Revised Common Lectionary (Complementary)
Salmo 127 (126)
En vano se afanan
127 Cántico de peregrinación. De Salomón.
Si el Señor no construye la casa,
en vano se afanan sus constructores;
si el Señor no protege la ciudad,
en vano vigila el centinela.
2 En vano se levantan de madrugada,
en vano se van tarde a descansar
y comen pan ganado con esfuerzo:
¡El Señor lo da a su amigo mientras duerme!
3 Son los hijos herencia que da el Señor,
son los descendientes una recompensa.
4 Como flechas en la mano del guerrero,
son los hijos que en la juventud se tienen.
5 ¡Feliz quien llena con ellas su aljaba!
No será humillado si se enfrenta
al adversario en la puerta de la ciudad.
2 Entonces me dije a mí mismo: prueba la alegría y procura el bienestar. Pero también esto es pura ilusión. 2 Dije a la risa: ¡desquiciada! Y a la alegría: ¿para qué sirves? 3 Probé a regalar mi cuerpo con vino y a entregarme a la necedad, sin renunciar a la sabiduría, para descubrir en qué consistía el bienestar de los seres humanos y qué es lo que hacían bajo el cielo en los días contados de su vida. 4 Realicé grandes obras: me construí palacios, planté viñas, 5 me hice huertos y jardines y en ellos planté toda clase de frutales; 6 perforé pozos para regar con ellos un bosque lleno de árboles. 7 Compré esclavos y esclavas, además de los nacidos en casa; reuní también muchos más rebaños de vacas y ovejas que todos mis predecesores en Jerusalén. 8 Acumulé plata y oro y una fortuna proveniente de reyes y provincias; me procuré cantores y cantoras, placeres humanos y un harén de concubinas. 9 Prosperé y superé a todos mis predecesores en Jerusalén, mientras la sabiduría me asistía. 10 No negué a mis ojos nada de cuanto deseaban, ni me privé de alegría alguna, pues disfrutaba de todos mis afanes, y esa era la recompensa de todas mis fatigas. 11 Entonces reflexioné sobre todas mis obras y sobre la fatiga que me habían costado, y concluí que todo era ilusión y vano afán, pues no se saca ninguna ganancia bajo el sol.
12 Volví a reflexionar sobre la sabiduría, la insensatez y la necedad, pues ¿qué puede hacer el sucesor del rey? Repetir lo ya hecho. 13 Y observé que la sabiduría era más provechosa que la necedad, como la luz es más provechosa que la oscuridad.
14 El sabio tiene los ojos abiertos
y el necio camina a oscuras.
Pero yo también sé que un mismo destino aguarda a ambos. 15 Y entonces me dije: si el destino del necio será mi destino, ¿de qué me sirve haber sido más sabio? Y pensé que también esto era ilusión, 16 pues no quedará memoria duradera ni del sabio ni del necio; en los años venideros ya todo estará olvidado. ¿Acaso no muere el sabio igual que el necio?
17 Llegué a odiar la vida, pues me disgustaba cuanto se hacía bajo el sol. Porque todo es pura ilusión y vano afán.
Los diversos estados de vida
18 Esposas, respeten la autoridad de sus maridos; tal es el deber como cristianas. 19 Maridos, amen a sus esposas y nunca las traten con aspereza.
20 Ustedes, hijos, obedezcan a sus padres sin reservas, pues eso es lo que agrada al Señor. 21 Por lo que toca a ustedes, padres, eduquen con tacto a sus hijos, para que no se desalienten.
22 Esclavos, acaten en todo momento las órdenes de los amos temporales. No como alguien que se siente vigilado o en plan adulador, sino con la nobleza de los que honran al Señor. 23 Pongan el corazón en lo que hagan, como si lo hicieran para el Señor y no para gente mortal. 24 Sepan que el Señor les dará la herencia eterna como premio y que son esclavos de Cristo, el Señor. 25 En cuanto al que se comporte mal, Dios le dará su merecido sin favoritismo alguno.
4 Amos, concedan de buen grado a los esclavos cuanto sea justo y conveniente, sabiendo que también ustedes tienen un amo en el cielo.
La Palabra, (versión hispanoamericana) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España