Revised Common Lectionary (Complementary)
Salmo 61 (60)
Quisiera morar en tu Tienda
61 Al maestro del coro. Con instrumentos de cuerda. De David.
2 Oye, oh Dios, mi clamor, escucha mi ruego.
3 Desde el confín de la tierra te llamo
mientras mi corazón desfallece;
llévame a la roca que se alza inaccesible,
4 porque tú eres para mí un refugio,
una fortaleza frente al enemigo.
5 Quisiera morar siempre en tu Tienda,
refugiarme al amparo de tus alas,
6 pues tú, Dios, aceptaste mis promesas,
me diste la heredad de quien te honra.
7 Concede largos años al rey,
que dure su vida por generaciones.
8 ¡Que él reine por siempre ante Dios!
Convoca para protegerlo al amor y a la verdad;
9 yo cantaré eternamente tu nombre
y cumpliré mis promesas día tras día.
15 Luego volvió con toda su comitiva a ver al profeta. Al llegar, se presentó ante él y le dijo:
— Ahora reconozco que en toda la tierra no hay más Dios que el de Israel. Te ruego, pues, que aceptes un regalo de tu servidor.
16 Pero Eliseo respondió:
— Te juro por el Señor a quien sirvo que no aceptaré nada.
Y por más que le insistió, no quiso aceptar.
17 Entonces Naamán dijo:
— Permite, al menos, que me lleve en un par de mulas dos cargas de tierra de Israel, pues no volveré a ofrecer holocaustos ni sacrificios a más dioses que al Señor. 18 Sólo pido perdón al Señor por una cosa: cuando mi soberano vaya a orar al templo de Rimón, apoyándose en mi brazo y yo tenga que arrodillarme con él en el templo de Rimón, que el Señor me perdone por esa acción.
19 Eliseo le dijo:
— Vete tranquilo.
Naamán se marchó y apenas hubo recorrido un corto trayecto,
Agripa es invitado a creer
24 Estaba Pablo ocupado en el desarrollo de su defensa, cuando intervino Festo diciéndole en voz alta:
— ¡Pablo, estás loco; el mucho estudio te hace desvariar!
25 — No estoy loco, nobilísimo Festo —respondió Pablo—. Los argumentos que presento son verdaderos y razonables. 26 El rey está versado en estos temas, y a él puedo hablarle con plena confianza. Tengo la convicción de que no desconoce ningún detalle de todas estas cosas, ya que han acontecido a la vista de todos. 27 ¿Acaso, rey Agripa, no crees en lo que dijeron los profetas? Estoy seguro de que sí crees.
28 — ¡Por poco me convences para que me haga cristiano! —contestó Agripa—.
29 — ¡Por poco o por mucho —respondió Pablo—, ruego a Dios que no sólo tú, sino todos los que hoy me escuchan, lleguen a ser lo que yo soy, a excepción de estas cadenas!
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España