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Old/New Testament

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La Biblia de las Américas (LBLA)
Version
2 Crónicas 17-18

Reinado de Josafat

17 Entonces su hijo Josafat reinó en su lugar(A), y afirmó su dominio sobre Israel. Puso tropas en todas las ciudades fortificadas de Judá(B), y puso guarniciones en la tierra de Judá y en las ciudades de Efraín que su padre Asa había tomado(C). Y el Señor estuvo con Josafat porque anduvo en los primeros caminos de su padre David y no buscó a los baales, sino que buscó al Dios de su padre, anduvo en sus mandamientos y no hizo como Israel(D). El Señor, pues, afirmó el reino bajo su mano; y todo Judá trajo tributo a Josafat, y tuvo grandes riquezas y honores(E). Y su corazón se entusiasmó[a] en los caminos del Señor, y además quitó de Judá los lugares altos(F) y las Aseras.

En el año tercero de su reinado envió a sus oficiales Ben-hail, Abdías, Zacarías, Natanael y Micaías, para que enseñaran(G) en las ciudades de Judá; y con ellos a los levitas Semaías, Netanías, Zebadías, Asael, Semiramot, Jonatán, Adonías, Tobías y Tobadonías, levitas todos; y con estos a los sacerdotes Elisama y Joram(H). Ellos enseñaron en Judá, teniendo consigo el libro de la ley del Señor(I); y recorrieron todas las ciudades de Judá y enseñaron al[b] pueblo.

10 Y el terror del Señor vino sobre todos los reinos de las tierras(J) que estaban alrededor de Judá, y no hicieron guerra contra Josafat. 11 Y algunos de los filisteos trajeron presentes y plata como tributo(K) a Josafat; también los árabes le trajeron rebaños: siete mil setecientos carneros y siete mil setecientos machos cabríos. 12 Josafat se engrandecía más y más, y edificó fortalezas y ciudades de almacenaje en Judá. 13 Y tenía muchas provisiones en las ciudades de Judá, y hombres de guerra, valientes guerreros, en Jerusalén. 14 Este era su número según sus casas paternas: de Judá, de los comandantes de millares, Adnas era el comandante, y con él trescientos mil valientes guerreros; 15 después de él estaba el comandante Johanán, y con él doscientos ochenta mil; 16 y tras este, Amasías, hijo de Zicri, que se ofreció voluntariamente al Señor(L), y con él doscientos mil valientes guerreros; 17 y de Benjamín, Eliada, un valiente guerrero, y con él doscientos mil armados de arco y escudo; 18 y después de este, Jozabad, y con él ciento ochenta mil armados para la guerra. 19 Estos son los que sirvieron al rey, sin contar los que el rey puso en las ciudades fortificadas por todo Judá(M).

Profecía de Micaías contra Acab

18 Josafat tenía grandes riquezas y gloria(N); se emparentó con Acab, (O)y algunos años después descendió a Samaria para visitar a Acab. Y Acab mató muchas ovejas y bueyes para él y para el pueblo que estaba con él, y lo persuadió a que subiera contra Ramot de Galaad. Y Acab, rey de Israel, dijo a Josafat, rey de Judá: ¿Irás conmigo contra Ramot de Galaad? Y él le respondió: Yo soy como tú, y mi pueblo como tu pueblo; estaremos contigo en la batalla.

Dijo además Josafat al rey de Israel: Te ruego que primero[c] consultes la palabra del Señor. Entonces el rey de Israel reunió a los profetas, cuatrocientos hombres, y les dijo: ¿Iremos a pelear contra Ramot de Galaad, o debo desistir? Y ellos dijeron: Sube, porque Dios la entregará en mano del rey. Pero Josafat dijo: ¿No queda aún aquí algún profeta del Señor para que le consultemos? Y el rey de Israel dijo a Josafat: Todavía queda un hombre por medio de quien podemos consultar al Señor, pero lo aborrezco, porque nunca profetiza lo bueno en cuanto a mí, sino siempre lo malo. Es Micaías, hijo de Imla. Pero Josafat dijo: No hable el rey así. Entonces el rey de Israel llamó a un oficial, y le dijo: Trae pronto[d] a Micaías, hijo de Imla. El rey de Israel y Josafat, rey de Judá, estaban sentados cada uno en su trono, vestidos con sus mantos, en[e] la era a la entrada de la puerta(P) de Samaria; y todos los profetas estaban profetizando delante de ellos. 10 Y Sedequías, hijo de Quenaana, se había hecho cuernos de hierro y decía: Así dice el Señor: «Con estos acornearás a los arameos hasta acabarlos». 11 Y todos los profetas profetizaban así, diciendo: Sube a Ramot de Galaad y tendrás éxito, pues el Señor la entregará en manos del rey.

12 Y el mensajero que fue a llamar a Micaías le habló, diciendo: He aquí, las palabras de los profetas son unánimes en favor del rey. Por esto te ruego que tu palabra sea como la de uno de ellos, y hables favorablemente. 13 Pero Micaías dijo: Vive el Señor, que lo que mi Dios me diga, eso hablaré(Q). 14 Y cuando llegó al rey, el rey le dijo: Micaías, ¿iremos a Ramot de Galaad a pelear, o debo desistir? Él respondió: Sube y tendrás éxito, porque serán entregados en tu mano. 15 Entonces el rey le dijo: ¿Cuántas veces he de tomarte juramento de que no me digas más que la verdad en el nombre del Señor? 16 Y él respondió:

Vi a todo Israel
esparcido por los montes,
como ovejas sin pastor;
y el Señor dijo:
«Estos no tienen señor;
que cada uno vuelva a su casa en paz(R)».

17 Y el rey de Israel dijo a Josafat: ¿No te dije que no profetizaría lo bueno acerca de mí, sino lo malo? 18 Respondió Micaías: Por tanto, escuchad la palabra del Señor. Yo vi al Señor sentado en su trono, y todo el ejército de los cielos estaba a su derecha y a su izquierda(S). 19 Y el Señor dijo: «¿Quién inducirá a Acab, rey de Israel, para que suba y caiga en Ramot de Galaad?». Y uno decía de una manera, y otro de otra. 20 Entonces se adelantó un espíritu y se puso delante del Señor(T), y dijo: «Yo lo induciré». Y el Señor le dijo: «¿Cómo?». 21 Y él respondió: «Saldré y seré un espíritu de mentira(U) en boca de todos sus profetas». Entonces Él dijo: «Lo inducirás y también prevalecerás. Ve y hazlo así». 22 Y ahora, he aquí, el Señor ha puesto un espíritu de mentira en boca de estos tus profetas, pues el Señor ha decretado el mal contra ti(V).

23 Entonces se acercó Sedequías, hijo de Quenaana, y golpeó(W) a Micaías en la mejilla, y dijo: ¿Cómo[f] pasó el Espíritu del Señor de mí para hablarte a ti? 24 Respondió Micaías: He aquí, tú lo verás aquel día en que entres en un aposento interior[g] para esconderte. 25 Y el rey de Israel dijo: Tomad a Micaías(X) y devolvedlo a Amón, gobernador de la ciudad(Y), y a Joás, hijo del rey; 26 y decid: «Así dice el rey: “Echad a este en la cárcel(Z), y alimentadlo con poco pan y poca agua[h] hasta que yo vuelva en paz”». 27 Y Micaías dijo: Si en verdad vuelves en paz, el Señor no ha hablado por mí. Y añadió: Oíd, pueblos todos(AA).

28 Y subió el rey de Israel con Josafat, rey de Judá, contra Ramot de Galaad. 29 Y el rey de Israel dijo a Josafat: Yo me disfrazaré para entrar en la batalla, pero tú ponte tus ropas reales. Y el rey de Israel se disfrazó y entraron en la batalla. 30 Pero el rey de Aram había ordenado a los capitanes de sus carros, diciendo: No peleéis contra chico ni contra grande, sino solo contra el rey de Israel. 31 Y sucedió que cuando los capitanes de los carros vieron a Josafat, dijeron: Este es el rey de Israel; y se desviaron[i] para pelear contra él. Pero Josafat clamó, y el Señor vino en su ayuda, y Dios los apartó de él(AB), 32 pues[j] al ver los capitanes de los carros que no era el rey de Israel, dejaron de perseguirlo. 33 Y un hombre disparó su arco al azar e hirió al rey de Israel por entre la juntura de la armadura[k]. Y él dijo al cochero: Da la vuelta[l] y sácame de la batalla[m] pues estoy gravemente herido. 34 Pero la batalla arreció aquel día, y el rey de Israel fue sostenido[n] en el carro frente a los arameos hasta la tarde; y murió al ponerse el sol.

Juan 13:1-20

Jesús lava los pies a sus discípulos

13 Antes de la fiesta de la Pascua(A), sabiendo Jesús que su hora había llegado(B) para pasar de este mundo al Padre(C), habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin[a]. Y durante la cena, como ya el diablo(D) había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, el que lo entregara(E), Jesús, sabiendo que el Padre había puesto[b] todas las cosas en sus manos(F), y que de Dios había salido(G) y a Dios volvía, se levantó* de la cena y se quitó* su manto, y tomando una toalla, se la ciñó(H). Luego echó* agua en una vasija, y comenzó a lavar los pies(I) de los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía ceñida. Entonces llegó* a Simón Pedro. Este le dijo*: Señor, ¿tú lavarme a mí los pies? Jesús respondió, y le dijo: Ahora tú no comprendes lo que yo hago, pero lo entenderás después(J). Pedro le contestó*: ¡Jamás me lavarás(K) los pies! Jesús le respondió: Si no te lavo, no tienes parte conmigo(L). Simón Pedro le dijo*: Señor, entonces no solo los pies, sino también las manos y la cabeza. 10 Jesús le dijo*: El que se ha bañado no necesita lavarse, excepto los pies, pues[c] está todo limpio; y vosotros estáis limpios(M), pero no todos. 11 Porque sabía quién le iba a entregar(N); por eso dijo: No todos estáis limpios.

Jesús, ejemplo supremo de humildad

12 Entonces, cuando acabó de lavarles los pies, tomó su manto(O), y sentándose[d] a la mesa otra vez, les dijo: ¿Sabéis lo que os he hecho? 13 Vosotros me llamáis Maestro(P) y Señor(Q); y tenéis razón[e], porque lo soy. 14 Pues si yo, el Señor(R) y el Maestro, os lavé los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. 15 Porque os he dado ejemplo(S), para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis. 16 En verdad, en verdad os digo: un siervo no es mayor que su señor(T), ni un enviado(U) es mayor que el que lo envió. 17 Si sabéis esto, seréis felices si lo practicáis(V). 18 No hablo de todos vosotros(W); yo conozco a los que he escogido(X); pero es para que se cumpla la Escritura(Y): «El que come mi pan ha levantado contra mí su calcañar(Z)». 19 Os lo digo desde ahora, antes de que pase, para que cuando suceda, creáis(AA) que yo soy[f](AB). 20 En verdad, en verdad os digo: el que recibe al que yo envíe, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió(AC).

La Biblia de las Américas (LBLA)

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