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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Reina Valera Revisada (RVR1977)
Version
Job 14-16

Job discurre sobre la brevedad de la vida

14 El hombre nacido de mujer,

Vive por pocos días, y hastiado de sinsabores,
Sale como una flor y es cortado,
Y huye como la sombra y no permanece.
¿Sobre éste abres tus ojos,
Y me traes a juicio contigo?
¿Quién hará limpio a lo inmundo? Nadie.
Ciertamente sus días están contados,
Y el número de sus meses te es bien conocido;
Le pusiste límites, de los cuales no pasará.
¡Déjalo! Que descanse
Y disfrute de su salario como el jornalero.

Porque si el árbol es cortado, aún queda para él esperanza;
Retoñará aún, y sus renuevos no faltarán.
Si se envejece en la tierra su raíz,
Y su tronco se muere en el polvo,
Al percibir el agua reverdecerá,
Y echará ramaje como planta nueva.
10 Mas el hombre morirá, y será cortado;
Cuando el hombre expire, ¿adónde irá él?
11 Como las aguas de un lago se evaporan,
Y el río se agota y se seca,
12 Así el hombre yace y no vuelve a levantarse;
Hasta que pasen los cielos, no despertará,
Ni se levantará de su sueño.
13 ¡Oh, quién me diera que me escondieses en el Seol,
Que me ocultases hasta apaciguarse tu ira,
Que me fijases un plazo para acordarte de mí!
14 Si el hombre muere, ¿volverá a vivir?
Todos los días de mi milicia esperaré,
Hasta que venga mi relevo.
15 Entonces llamarás, y yo te responderé;
Tendrás nostalgia de la hechura de tus manos.
16 Pero ahora me cuentas los pasos,
Y no cesas de observar mis pecados;
17 Tienes sellada en saco mi prevaricación,
Y tienes cosida mi iniquidad.
18 Así como un monte que cae se deshace,
Y las peñas son removidas de su lugar;
19 Como las piedras se desgastan con el agua impetuosa, que se lleva el polvo de la tierra;
De igual manera haces tú perecer la esperanza del hombre.
20 Para siempre serás más fuerte que él, hasta hacerlo desaparecer;
Desfigurarás su rostro, y le despedirás.
21 Sus hijos tendrán honores, pero él no lo sabrá;
O serán humillados, y no se enterará.
22 Sólo se dolerá él por su propia carne,
Y por sí mismo se entristecerá su alma.

Elifaz reprende a Job

15 Respondió Elifaz temanita, y dijo:

¿Proferirá el sabio vana sabiduría,
Y llenará su vientre de viento solano?
¿Disputará con palabras sin sentido,
Y con razones inútiles?
Tú incluso disipas el temor,
Y menoscabas la oración delante de Dios.
Porque tu boca declaró tu iniquidad,
Pues has escogido el lenguaje de los astutos.
Tu boca te condena, y no yo;
Y tus labios testifican contra ti.

¿Naciste tú primero que Adán?
¿O fuiste formado antes que los collados?
¿Oíste tú el secreto de Dios,
Y acaparas tú la sabiduría?
¿Qué sabes tú que no sepamos?
¿Qué entiendes tú que a nosotros se nos escape?
10 Cabezas canas y hombres muy ancianos hay entre nosotros,
Mucho más avanzados en días que tu padre.
11 ¿En tan poco tienes las consolaciones de Dios,
Y las palabras que con dulzura se te dicen?
12 ¿Por qué te arrebata tu corazón,
Y por qué centellean tus ojos,
13 Para que contra Dios vuelvas tu enojo,
Y saques tales palabras de tu boca?
14 ¿Qué cosa es el hombre para que se crea limpio,
Y para que se vea inocente el nacido de mujer?
15 He aquí, en sus santos no confía,
Y ni aun los cielos son limpios delante de sus ojos;
16 ¿Cuánto menos el hombre abominable y vil,
Que se bebe la iniquidad como agua?

17 Escúchame; yo te declararé,
Y te contaré lo que he visto;
18 Lo que los sabios nos contaron
De sus padres, y no lo encubrieron;
19 A ellos solos fue dada la tierra,
Y no pasó ningún extranjero por en medio de ellos.
20 Todos sus días, el impío es atormentado de dolor,
Y el número de sus años está ya almacenado para el violento.
21 Estruendos espantosos resuenan en sus oídos;
En medio de su prosperidad, el asolador vendrá sobre él.
22 Él no cree que volverá de las tinieblas,
Y está indefenso para la espada.
23 Vaga alrededor tras el pan, diciendo: ¿En dónde está?
Sabe que le está preparado día de tinieblas.
24 Tribulación y angustia le turbarán,
E irrumpirán contra él como un rey dispuesto para la batalla,
25 Por cuanto él extendió su mano contra Dios,
Y se portó con soberbia contra el Todopoderoso.
26 Embistió contra él con cuello erguido,
Tras la barrera de su escudo macizo.
27 Porque la gordura cubrió su rostro,
E hizo pliegues de grasa sobre sus ijares;
28 Y ahora habita en ciudades asoladas,
En casas inhabitadas,
Que amenazan ruina.
29 No prosperará, ni durarán sus riquezas,
Ni se llevará a la tumba sus posesiones.
30 No escapará de las tinieblas;
El ardor del bochorno secará sus ramas,
Y el viento barrerá sus flores.
31 No confíe el iluso en la vanidad,
Porque ella será su recompensa.
32 Él será cortado antes de tiempo,
Y sus renuevos no reverdecerán.
33 Perderá su agraz como la vid,
Y derramará su flor como el olivo.
34 Porque la congregación de los impíos será asolada,
Y fuego consumirá las tiendas de soborno.
35 Concibieron maldad, dieron a luz iniquidad,
Y en sus entrañas madura el engaño.

Job se queja contra Dios

16 Respondió Job, y dijo:

Muchas veces he oído cosas como éstas;
Consoladores importunos sois todos vosotros.
¿No tendrán fin las palabras vacías?
¿O qué te anima a responder?
También yo podría hablar como vosotros,
Si vuestra alma estuviera en lugar de la mía;
Yo podría ensartar contra vosotros palabras,
Y por vosotros menear mi cabeza.
Pero yo os alentaría con mis palabras,
Y la consolación de mis labios apaciguaría vuestro dolor.

Pero aunque hable, mi dolor no cesa;
Y si dejo de hablar, no se aparta de mí.
Pero ahora tú, oh Dios, me has extenuado;
Has asolado toda mi familia.
Tú me has llenado de arrugas; testigo es mi flacura,
Que se levanta contra mí para testificar en mi rostro.
Su furor me despedazó, y me ha aborrecido.
Crujió sus dientes contra mí;
Contra mí aguzó sus ojos mi enemigo.
10 Abrieron contra mí su boca;
Hirieron mis mejillas con afrenta;
Contra mí se juntaron todos.
11 Me ha entregado Dios a los malvados,
Y en las manos de los impíos me hizo caer.
12 Vivía yo tranquilo, y me desmenuzó;
Me agarró por la nuca y me despedazó,
Y me puso por blanco suyo.
13 Me rodearon sus flecheros,
Traspasó mis riñones sin piedad;
Mi hiel derramó por tierra.
14 Me quebrantó con quebranto sobre quebranto;
Me asaltó como un guerrero.
15 Cosí un saco sobre mi piel,
Y hundí mi cabeza en el polvo.
16 Mi rostro está inflamado con el llanto,
Y mis párpados ensombrecidos,
17 A pesar de no haber iniquidad en mis manos,
Y de haber sido pura mi oración.
18 ¡Oh tierra!, no cubras mi sangre,
Y no haya lugar adonde no llegue mi clamor.
19 Mas he aquí que en los cielos está aún mi testigo,
Y mi defensor en las alturas.
20 Mis amigos se burlan de mí;
Mas ante Dios derramaré mis lágrimas.
21 ¡Ojalá pudiese abogar un hombre ante Dios,
Como lo hace con su prójimo!
22 Mas los años que me restan son contados,
Y yo me iré por el camino de donde ya no volveré.

Hechos 9:22-43

22 Pero Saulo mucho más se llenaba de poder, y confundía a los judíos que moraban en Damasco, demostrando que Jesús era el Cristo.

Saulo escapa de los judíos

23 Pasados bastantes días, los judíos resolvieron en consejo matarle;

24 pero su decisión llegó a conocimiento de Saulo. Y ellos guardaban las puertas de día y de noche para matarle.

25 Entonces los discípulos, tomándole de noche, le bajaron por una abertura del muro, descolgándole en una canasta.

Saulo en Jerusalén

26 Cuando llegó a Jerusalén, trataba de juntarse con los discípulos; pero todos le tenían miedo, no creyendo que fuese discípulo.

27 Entonces Bernabé, tomándole, lo condujo ante los apóstoles, y les relató cómo Saulo había visto en el camino al Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había hablado valerosamente en el nombre de Jesús.

28 Y estaba con ellos en Jerusalén; y entraba y salía,

29 y hablaba denodadamente en el nombre del Señor, y disputaba con los griegos; pero éstos intentaban matarle.

30 Cuando se enteraron de esto los hermanos, le llevaron hasta Cesarea, y le enviaron a Tarso.

31 Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea, Galilea y Samaria, siendo edificadas y andando en el temor del Señor, y se acrecentaban fortalecidas por la consolación del Espíritu Santo.

Sanidad de Eneas

32 Aconteció que Pedro, cuando recorría todos aquellos lugares, vino también a los santos que habitaban en Lida.

33 Y halló allí a un hombre que se llamaba Eneas, que hacía ocho años que estaba en cama, pues era paralítico.

34 Y le dijo Pedro: Eneas, Jesucristo te sana; levántate, y haz tu cama. Y en seguida se levantó.

35 Y le vieron todos los que habitaban en Lida y en Sarón, los cuales se convirtieron al Señor.

Resurrección de Dorcás

36 Había entonces en Jope una discípula llamada Tabitá, que traducido quiere decir Dorcás. Ésta abundaba en buenas obras y en limosnas que hacía.

37 Y aconteció que en aquellos días enfermó y murió. Después de lavada, la pusieron en la estancia superior.

38 Y como Lida estaba cerca de Jope, los discípulos, oyendo que Pedro estaba allí, le enviaron dos hombres, a rogarle: No tardes en venir a nosotros.

39 Levantándose entonces Pedro, fue con ellos; y cuando llegó, le llevaron a la estancia superior, donde le rodearon todas las viudas, llorando y mostrando las túnicas y los vestidos que Dorcás hacía cuando estaba con ellas.

40 Entonces, sacando a todos, Pedro se puso de rodillas y oró; y volviéndose al cuerpo, dijo: Tabitá, levántate. Y ella abrió los ojos, y al ver a Pedro, se incorporó.

41 Y él, dándole la mano, la levantó; entonces, llamando a los santos y a las viudas, la presentó viva.

42 Esto fue notorio en toda Jope, y muchos creyeron en el Señor.

43 Y aconteció que se quedó bastantes días en Jope en casa de un cierto Simón, curtidor.

Reina Valera Revisada (RVR1977)

Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.