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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
Reina Valera Revisada (RVR1977)
Version
Job 8-10

Bildad proclama la justicia de Dios

Respondió Bildad suhita, y dijo:

¿Hasta cuándo hablarás tales cosas,
Y las palabras de tu boca serán como viento impetuoso?
¿Acaso torcerá Dios el derecho,
O pervertirá el Todopoderoso la justicia?
Si tus hijos pecaron contra él,
Él los entregó a merced de su pecado.
Si tú de mañana buscas a Dios,
E imploras al Todopoderoso;
Si eres limpio y recto,
Ciertamente luego él velará por ti,
Y hará próspera la morada de tu justicia.
Y aunque tu principio haya sido pequeño,
Tu postrer estado será muy grande.

Porque pregunta ahora a las generaciones pasadas,
Y atiende a lo que sus padres averiguaron;
Pues nosotros somos de ayer, y nada sabemos,
Siendo nuestros días sobre la tierra como una sombra.
10 ¿No te enseñarán ellos, te hablarán,
Y de su corazón sacarán palabras?
11 ¿Crece el papiro fuera del pantano?
¿Crece el junco fuera del agua?
12 Aun en su verdor, y sin haber sido cortado,
Con todo, se seca primero que toda hierba.
13 Tal es el final de todos los que olvidan a Dios;
Y la esperanza del impío perecerá;
14 Porque su esperanza será cortada como un hilo,
Y su confianza es como tela de araña.
15 Se apoyará él en su casa, mas no permanecerá ella en pie;
Asirá de ella, mas no resistirá.
16 A manera de un árbol, está verde delante del sol,
Y sus renuevos salen por encima de su huerto;
17 Se van entretejiendo sus raíces junto a un montón de piedras,
Y enlazándose hasta un muro de piedra.
18 Si le arrancan de su lugar,
Éste le negará entonces, diciendo: Nunca te vi.
19 Ciertamente éste será el final de su camino gozoso.
Y de la misma tierra brotarán otros.

20 He aquí, Dios no rechaza al hombre íntegro,
Ni apoya la mano de los malignos.
21 Aún llenará tu boca de risa,
Y tus labios de júbilo.
22 Los que te aborrecen serán vestidos de confusión;
Y la morada de los impíos desaparecerá.

Incapacidad de Job para responder a Dios

Respondió Job, y dijo:

Ciertamente yo sé que es así;
¿Y cómo se justificará el hombre ante Dios?
Si quisiera discutir con él,
No le podrá responder a una cosa entre mil.
Él es sabio de corazón, y poderoso en fuerzas;
¿Quién se endureció contra él, y le fue bien?
Él arranca los montes con su furor,
Y no saben quién los trastornó;
Él sacude la tierra de su lugar,
Y hace temblar sus columnas;
Él manda al sol, y no sale;
Y guarda bajo sello las estrellas;
Él solo extendió los cielos,
Y anda sobre las olas del mar;
Él hizo la Osa, el Orión y las Pléyades,
Y las ocultas constelaciones del sur;
10 Él hace prodigios incomprensibles,
Y maravillas sinnúmero.
11 He aquí que él pasará delante de mí, y yo no lo veré;
Se deslizará, y no lo percibiré.
12 He aquí, arrebatará su presa; ¿quién le hará restituir?
¿Quién le dirá: Qué haces?

13 Dios no ceja en su cólera,
Y debajo de él se abaten los que ayudan a Rahab.
14 ¿Cuánto menos le responderé yo,
Y hablaré con él palabras escogidas?
15 Aunque tuviera yo razón, no respondería;
Antes habría de implorar clemencia a mi juez.
16 Si yo le invocara, y él me respondiese,
Aún no creería que hubiese escuchado mi voz.
17 Porque me ha quebrantado con tempestad,
Y ha aumentado mis heridas sin causa.
18 No me ha concedido que tome respiro,
Sino que me ha llenado de amarguras.
19 Si hablásemos de su potencia, por cierto es fuerte;
Si de juicio, ¿quién le emplazará?
20 Si yo me justificase, me condenaría mi boca;
Si me tuviese por perfecto, esto me haría inicuo.
21 ¿Soy acaso intachable?
Ni yo mismo me conozco; desprecio mi vida.
22 Una cosa resta que yo diga:
Al perfecto y al impío él los consume.
23 Si un azote acarrea la muerte de improviso,
Se ríe del sufrimiento de los inocentes.
24 La tierra es entregada en manos de los impíos,
Y él cubre el rostro de sus jueces,
Si no es él, ¿quién es? ¿Dónde está?
25 Mis días han sido más ligeros que un correo;
Huyeron sin haber gustado la dicha.
26 Se deslizaron como lanchas de papiro;
Como el águila que se arroja sobre la presa.
27 Si yo dijese: Olvidaré mi queja,
Dejaré mi triste semblante, y me alegraré,
28 Me turban todos mis dolores;
Sé que no me tendrás por inocente.
29 Y si soy culpable,
¿Para qué trabajaré en vano?
30 Aunque me lave con aguas de nieve,
Y limpie mis manos con la limpieza más esmerada,
31 Aún me hundirías en el fango,
Y mis propios vestidos me abominarían.
32 Porque él no es hombre como yo, para que yo le responda,
Y vengamos juntamente a juicio.
33 No hay entre nosotros árbitro
Que ponga su mano sobre nosotros dos.
34 Quite de sobre mí su vara,
Y su terror no me espante.
35 Entonces hablaré, y no le temeré;
Porque en este estado no soy dueño de mí.

Job lamenta su condición

10 Está mi alma hastiada de mi vida;

Daré libre curso a mi queja,
Hablaré en la amargura de mi alma.
Diré a Dios: No me condenes;
Hazme entender por qué contiendes conmigo.
¿Te parece bien que me oprimas,
Que deseches la obra de tus manos,
Y que favorezcas los designios de los impíos?
¿Tienes tú acaso ojos de carne?
¿Ves tú como ve el hombre?
¿Son tus días como los días del hombre,
O tus años como los días de un mortal,
Para que inquieras mi iniquidad,
Y busques mi pecado,
Aunque tú sabes que no soy impío,
Y que no hay quien de tu mano me libre?
Tus manos me hicieron y me formaron;
¿Y luego te vuelves y me deshaces?
Acuérdate que como a barro me diste forma;
¿Y en polvo me has de volver?
10 ¿No me vertiste como leche,
Y como queso me cuajaste?
11 Me vestiste de piel y carne,
Y me tejiste con huesos y nervios.
12 Vida y misericordia me concediste,
Y tu cuidado guardó mi espíritu.
13 Pero he aquí lo que guardabas en tu corazón;
Ahora sé que pensabas esto.
14 Que si pecaba, me observarías vigilante,
Y no me absolverías de mi iniquidad.
15 Si soy culpable, ¡ay de mí!
Y si soy justo, no levantaré mi cabeza,
Estando hastiado de deshonra, y de verme afligido.
16 Si mi cabeza se alzase, cual león tú me cazarías,
Y de nuevo mostrarías tu gigantesco poder contra mí.
17 Renuevas contra mí tus pruebas testificales,
Y aumentas conmigo tu furor como tropas de relevo.

18 ¿Por qué me sacaste de la matriz?
Hubiera yo expirado, y ningún ojo me habría visto.
19 Sería como si nunca hubiera existido,
Conducido desde el vientre a la sepultura.
20 ¿No son pocos mis días?
Cesa, pues, y déjame, para que me consuele un poco,
21 Antes que me vaya para no volver,
A la región de las tinieblas de sombra de muerte;
22 Tierra de oscuridad, lóbrega,
Como sombra de muerte y sin orden,
Y donde la luz misma es como densas tinieblas.

Hechos 8:26-40

Felipe y el etíope

26 Pero un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, al camino que desciende de Jerusalén a Gaza. Es un desierto.

27 Él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, alto funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba a cargo de todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar,

28 volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías.

29 Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro.

30 Cuando Felipe se acercó corriendo, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees?

31 Él dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me guía? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él.

32 El pasaje de la Escritura que leía era éste:

Como oveja fue llevado al matadero;
Y como cordero sin voz delante del que lo trasquila,
Así no abrió su boca.
33 En su humillación no se le hizo justicia;
Mas su generación ¿quién la describirá?
Porque su vida es quitada de la tierra.

34 Tomando la palabra el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro?

35 Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús.

36 Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?

37 Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.

38 Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó.

39 Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, pues siguió gozoso su camino.

40 Pero Felipe se encontró en Azoto; y pasando, anunciaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea.

Reina Valera Revisada (RVR1977)

Texto bíblico tomado de La Santa Biblia, Reina Valera Revisada® RVR® Copyright © 2017 por HarperCollins Christian Publishing® Usado con permiso. Reservados todos los derechos en todo el mundo.