Revised Common Lectionary (Complementary)
Salmo 61 (60)
Quisiera morar en tu Tienda
61 Al maestro del coro. Con instrumentos de cuerda. De David.
2 Oye, oh Dios, mi clamor, escucha mi ruego.
3 Desde el confín de la tierra te llamo
mientras mi corazón desfallece;
llévame a la roca que se alza inaccesible,
4 porque tú eres para mí un refugio,
una fortaleza frente al enemigo.
5 Quisiera morar siempre en tu Tienda,
refugiarme al amparo de tus alas,
6 pues tú, Dios, aceptaste mis promesas,
me diste la heredad de quien te honra.
7 Concede largos años al rey,
que dure su vida por generaciones.
8 ¡Que él reine por siempre ante Dios!
Convoca para protegerlo al amor y a la verdad;
9 yo cantaré eternamente tu nombre
y cumpliré mis promesas día tras día.
Azarías (Ozías) de Judá (767-739) (2 Cr 26,3-4.21-23)
15 Azarías, hijo de Amasías, comenzó a reinar en Judá el año vigésimo séptimo del reinado de Jeroboán, rey de Israel. 2 Tenía dieciséis años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén durante cincuenta y dos años. Su madre se llamaba Jecolías y era de Jerusalén. 3 Actuó correctamente ante el Señor, como su padre Amasías. 4 Pero no desaparecieron los santuarios de los altos y la gente siguió ofreciendo sacrificios y quemando incienso en ellos. 5 El Señor le hizo contraer la lepra hasta el día de su muerte, por lo que tuvo que vivir apartado en una casa, mientras su hijo Jotán quedaba al frente del palacio y gobernaba al pueblo.
6 El resto de la historia de Azarías y todo cuanto hizo está escrito en el libro de los Anales de los Reyes de Judá. 7 Cuando Azarías murió fue enterrado con sus antepasados en la ciudad de David. Su hijo Jotán le sucedió como rey.
Misión de los Doce (Mc 6,7-13; Lc 9,1-6)
5 Jesús envió a estos Doce con las siguientes instrucciones:
— No vayan a países paganos ni entren en los pueblos de Samaría; 6 vayan, más bien, en busca de las ovejas perdidas de Israel. 7 Vayan y anúncienles que el reino de los cielos está ya cerca. 8 Curen a los enfermos, resuciten a los muertos, limpien de su enfermedad a los leprosos, expulsen a los demonios. Pero háganlo todo gratuitamente, puesto que gratis recibieron ustedes el poder.
9 No lleven oro, plata ni cobre en el bolsillo; 10 ni zurrón para el camino, ni dos trajes, ni zapatos, ni bastón, porque el que trabaja tiene derecho a su sustento. 11 Cuando lleguen a algún pueblo o aldea, averigüen qué persona hay allí digna de confianza y quédense en su casa hasta que salgan del lugar. 12 Y cuando entren en la casa, saluden a sus moradores. 13 Si lo merecen, la paz de su saludo quedará con ellos; si no lo merecen, la paz se volverá a ustedes. 14 Y si nadie quiere recibirlos ni escuchar la palabra de ustedes, entonces abandonen aquella casa o aquel pueblo y sacúdanse el polvo pegado a los pies. 15 Les aseguro que, en el día del juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas con más clemencia que ese pueblo.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España