en ustedes, aunque el cuerpo muera a causa del pecado, el espíritu vive en virtud de la fuerza salvadora de Dios. 11 Y si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en ustedes, el mismo que resucitó a Cristo Jesús infundirá nueva vida a sus cuerpos mortales por medio del Espíritu que ha hecho habitar en ustedes.

Mateo 13:1-9

Parábola del sembrador (Mc 4,1-9; Lc 8,4-8)

13 Aquel día salió Jesús de casa y fue a sentarse a la orilla del lago. Se reunió tanta gente en torno a él que decidió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la gente se quedaba en la orilla. Entonces Jesús comenzó a exponerles muchas cosas por medio de parábolas. Les decía:

— Una vez, un sembrador salió a sembrar. Al lanzar la semilla, una parte cayó al borde del camino, y llegaron los pájaros y se la comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde había poca tierra; y como la tierra no era profunda, la semilla brotó muy pronto; pero, apenas salió el sol, se quemó y, al no tener raíz, se secó. Otra parte de la semilla cayó entre cardos, y los cardos crecieron y la ahogaron. Otra parte, en fin, cayó en tierra fértil, y dio fruto: unas espigas dieron grano al ciento; otras al sesenta, y otras, al treinta por uno. Quien pueda entender esto, que lo entienda.

Mateo 13:18-23

Explicación de la parábola del sembrador (Mc 4,13-20; Lc 8,11-15)

18 Escuchen, pues, lo que significa la parábola del sembrador: 19 Hay quien oye el mensaje del Reino, pero no le presta atención; llega el maligno y le arranca lo que tenía sembrado en el corazón; es como la semilla que cayó al borde del camino. 20 Hay quien es como la semilla que cayó en terreno pedregoso: oye el mensaje y de momento lo recibe con alegría; 21 pero no tiene raíces y es voluble; así que, cuando le llegan pruebas o persecuciones a causa del propio mensaje, al punto sucumbe. 22 Hay quien es como la semilla que cayó entre cardos: oye el mensaje, pero los problemas de la vida y el apego a las riquezas lo ahogan y no le dejan dar fruto. 23 Pero hay quien es como la semilla que cayó en tierra fértil: oye el mensaje, le presta atención y da fruto al ciento, al sesenta o al treinta por uno.

La Palabra (Hispanoamérica) (BLPH)

La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España