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Old/New Testament

Each day includes a passage from both the Old Testament and New Testament.
Duration: 365 days
La Palabra (España) (BLP)
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Números 29-31

El sacrificio del día de las trompetas

29 El primer día del séptimo mes, celebraréis asamblea solemne y no haréis ningún tipo de trabajo. Lo celebraréis como el día del resonar de las trompetas. Como holocausto de olor grato al Señor, ofreceréis un becerro, un carnero y siete corderos de un año sin defecto alguno. La ofrenda de cereal que los acompañe será de flor de harina amasada con aceite: seis kilos y medio por cada becerro, cuatro kilos y medio por cada carnero y dos kilos y cuarto por cada uno de los siete corderos. Ofreceréis también un macho cabrío como ofrenda de purificación por vosotros, además del holocausto del día primero de mes con su ofrenda de cereal, y del holocausto diario con su ofrenda de cereal, todo ello acompañado de las correspondientes libaciones, tal y como está reglamentado; serán ofrendas sacrificiales de olor grato al Señor.

Sacrificios en el Día de la Expiación

El día diez del mismo séptimo mes celebraréis asamblea solemne. Ayunaréis y no haréis ningún tipo de trabajo. Como holocausto de olor grato al Señor ofreceréis un becerro, un carnero y siete corderos de un año, todos sin defecto alguno. Las ofrendas de cereal que los acompañen serán de flor de harina amasada con aceite: seis kilos y medio por cada becerro, cuatro kilos y medio por cada carnero 10 y dos kilos y cuarto por cada uno de los siete corderos. 11 Ofreceréis también un macho cabrío como ofrenda de purificación, además de la ofrenda expiatoria en el Día del Perdón, y del holocausto diario acompañado de las ofrendas de cereal y de las correspondientes libaciones.

Sacrificios en la fiesta de las Tiendas

12 El día quince de ese mismo séptimo mes celebraréis asamblea solemne. No haréis ningún tipo de trabajo y durante siete días estaréis de fiesta en honor del Señor. 13 Como holocausto, en ofrenda sacrificial de olor grato al Señor, ofreceréis trece becerros, dos carneros y catorce corderos de un año, todos sin defecto alguno. 14 Las ofrendas de cereal que los acompañen serán de flor de harina amasada con aceite: seis kilos y medio por cada uno de los trece becerros, cuatro kilos y medio por cada uno de los dos carneros 15 y dos kilos y cuarto por cada uno de los catorce corderos. 16 Ofreceréis también un macho cabrío como ofrenda de purificación, además del holocausto diario, con su ofrenda de cereal y su correspondiente libación.

17 El segundo día ofreceréis doce becerros, dos carneros y catorce corderos de un año sin defecto alguno, 18 con sus correspondientes ofrendas de cereal y sus libaciones, según está reglamentado en razón del número de becerros, carneros y corderos. 19 Ofreceréis también un macho cabrío como ofrenda de purificación, además del holocausto diario, con su ofrenda de cereal y su correspondiente libación.

20 El tercer día ofreceréis once becerros, dos carneros y catorce corderos de un año sin defecto alguno, 21 con sus correspondientes ofrendas de cereal y sus libaciones, según está reglamentado en razón del número de becerros, carneros y corderos. 22 Ofreceréis también un macho cabrío como ofrenda de purificación, además del holocausto diario, con su ofrenda de cereal y su correspondiente libación.

23 El día cuarto ofreceréis diez becerros, dos carneros y catorce corderos de un año sin defecto alguno, 24 con sus correspondientes ofrendas de cereal y sus libaciones, según está reglamentado en razón del número de becerros, carneros y corderos. 25 Ofreceréis también un macho cabrío como ofrenda de purificación, además del holocausto diario, con su ofrenda de cereal y su correspondiente libación.

26 El quinto día ofreceréis nueve becerros, dos carneros y catorce corderos de un año sin defecto alguno, 27 con sus correspondientes ofrendas de cereal y sus libaciones, según está reglamentado en razón del número de becerros, carneros y corderos. 28 Ofreceréis también un macho cabrío como ofrenda de purificación, además del holocausto diario, con su ofrenda de cereal y su correspondiente libación.

29 El sexto día ofreceréis ocho becerros, dos carneros y catorce corderos de un año sin defecto alguno, 30 con sus correspondientes ofrendas de cereal y sus libaciones, según está reglamentado en razón del número de becerros, carneros y corderos. 31 Ofreceréis también un macho cabrío como ofrenda de purificación, además del holocausto diario, con su ofrenda de cereal y su correspondiente libación.

32 El séptimo día ofreceréis siete becerros, dos carneros y catorce corderos de un año sin defecto alguno, 33 con sus correspondientes ofrendas de cereal y sus libaciones, según está reglamentado en razón del número de becerros, carneros y corderos. 34 Ofreceréis también un macho cabrío como ofrenda de purificación, además del holocausto diario, con su ofrenda de cereal y su correspondiente libación.

35 El octavo día será día de asamblea solemne en el que no haréis ningún tipo de trabajo. 36 Como holocausto de olor grato al Señor ofreceréis un becerro, un carnero y siete corderos de un año sin defecto alguno, 37 con sus correspondientes ofrendas de cereal y sus libaciones, según está reglamentado en razón del número de becerros, carneros y corderos. 38 Ofreceréis también un macho cabrío como ofrenda de purificación, además del holocausto diario, con su ofrenda de cereal y su correspondiente libación.

39 Estas son las ofrendas que presentaréis al Señor en vuestras fiestas solemnes, además de las ofrendas que hagáis voluntariamente o en virtud de una promesa, sean holocaustos, ofrendas de cereal, libaciones o sacrificios de comunión.

30 De esta manera Moisés instruyó a los israelitas conforme a todo lo que el Señor le había mandado.

Normas sobre promesas y juramentos

Se dirigió Moisés a los líderes de las tribus israelitas y les dijo:

— Esto es lo que el Señor ha mandado. Si alguien hace una promesa al Señor o se impone con juramento una obligación a sí mismo, no quebrantará su palabra, sino que cumplirá aquello a lo que se comprometió.

Si una mujer, que es aún joven y reside en la casa de su padre, hace una promesa al Señor, y su padre, conocedor de la promesa y de la obligación que ha asumido, no pone objeción a ello, todas las promesas de la joven serán firmes y los compromisos que haya asumido serán válidos. Pero si, al enterarse de las promesas que ha hecho y de las obligaciones que ha asumido, su padre se opone, entonces ni las promesas hechas ni las obligaciones asumidas serán firmes y el Señor no se lo tendrá en cuenta, por cuanto su padre se opuso.

Puede suceder que la joven se case mientras las promesas hechas y las obligaciones asumidas están vigentes; si su marido se entera y no pone objeción, tanto las promesas hechas como las obligaciones asumidas serán firmes. Pero si su marido pone objeción al enterarse, entonces la promesa que hizo y la obligación que asumió la esposa quedarán anuladas y el Señor no se lo tendrá en cuenta.

10 La promesa o cualquier otro compromiso que haya asumido una viuda o repudiada, será firme. 11 Si hizo una promesa o se comprometió con juramento mientras permanecía en casa de su marido 12 sin que este, al enterarse, haya puesto objeción, entonces tanto las promesas hechas como las obligaciones asumidas serán firmes. 13 Pero si su marido, al enterarse, las anuló, entonces todas las promesas salidas de sus labios y todas las obligaciones asumidas serán nulas; el Señor no se lo tendrá en cuenta por cuanto su marido las anuló. 14 Cualquier promesa o juramento por el que la esposa se obligue a ayunar, podrá ser confirmado o anulado por su marido. 15 Si, pasados dos días después de enterarse, su marido no pone objeción, se entiende que ha confirmado todas las promesas hechas y todas las obligaciones asumidas. 16 Pero si las anula pasado un tiempo después de haberse enterado, entonces cargará con la culpa que le correspondía a la esposa.

17 Estas son las normas que el Señor prescribió a Moisés acerca del marido y su esposa, y acerca del padre y su hija mientras esta es aún joven y permanece en la casa de su padre.

Guerra contra los madianitas

31 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:

— Haz primero que los israelitas se venguen de los madianitas; después irás a reunirte con tus antepasados.

Así que Moisés se dirigió al pueblo con estas palabras:

— Escoged de entre vosotros hombres que vayan a la guerra contra Madián y ejecuten así la venganza decretada por el Señor contra Madián. Pondréis en pie de guerra a mil varones de cada una de las tribus de Israel.

Se alistaron, en efecto, entre los batallones de Israel, mil de cada tribu: un total de doce mil movilizados para la guerra. Y Moisés envió a la guerra a esos mil de cada tribu, con Finés, hijo del sacerdote Eleazar, como sacerdote de campaña, encargado de llevar los objetos sagrados y de hacer sonar las trompetas. Presentaron batalla contra los madianitas, tal como el Señor se lo había mandado a Moisés, y dieron muerte a todos los varones. Entre los muertos estaban también los cinco reyes de Madián: Eví, Requén, Zur, Jur y Rebá. También pasaron a espada a Balaán, hijo de Beor.

Los israelitas hicieron prisioneras a las mujeres madianitas junto con sus hijos y se apoderaron de todo su ganado, de sus rebaños y de toda su riqueza, 10 incendiando todas las ciudades y aldeas en que habitaban. 11 Juntaron luego todos los despojos y todo el botín, tanto de personas como de animales, 12 y lo pusieron todo —prisioneros y botín— a disposición de Moisés, del sacerdote Eleazar y de la comunidad israelita que se encontraba acampada en los llanos de Moab, junto al Jordán y a la altura de Jericó.

13 Moisés, el sacerdote Eleazar y todos los jefes de la comunidad, salieron a recibirlos fuera del campamento. 14 Y Moisés se enojó contra los comandantes del ejército y contra los jefes de millar y de cien que volvían de la guerra, 15 diciéndoles:

— ¿Cómo es que habéis dejado con vida a todas las mujeres? 16 Fueron precisamente ellas las que, por consejo de Balaán, incitaron a los israelitas a rebelarse contra el Señor dando culto a Baal-Peor, lo que provocó que el castigo se abatiera sobre la comunidad del Señor. 17 Matad, pues, ahora a todos los niños varones y a toda mujer que haya tenido relaciones sexuales con un hombre. 18 Pero dejad con vida para vosotros a todas las mujeres jóvenes que no hayan tenido relaciones sexuales con hombres. 19 En cuanto a vosotros, permaneced fuera del campamento durante siete días; y cualquiera de vosotros o de vuestros prisioneros que haya dado muerte a una persona o tocado un cadáver, deberá purificarse al tercer y al séptimo día. 20 Asimismo purificaréis todo vestido y toda prenda fabricada con piel o con pelo de cabra y también todo utensilio de madera.

21 El sacerdote Eleazar dijo a las tropas que habían tomado parte en la batalla:

— Esta es la disposición legal que el Señor ha prescrito a Moisés: 22 todo objeto de oro, plata, bronce, hierro, estaño o plomo, 23 capaz de resistir el calor, lo haréis pasar por el fuego y quedará purificado, aunque deberá ser purificado también con el agua de purificación. En cuanto a lo que no resista el fuego, deberéis pasarlo por el agua de purificación. 24 El séptimo día lavaréis vuestros vestidos, quedaréis así purificados y podréis ya entrar en el campamento.

25 El Señor se dirigió a Moisés y le dijo:

26 — Tú, el sacerdote Eleazar y los jefes de familia de la comunidad haced un inventario del botín que se ha capturado, tanto de personas como de animales; 27 y dividid por igual el botín entre los combatientes que participaron directamente en la guerra y el resto de la comunidad. 28 Reservarás un tributo para el Señor: para los combatientes que participaron directamente en la batalla, reservarás una parte de cada quinientos, tanto de las personas como de los bueyes, asnos y ovejas; 29 lo tomarás de la parte que les corresponde y se lo darás al sacerdote Eleazar como contribución al Señor. 30 De lo que corresponde al resto de los israelitas, tomarás una parte de cada cincuenta, tanto de las personas como de los bueyes, asnos, ovejas y demás animales; se lo darás todo a los levitas que tienen encomendado el servicio de la Morada del Señor.

31 Moisés y el sacerdote Eleazar hicieron tal como el Señor había mandado a Moisés. 32 Lo que quedaba del botín capturado por los combatientes ascendía a seiscientas setenta y cinco mil ovejas, 33 setenta y dos mil bueyes, 34 y sesenta y un mil asnos, 35 además de un total de treinta y dos mil personas, es decir, de mujeres que no habían tenido relaciones sexuales con hombres.

36 La porción de los que habían participado directamente en la batalla fue de trescientas treinta y siete mil quinientas ovejas, 37 de las que se reservaron seiscientas setenta y cinco como tributo para el Señor; 38 treinta y seis mil bueyes, de los que se reservaron setenta y dos como tributo para el Señor; 39 treinta mil quinientos asnos, de los que se reservaron sesenta y uno como tributo para el Señor; 40 y dieciséis mil personas, de las que se reservaron treinta y dos como tributo para el Señor. 41 Moisés entregó el tributo al sacerdote Eleazar para que fuera presentado como ofrenda al Señor mediante el rito de la elevación, tal como el Señor lo había mandado a Moisés.

42 La porción correspondiente a la comunidad israelita —es decir, la que Moisés separó de la que pertenecía a los que habían participado directamente en la batalla— 43 fue de trescientas treinta y siete mil quinientas ovejas, 44 treinta y seis mil bueyes, 45 treinta mil quinientos asnos, 46 y dieciséis mil personas. 47 De esta porción de los israelitas, Moisés tomó una parte de cada cincuenta, tanto de personas como de animales, y lo entregó todo a los levitas, que tenían encomendado el servicio de la Morada del Señor, cumpliendo así lo que el Señor había mandado a Moisés.

Ofrenda voluntaria

48 Los comandantes de las tropas israelitas, junto con los jefes de millar y de cien, se presentaron a Moisés 49 y le dijeron:

— Tus siervos han contado a los combatientes a nuestro cargo y no falta ninguno. 50 Por lo cual traemos como ofrenda al Señor artículos de oro de lo que nos ha tocado a cada uno: brazaletes, pulseras, anillos, zarcillos y cadenas, para hacer expiación por nosotros delante del Señor. 51 Moisés y el sacerdote Eleazar aceptaron los objetos de oro que les traían, así como todo tipo de joyas. 52 El total de oro aportado por los jefes de millar y de cien, y ofrecido al Señor mediante el rito de la elevación, fue de dieciséis mil setecientos cincuenta siclos. 53 Pero la tropa regular del ejército se quedó con el botín que había tomado cada uno para sí. 54 Así que Moisés y el sacerdote Eleazar aceptaron el oro de los jefes de millar y de cien y lo llevaron a la Tienda del encuentro como memorial de los israelitas ante el Señor.

Marcos 9:1-29

Y les dijo también:

— Os aseguro que algunos de los que están aquí no morirán sin haber comprobado que el reino de Dios ha llegado con poder.

Transfiguración de Jesús (Mt 17,1-13; Lc 9,28-36)

Seis días después, Jesús tomó a Pedro, Santiago y Juan y los llevó aparte a ellos solos a un monte alto. Allí se transfiguró en presencia de ellos. Su ropa se volvió de una blancura resplandeciente, tal como ningún batanero de este mundo sería capaz de blanquearla. Y los discípulos vieron a Elías y a Moisés, que estaban conversando con Jesús. Entonces Pedro dijo a Jesús:

— ¡Maestro, qué bien estamos aquí! Hagamos tres cabañas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.

Es que no sabía lo que decía, porque estaban aterrados. En esto quedaron envueltos por una nube de la que salía una voz:

— Este es mi Hijo amado. Escuchadlo.

En aquel instante miraron a su alrededor y ya no vieron a nadie sino únicamente a Jesús solo con ellos. Mientras bajaban del monte, Jesús les ordenó que no contaran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre hubiera resucitado. 10 Y, en efecto, ellos guardaron este secreto, aunque discutían qué sería aquello de “resucitar”. 11 Entonces le preguntaron:

— ¿Por qué dicen los maestros de la ley que Elías tiene que venir primero?

12 Jesús les contestó:

— Es cierto que Elías ha de venir primero para ponerlo todo en orden. Pero, por otra parte, ¿no dicen las Escrituras que el Hijo del hombre ha de sufrir mucho y que ha de ser ultrajado? 13 En cuanto a Elías, os aseguro que ya vino; pero ellos lo maltrataron a su antojo, tal como dicen las Escrituras sobre él.

Curación de un muchacho poseído por el demonio (Mt 17,14-21; Lc 9,37-43)

14 Cuando volvieron a donde estaban los otros discípulos, vieron que había mucha gente reunida con ellos y que estaban discutiendo con los maestros de la ley. 15 Al ver a Jesús, la gente se quedó sorprendida y corrieron todos a saludarlo. 16 Jesús preguntó a sus discípulos:

— ¿De qué estáis discutiendo con ellos?

17 Uno de entre la gente le contestó:

— Maestro, te he traído a mi hijo, que está poseído por un espíritu mudo. 18 Cuando menos se espera, se apodera de él y lo derriba al suelo, haciéndole arrojar espuma por la boca y rechinar los dientes hasta que se queda rígido. Pedí a tus discípulos que lo expulsaran, pero no lo han conseguido.

19 Jesús exclamó:

— Gente incrédula, ¿hasta cuándo habré de estar entre vosotros? ¿Hasta cuándo tendré que soportaros? Traedme al muchacho.

20 Se lo llevaron y, cuando el espíritu vio a Jesús, en seguida se puso a zarandear con violencia al muchacho, que cayó al suelo revolcándose y echando espuma por la boca. 21 Jesús preguntó al padre:

— ¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?

Le contestó:

— Desde niño. 22 Muchas veces ese espíritu lo arroja al fuego o al agua para matarlo. Si puedes, ten compasión de nosotros y ayúdanos.

23 Jesús le contestó:

— ¡Cómo “si puedes”! Para el que tiene fe, todo es posible.

24 Entonces el padre del muchacho exclamó:

— ¡Yo tengo fe, pero ayúdame a tener más!

25 Jesús, al ver que se aglomeraba la gente, increpó al espíritu impuro, diciéndole:

— ¡Espíritu mudo y sordo, te ordeno que salgas de él y que no vuelvas a entrar en él jamás!

26 El espíritu, gritando y haciendo que el muchacho se retorciera con violencia, salió de él dejándolo como muerto, de manera que, en efecto, todos los presentes lo consideraban muerto. 27 Pero Jesús lo tomó de la mano y lo levantó, y el muchacho quedó en pie.

28 Más tarde, cuando los discípulos entraron en casa, preguntaron aparte a Jesús:

— ¿Por qué nosotros no pudimos expulsar ese demonio?

29 Jesús les contestó:

— Este es un género de demonio que nadie puede expulsar si no es por medio de la oración.

La Palabra (España) (BLP)

La Palabra, (versión española) © 2010 Texto y Edición, Sociedad Bíblica de España